The Daily Audio Bible
Today's audio is from the CSB. Switch to the CSB to read along with the audio.
Guerra de tribus transjordanas
18 Los descendientes de Rubén, Gad y media tribu de Manasés formaron un ejército de cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta soldados, armados de escudo y espada, diestros en el manejo del arco y entrenados para la guerra, 19 que combatieron contra los agarenos, y contra Jetur, Nafís y Nodab. 20 En medio de la batalla invocaron a Dios que los escuchó, por haber confiado en él: acudió en su ayuda y los agarenos y todos sus aliados cayeron en su poder. 21 Se apoderaron de sus ganados: cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos. Hicieron cien mil prisioneros 22 y muchos cayeron muertos, pues se trataba de la guerra de Dios. Luego ocuparon su territorio hasta el destierro.
Descendientes de la primera mitad de Manasés
23 Media tribu de Manasés se estableció en la región que abarca desde Basán hasta Baal Jermón, Senir y el monte Hermón, pues era muy numerosa. 24 Sus jefes de familia fueron Éber, Jisí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jajdiel. Eran hombres valientes y famosos y fueron los jefes de sus familias. 25 Pero fueron infieles al Dios de sus antepasados y se vendieron a los dioses de los pueblos que Dios había exterminado a su llegada. 26 Entonces el Dios de Israel instigó a los reyes de Asiria Pul y Tiglatpiléser que deportó a los rubenitas, a los gaditas y a la mitad de Manasés y los llevó a Jelaj, Jabor, Hará y a la comarca del río Gozán, donde hoy residen.
Genealogías levíticas (5,27—6,66)
Descendientes de Leví
27 Descendientes de Leví: Guersón, Queat y Merarí. 28 Descendientes de Queat: Amrán, Jisar, Hebrón y Uziel. 29 Descendientes de Amrán: Aarón, Moisés y María. Descendientes de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. 30 Eleazar fue padre de Finés, Finés de Abisúa, 31 Abisúa de Buquí, Buquí de Uzí, 32 Uzí de Zerajías, Zerajías de Merayot, 33 Merayot de Amarías, Amarías de Ajitub, 34 Ajitub de Sadoc, Sadoc de Ajimás, 35 Ajimás de Azarías, Azarías de Yojanán, 36 Yojanán de Azarías, sacerdote del Templo construido por Salomón en Jerusalén, 37 Azarías fue padre de Amarías, Amarías de Ajitub. 38 Ajitub de Sadoc, Sadoc de Salún, 39 Salún de Jilquías, Jilquías de Azarías, 40 Azarías de Seraías, Seraías de Josadac, 41 que fue al exilio cuando el Señor desterró a Judá y Jerusalén en tiempos de Nabucodonosor.
6 Descendientes de Leví: Guersón, Queat y Merarí. 2 Nombres de los descendientes de Guersón: Libní y Simeí. 3 Descendientes de Queat: Amrán, Jisar, Hebrón y Uziel. 4 Descendientes de Merarí: Majlí y Musí. Estos son los clanes de Leví por familias.
5 Descendientes de Guersón en línea directa: Libní, Jájat, Zimá, 6 Joab, Idó, Zéraj y Jeatray. 7 Descendientes de Queat en línea directa: Aminadab, Córaj, Asir, 8 Elcaná, Ebyasaf, Asir, 9 Tájat, Uriel, Uzías y Saúl. 10 Descendientes de Elcaná: Amasay y Ajimot, 11 Elcaná, Sofay, Nájat, 12 Eliab, Jeroján, Elcaná y Samuel. 13 Hijos de Samuel: el primogénito Joel y el segundo Abías.
14 Descendientes de Merarí en línea directa: Majlí, Libní, Simeí, Uzá, 15 Simá, Jaguías y Asaías.
Levitas cantores
16 Estos son los que David puso al frente del servicio del canto en el santuario del Señor después del traslado del Arca. 17 Ellos ejercieron el servicio del canto ante la Morada de la Tienda del encuentro, actuando según el ritual prescrito, hasta que Salomón construyó el Templo del Señor en Jerusalén. 18 Estos son, pues, los encargados y sus familias. De la descendencia de Queat: Hemán el cantor, hijo de Joel y descendiente de Samuel, 19 de Elcaná, de Jeroján, de Eliel, de Tojú, 20 de Suf, de Elcaná, de Májat, de Amasay, 21 de Elcaná, de Joel, de Azarías, de Sofonías, 22 de Tájat, de Asir, de Ebyasaf, de Córaj, 23 de Jisar, de Queat y de Leví, hijo de Israel.
24 A la derecha de Hemán oficiaba su pariente Asaf. Y Asaf era hijo de Berequías y descendiente de Simá, 25 de Miguel, de Baasías, de Malquías, 26 de Etní, de Zéraj, de Adaías, 27 de Etán, de Zimá, de Simeí, 28 de Jájat, de Guersón y de Leví.
29 A la izquierda de Hemán oficiaban sus parientes, los descendientes de Merarí: Etán, hijo de Quisí y descendiente de Abdí, de Maluc, 30 de Jesabías, de Amasías, de Jilquías, 31 de Amsí, de Baní, de Sémer, 32 de Majlí, de Musí, de Merarí y de Leví.
33 Sus parientes levitas tenían asignados todos los demás servicios de la Morada del Templo de Dios. 34 Aarón y sus descendientes ofrecían sacrificios sobre el altar de los holocaustos e incienso sobre el altar de los perfumes en todos los servicios concernientes al lugar santísimo y hacían el rito de expiación por Israel, conforme a todo lo prescrito por Moisés, el siervo de Dios. 35 Estos son los descendientes de Aarón en línea directa: Eleazar, Finés, Abisúa, 36 Buquí, Uzí, Zerajías, 37 Merayot, Amarías, Ajitub, 38 Sadoc y Ajimás.
Ciudades levíticas
39 Estos fueron sus lugares de residencia por demarcación territorial: los descendientes de Aarón, del clan de Queat, a quienes tocó el primer lote, 40 recibieron Hebrón con los ejidos circundantes en el territorio de Judá. 41 Sin embargo, los campos y aldeas de la villa fueron dados a Caleb, el hijo de Jefuné. 42 Los descendientes de Aarón recibieron también, como ciudades de asilo, Hebrón, Libná con sus ejidos, Jatir y Estemoa con sus ejidos, 43 Jilaz con sus ejidos, Debir y sus ejidos, 44 Asán y sus ejidos, Bet Semes con sus ejidos. 45 Y de la tribu de Benjamín, Gueba con sus ejidos, Alémet con sus ejidos, Anatot con sus ejidos. En total, trece ciudades con sus ejidos.
46 A las otras familias de Queat les tocaron en suerte diez ciudades de la media tribu de Manasés. 47 A las familias descendientes de Guersón les tocaron trece ciudades de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y Manasés en Basán. 48 Y a las familias descendientes de Merarí les tocaron en suerte doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y Zabulón. 49 Los israelitas dieron a los levitas estas ciudades con sus ejidos. 50 También asignaron por suerte las ciudades antes mencionadas de las tribus de Judá, Simeón y Benjamín.
51 A las restantes familias de Queat les tocaron en suerte ciudades de la tribu de Efraín 52 y, como ciudades de asilo, se les asignaron: Siquén con sus ejidos en la montaña de Efraín, Guézer con sus ejidos, 53 Jocmeán con sus ejidos, Bet Jorón con sus ejidos, 54 Ayalón con sus ejidos y Gat Rimón con sus ejidos. 55 Y a las restantes familias de Queat les asignaron en media tribu de Manasés: Aner con sus ejidos y Bileán con sus ejidos.
56 Al clan de los descendientes de Guersón correspondieron: de media tribu de Manasés, Golán con sus ejidos en Basán, y Astarot con sus ejidos. 57 De la tribu de Isacar: Cadés con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, 58 Ramot con sus ejidos y Anén con sus ejidos. 59 De la tribu de Aser: Masal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos, 60 Jococ con sus ejidos y Rejob con sus ejidos. 61 Y de la tribu de Neftalí: Cadés de Galilea con sus ejidos, Jamón con sus ejidos y Quiriatáin con sus ejidos.
62 A los demás descendientes de Merarí correspondieron de la tribu de Zabulón Rimón con sus ejidos y Tabor con sus ejidos. 63 Y en Transjordania, frente a Jericó, al este del Jordán, de la tribu de Rubén correspondieron: Béser en el desierto con sus ejidos, Jasá con sus ejidos, 64 Quedemot con sus ejidos y Mefáat con sus ejidos. 65 Y de la tribu de Gad: Ramot de Galaad con sus ejidos, Majanáin con sus ejidos, 66 Jesbón con sus ejidos y Jaazer con sus ejidos.
Defensa ante Agripa
26 Agripa dijo entonces a Pablo:
— Tienes permiso para hablar en tu defensa.
Pablo hizo un gesto con la mano e inició su defensa:
2 — Rey Agripa: soy feliz al tener ocasión de defenderme hoy ante ti de todos los cargos que me imputan los judíos. 3 Nadie mejor que tú, que eres un experto conocedor de todas las costumbres y cuestiones judías. Te ruego, pues, que me escuches con paciencia.
4 Todos los judíos saben que, desde mi primera juventud, mi vida ha transcurrido en medio de mi pueblo, en Jerusalén. 5 Me conocen desde hace tiempo y lo suficiente como para dar fe, si quieren, de que he ajustado mi vida a las directrices del partido fariseo, el más estricto de nuestra religión. 6 Ahora, sin embargo, estoy siendo procesado porque espero en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados; 7 promesa cuyo cumplimiento aguardan esperanzadas nuestras doce tribus, mientras rinden culto a Dios día y noche sin cesar. Por tener esta esperanza, me acusan los judíos, rey Agripa. 8 ¿Les parece a ustedes increíble que Dios resucite a los muertos? 9 Es cierto que yo mismo creí mi deber combatir por todos los medios lo referente a Jesús de Nazaret. 10 Así actué en Jerusalén, donde, autorizado por los jefes de los sacerdotes, encarcelé a muchos fieles y di mi voto para que los condenaran a muerte. 11 Recorría también a menudo todas las sinagogas, e intentaba hacerlos abjurar a fuerza de torturas. Mi saña contra ellos llegó a tal extremo, que los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.
Pablo relata de nuevo su vocación
12 Esta es la razón por la que fui comisionado por los jefes de los sacerdotes para ir con plenos poderes a Damasco. 13 Me hallaba en camino, majestad, cuando a eso del mediodía vi una luz del cielo más brillante que el sol, cuyo resplandor nos envolvió a mí y a mis compañeros de viaje. 14 Todos caímos al suelo, y yo escuché una voz que me decía en arameo: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Te va a resultar duro dar coces contra el aguijón”. 15 Entonces pregunté: “¿Quién eres, Señor?”. Y el Señor respondió: “Soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Anda, levántate y ponte en pie; me he aparecido a ti para hacerte mi servidor y para que des testimonio de haberme visto y de lo que aún tengo que mostrarte. 17 Yo te libraré del pueblo judío y también de las naciones extranjeras, a las que he de enviarte 18 para que les abras los ojos del entendimiento, les hagas pasar de las tinieblas a la luz y del imperio de Satanás a Dios. De este modo, por medio de la fe en mí, alcanzarán el perdón de los pecados y la herencia que corresponde a los que Dios ha consagrado para sí”.
Pablo, testigo de Jesús como Mesías
19 Yo, pues, rey Agripa, no desobedecí aquella visión celestial, 20 sino que me dirigí en primer lugar a los habitantes de Damasco, y luego a los de Jerusalén, a los de todo el país judío y a los de las naciones extranjeras, proclamando la necesidad de convertirse, de volver a Dios y de observar una conducta propia de gente convertida. 21 Por esta razón me detuvieron los judíos, cuando estaba yo en el Templo, y trataron luego de asesinarme. 22 Pero he contado con la protección de Dios hasta el presente, y no ceso de dar testimonio a pequeños y grandes, afirmando únicamente lo que tanto los profetas como Moisés predijeron que había de ocurrir: 23 a saber, que el Mesías tenía que padecer, pero que sería el primero en resucitar de la muerte para anunciar la luz tanto al pueblo judío como a las demás naciones.
Agripa es invitado a creer
24 Estaba Pablo ocupado en el desarrollo de su defensa, cuando intervino Festo diciéndole en voz alta:
— ¡Pablo, estás loco; el mucho estudio te hace desvariar!
25 — No estoy loco, nobilísimo Festo —respondió Pablo—. Los argumentos que presento son verdaderos y razonables. 26 El rey está versado en estos temas, y a él puedo hablarle con plena confianza. Tengo la convicción de que no desconoce ningún detalle de todas estas cosas, ya que han acontecido a la vista de todos. 27 ¿Acaso, rey Agripa, no crees en lo que dijeron los profetas? Estoy seguro de que sí crees.
28 — ¡Por poco me convences para que me haga cristiano! —contestó Agripa—.
29 — ¡Por poco o por mucho —respondió Pablo—, ruego a Dios que no sólo tú, sino todos los que hoy me escuchan, lleguen a ser lo que yo soy, a excepción de estas cadenas!
30 En este momento se levantó el rey, junto con el gobernador, Berenice y toda la concurrencia. 31 Mientras se retiraban, comentaban entre sí:
— Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la prisión.
32 Y Agripa dijo a Festo:
— Bien podría ser puesto en libertad, de no haber apelado al emperador.
Salmo 6
Vuélvete, Señor, ponme a salvo
6 Al maestro del coro; para instrumentos de cuerda; en octava. Salmo de David.
2 Señor, no me reprendas airado,
no me castigues con furia.
3 Señor, apiádate de mí que estoy débil;
fortaléceme, pues me siento sin fuerzas
4 y estoy profundamente abatido.
Señor, ¿hasta cuándo?
5 Mírame, Señor, y ponme a salvo;
que tu amor me libre de la muerte,
6 pues si uno muere pierde tu recuerdo;
pues ¿quién puede alabarte
en el reino de los muertos?
7 Estoy cansado de llorar,
cada noche baño en lágrimas mi cama,
con mi llanto inundo mi lecho.
8 Mis ojos se consumen de dolor,
envejecen de tanta tristeza.
9 ¡Aléjense de mí, malvados,
porque el Señor ha escuchado mi llanto!
10 El Señor ha escuchado mi ruego,
el Señor ha acogido mi súplica.
11 Mis enemigos, confusos y aterrados,
huirán, quedarán de repente humillados.
20 Una persona se alimenta de sus palabras
y se sacia con el producto de sus labios.
21 Muerte y vida dependen de la lengua,
según se utilice así será el resultado.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España