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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Levítico 16:29-18:30

29-31 »Este mandamiento no sólo es válido para los israelitas, sino para todo refugiado en el país. El día séptimo del mes de Tébet[a] no deberán comer nada ni harán ningún trabajo. Será un día de descanso completo y de ayuno, pues en ese día yo les perdonaré todos sus pecados.

32 »La ceremonia la realizará el sacerdote que esté autorizado. Se pondrá su traje sacerdotal de lino 33 y purificará el Lugar Santísimo, el santuario y el altar, y también a los sacerdotes y a todo el pueblo. 34 Para obtener el perdón de sus pecados, deberán cumplir este mandamiento una vez al año».

Todo se hizo como lo había ordenado Moisés.

En la sangre está la vida

17 Dios le ordenó a Moisés que les diera las siguientes instrucciones a los sacerdotes y a todos los israelitas:

3-4 «Si un israelita piensa presentarme un toro, una oveja o una cabra como ofrenda, deberá matar el animal a la entrada del santuario. Si lo mata en cualquier otro lugar, dentro o fuera del campamento, comete un crimen, y deberá ser expulsado del país.

»Los israelitas que me presenten esos animales como ofrenda para pedirme salud y bienestar deberán traerlos a la entrada del santuario. Allí se los entregarán al sacerdote, y él me los presentará. Luego el sacerdote rociará mi altar con la sangre de esos animales, y quemará la grasa en mi honor, como ofrenda de aroma agradable. Así los israelitas dejarán de presentar ofrendas a los demonios con figura de chivo. Esta orden no cambiará jamás.

»Si un israelita, o algún extranjero que viva en el país, presenta un animal para quemarlo en mi honor, deberá ofrecérmelo a la entrada del santuario. Si no lo hace, será expulsado del país.

10 »Si un israelita, o algún extranjero que viva en el país, come carne con sangre, yo me pondré en su contra, y lo expulsaré del país. 11 La sangre es la que da vida al cuerpo. Yo mismo les he dado la sangre de los animales para que me la presenten ante el altar, y gracias a la vida que hay en ella, ustedes obtengan mi perdón. 12 Por lo tanto, la carne que coman los israelitas o los extranjeros que vivan en el país, no deberá tener ni una gota de sangre.

13 »Si algún israelita o extranjero que viva en el país, llega a cazar un pájaro o un animal de los que está permitido comer, deberá dejar que se escurra la sangre y cubrirla con tierra. 14 Recuerden que la sangre es la que da vida a todo animal. Por eso no les permito comer carne con sangre, y quien lo haga, será expulsado del país.

15 »Cuando algún israelita o un extranjero encuentre un animal ya muerto y coma de él, quedará impuro hasta el anochecer, y deberá lavar su ropa y bañarse. 16 Si no cumple mis órdenes, será castigado por su desobediencia».

Relaciones sexuales prohibidas

18 Dios ordenó a Moisés que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:

«Yo soy el Dios de Israel. Ustedes los israelitas vivieron antes en Egipto, y ahora los llevo a Canaán. No deberán comportarse ni como los egipcios ni como los cananeos. 4-5 Cumplan todos mis mandamientos, y así vivirán. Yo soy el Dios de Israel.

6-7 »Entre ustedes, nadie debe tener relaciones sexuales con una mujer de su propia familia, y mucho menos con su propia madre, pues sería una terrible falta de respeto a su propio padre. Yo soy el Dios de Israel.

»Nadie debe tener relaciones sexuales con la mujer de su padre, ni con su propia hermana, aun cuando sólo sea su hermana por parte de padre o de madre, y aun cuando haya crecido con otra familia.

10 »Nadie debe tener relaciones sexuales con su nieta, ya sea por parte de su hijo o de su hija.

11 »Nadie debe tener relaciones sexuales con la hija de una mujer que llegue a ser esposa de su padre. Sería como tener relaciones sexuales con su propia hermana.

12 »Nadie debe tener relaciones sexuales con la hermana de su padre, 13 ni con la hermana de su madre, 14 ni con la esposa de su tío, pues también es su tía.

15 »Nadie debe tener relaciones sexuales con su nuera, 16 ni con su cuñada.

17 »Nadie debe tener relaciones sexuales con la hija o la nieta de una mujer con la que haya tenido relaciones antes, pues todas ellas son de una misma familia. Tener relaciones con ellas es un pecado terrible.

18 »Nadie debe tomar por mujer a la hermana de su esposa, ni tener relaciones sexuales con ella mientras su esposa viva. No hagas de ellas dos enemigas.

19 »Nadie debe tener relaciones sexuales con una mujer durante su menstruación.

20 »Nadie debe tener relaciones sexuales con la mujer de otro hombre. Si lo hace, será considerado impuro.

21 »Nadie debe entregar a sus hijos como ofrenda al dios Moloc.[b] No me insulten de esa manera, pues yo soy el Dios de Israel.

22 »Nadie debe tener relaciones sexuales con otro hombre. Eso es algo que me repugna.

23 »Todo el que tenga relaciones sexuales con un animal se volverá impuro.

24-26 »No hagan nada de esto, o de lo contrario, se volverán impuros. Los pueblos que ahora voy a expulsar del territorio que les voy a dar, han cometido todas estas maldades, y tanto ellos como el territorio se han vuelto impuros. Pero ni ustedes ni los extranjeros que vivan en su país deberán comportarse tan mal. 27-28 Si lo hacen, tanto ustedes como el territorio se volverán impuros, y tendré que expulsarlos también a ustedes.

29-30 »Cumplan, pues, mis mandamientos y no se vuelvan impuros siguiendo el mal ejemplo de esos pueblos. El que cometa acciones tan repugnantes, será expulsado del país. Yo soy el Dios de Israel.»

Marcos 7:24-8:10

Una mujer no judía confía en Dios

24 Después, Jesús salió de allí y fue hasta la región de la ciudad de Tiro. En ese lugar, se quedó unos días en una casa, y no quería que nadie supiera dónde estaba. Pero no pudo esconderse.

25-26 Una mujer supo que Jesús estaba en el lugar, y fue a buscarlo, pues su hija tenía un espíritu malo. Esta mujer no era judía; era de la región de Fenicia, que está en Siria. Cuando encontró a Jesús, se arrodilló delante de él y le rogó que librara del espíritu malo a su hija. 27 Pero Jesús le dijo:

—Deja que primero coman los hijos, pues no está bien quitarles la comida para echársela a los perros.[a]

28 Y ella le contestó:

—¡Señor, eso es cierto! Pero aun los perros comen las sobras que se les caen a los hijos debajo de la mesa.

29 Jesús le dijo:

—¡Mujer, es muy cierto lo que dices! Vete tranquila a tu casa, pues el demonio ya salió de tu hija.

30 La mujer regresó a su casa y, cuando llegó, encontró a su hija acostada en la cama. El demonio ya había salido de ella.

Jesús sana a un hombre sordo y tartamudo

31 Jesús volvió a salir de la región de Tiro. Pasó por la región de Sidón y llegó al Lago de Galilea, en el territorio de Decápolis.[b] 32 Allí le llevaron a Jesús un hombre sordo y tartamudo, y le rogaron que pusiera las manos sobre él para sanarlo. 33 Jesús tomó al hombre y lo llevó aparte, lejos de la gente. Luego puso sus dedos en los oídos del hombre y le puso saliva en la lengua. 34 Después miró al cielo, suspiró y dijo: «¡Efatá!», palabra que significa «¡Ábrete!» 35 En ese momento el hombre pudo oír y hablar normalmente.

36 Jesús le ordenó a la gente que no se lo contara a nadie; pero cuanto más lo ordenaba, más lo contaba la gente, 37 porque estaba muy admirada y decía: «Jesús todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!»

Jesús alimenta a mucha gente

Un día, mucha gente volvió a reunirse junto a Jesús, y como no tenían nada para comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

—Siento compasión de toda esta gente. Ya han estado conmigo tres días y no tienen nada que comer. Algunos han venido desde muy lejos; si los mando a sus casas sin comer, pueden desmayarse en el camino.

Sus discípulos le respondieron:

—Pero en este lugar no vive nadie. ¿Dónde vamos a conseguir comida para tanta gente?

Jesús les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen?

—Siete —contestaron los discípulos.

Jesús le ordenó a la gente que se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes y dio gracias a Dios. Partió los panes en pedazos y se los entregó a sus discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado.

Como también tenían unos cuantos pescaditos, Jesús dio gracias y mandó que los repartieran.

Todos los que estaban allí comieron hasta quedar satisfechos, y con los pedazos que sobraron llenaron siete canastas. Los que comieron eran como cuatro mil personas.

Luego Jesús los despidió, 10 subió a la barca y se fue con sus discípulos a la región de Dalmanuta.[c]

Salmos 41

Devuélveme la salud

SALMO 41 (40)

Himno de David.

41 Dios bendice
a los que cuidan de los pobres,
y los pondrá a salvo
cuando vengan las dificultades.
Los cuidará y les dará vida,
los hará vivir felices
en la tierra prometida
y no dejará que sus enemigos
les hagan ningún daño.
Cuando se enfermen,
Dios les dará fuerzas
y les devolverá la salud.

Yo le he pedido a Dios:
«Tenme compasión;
devuélveme la salud,
pues he pecado contra ti».
Mis enemigos desean mi mal,
y hasta dicen:
«¡Ya quisiéramos verlo muerto,
para que todos lo olviden!»

Cuando vienen a visitarme
sólo me traen chismes;
y cuando se van
salen hablando de mí.

Mis enemigos se juntan
con la idea de perjudicarme;
con las peores intenciones
hablan mal de mí:
«Está en cama,
y no volverá a levantarse.
¡Un demonio lo ha atacado!»

Hasta mi mejor amigo,
en quien yo más confiaba,
y con quien compartía mi pan,
se ha puesto en contra mía.

10 Pero tú, Dios mío,
compadécete de mí;
¡devuélveme la salud,
y les daré su merecido!
11 Yo estaré seguro
de haberte complacido
cuando mis enemigos se den cuenta
que he salido victorioso.
12 Tú siempre me sostendrás
y me mantendrás en tu presencia,
porque soy inocente.

13 ¡Bendito sea el Dios de Israel,
ayer, hoy y siempre!
¡Así sea!

Proverbios 10:15-16

15 Al rico lo defiende su riqueza;
al pobre no lo defiende nada.

16 ¿Qué gana el justo? La vida.
¿Qué gana el malvado? El pecado.