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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Génesis 31:17-32:12

17 Entonces Jacob se preparó para el viaje y montó en camellos a sus mujeres y a sus hijos. 18 Se llevó todos sus animales y las posesiones que había adquirido en Padán Aram, y se fue hacia donde vivía su papá, Isaac, en la tierra de Canaán.

19 En esos días, Labán había ido a cortar la lana de sus ovejas y Raquel se robó los ídolos[a] que su papá usaba para adivinar el futuro. 20 Jacob engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba, 21 y huyó rápido con todo lo que tenía. Cruzaron el río Éufrates y viajaron hacia la región montañosa de Galaad.

Labán persigue a Jacob

22 Al tercer día le contaron a Labán que Jacob se había escapado. 23 Entonces Labán reunió a sus hombres y salió a perseguir a Jacob. Después de siete días, Labán alcanzó a Jacob en la región montañosa de Galaad. 24 Esa noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo y le dijo: «¡Cuidado! No le digas nada a Jacob, ni bueno ni malo».

25 A la mañana siguiente Labán alcanzó a Jacob, quien había montado su campamento en la montaña y Labán montó también allí el suyo en el monte de Galaad. 26 Labán le dijo a Jacob:

—¿Por qué huiste y me engañaste? Te llevaste a mis hijas como si fueran mujeres capturadas en una guerra. 27 ¿Por qué huiste en secreto? Si me lo hubieras dicho te habría despedido con alegría y con música de tambores y arpas. 28 No dejaste que les diera un beso de despedida a mis nietos y nietas. ¡Fuiste un tonto al hacer esto! 29 Yo soy capaz de hacerte daño, pero anoche se me apareció en un sueño el Dios de tu papá y me dijo: “¡Cuidado! No le digas nada a Jacob, ni bueno ni malo”. 30 Yo sé que te fuiste porque quieres regresar a la casa de tu papá. Pero, ¿por qué te robaste los dioses de mi familia?

31 Jacob le respondió:

—Me fui sin decirte nada porque estaba asustado, pensé que me ibas a quitar a tus hijas. 32 Si encuentras a alguien que tenga tus dioses, esa persona morirá. Aquí, en presencia de nuestros parientes, muéstrame si hay algo que te pertenezca y puedes llevártelo.

Jacob no sabía que Raquel se había robado los dioses de Labán. 33 Entonces Labán buscó en la carpa de Jacob, en la de Lea y en la de las dos siervas, pero no encontró los dioses. Luego se fue para la carpa de Raquel. 34 Raquel había tomado los dioses de la familia y los había escondido en la silla de camello en la que ella estaba sentada. Labán buscó por toda la carpa y no encontró los dioses de su familia. 35 Raquel le dijo al papá:

—Señor mío, no se enoje conmigo si no me levanto ante su presencia, pero es que estoy en mi período de menstruación.

Labán buscó pero no encontró los dioses de su familia. 36 Entonces Jacob se enojó mucho y le dijo:

—¿Qué crimen cometí? ¿Cuál fue mi pecado para que vinieras en mi persecución? 37 Ya buscaste entre todas mis cosas y no encontraste nada que fuera tuyo. Si encontraste algo tráelo y ponlo aquí para que nuestros parientes decidan cuál de los dos tiene la razón. 38 En los 20 años que trabajé para ti, ningún cordero ni ninguna cabra recién nacida murió, y no me comí ningún carnero de tus rebaños. 39 Cuando un animal salvaje mataba alguna de tus ovejas, yo la pagaba. Nunca te llevé un animal muerto que no repusiera yo mismo. A mí me robaban de día y de noche. 40 Durante el día, el sol me quitaba la fuerza y durante la noche, el frío no me dejaba dormir. 41 Trabajé 20 años para ti. Los primeros 14 lo hice por tus dos hijas y los últimos seis por tus rebaños. Tú cambiaste mi salario diez veces. 42 Si el Dios de mis padres, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac[b] no hubiera estado conmigo, me habrías echado con las manos vacías. Pero Dios vio mi tristeza y el resultado de mi trabajo, y anoche te reprendió.

Pacto entre Jacob y Labán

43 Labán le dijo a Jacob:

—Estas hijas son mis hijas, estos niños son mis niños y los rebaños son mis rebaños. Todo lo que ves es mío. Sin embargo, ¿qué les puedo hacer ahora a mis hijas o a los hijos que ellas han tenido? 44 Ven, hagamos un pacto entre tú y yo, y que haya un testigo entre los dos.

45 Entonces Jacob agarró una piedra y la puso ahí para mostrar que se había hecho un pacto. 46 Luego les dijo a sus hombres:

—¡Recojan piedras!

Ellos las recogieron y formaron un montón de piedras. Luego comieron al lado del montón de piedras. 47 Labán llamó a ese sitio Yegar Saduta[c], y Jacob lo llamó Galaad[d]. 48 Labán dijo:

—Este montón de piedras nos ayudará a recordar nuestro pacto.

Esta es la razón por la cual Jacob llamó a este sitio Galaad. 49 Después dijo:

—Que el SEÑOR nos vigile el tiempo que estemos separados.

Por esta razón este sitio también se llamó Mizpa[e]. 50 Luego Labán dijo:

—Si les haces daño a mis hijas o si te casas con otra mujer además de ellas, aunque nadie te esté vigilando, recuerda que Dios es el testigo entre tú y yo. 51 Mira este montón de piedras y esta roca que puse entre nosotros. 52 El montón de piedras y esta roca son testigos de que nunca cruzaré de aquí hacia tu lado y de que tú nunca cruzarás de aquí hacia mi lado, con intención de hacernos daño. 53 Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea el que nos juzgue.

Entonces Jacob hizo la promesa en nombre del Temor[f] de su papá Isaac. 54 Después Jacob ofreció un sacrificio en la montaña e invitó a sus parientes a que compartieran la comida. Comieron y todos pasaron la noche en la montaña. 55 A la mañana siguiente Labán se levantó muy temprano, les dio un beso de despedida a sus hijas y nietos, les dio también su bendición y regresó a casa.

Reunión con Esaú

32 Jacob continuó su camino y se encontró con unos ángeles de Dios. Cuando los vio, les dijo: «¡Este es el campamento de Dios!» Por esa razón llamó a ese sitio Majanayin[g].

Esaú, el hermano de Jacob, estaba viviendo en el área llamada Seír que quedaba en la región montañosa de Edom. Jacob mandó unos mensajeros a donde estaba Esaú. Les dijo: «Díganle esto a mi señor Esaú: “Su siervo Jacob le manda decir: He vivido con Labán todos estos años. Tengo ganado, burros, ovejas, esclavos y esclavas. Mi señor, te mando este mensaje para pedir que nos aceptes”».

Los mensajeros volvieron a donde estaba Jacob y le dijeron:

—Fuimos a donde estaba tu hermano Esaú. Él y 400 hombres más saldrán a recibirte.

Jacob se atemorizó mucho y se angustió. Dividió a su gente, a los rebaños, al ganado y a los camellos en dos grupos. Pensó: «Si Esaú viene y ataca al primer grupo y lo destruye, entonces el otro podrá escapar».

Entonces Jacob dijo: «¡Dios de mi abuelo Abraham! ¡Dios de mi papá Isaac! SEÑOR, tú que me dijiste: “Regresa a tu país, al lugar donde naciste, y te haré prosperar”. 10 No soy digno de todas las muestras de bondad y lealtad que has tenido conmigo, tu siervo. La primera vez que crucé el río Jordán sólo llevaba mi bastón. Ahora tengo tantas cosas, que me pude separar en dos grupos. 11 Por favor protégeme del gran poder de mi hermano Esaú. Tengo miedo de que venga a destruirme y a matar incluso, a las madres con sus hijos. 12 Tú me dijiste: “Te haré el bien y haré que tengas tantos descendientes como arena hay en el mar. Habrán tantos que no se podrán contar”».

Mateo 10:24-11:6

24 »Un estudiante no es más importante que su maestro, ni un esclavo más importante que su amo. 25 Un estudiante debe estar satisfecho de ser como su maestro. Un esclavo debe estar satisfecho de ser como su amo. Si al jefe del hogar se atrevieron a llamarlo Beelzebú[a], ¿qué no le dirán al resto de la familia?

Témanle a Dios, no a la gente

(Lc 12:2-7)

26 »Así que no tengan miedo de ellos, pues no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a darse a conocer. 27 Lo que les digo en la oscuridad, repítanlo a pleno día; lo que les digo al oído, quiero que lo proclamen desde las azoteas. 28 No les tengan miedo a los que matan el cuerpo pero no el alma. Más bien témanle a Dios que puede destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno. 29 Se compran dos pajaritos con sólo una moneda, pero aun cuando son capturados no dejan de estar bajo el cuidado del Padre de ustedes.[b] 30 Dios les tiene contados a ustedes hasta sus cabellos. 31 Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos pajaritos.

No se avergüencen de Jesús

(Lc 12:8-9)

32 »Si ante la gente alguien está dispuesto a decir que cree en mí, yo también lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. 33 Pero al que me niegue ante los demás, yo también lo negaré ante mi Padre que está en el cielo.

Jesús provocará desacuerdos

(Lc 12:51-53; 14:26-27)

34 »No crean que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino para traer desacuerdo y para 35 causar divisiones en la familia:

»“El hijo estará en contra de su papá.
    La hija estará en contra de su mamá.
La nuera estará en contra de su suegra.
36     (A)Los enemigos de uno serán sus propios parientes”.[c]

37 »El que ama a su papá o a su mamá más que a mí, no le doy el honor de ser mi seguidor. El que ama a su hijo o a su hija más que a mí, tampoco puede ser uno de mis seguidores. 38 El que no acepta la cruz que se le entrega al seguirme, no merece ser de los míos. 39 El que se aferra a su vida, la perderá; pero el que dé su vida por mí, la encontrará.

La recompensa de un seguidor

(Mr 9:41)

40 »El que los reciba a ustedes, también me recibe a mí y el que me recibe, recibe al que me envió. 41 El que reciba a un profeta por ser profeta, recibirá la recompensa que Dios da a un profeta. Y el que reciba a un hombre bueno por ser bueno, recibirá la recompensa que Dios da a un hombre bueno. 42 Y el que le dé aunque sea un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores menos importantes, por solo el hecho de ser mi seguidor, les digo la verdad: también será recompensado».

Jesús y Juan el Bautista

(Lc 7:18-35)

11 Cuando Jesús terminó de darles instrucciones a sus doce seguidores, se fue de ahí a otros pueblos de Galilea a enseñar y a anunciar el mensaje.

Cuando Juan el Bautista estaba en la cárcel y escuchó lo que hacía el Mesías, le envió un mensaje con sus seguidores. Ellos le preguntaron a Jesús:

—¿Eres el que iba a venir o debemos esperar a alguien más?

Jesús les contestó:

—Vayan y cuéntenle a Juan lo que están viendo y oyendo. Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. Afortunado el que no dude de mí.[d]

Salmos 13

Ayúdame, Señor

Al director. Canción de David.

SEÑOR, ¿hasta cuándo?
    ¿Vas a olvidarme para siempre?
    ¿Cuánto tiempo más me ignorarás?
¿Cuánto tiempo más seguiré angustiado?
    ¿Cuánto tiempo más sufriré esta pena?
    ¿Cuánto tiempo más mi enemigo será más fuerte que yo?

SEÑOR, mi Dios, mírame, respóndeme.
    Haz que recobre mi vigor;
    que no duerma yo el sueño de la muerte.
Respóndeme.
    De lo contrario, mi enemigo pensará que ha triunfado;
    se alegrará de haberme derrotado.

Yo confío en tu fiel amor;
    rescátame para que pueda festejar tu salvación.
Adoraré al SEÑOR
    porque ha sido bueno conmigo.

Proverbios 3:16-18

16 Con la mano derecha ofrecen larga vida,
    y con la izquierda, riquezas y honor.
17 Sus caminos son agradables,
    y pacíficos todos sus senderos.
18 La sabiduría es árbol de vida para los que la consiguen;
    qué afortunados son los que la retienen.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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