Evangelio Viviente
Cántico nuevo
Lee Salmos 9.1-3
En la recuperación de un énfasis sobre el valor de la alabanza en los últimos años, hemos vuelto a aprender lo que ya sabía el salmista: La alabanza tiene una influencia evangelizadora. La adoración es a fin de cuentas la meta de la evangelización. Nuestra meta es ayudar a más y más personas a disfrutar de Dios y glorificarlo por siempre, participar de la obra de Dios de reunir para sí a un pueblo de cada nación, tribu y lengua, que lo adorará para siempre.
La persona perdida puede verte y escucharte cuando alabas a Dios y sentirse motivado a poner su fe en Él. El salmista dice que, cuando tenga un nuevo canto de alabanza en su boca, muchos verán y se atemorizarán ante nuestro gran Dios y llegarán a confiar en Él (Salmos 40.1-3).
Un creyente lleno de alabanza a Dios tiene un gran efecto en un pecador. Tú tienes una nueva canción, la canción de los redimidos y ella produce esperanza en un corazón desesperado. El salmista dice: «Yo estaba en un pozo horrible. Estaba atascado en un lodo cenagoso. Estaba sin esperanza e indefenso pero el Señor escuchó mi clamor y me levantó. Puso mis pies sobre una roca y me ofreció un lugar firme en el que estar». Dios en su gracia se inclina para sacar al pecador del pozo y lo pone en una senda nueva y segura. La respuesta a ese acto de misericordia es una nueva canción; un canto de alabanza, una canción de redención.
Llénate de alabanza todos los días, ya que Dios no es solo digno de nuestra alabanza sino que también puede usar la tu alabanza para atraer a las personas a Cristo. Tu canto puede guiarlos a que abran el corazón al Salvador.
Reflexión:
Alabaré a mi Dios porque Él es digno. Al alabarle estaré dando testimonio para que los que me rodean abran su corazón a Cristo.