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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Samuel 5-7

El arca de Dios y la imagen de Dagón

Después de haber capturado el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Eben-ezer a Asdod. Los filisteos tomaron el arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la pusieron junto a Dagón. Y cuando los de Asdod se levantaron temprano al día siguiente, he aquí que Dagón estaba caído en tierra sobre su rostro, frente al arca del SEÑOR. Entonces tomaron a Dagón y lo pusieron otra vez en su sitio.

Pero al levantarse temprano al día siguiente, he aquí que Dagón estaba caído en tierra sobre su rostro, frente al arca del SEÑOR; y la cabeza y las manos de Dagón estaban cortadas, sobre el umbral. Solo el tronco[a] le había quedado a Dagón. Por esta razón los sacerdotes de Dagón, y todos los que entran en el templo de Dagón, no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta el día de hoy.

El arca trae plagas a los filisteos

La mano del SEÑOR se agravó contra los de Asdod: Los asoló y los hirió con tumores, tanto en Asdod como en sus territorios. Al ver esto, los hombres de Asdod dijeron:

—¡Que no se quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios!

Entonces mandaron reunirse con ellos a todos los gobernantes de los filisteos y les preguntaron:

—¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel?

Ellos respondieron:

—Que el arca del Dios de Israel sea trasladada a Gat.

Y trasladaron el arca del Dios de Israel. Pero aconteció, después que la habían trasladado, que la mano del SEÑOR fue contra la ciudad ocasionando gran pánico. E hirió a los hombres de la ciudad, desde el menor hasta el mayor, de modo que aparecieron en ellos tumores. 10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y sucedió que cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los de Ecrón dieron voces diciendo:

—¡Han trasladado hasta nosotros el arca del Dios de Israel, para que nos haga morir a nosotros y a nuestro pueblo![b].

11 Entonces mandaron reunir a todos los gobernantes de los filisteos, y dijeron:

—Envíen el arca del Dios de Israel y que vuelva a su lugar, no sea que nos mate a nosotros y a nuestro pueblo[c].

Pues había pánico de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí. 12 Los hombres que no habían muerto fueron llagados con tumores, y el clamor de la ciudad subía hasta el cielo.

Los filisteos devuelven el arca

El arca del SEÑOR estuvo en la tierra de los filisteos siete meses. Entonces los filisteos llamaron a los sacerdotes y adivinos, y les preguntaron:

—¿Qué haremos con el arca del SEÑOR? Dennos a conocer cómo la hemos de enviar a su lugar.

Ellos respondieron:

—Si envían el arca del Dios de Israel, no la envíen sola; sino más bien envíenle una ofrenda por la culpa. Entonces serán sanados y entenderán por qué su mano no se apartó de ustedes.

Ellos preguntaron:

—¿Cuál será la ofrenda por la culpa que le hemos de enviar?

Ellos respondieron:

—Darán cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, conforme al número de los gobernantes de los filisteos, porque la misma plaga los ha afligido a todos ustedes y a sus gobernantes. Hagan, pues, figuras de sus tumores y de los ratones[d] que destruyen la tierra, y den gloria al Dios de Israel; quizás aligere el peso de su mano sobre ustedes, sobre sus dioses y sobre su tierra. ¿Por qué endurecen su corazón, como los egipcios y el faraón endurecieron su corazón? Después que él se había mofado de ellos, ¿no los dejaron ir, y se fueron? Hagan, pues, una carreta nueva; luego tomen dos vacas que estén criando, sobre las cuales no haya sido puesto yugo; aten las vacas a la carreta y hagan volver sus terneros, de detrás de ellas, al corral. Tomen luego el arca del SEÑOR y pónganla sobre la carreta. Pongan junto a ella, en una caja, los objetos de oro que le han de dar como ofrenda por la culpa, y déjenla ir. Entonces miren: Si sube a Bet-semes por el camino hacia su territorio, entonces es el SEÑOR quien nos ha hecho este mal tan grande. Si no, nos convenceremos de que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha sucedido por casualidad.

10 Y los hombres lo hicieron así. Tomaron dos vacas que estaban criando, las ataron a la carreta y encerraron sus terneros en el corral. 11 Luego pusieron sobre la carreta el arca del SEÑOR y la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores. 12 Entonces las vacas se fueron de frente por el camino de Bet-semes. Iban por el camino, mugiendo mientras iban, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Y los gobernantes de los filisteos fueron tras ellas hasta la frontera de Bet-semes.

El arca de Dios vuelve a Israel

13 Los habitantes de Bet-semes estaban segando el trigo en el valle, y alzando sus ojos divisaron el arca y se alegraron al verla. 14 La carreta llegó al campo de Josué, de Bet-semes, y se detuvo allí, porque había una gran piedra. Entonces ellos partieron la madera de la carreta y ofrecieron las vacas en holocausto al SEÑOR. 15 Los levitas bajaron el arca del SEÑOR y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban los objetos de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra. Aquel día los hombres de Bet-semes hicieron holocaustos y ofrecieron sacrificios al SEÑOR. 16 Cuando los cinco gobernantes de los filisteos vieron esto, regresaron a Ecrón el mismo día.

17 Los tumores de oro que los filisteos dieron al SEÑOR como ofrenda por la culpa fueron: uno por Asdod, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Ecrón. 18 También los ratones de oro fueron según el número de todas las ciudades filisteas de los cinco gobernantes, tanto las ciudades fortificadas como sus aldeas sin muros. La gran piedra[e], sobre la cual colocaron el arca del SEÑOR, está en el campo de Josué, de Bet-semes, hasta el día de hoy.

19 Entonces Dios hirió a algunos de los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca del SEÑOR. Hirió a setenta personas[f] del pueblo. Y el pueblo hizo duelo, porque el SEÑOR los había herido con una plaga tan grande. 20 Los hombres de Bet-semes dijeron:

—¿Quién podrá estar delante del SEÑOR, este Dios santo? ¿Y a quién irá desde nosotros?

21 Entonces enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-jearim, y dijeron:

—Los filisteos han devuelto el arca del SEÑOR. Desciendan y súbanla al lugar de ustedes.

Los hombres de Quiriat-jearim vinieron, subieron el arca del SEÑOR y la llevaron a la casa de Abinadab, en la colina. Luego consagraron a su hijo Eleazar para que guardara el arca del SEÑOR.

Israel se consagra al SEÑOR en Mizpa

Aconteció que desde el día en que el arca llegó a Quiriat-jearim, pasó mucho tiempo, unos veinte años; y toda la casa de Israel gemía por el SEÑOR. Entonces Samuel habló a toda la casa de Israel, diciendo:

—Si de todo su corazón se vuelven al SEÑOR, quiten de en medio de ustedes los dioses extraños y las Astartes, y preparen su corazón para el SEÑOR. Sírvanle solo a él, y él los librará de mano de los filisteos.

Entonces los hijos de Israel quitaron los Baales y las Astartes, y sirvieron solo al SEÑOR. Y Samuel dijo:

—Reúnan a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por ustedes al SEÑOR.

Se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la vertieron delante del SEÑOR. Aquel día ayunaron allí y dijeron:

—Hemos pecado contra el SEÑOR.

Y Samuel juzgaba a los hijos de Israel en Mizpa.

Victoria de Israel en Eben-ezer

Cuando los filisteos oyeron que los hijos de Israel se habían reunido en Mizpa, los gobernantes de ellos subieron contra Israel. Al oír esto, los hijos de Israel tuvieron temor de los filisteos. Y los hijos de Israel dijeron a Samuel:

—No ceses de clamar por nosotros al SEÑOR nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.

Entonces Samuel tomó un cordero de leche y lo ofreció entero al SEÑOR, como holocausto. Samuel clamó al SEÑOR por Israel, y el SEÑOR lo escuchó. 10 Y aconteció que mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos se acercaron para combatir contra los hijos de Israel. Pero el SEÑOR tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos. Él los confundió, y ellos fueron derrotados ante Israel. 11 Los hombres de Israel salieron de Mizpa y persiguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Betcar.

12 Luego Samuel tomó una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y la llamó Eben-ezer[g], diciendo:

—¡Hasta aquí nos ayudó el SEÑOR!

13 Así los filisteos fueron sometidos y no volvieron más a invadir el territorio de Israel.

Labor itinerante de Samuel

La mano del SEÑOR estuvo contra los filisteos todo el tiempo de Samuel. 14 Y fueron restituidas a Israel las ciudades que los filisteos le habían tomado desde Ecrón hasta Gat. Israel rescató sus territorios de mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos.

15 Samuel juzgó a Israel todo el tiempo que vivió. 16 Él iba año tras año y hacía un recorrido por Betel, Gilgal y Mizpa; y juzgaba a Israel en todos estos lugares. 17 Después regresaba a Ramá, pues allí estaba su casa; y allí también juzgaba a Israel. Allí mismo edificó un altar al SEÑOR.

Juan 6:1-21

Jesús alimenta a cinco mil

Después de esto fue Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, o sea de Tiberias, y lo seguía una gran multitud porque veían las señales que hacía en los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.

Cuando Jesús alzó los ojos y vio que se le acercaba una gran multitud, le dijo a Felipe:

—¿De dónde compraremos pan para que coman estos?

Pero decía esto para probarle, porque Jesús sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió:

—Ni con el pan comprado con el salario de más de seis meses bastaría para que cada uno de ellos reciba un poco.

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:

—Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescaditos. Pero, ¿qué es esto para tantos?

10 Entonces Jesús dijo:

—Hagan recostar a la gente.

Había mucha hierba en aquel lugar. Se recostaron, pues, como cinco mil hombres. 11 Entonces Jesús tomó los panes y, habiendo dado gracias, los repartió entre los que estaban recostados. De igual manera repartió de los pescados, cuanto querían. 12 Cuando fueron saciados, dijo a sus discípulos:

—Recojan los pedazos que han quedado para que no se pierda nada.

13 Recogieron, pues, y llenaron doce canastas de pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. 14 Entonces, cuando los hombres vieron la señal que Jesús había hecho, decían:

—¡Verdaderamente este es el profeta[a] que ha de venir al mundo!

15 Como Jesús entendió que iban a venir para tomarlo por la fuerza y hacerlo rey, se retiró de nuevo al monte, él solo.

Jesús camina sobre el agua

16 Cuando anochecía, sus discípulos descendieron al mar 17 y, entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos. 18 Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento. 19 Entonces, cuando habían remado como cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca, y tuvieron miedo. 20 Pero él les dijo:

—¡Yo soy! ¡No teman!

21 Entonces ellos quisieron recibirlo en la barca y, de inmediato, la barca llegó a la tierra a donde iban.

Salmos 106:13-31

13 Pero pronto se olvidaron de sus obras
y no esperaron su consejo.
14 Ardieron de apetito[a] en el desierto
y probaron a Dios en la soledad.
15 Él les dio lo que pidieron
pero envió a sus almas debilidad.
16 Después tuvieron celos[b] de Moisés en el campamento,
y de Aarón, el consagrado
del SEÑOR.
17 La tierra se abrió y tragó a Datán[c],
y cubrió al grupo de Abiram.
18 El fuego se encendió contra su grupo;
la llama devoró a los impíos.
19 En Horeb hicieron un becerro[d]
y se postraron ante una imagen
de fundición.
20 Así cambiaron su gloria
por la de un toro que come hierba.
21 Olvidaron al Dios de su salvación que había hecho grandezas en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam, cosas formidables junto al mar Rojo.
23 Él dijo que los hubiera destruido[e] de no haberse interpuesto Moisés,
su escogido, ante él en la brecha,
a fin de aplacar su ira, para que no los destruyera.
24 Sin embargo, aborrecieron la tierra deseable
y no creyeron en su palabra.
25 Más bien, murmuraron en sus tiendas
y no escucharon la voz del SEÑOR.
26 Por tanto, alzó su mano contra ellos para postrarlos en la tierra.
27 para dispersar[f] a sus descendientes entre las naciones
y esparcirlos por las tierras.
28 Cuando se adhirieron al Baal de Peor, comieron[g] de los sacrificios
de los muertos.
29 Provocaron a Dios con sus obras,
y se desató entre ellos la mortandad.
30 Entonces se levantó Fineas[h]
y ejecutó juicio,
y se detuvo la mortandad.
31 Aquello le fue contado por justicia
de generación en generación y para siempre.

Proverbios 14:32-33

32 Por su maldad será derribado el impío, pero el justo en su integridad halla refugio[a].
33 En el corazón del hombre entendido
reposa la sabiduría,
pero no[b] es conocida en medio de los necios.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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