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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Levítico 19:1-20:21

Llamada a la santidad (19,1-37)

Obligaciones religioso-cultuales

19 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Habla a todos los israelitas y diles: Sean santos, porque yo el Señor, su Dios, soy santo. Que cada uno respete a su madre y a su padre; y guarden mis días de descanso. Yo soy el Señor, su Dios. No den culto a los ídolos ni se hagan dioses de metal fundido. Yo soy el Señor, su Dios. Y cuando ofrezcan un sacrificio de comunión al Señor, háganlo de tal manera que les sea aceptado. La víctima se ha de comer el mismo día del sacrificio, o al día siguiente; si sobra algo para el tercer día, será quemado. Comer algo el tercer día constituirá una ofensa y el Señor no lo aceptará; el que lo coma sufrirá las consecuencias de su culpa, porque ha profanado lo que es sagrado para el Señor; esa persona será extirpada de su pueblo.

Obligaciones socio-éticas

Cuando llegue el tiempo de recoger la cosecha en sus campos, no segarás hasta el último rincón ni espigarás el campo segado. 10 Tampoco harás rebusco de tu viña ni recogerás los frutos caídos de tu huerto; los dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy el Señor, su Dios.

11 No robarán, ni defraudarán, ni mentirán el uno al otro. 12 No jurarán en falso por mi nombre, pues sería profanar el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.

13 No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente. 14 No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego, sino que respetarás a tu Dios. Yo soy el Señor.

15 No procederás injustamente en los juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; juzgarás con justicia a tu prójimo. 16 No andarás difamando a los de tu pueblo. No pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.

17 No guardarás odio a tu hermano en tu corazón; reprenderás a tu prójimo y así no participarás de su pecado.

18 No serás rencoroso ni vengativo con tus compatriotas, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.

Otras obligaciones

19 Guarden mis leyes. No cruzarás tu ganado con animales de otra especie; no sembrarás tu campo con dos clases de semilla ni te pondrás ropas de dos clases de tejido.

20 Si un hombre se acuesta con una esclava que pertenece a otro y que aún no ha sido rescatada ni se le ha concedido la libertad, ambos serán azotados; pero no hasta la muerte, por cuanto ella no es libre. 21 Él, por su parte, ofrecerá un carnero como sacrificio por su pecado y lo presentará al Señor a la entrada de la Tienda del encuentro. 22 Ofreciendo el carnero como sacrificio de reparación, el sacerdote hará expiación por él en presencia del Señor y le será perdonado el pecado que cometió.

23 Cuando entren en la tierra y planten toda clase de árboles frutales, durante los tres primeros años considerarán impuros sus frutos, como si estuvieran incircuncisos, y no los comerán. 24 El cuarto año todos los frutos serán consagrados al Señor en una fiesta de acción de gracias. 25 Y el quinto año podrán ya comer su fruto y almacenar sus cosechas. Yo soy el Señor, su Dios.

26 No comerán nada con su sangre. No practicarán la adivinación ni la astrología. 27 No se raparán en redondo sus cabezas, ni se recortarán la barba. 28 No se harán heridas en el cuerpo por un muerto, ni tatuaje alguno en la piel. Yo soy el Señor.

29 No degradarás a tu hija entregándola a la prostitución, para que tampoco se prostituya la tierra y se llene de inmoralidad.

30 Guardarán mis días de descanso y honrarán mi santuario. Yo soy el Señor.

31 No acudirán a los nigromantes ni consultarán a los espiritistas, contaminándose con ellos. Yo soy el Señor, su Dios. 32 Te pondrás de pie en presencia de un anciano y lo tratarás con respeto; de esta manera honrarás a tu Dios. Yo soy el Señor.

33 Cuando un extranjero resida en la tierra con ustedes, no lo opriman; 34 deberá ser considerado como un nacido en el país y lo amarás como a ti mismo, porque también ustedes fueron extranjeros en el país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.

35 No procedan injustamente en los juicios, ni en medidas de longitud, peso o capacidad. 36 Tendrán balanzas justas, pesas justas y medidas justas.

Conclusión

Yo soy el Señor, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto. 37 Observen todas mis leyes y todos mis mandamientos; pónganlos en práctica. Yo soy el Señor.

Prácticas religiosas prohibidas (20,1-27)

Castigo por sacrificar a Moloc y por nigromancia

20 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Dirás además a los israelitas: Cualquier israelita, o extranjero residente en Israel, que sacrifique alguno de sus hijos a Moloc, será condenado a muerte; el pueblo lo apedreará y yo me volveré contra él y lo extirparé de su pueblo, por cuanto entregó uno de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi sagrado nombre. Si el pueblo cierra los ojos ante esa persona que ha sacrificado uno de sus hijos a Moloc y no la condena a muerte, entonces yo me volveré contra esa persona y contra su familia, y la extirparé de su pueblo, tanto a ella como a todos los que la imiten y adoren a Moloc. Y si una persona acude a nigromantes o espiritistas, adorando con ellos a falsos dioses, yo me volveré contra esa persona y la extirparé de su pueblo.

Santifíquense, pues, y sean santos, porque yo soy el Señor, su Dios. Cumplan mis mandamientos y pónganlos en práctica. Yo soy el Señor que los santifico.

Castigos por otros pecados

A quien maldiga a su padre o a su madre, se le castigará con la muerte; ha maldecido a su padre o a su madre y se ha hecho responsable de su propia muerte.

10 Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, los dos adúlteros serán castigados con la muerte. 11 Cualquiera que se acueste con la mujer de su padre, deshonra a su propio padre; ambos serán castigados con la muerte y son responsables de su muerte. 12 Si alguno se acuesta con su nuera, ambos han de morir, pues han cometido una infamia y son los responsables de su propia muerte. 13 Si un hombre tiene relaciones sexuales con otro hombre como si fuera con una mujer, ambos han hecho algo repugnante y deben morir; serán los responsables de su propia muerte. 14 El que tome por esposa hija y madre a la vez, comete una depravación y serán quemados tanto él como ellas para que desaparezca esa depravación entre ustedes. 15 Cualquiera que tenga relaciones sexuales con un animal, será castigado con la muerte, y también matarán al animal. 16 Y si una mujer se prostituye con un animal, matarás a la mujer y al animal; morirán sin remedio y serán los responsables de su muerte.

17 Si alguno toma por esposa a una hermana suya, sea por parte de padre o de madre, y tienen relaciones sexuales, han hecho algo execrable y deben ser exterminados ante la comunidad; ha tenido relaciones sexuales con su hermana y deberá sufrir las consecuencias de su pecado. 18 Si alguien se acuesta con una mujer durante su menstruación y tiene relaciones sexuales con ella, han tratado ambos de descubrir la fuente de la vida y los dos serán extirpados de su pueblo. 19 No tendrás relaciones sexuales con tu tía materna o paterna, porque hacer eso es como deshonrar a tus padres y deberás sufrir las consecuencias de tu pecado. 20 El que se acueste con la cuñada de su padre deshonra a su tío y ambos deberán sufrir las consecuencias de su pecado; además, morirán sin tener hijos. 21 Y el que tome por esposa a su cuñada comete una indecencia; deshonra a su hermano, y no tendrán hijos.

Marcos 8:11-38

Petición de una señal milagrosa (Mt 16,1-4)

11 Llegaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios. 12 Pero Jesús, suspirando profundamente, dijo:

— ¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? ¡Les aseguro que no se les dará señal alguna! 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo y pasó a la otra orilla del lago.

El pan y la levadura de los fariseos y de Herodes (Mt 16,5-12)

14 Los discípulos habían olvidado llevar pan. Solamente tenían uno en la barca. 15 Jesús les recomendó:

— Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de Herodes.

16 Los discípulos comentaban unos con otros: “Esto lo dice porque no hemos traído pan”. 17 Pero, dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:

— ¿Por qué están comentando que les falta el pan? ¿Tan embotada tienen la mente que no son capaces de entender ni comprender nada? 18 ¡Ustedes tienen ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no oyen! ¿Ya no se acuerdan 19 de cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos cestos llenos de trozos sobrantes recogieron?

Le contestaron:

— Doce.

20 — Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas espuertas de trozos sobrantes recogieron?

Le contestaron:

— Siete.

21 Y Jesús les dijo:

— ¿Y aún siguen sin entender?

Curación de un ciego en Betsaida

22 Cuando llegaron a Betsaida, le presentaron a Jesús un ciego y le pidieron que lo tocase. 23 Jesús tomó de la mano al ciego y lo condujo fuera de la aldea. Allí le untó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó:

— ¿Ves algo?

24 El ciego abrió los ojos y dijo:

— Veo a la gente. Son como árboles que andan. 25 Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego comenzó a ver perfectamente. Estaba curado y hasta de lejos podía ver todo con toda claridad. 26 Después Jesús lo mandó a su casa, encargándole que ni siquiera entrase en la aldea.

Declaración de Pedro acerca de Jesús (Mt 16,13-20; Lc 9,18-21)

27 Jesús y sus discípulos se fueron a las aldeas de Cesarea de Filipo. Por el camino les preguntó:

— ¿Quién dice la gente que soy yo?

28 Ellos contestaron:

— Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los profetas.

29 Jesús volvió a preguntarles:

— Y ustedes, ¿quién dicen que soy?

Entonces Pedro declaró:

— ¡Tú eres el Mesías!

30 Pero Jesús les mandó que no hablaran a nadie sobre él.

III.— REVELACIÓN DE JESÚS COMO MESÍAS SUFRIENTE (8,31—16,8)

Hacia Jerusalén (8,31—10,52)

Jesús anuncia por primera vez su muerte y su resurrección (Mt 16,21-23; Lc 9,22)

31 Entonces Jesús empezó a explicarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho; que había de ser rechazado por los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que luego lo matarían, pero que al tercer día resucitaría. 32 Les hablaba con toda claridad. Pedro entonces, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a su vez a Pedro, diciéndole:

— ¡Apártate de mí, Satanás! ¡Tú no piensas como piensa Dios, sino como piensa la gente!

34 Luego Jesús convocó a la gente y a sus propios discípulos y les dijo:

— Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz y seguirme. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por mi causa y por la causa de la buena noticia, ese la salvará. 36 Pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su propia vida? 37 ¿O qué podrá dar una persona a cambio de su vida? 38 Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de la gloria de su Padre y acompañado de los santos ángeles.

Salmos 42

Salmo 42 (41)

Estoy sediento de Dios

42 Al maestro del coro. Poema de los hijos de Coré.
Como la gacela suspira por torrentes de agua
así, Dios mío, suspiro yo por ti.
Estoy sediento de Dios, del Dios vivo,
¿cuándo llegaré a ver el rostro de Dios?
Mi llanto es mi alimento día y noche
mientras no dejan de preguntarme:
“¿Dónde está tu Dios?”.
Siento gran tristeza al recordar
cómo avanzaba yo entre el gentío,
llevándolos a la casa de Dios
entre vítores de gozo y alabanza
en medio de una muchedumbre en fiesta.
¿Por qué estoy abatido?
¿Por qué estoy tan turbado?
En Dios pondré mi esperanza,
no cesaré de alabarlo.
¡Él es mi Dios salvador!
Estoy abatido; por eso te evoco
desde la tierra del Jordán y el Hermón,
desde el monte Mizar.
El abismo grita al abismo
ante el fragor de tus cascadas;
tu oleaje, tus impetuosas olas
me han anegado por entero.
De día el Señor envía su amor,
de noche un canto me acompaña,
una oración al Dios de mi vida.
10 Pregunto a Dios, mi roca:
“¿Por qué me has olvidado?
¿Por qué he de andar afligido
por el acoso del enemigo?”.
11 Mis huesos están dañados,
mis adversarios me insultan
y no dejan de preguntarme:
“¿Dónde está tu Dios?”.
12 ¿Por qué estoy abatido?
¿Por qué estoy tan turbado?
En Dios pondré mi esperanza,
no cesaré de alabarlo,
¡él es mi Dios salvador!

Proverbios 10:17

17 Quien acepta la corrección camina a la vida,
quien desprecia la reprensión se extravía.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España