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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Deuteronomio 7-8

Sentencia contra los pueblos de Canaán

“Cuando el SEÑOR tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual entrarás para tomarla en posesión, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones (heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos: siete naciones mayores y más fuertes que tú), y cuando el SEÑOR tu Dios las haya entregado delante de ti y tú las hayas derrotado, entonces destrúyelas por completo. No harás alianza con ellas ni tendrás de ellas misericordia. No emparentarás con ellas: No darás tu hija a su hijo ni tomarás su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirá[a] a otros dioses, de modo que el furor del SEÑOR se encenderá sobre ustedes y pronto los destruirá.

“Ciertamente así han de proceder con ellos: Derribarán sus altares, romperán sus piedras rituales, cortarán sus árboles de Asera y quemarán sus imágenes en el fuego. Porque tú eres un pueblo santo para el SEÑOR tu Dios; el SEÑOR tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra.

Recompensas de la obediencia

“No porque ustedes sean más numerosos que todos los pueblos, el SEÑOR los ha querido y los ha escogido, pues ustedes eran el más insignificante de todos los pueblos.

Es porque el SEÑOR los ama y guarda el juramento que hizo a sus padres, que los ha sacado de Egipto con mano poderosa y los ha rescatado de la casa de esclavitud, de mano del faraón, rey de Egipto.

“Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios: Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia para con los que lo aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones, 10 y que da retribución en su misma cara al que lo aborrece, destruyéndolo. Él no tardará en darla al que lo aborrece; en su misma cara le retribuirá.

11 “Guarda, pues, los mandamientos, leyes y decretos que hoy te mando que cumplas. 12 Y será que por haber obedecido estos decretos, por guardarlos y ponerlos por obra, el SEÑOR tu Dios guardará para contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. 13 Él te amará, te bendecirá y te multiplicará. También bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano y tu vino nuevo y tu aceite, la cría de tus vacas y el aumento de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. 14 Serás más bendecido que todos los pueblos; no habrá hombre ni mujer estéril en medio de ti ni habrá estéril entre tus animales. 15 El SEÑOR quitará de ti toda dolencia y todas las terribles enfermedades de Egipto, que tú conoces. No las pondrá sobre ti; más bien, las pondrá sobre todos los que te aborrecen.

16 “Destruirás todos los pueblos que el SEÑOR tu Dios entrega en tus manos. Tu ojo no les tendrá lástima ni rendirás culto a sus dioses, porque eso te sería motivo de tropiezo.

17 “Si dices en tu corazón: ‘Estas naciones son más numerosas que yo; ¿cómo las podré desalojar?’, 18 no tengas temor de ellas. Acuérdate bien de lo que el SEÑOR tu Dios hizo con el faraón y con todo Egipto; 19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y de los prodigios, de la mano poderosa y del brazo extendido con que el SEÑOR tu Dios te sacó. Así hará el SEÑOR tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia temes. 20 El SEÑOR tu Dios también enviará contra ellos la avispa, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de ti. 21 No desmayes ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.

22 “El SEÑOR tu Dios expulsará estas naciones de delante de ti, poco a poco. No podrás exterminarlas de inmediato, no sea que los animales del campo se multipliquen contra ti. 23 El SEÑOR tu Dios las entregará delante de ti; él las someterá a gran turbación, hasta destruirlas. 24 Él entregará a sus reyes en tu mano, y tú destruirás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas.

25 “Quemarás en el fuego las imágenes de sus dioses. No codiciarás la plata y el oro que estén sobre ellas ni los tomarás para ti, para que no caigas en la trampa por ello. Esto es abominación al SEÑOR tu Dios. 26 No meterás en tu casa ninguna cosa abominable, para que no seas anatema juntamente con ella. La detestarás del todo y la abominarás, porque es anatema.

Exhortación a la disciplina

“Cuidarán de poner por obra todo mandamiento que yo les mando hoy, para que vivan y sean multiplicados, y para que entren y tomen posesión de la tierra que el SEÑOR juró dar a sus padres.

“Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido el SEÑOR tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos o no.

“Él te humilló y te hizo sufrir hambre, pero te sustentó con maná, comida que tú no conocías ni tus padres habían conocido jamás. Lo hizo para enseñarte que no solo de pan vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca del SEÑOR.

“Tu vestido nunca se ha envejecido sobre ti, ni tu pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a su hijo, así te corrige el SEÑOR tu Dios. Guardarás los mandamientos del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos y teniendo temor de él.

Advertencia de no olvidar al SEÑOR

“Ciertamente el SEÑOR tu Dios te introduce en una buena tierra: tierra de arroyos de agua, de manantiales y de fuentes del abismo que brotan en los valles y en los montes; tierra de trigo, de cebada, de vides, de higueras y de granados; tierra de olivos ricos en aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, pues nada te faltará en ella; tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre. 10 Comerás y te saciarás, y bendecirás al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

11 “Cuídate de no olvidarte del SEÑOR tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy. 12 No sea que cuando comas y te sacies, cuando edifiques buenas casas y las habites, 13 cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando se multipliquen la plata y el oro, y cuando se multiplique todo lo que tienes, 14 entonces se llegue a enaltecer tu corazón y te olvides del SEÑOR tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. 15 Él es quien te hizo caminar por un desierto grande y terrible, de serpientes ardientes y de escorpiones; una tierra sedienta donde no había agua. Él es quien sacó para ti agua del duro pedernal. 16 Él es quien te sustentó en el desierto con maná, comida que no habían conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien. 17 No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’. 18 Al contrario, acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es el que te da poder para hacer riquezas, con el fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

19 “Pero sucederá que si alguna vez llegas a olvidarte del SEÑOR tu Dios, y caminas en pos de otros dioses y les rindes culto postrándote ante ellos, entonces yo testifico hoy contra ustedes que perecerán totalmente. 20 Como las naciones que el SEÑOR destruirá delante de ustedes, así perecerán; porque no han escuchado la voz del SEÑOR su Dios.

Lucas 7:36-8:3

Una mujer pecadora recibe perdón

36 Uno de los fariseos le pidió que comiera con él; y cuando entró en la casa del fariseo se sentó a la mesa. 37 Y he aquí, cuando supo que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, una mujer que era pecadora en la ciudad llevó un frasco de alabastro con perfume. 38 Y estando detrás de Jesús, a sus pies, llorando, comenzó a mojar los pies de él con sus lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza. Y le besaba los pies y los ungía con el perfume. 39 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado a comer se dijo a sí mismo:

—Si este fuera profeta conocería quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, porque es una pecadora.

40 Entonces, respondiendo Jesús le dijo:

—Simón, tengo algo que decirte.

Él dijo:

—Di, Maestro.

41 —Cierto acreedor tenía dos deudores: Uno le debía quinientas monedas, y el otro solamente cincuenta monedas. 42 Como ellos no tenían con qué pagar perdonó a ambos. Entonces, ¿cuál de estos lo amará más?

43 Respondiendo Simón, dijo:

—Supongo que aquel a quien perdonó más.

Y él le dijo:

—Has juzgado correctamente.

44 Y vuelto hacia la mujer, dijo a Simón:

—¿Ves esta mujer? Yo entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero esta ha mojado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 Tú no me diste un beso, pero desde que entré, esta no ha cesado de besar mis pies. 46 Tú no ungiste mi cabeza con aceite, pero esta ha ungido mis pies con perfume. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados puesto que amó mucho. Pero al que se le perdona poco, poco ama.

48 Y a ella le dijo:

—Tus pecados te son perdonados.

49 Los que estaban con él a la mesa comenzaron a decir entre sí:

—¿Quién es este que hasta perdona pecados?

50 Entonces Jesús le dijo a la mujer:

—Tu fe te ha salvado; vete en paz.

Mujeres que siguen a Jesús

Aconteció después, que él andaba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. Los doce iban con él, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios; Juana, la mujer de Cuza, administrador de Herodes; Susana, y muchas otras. Ellas les[a] servían con sus bienes.

Salmos 69:1-18

Oración de un alma angustiada

69 Al músico principal. Sobre Sosanim[a]. Salmo de David.

¡Sálvame, oh Dios,
porque las aguas han entrado hasta
mi alma!
Estoy hundido en el lodo profundo donde no hay suelo firme.
He llegado a las profundidades
de las aguas,
y la corriente me ha arrastrado.
Cansado estoy de llamar;
mi garganta se ha enronquecido. Mis ojos han desfallecido esperando a mi Dios.
Los que me aborrecen sin causa se han aumentado;
son más que los cabellos de mi cabeza.
Se han fortalecido mis enemigos que me destruyen sin razón.
¡He tenido que devolver lo que no había robado!
Oh Dios, tú conoces mi insensatez; mis pecados no te son ocultos.
No sean avergonzados por mi culpa los que esperan en ti,
oh SEÑOR Dios[b] de los Ejércitos. No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Por tu causa he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi cara.
He venido a ser extraño a mis hermanos y extranjero para los hijos de mi madre.
Pues el celo por tu casa me ha consumido,
y las afrentas de los que te afrentan han caído sobre mí.
10 Me afligí a mí mismo[c] con ayuno; también esto me ha servido
de afrenta.
11 Además, me puse cilicio como vestido
y llegué a servirles de refrán.
12 Hablaban contra mí los que
se sentaban en el tribunal,
y los borrachos cantaban canciones contra mí[d].
13 Sin embargo, oh SEÑOR, yo dirigía a ti mi oración
en el tiempo de tu buena voluntad. Oh Dios, respóndeme por tu gran bondad,
por la verdad de tu salvación.
14 Sácame del lodo; no sea yo
sumergido.
Sea yo librado de los que
me aborrecen
y de las profundidades de las aguas.
15 No me arrastre la corriente de
las aguas;
no me trague el abismo,
ni la fosa cierre su boca sobre mí.
16 Escúchame, oh SEÑOR,
porque buena es tu misericordia. Mírame conforme a tu inmensa compasión.
17 No escondas tu rostro de tu siervo porque estoy angustiado;
apresúrate a escucharme.
18 Acércate a mi alma y redímela;
líbrame a causa de mis enemigos.

Proverbios 12:1

12 El que ama la corrección ama el conocimiento,

pero el que aborrece la reprensión
se embrutece.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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