The Daily Audio Bible
Today's audio is from the CSB. Switch to the CSB to read along with the audio.
III.— NORMAS SOBRE LA PUREZA E IMPUREZA RITUAL (11—16)
Animales puros e impuros (11,1-47)
Sobre los animales terrestres
11 El Señor habló en estos términos a Moisés y a Aarón:
2 — Díganles a los israelitas: De entre todos los animales terrestres, podrán comer de los siguientes: 3 todos los animales rumiantes que tengan la pezuña partida; 4 por tanto, aunque sean rumiantes o tengan la pezuña partida, no comerán: el camello al que considerarán impuro porque es rumiante, pero no tiene pezuña partida; 5 el conejo al que considerarán impuro porque es rumiante, pero no tiene la pezuña partida; 6 la liebre a la que considerarán impura porque es rumiante, pero no tiene la pezuña partida; 7 el cerdo al que considerarán impuro porque tiene la pezuña partida, pero no es rumiante. 8 No comerán de la carne de estos animales, ni tocarán sus cadáveres; los considerarán impuros.
Sobre los peces
9 De todos los animales acuáticos, de mar o de río, podrán comer todos los que tienen escamas y aletas. 10 Pero los que no tienen ni aletas ni escamas, reptiles y otros animales acuáticos, los considerarán impuros. 11 No comerán la carne de estos animales, ni tocarán sus cadáveres; los considerarán impuros. 12 A todo animal acuático que no tenga escamas y aletas, lo considerarán impuro.
Sobre las aves
13 De las aves, considerarán impuras y no se deberán comer por cuanto son algo detestable: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina; 14 el milano y toda clase de buitres; 15 todo tipo de cuervos; 16 el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán en todas sus especies; 17 el búho, el avetoro, el cisne, 18 la lechuza nocturna, el pelícano, el buitre, 19 la cigüeña, toda clase de garzas, la abubilla y el murciélago.
Sobre los insectos
20 También considerarán impuro a todo insecto alado que camine sobre cuatro patas. 21 Pero podrán comer de todo insecto alado que, además de caminar sobre cuatro patas, tenga zancas para saltar con ellas sobre el suelo; 22 podrán, pues, comer toda clase de langostas, cortapicos, grillos y saltamontes. 23 Pero considerarán impuro cualquier otro insecto alado que tenga cuatro patas.
El contacto con animales impuros
24 El contacto con los siguientes animales los contaminará, de forma que quien toque sus cadáveres quedará impuro hasta la noche; 25 en cuanto al que transporte una parte cualquiera de sus cadáveres deberá lavar sus ropas y quedará impuro hasta la noche. 26 Todo animal que tenga pezuña, pero no partida, o que no rumie, lo considerarán impuro y cualquiera que entre en contacto con él quedará impuro. 27 Y de los animales cuadrúpedos, considerarán impuro a todo el que camine sobre sus garras; todo el que toque sus cadáveres quedará impuro hasta la noche. 28 Quien transporte sus cadáveres deberá lavar sus ropas y quedará impuro hasta la noche. A todos estos animales los considerarán impuros.
29 De los animales que se arrastran sobre la tierra considerarán impuros a los siguientes: la comadreja, el ratón y cualquier tipo de lagarto; 30 el erizo, el cocodrilo, el topo, la salamandra y el camaleón; 31 estos son los animales que considerarán impuros de entre los que se arrastran; cualquiera que toque sus cadáveres quedará impuro hasta la noche. 32 Y cualquier objeto que caiga sobre sus cadáveres, sea de madera, de paño, de piel, o de saco, quedará impuro. Cualquiera de estas cosas será metida en agua y quedará impura hasta la noche; sólo entonces recobrará la pureza. 33 La vasija de barro dentro de la que caiga alguno de estos animales, y todo lo que haya en ella, será considerado impuro y deberán romper la vasija. 34 Quedará impuro todo alimento comestible sobre el que caiga el agua de tales vasijas; y quedará impura toda bebida que esas vasijas contengan. 35 Quedará impuro todo aquello sobre lo que caiga la más mínima parte del cadáver de esos animales; el hornillo y el fogón se derribarán: son impuros y por impuros los tendrán. 36 Solo las fuentes y las cisternas donde se recoge el agua permanecerán puras; pero lo que haya estado en contacto con los cadáveres quedará impuro. 37 Si algo de esos cadáveres cae sobre alguna semilla para sembrar, esta permanecerá pura. 38 Pero si la semilla está remojada y cae sobre ella algo de esos cadáveres, la considerarán impura.
39 Si muere algún animal de los que ustedes pueden comer, el que toque su cadáver quedará impuro hasta la noche; 40 y el que coma carne de su cadáver deberá lavar sus ropas y quedará impuro hasta la noche; asimismo el que transporte el cadáver deberá lavar sus ropas y quedará impuro hasta la noche.
41 Es algo abominable comer cualquier reptil que se arrastre sobre la tierra, 42 como lo es comer un animal que camine sobre su vientre, que ande a cuatro o más patas, o que se arrastre por la tierra. 43 No se hagan, pues, abominables a causa de ningún animal que se arrastre por la tierra, ni se contaminen con ellos, ni contraigan impureza a causa de ellos. 44 Yo, el Señor, soy su Dios; ustedes, por tanto, deben santificarse y ser santos, porque yo soy santo; así que no se contaminen con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.
45 Porque yo soy el Señor que los hice subir del país de Egipto para ser su Dios. Serán, pues, santos porque yo soy santo.
Conclusión
46 Estas son las normas acerca de los animales terrestres, las aves y todos los vivientes que se mueven en las aguas o se arrastran sobre la tierra. 47 Así podrán distinguir entre lo puro y lo impuro, entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.
Impureza contraída durante el parto (12,1-8)
Purificación de la parturienta
12 El Señor dijo a Moisés:
2 — Di a los israelitas: cuando una mujer quede embarazada y dé luz un hijo varón, será considerada impura durante siete días, como es considerada impura cuando tiene la menstruación. 3 Al octavo día, el niño será circuncidado. 4 Luego la mujer deberá permanecer en su casa treinta y tres días purificando su sangre. No tocará ninguna cosa consagrada ni entrará en el santuario hasta que haya pasado el período de su purificación. 5 Si diera a luz una niña, entonces será considerada impura por dos semanas, como es considerada impura cuando tiene la menstruación. Luego deberá permanecer en su casa sesenta y seis días purificando su sangre. 6 Cuando haya pasado el tiempo de su purificación, sea por un niño o por una niña, traerá al sacerdote, a la entrada de la Tienda del encuentro, un cordero de un año para ofrecerlo en holocausto y un pichón o una tórtola para ofrecerlo como ofrenda de purificación. 7 El sacerdote los ofrecerá al Señor y hará la expiación por la mujer, que quedará así purificada del flujo de su sangre. Este es el ritual a seguir con respecto a la mujer que da a luz un hijo, sea hombre o mujer. 8 Si no tiene medios suficientes para ofrecer un cordero, traerá dos tórtolas o dos pichones: ofrecerá uno como holocausto y el otro como ofrenda de purificación. El sacerdote hará el rito de expiación por ella y quedará purificada.
La hija de Jairo. La mujer enferma (Mt 9,18-26; Lc 8,40-56)
21 Al regresar Jesús a la otra orilla, se reunió en torno a él mucha gente junto al lago. 22 Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que, al ver a Jesús, se postró a sus pies, 23 suplicándole insistentemente:
— Mi hija se está muriendo; pero si tú vienes y pones tus manos sobre ella, se salvará y vivirá.
24 Jesús fue con él. Iba también una gran multitud, que seguía a Jesús y casi lo aplastaba. 25 Entre la gente se encontraba una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias. 26 Había sufrido mucho a manos de muchos médicos y había gastado en ellos toda su fortuna, sin conseguir nada, sino ir de mal en peor. 27 Aquella mujer había oído hablar de Jesús y, confundiéndose entre la gente, llegó hasta él y por detrás le tocó el manto, 28 diciéndose a sí misma: “Sólo con que toque su manto, me curaré”. 29 Y, efectivamente, le desapareció de inmediato la causa de sus hemorragias y sintió que había quedado curada de su enfermedad. 30 Jesús se dio cuenta en seguida de que un poder curativo había salido de él; se volvió, pues, hacia la gente y preguntó:
— ¿Quién ha tocado mi manto?
31 Sus discípulos le dijeron:
— Ves que la gente casi te aplasta por todas partes ¿y aún preguntas quién te ha tocado?
32 Pero él seguía mirando alrededor para descubrir quién lo había hecho. 33 La mujer, entonces, temblando de miedo porque sabía lo que le había pasado, fue a arrodillarse a los pies de Jesús y le contó toda la verdad. 34 Jesús le dijo:
— Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, libre ya de tu enfermedad.
35 Aún estaba hablando Jesús, cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga a decirle a este:
— Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.
36 Pero Jesús, sin hacer caso de aquellas palabras, dijo al jefe de la sinagoga:
— No tengas miedo. ¡Sólo ten fe!
37 Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y su hermano Juan, 38 se dirigió a casa del jefe de la sinagoga. Al llegar vio el alboroto y a la gente que lloraba dando muchos alaridos. 39 Entró y les dijo:
— ¿A qué vienen este alboroto y estos llantos? La niña no está muerta; está dormida.
40 Pero se burlaban de él. Jesús echó a todos de allí y, haciéndose acompañar solamente de los padres de la niña y de los que habían ido con él, entró donde estaba la niña. 41 La tomó de la mano y le dijo:
— Talitha, qum, que significa: “Muchacha, a ti me dirijo: levántate”.
42 La muchacha, que tenía doce años, se levantó al punto y echó a andar. Y la gente se quedó atónita. 43 Jesús ordenó severamente que no hicieran saber esto a nadie, y mandó dar de comer a la niña.
Salmo 38 (37)
Señor, no me abandones
38 Salmo. De David. En conmemoración.
2 Señor no me reprendas airado,
no me castigues con furia;
3 tus flechas en mí se clavan,
tu mano sobre mí se abate.
4 No hay nada sano en mi cuerpo
a causa de tu cólera,
no hay nada ileso en mis huesos
por culpa de mis pecados.
5 Mis faltas me sobrepasan,
como pesada carga me abruman.
6 Mis heridas supuran infectadas
por culpa de mi insensatez.
7 Estoy agobiado y abatido,
camino afligido todo el día.
8 Mis entrañas están inflamadas,
no hay nada sano en mi cuerpo.
9 Estoy agotado y muy débil,
tengo el corazón atormentado y gimo.
10 Dios mío, ante ti están mis deseos,
no se esconde ante ti mi sollozo.
11 Mi corazón palpita, mi fuerza me abandona
y hasta la luz de los ojos he perdido.
12 Amigos y compañeros se apartan de mi mal,
también mis parientes permanecen lejos.
13 Me tienden trampas los que desean mi muerte,
los que pretenden dañarme me amenazan
y pasan el día urdiendo calumnias.
14 Pero yo, como un sordo, no escucho,
soy como un mudo que no abre su boca;
15 soy como una persona que no oye
ni puede replicar con su boca.
16 En ti, Señor, pongo mi esperanza,
atiéndeme tú, Señor y Dios mío.
17 Yo digo: “Que no se burlen de mí,
que cuando mi pie resbale,
no se muestren soberbios conmigo”.
18 Porque estoy a punto de caer
y mi dolor está siempre conmigo.
19 Pero yo reconoceré mi falta,
me estremeceré por mis pecados.
20 Son activos y fuertes mis enemigos,
muchos los que sin causa me odian,
21 los que mal por bien me devuelven
y me detestan porque busco hacer el bien.
22 ¡Señor, no me abandones,
Dios mío, no te alejes de mí!
23 Date prisa en ayudarme,
¡Dios mío, sálvame!
8 La persona sensata acepta órdenes,
labios alocados llevan a la ruina.
9 Quien actúa con rectitud camina seguro,
quien anda con rodeos queda al descubierto.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España