The Daily Audio Bible
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Descendientes de Adán (1 Cr 1,1-4)
5 Esta es la lista de los descendientes de Adán.
Cuando Dios creó a los seres humanos, los hizo a su propia imagen, 2 varón y hembra los creó, los bendijo y les dio el nombre de “seres humanos” el día en que fueron creados.
3 Cuando Adán tenía ciento treinta años tuvo un hijo a su imagen y semejanza, a quien puso el nombre de Set. 4 Después del nacimiento de Set, Adán vivió ochocientos años más, tuvo otros hijos e hijas, 5 y a la edad de novecientos treinta años murió.
6 Set tenía ciento cinco años cuando engendró a Enós. 7 Después del nacimiento de Enós, Set vivió ochocientos siete años más, tuvo otros hijos e hijas, 8 y a la edad de novecientos doce años murió.
9 Enós tenía noventa años cuando engendró a Cainán. 10 Después del nacimiento de Cainán, Enós vivió ochocientos quince años más, tuvo otros hijos e hijas, 11 y a la edad de novecientos cinco años murió.
12 Cainán tenía setenta años cuando engendró a Malalel. 13 Después del nacimiento de Malalel, Cainán vivió ochocientos cuarenta años más, tuvo otros hijos e hijas, 14 y a la edad de novecientos diez años murió.
15 Malalel tenía sesenta y cinco años cuando engendró a Járed. 16 Después del nacimiento de Járed, Malalel vivió ochocientos treinta años más, tuvo otros hijos e hijas, 17 y a la edad de ochocientos noventa y cinco años murió.
18 Járed tenía ciento sesenta y dos años cuando engendró a Enoc. 19 Después del nacimiento de Enoc, Járed vivió ochocientos años más, tuvo otros hijos e hijas, 20 y a la edad de novecientos sesenta y dos años murió.
21 Enoc tenía sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén. 22 Enoc vivió de acuerdo con la voluntad de Dios. Después del nacimiento de Matusalén, Enoc vivió trescientos años y tuvo otros hijos e hijas. 23 En total Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años. 24 Vivió, pues, Enoc de acuerdo con la voluntad de Dios y desapareció, porque Dios se lo llevó.
25 Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lámec. 26 Después del nacimiento de Lámec, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años más, tuvo otros hijos e hijas, 27 y a la edad de novecientos sesenta y nueve años murió.
28 Lámec tenía ciento ochenta y dos años cuando engendró un hijo 29 al que llamó Noé, porque dijo: “Él será quien nos alivie de los trabajos y fatigas en el suelo que el Señor ha maldecido”.
30 Después del nacimiento de Noé, Lámec vivió quinientos noventa y cinco años más, tuvo otros hijos e hijas, 31 y a la edad de setecientos setenta y siete años murió.
32 Noé tenía quinientos años cuando engendró a Sem, Cam y Jafet.
Historia de Noé y sus hijos (6—11)
Causas del diluvio
6 Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, 2 los hijos de Dios, viendo que las hijas de los seres humanos eran hermosas, tomaron como mujeres a todas las que quisieron. 3 Entonces el Señor dijo:
— No voy a permitir que mi aliento de vida esté en el ser humano para siempre, porque él no es más que un simple mortal. Así que la duración de su vida será de ciento veinte años.
4 En aquellos tiempos —cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los seres humanos y tuvieron descendencia con ellas—, e incluso después, habitaban la tierra gigantes. Ellos fueron los famosos héroes de los tiempos antiguos.
5 Y viendo el Señor que la maldad del ser humano crecía sin medida y que todos sus pensamientos tendían constantemente al mal, 6 le pesó haber creado al ser humano sobre la tierra. Entonces, con dolor de corazón, 7 dijo:
— Voy a borrar de la superficie de la tierra al ser humano que he creado, y también a los animales, reptiles y aves del cielo. ¡Cómo me arrepiento de haberlos creado!
8 Pero el Señor se apiadó de Noé.
Noé construye el arca
9 Esta es la historia de Noé.
Noé era un hombre justo y honrado entre sus contemporáneos que vivía de acuerdo con la voluntad de Dios. 10 Tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
11 La tierra estaba corrompida a los ojos de Dios y llena de violencia, 12 pues toda la gente se había pervertido. Al ver Dios tanta corrupción en la tierra, 13 dijo a Noé:
— He decidido acabar con todos los seres vivos, pues por su culpa la tierra se ha corrompido. Voy a poner fin a la tierra y a sus moradores. 14 Pero tú, con madera resinosa constrúyete un arca, dividida en compartimentos, y recúbrela por dentro y por fuera con brea. 15 Sus dimensiones serán: ciento cincuenta metros de largo, veinticinco de ancho y quince de alto. 16 La harás de tres pisos y pondrás una sobrecubierta medio metro por encima de la parte superior del arca. En uno de sus costados pondrás una puerta. 17 Porque voy a enviar a la tierra un diluvio de agua que destruirá todo lo que tiene vida bajo el cielo. Todo cuanto existe en la tierra perecerá. 18 Pero contigo estableceré mi alianza. Entrarás en el arca tú con tus tres hijos, tu mujer y tus nueras. 19 Haz entrar también en el arca una pareja de cada especie de seres vivos, macho y hembra, para que sobrevivan contigo. 20 De cada especie de aves, de ganados y de reptiles de la tierra, entrará contigo una pareja, para que puedan sobrevivir. 21 Aprovisiónate además de toda clase de alimentos y almacénalos, para que tanto tú como ellos dispongan de comida.
22 Y Noé hizo exactamente todo lo que Dios le había ordenado.
El diluvio
7 El Señor dijo a Noé:
— Entra en el arca tú y toda tu familia, porque he visto que eres el único justo de esta generación. 2 De cada animal puro toma siete parejas, cada macho con su hembra; pero de los impuros solo una pareja, un macho y su hembra. 3 También de las aves del cielo toma siete parejas, macho y hembra, para preservar sus especies sobre la tierra, 4 porque dentro de siete días haré que llueva sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de ella a todos los seres que he creado. 5 Y Noé hizo todo lo que Dios le había ordenado.
6 Tenía Noé seiscientos años cuando las aguas del diluvio inundaron la tierra. 7 Entonces Noé entró en el arca con sus hijos, su mujer y sus nueras para escapar de las aguas del diluvio. 8 De los animales puros e impuros, de las aves y reptiles, 9 entraron con Noé por parejas, el macho y su hembra, tal como Dios se lo había ordenado.
10 Al cabo de siete días, las aguas del diluvio comenzaron a caer sobre la tierra. 11 Noé tenía seiscientos años cuando reventaron las fuentes del océano y se abrieron las compuertas del cielo. Era el día diecisiete del mes segundo. 12 Cuarenta días y cuarenta noches estuvo lloviendo sobre la tierra. 13 Aquel mismo día entró Noé en el arca con sus hijos, Sem, Cam y Jafet, su mujer y sus tres nueras, 14 y también animales de todas las especies, tanto salvajes como domésticos, reptiles y aves, y toda clase de seres alados. 15 Entraron con Noé en el arca parejas de todos los seres vivos: 16 entraron macho y hembra de cada especie, como le había ordenado Dios. Y tras entrar Noé en el arca, el Señor cerró la puerta.
17 Diluvió sobre la tierra cuarenta días: las aguas subieron de nivel haciendo que el arca comenzase a flotar por encima del suelo. 18 Subían las aguas cada vez más y más, pero el arca se mantenía a flote sobre ellas. 19 El nivel de las aguas subió tanto que hasta las montañas más altas bajo el cielo quedaron cubiertas; 20 incluso el nivel del agua superaba en siete metros las montañas más altas. 21 Así que murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales tanto salvajes como domésticos, los reptiles y también los seres humanos. 22 Pereció absolutamente todo lo que en tierra firme tenía vida y podía respirar. 23 Fueron aniquilados todos los seres vivientes que había sobre la superficie de la tierra, desde los seres humanos hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo.
Todos fueron borrados de la tierra. Solo quedó Noé y los que estaban con él en el arca. 24 La tierra quedó cubierta por las aguas durante ciento cincuenta días.
7 Pero al ver que muchos fariseos y saduceos acudían a recibir el bautismo, Juan les decía:
— ¡Hijos de víbora! ¿Quién les ha avisado para que huyan del inminente castigo? 8 Demuestren con hechos su conversión 9 y no se hagan ilusiones pensando que son descendientes de Abrahán. Porque les digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abrahán. 10 Ya está el hacha preparada para cortar de raíz los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 11 Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego. 12 Llega, horqueta en mano, dispuesto a limpiar su era; guardará el trigo en el granero, mientras que con la paja hará una hoguera que arderá sin fin.
Jesús es bautizado (Mc 1,9-11; Lc 3,21-22)
13 Por aquel tiempo llegó Jesús al Jordán procedente de Galilea para que Juan lo bautizara. 14 Pero Juan se resistía diciendo:
— Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?
15 Jesús le contestó:
— ¡Déjalo así por ahora! Es menester que cumplamos lo que Dios ha dispuesto.
Entonces Juan consintió. 16 Una vez bautizado, Jesús salió en seguida del agua. En ese momento se abrieron los cielos y Jesús vio que el Espíritu de Dios descendía como una paloma y se posaba sobre él. 17 Y una voz, proveniente del cielo, decía:
— Este es mi Hijo amado en quien me complazco.
Jesús puesto a prueba en el desierto
4 Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo pusiera a prueba. 2 Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches, y al final sintió hambre. 3 Entonces se le acercó el diablo y le dijo:
— Si de veras eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4 Jesús le contestó:
— Las Escrituras dicen: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra pronunciada por Dios.
5 El diablo lo llevó luego a la ciudad santa, lo subió al alero del Templo 6 y le dijo:
— Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque dicen las Escrituras: Dios ordenará a sus ángeles que cuiden de ti y te tomen en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.
7 Jesús le contestó:
— También dicen las Escrituras: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
8 De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto y, mostrándole todas las naciones del mundo y su esplendor, 9 le dijo:
— Yo te daré todo esto si te arrodillas ante mí y me adoras.
10 Pero Jesús le replicó:
— Vete de aquí, Satanás, pues dicen las Escrituras: Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto.
11 El diablo se apartó entonces de Jesús, y llegaron los ángeles para servirle.
Salmo 3
La salvación es del Señor
3 Salmo de David cuando huía de su hijo Absalón.
2 Señor, ¡son tantos mis enemigos,
tantos quienes se alzan contra mí!
3 ¡Tantos los que de mí dicen:
“No tiene salvación en Dios”! [ Pausa]
4 Pero tú, Señor, eres mi escudo,
mi gloria, quien me enaltece.
5 Cuando clamo al Señor,
él me responde desde su monte santo. [ Pausa]
6 Me acuesto y me quedo dormido,
me despierto porque el Señor me sostiene.
7 No temo a esa ingente multitud
que me ha puesto cerco por doquier.
8 ¡Ponte en acción, Señor! ¡Sálvame, Dios mío!,
tú que golpeaste la mejilla de mis enemigos,
tú que rompiste los dientes de los malvados.
9 La salvación viene del Señor,
¡que tu bendición descienda sobre tu pueblo! [ Pausa]
10 Hijo mío, no consientas
cuando los malvados intenten seducirte.
11 Tal vez te digan: “Acompáñanos
a poner trampas mortales
asaltando a inocentes por diversión.
12 Nos los tragaremos vivos como el abismo,
enteros como los que caen al hoyo.
13 Conseguiremos un montón de riquezas
y llenaremos nuestras casas de despojos.
14 Comparte tu suerte con nosotros
y haremos un fondo común”.
15 Hijo mío, no sigas sus caminos
y aleja tus pasos de sus sendas,
16 porque corren disparados hacia el mal
y van decididos a derramar sangre.
17 ¿No ves que es inútil poner trampas
a la vista de los pájaros?
18 Se ponen emboscadas a sí mismos,
atentan contra su propia vida.
19 Ese es el destino de la avaricia:
quienes la practican no viven.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España