Evangelio Viviente
¿Estás enfermo?
Lee Éxodo 15.25-27
La Biblia dice que Jesús tenía un triple ministerio: «Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mateo 4.23).
Medita en este pasaje bíblico: «Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades. Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos» (Mateo 14.13-14).
Cuántos cojos habría allí, cuántos ciegos irían en esta multitud, cuántos niños con cáncer, cuántos niños inválidos, cuántos niños con problemas mentales, cuántas personas enfermas con sida. Te puedes imaginar cuánto dolor habría en esa multitud. Cuánta miseria humana. Jesús se llenó de compasión. A Jesús le temblaron las entrañas. Y los sanó. Aleluya.
Piensa en esto: «Vino a él un leproso [una repugnante enfermedad], rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio» (Marcos 1.40-42).
«Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido [no técnicamente, no profesionalmente, no religiosamente, sino lleno de compasión], les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron» (Mateo 20.29-34).
Jesús tiene compasión por los enfermos. Puede que hoy estés sufriendo alguna enfermedad. Jesús sigue teniendo compasión de ti. Dile: «Jesús, gracias por tú tienes compasión de mis aflicciones».
Reflexión:
Dios es mi sanador.