The Daily Audio Bible
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13 Durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un regalo para su hermano Esaú: 14 doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15 treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos. 16 Lo entregó a sus siervos, cada manada por separado, y dijo a sus siervos:
—Pasad delante de mí y poned espacio entre manada y manada.
17 Mandó al primero, diciendo:
—Si mi hermano Esaú te encuentra y te pregunta: “¿De quién eres? ¿Y adónde vas? ¿Y para quién es esto que llevas delante de ti?”, 18 entonces dirás: “Es un regalo que tu siervo Jacob envía a mi señor Esaú. También él viene detrás de nosotros.”
19 Mandó también al segundo, al tercero y a todos los que iban detrás de aquellas manadas, diciendo:
—Esto mismo diréis a Esaú, cuando lo halléis. 20 Y diréis también: “Tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.”
Pues Jacob pensó: «Apaciguaré su ira con el regalo que va delante de mí, y después veré su rostro. Quizá así me acepte.» 21 Pasó, pues, el regalo delante de él, y él durmió aquella noche en el campamento.
Jacob lucha con el ángel en Peniel
22 Se levantó aquella noche, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. 23 Los tomó, pues, y les hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. 24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25 Cuando el hombre vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y dijo:
—Déjame, porque raya el alba.
Jacob le respondió:
—No te dejaré, si no me bendices.
27 —¿Cuál es tu nombre? —le preguntó el hombre.
—Jacob —respondió él.
28 Entonces el hombre dijo:
—Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
29 —Declárame ahora tu nombre —le preguntó Jacob.
—¿Por qué me preguntas por mi nombre? —respondió el hombre.
Y lo bendijo allí mismo.
30 Jacob llamó Peniel a aquel lugar, porque dijo: «Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.»
31 Ya había pasado de Peniel cuando salió el sol; y cojeaba a causa de su cadera. 32 Por esto, hasta el día de hoy no comen los hijos de Israel del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo, porque Jacob fue tocado en este sitio de su muslo, en el tendón que se contrajo.
Reconciliación entre Jacob y Esaú
33 Alzó Jacob sus ojos y vio que venía Esaú con cuatrocientos hombres; entonces repartió él los niños entre Lea, Raquel y las dos siervas. 2 Puso las siervas y sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y detrás a Raquel y a José. 3 Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano. 4 Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándose sobre su cuello, lo abrazó y besó; los dos lloraron. 5 Después Esaú levantó sus ojos, vio a las mujeres y los niños y dijo:
—¿Quiénes son éstos?
—Son los niños que Dios ha dado a tu siervo —dijo Jacob.
6 Luego vinieron las siervas y sus hijos, y se inclinaron. 7 Vino Lea con sus hijos, y se inclinaron; y después llegaron José y Raquel, y también se inclinaron. 8 Preguntó entonces Esaú:
—¿Qué te propones con todos estos grupos que he encontrado?
—Hallar gracia a los ojos de mi señor —respondió Jacob.
9 Dijo entonces Esaú:
—Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10 Jacob replicó:
—No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia a tus ojos, acepta mi regalo, porque he visto tu rostro como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanta bondad me has recibido. 11 Acepta, te ruego, el regalo que te he traído, pues Dios me ha favorecido y todo lo que hay aquí es mío.
E insistió hasta que Esaú lo tomó. 12 Y dijo Esaú:
—Anda, vamos; yo iré delante de ti.
13 Jacob respondió:
—Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas. 14 Pase ahora mi señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante de mí y al paso de los niños, hasta que llegue a Seir, donde está mi señor.
15 Dijo Esaú:
—Dejaré ahora contigo parte de la gente que viene conmigo.
Jacob respondió:
—¿Para qué, si he hallado gracia a los ojos de mi señor?
16 Así volvió Esaú aquel día por su camino a Seir. 17 Y Jacob fue a Sucot; allí se edificó una casa e hizo cabañas para su ganado; por tanto, puso por nombre Sucot a aquel lugar.
18 Después Jacob, cuando regresaba de Padan-aram, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, y acampó delante de la ciudad. 19 Compró a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien monedas, la parte del campo donde había plantado su tienda, 20 erigió allí un altar y lo llamó «El-Elohe-Israel».
Venganza por la deshonra de Dina
34 Dina, la hija que Lea había dado a luz a Jacob, salió a ver a las hijas del país. 2 Y la vio Siquem hijo de Hamor, el heveo, príncipe de aquella tierra; la tomó, se acostó con ella y la deshonró. 3 Pero su alma se apegó a Dina, la hija de Lea; se enamoró de la joven y habló a su corazón. 4 Entonces dijo Siquem a Hamor, su padre:
—Tómame por mujer a esta joven.
5 Se enteró Jacob de que Siquem había deshonrado a Dina, su hija. Sus hijos estaban con su ganado en el campo, y calló Jacob hasta que ellos regresaran. 6 Mientras tanto, Hamor, el padre de Siquem, se dirigió a Jacob para hablar con él.
7 Los hijos de Jacob regresaron del campo cuando lo supieron; se entristecieron los hombres y se enojaron mucho, porque se había cometido una ofensa contra Israel al acostarse con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho. 8 Hamor habló con ellos, y les dijo:
—El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os ruego que se la deis por mujer. 9 Emparentad con nosotros, dadnos vuestras hijas y tomad vosotros las nuestras. 10 Habitad con nosotros, porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión.
11 Siquem dijo también al padre y a los hermanos de Dina:
—Halle yo gracia en vuestros ojos y os daré lo que me pidáis. 12 Aumentad a mi cargo mucha dote y regalos, que yo os daré cuanto me pidáis; pero dadme la joven por mujer.
13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hamor, su padre, con palabras engañosas, por cuanto había deshonrado a Dina, hermana de ellos. 14 Les dijeron:
—No podemos hacer esto de dar nuestra hermana a hombre incircunciso, porque entre nosotros es abominación. 15 Pero con esta condición os complaceremos: que os hagáis como nosotros, y se circuncide entre vosotros todo varón. 16 Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; habitaremos con vosotros y seremos un pueblo. 17 Pero si no nos prestáis oído en lo de circuncidaros, tomaremos nuestra hija y nos iremos.
18 Parecieron bien sus palabras a Hamor y a Siquem hijo de Hamor. 19 Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado. Él mismo era el más distinguido en toda la casa de su padre. 20 Entonces Hamor y su hijo Siquem fueron a la puerta de su ciudad y hablaron a los hombres del lugar, diciéndoles:
21 —Estos hombres son pacíficos con nosotros; que habiten, pues, en el país y comercien en él, porque la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por mujeres y les daremos las nuestras. 22 Pero sólo con esta condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros para que seamos un pueblo: que se circuncide todo varón entre nosotros, como ellos son circuncidados. 23 Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros.
24 Obedecieron a Hamor y a su hijo Siquem todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron a todo varón, a cuantos salían por la puerta de su ciudad.
25 Pero sucedió que al tercer día, cuando ellos sentían el mayor dolor, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, fueron contra la ciudad, que estaba desprevenida, y mataron a todo varón. 26 A filo de espada mataron a Hamor y a su hijo Siquem, y tomando a Dina de casa de Siquem, se fueron. 27 Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían deshonrado a su hermana. 28 Tomaron sus ovejas, vacas y asnos, lo que había en la ciudad y en el campo, 29 y todos sus bienes; llevaron cautivos a todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en las casas. 30 Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví:
—Me habéis puesto en un grave aprieto al hacerme odioso a los habitantes de esta tierra, el cananeo y el ferezeo. Como tengo pocos hombres, se juntarán contra mí, me atacarán, y me destruirán a mí y a mi casa.
31 Pero ellos respondieron:
—¿Acaso tenía él que tratar a nuestra hermana como a una ramera?
7 Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a hablar de Juan a la gente:
«¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8 ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. 9 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta, 10 porque éste es de quien está escrito:
»“Yo envío mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino delante de ti.”
11 »De cierto os digo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; y, sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
12 »Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 13 Todos los profetas y la Ley profetizaron hasta Juan. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. 15 El que tiene oídos para oír, oiga. 16 Pero ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas y gritan a sus compañeros, 17 diciendo: “Os tocamos flauta y no bailasteis; os entonamos canciones de duelo y no llorasteis”, 18 porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene.” 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Éste es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores.” Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.»
Ayes sobre las ciudades impenitentes(A)
20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: 21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que en vestidos ásperos y ceniza se habrían arrepentido. 22 Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón que para vosotras. 23 Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida, porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. 24 Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti.»
Venid a mí y descansad(B)
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó.
27 »Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, 30 porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.»
Necedad y corrupción del hombre(A)
Al músico principal. Salmo de David
14 Dice el necio en su corazón:
«No hay Dios.»
Se han corrompido, hacen obras despreciables,
no hay quien haga lo bueno.
2 Jehová miró desde los cielos
sobre los hijos de los hombres,
para ver si había algún entendido
que buscara a Dios.
3 Todos se desviaron,
a una se han corrompido;
no hay quien haga lo bueno,
no hay ni siquiera uno.
4 ¿No tienen discernimiento todos los que cometen maldad,
que devoran a mi pueblo como si comieran pan
y no invocan a Jehová?
5 Ellos temblarán de espanto,
porque Dios está con la generación de los justos.
6 De los planes del pobre se han burlado,
pero Jehová es su esperanza.
7 ¡Ah, si de Sión viniera la salvación de Israel!
Cuando Jehová haga volver a los cautivos de su pueblo,
se gozará Jacob, se alegrará Israel.
19 »Jehová fundó la tierra con sabiduría,
afirmó los cielos con inteligencia.
20 Con su ciencia, los mares fueron divididos
y destilan rocío los cielos.
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