Embajador de Cristo

Lee Efesios 6.19-21

Un embajador es uno bajo autoridad que está para declarar el mensaje que le ha sido encomendado (2 Corintios 5.20).

Para ser embajador de Cristo, tienes que ser ciudadano del reino de los cielos. Antes de conocer al Señor eras ciudadano del reino de Satanás. Por ti mismo no podías abandonar ese reino, no podías convertirte en ciudadano del reino de Dios. Solamente Jesucristo pudo librarte del pecado y la maldad y darte la nueva ciudadanía celestial (Colosenses 1.13-14).

Fuiste “librado”, rescatado del peligro. Y “trasladado”, es decir, movido de una tierra a otra, deportado a gloria y libertad (Hechos 26.18).

El embajador de Cristo tiene su verdadera ciudadanía en el cielo (Filipenses 3.20). Y como ciudadano tienes el llamado ineludible del Padre de representarlo como su embajador aquí en la tierra.

Para ser embajador de Cristo, tienes que ser comisionado. Dios te ha dado el ministerio de la reconciliación y la palabra de reconciliación (2 Corintios 5.18-19). Tu principal tarea en este mundo es testificar de Cristo a otros. Eres embajador de paz de parte de Dios.

Al ser embajador de Cristo, representas su gobierno y su reino. No todo creyente es llamado al servicio de Cristo a tiempo completo, pero todo creyente si es llamado a vivir a Cristo a tiempo completo.

Tú representas a Cristo y a la Iglesia de Cristo Jesús. Las personas se formarán su opinión de Dios y del evangelio por lo que ven en ti y escuchan de ti. Como embajador de Cristo no haces tu propio mensaje, lo recibes de Jesucristo. No te promocionas a ti mismo, sino al que te envió: A Cristo (2 Corintios 4.5). Cuando el mensajero se convierte en más importante que el mensaje, allí aparece una secta.

Al ser embajador de Cristo, te mantienes en comunicación con su gobierno. Tienes la declaración oficial de Dios: La Biblia. Ella revela el carácter, los propósitos y los métodos del Eterno. Mediante la Palabra de Dios, descubrirás cuál es la voluntad de Dios y su estrategia para alcanzar al mundo.

Estudia la Biblia, ora y espera delante del Señor. El Espíritu Santo que está en ti te guiará en tus decisiones diarias y podrás cumplir a cabalidad tu tarea de embajador del cielo.

Sé un fiel embajador de Cristo. Da el mensaje de Dios y ayuda a otros a darlos. Somos embajadores en nombre de Cristo... y un embajador es siempre un embajador.

Reflexión:

Soy un embajador de Cristo. Lo represento a Él y a su reino donde quiera que voy.