El Dios de maravillas

Lee Salmos 11.3-4

¿No es también tuya la pregunta de David en estos versículos del Salmo 11? Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo? Él responde esta pregunta con una declaración: Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono.

El Altísimo no se altera por tus tormentas. No se atemoriza con tus problemas. Él está en su santo templo. Está en su trono celestial.

Los fundamentos se han destruido, pero Dios NO. Dios SIEMPRE ha cambiado la tragedia en triunfo.

Lo hizo con José. Estaba en la prisión. Sus hermanos lo habían vendido.

Lo hizo con Moisés. ¿Era vigilar los rebaños de ovejas lo que quería hacer en su vida? ¿Por qué Dios lo tenía allí?

Lo hizo con Daniel. Un joven de la alta sociedad judía, lleno de capacidades, es sacado por la fuerza de su patria y llevado a la cautividad. Jerusalén es destruida. El templo queda en ruinas.

José en prisión. Moisés en el desierto. Daniel en esclavitud. Eran tiempos difíciles para ellos... ¿y para ti?

¿Quién se hubiera imaginado que el preso José estaba sólo a un paso de convertirse en el primer ministro José?

¿Quién hubiera pensado que Dios le estaba dando un entrenamiento de cuarenta años a Moisés en el mismo desierto por donde guiaría al pueblo de Israel?

¿Quién hubiera creído que el esclavo Daniel pronto se convertiría en el consejero del rey?

Dios todavía está en su trono. Todavía está en su control. Todavía hace príncipes de prisioneros, líderes poderosos de personas simples y consejeros de esclavos. Lo que hizo antes lo continúa haciendo hoy. A ti y a mi nos toca pedir que lo haga.

Reflexión:

Sé que Dios está sentado en su trono. Él tiene el control. Dios siempre ha cambiado la tragedia en triunfo.