Salmos 22:24
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Porque Él no ha despreciado ni aborrecido la aflicción del angustiado, ni le ha escondido su rostro; sino que cuando clamó al Señor, lo escuchó.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre en espíritu, ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó.
Pues él no desprecia ni pasa por alto el sufrimiento de los pobres, ni se esconde de ellos. ¡Él los oye cuando le piden ayuda!
Porque Él no ha despreciado ni aborrecido la aflicción del angustiado, Ni le ha escondido Su rostro; Sino que cuando clamó al Señor, lo escuchó.
Porque no ha desdeñado mi clamor ni mi profunda desesperación; no me ha vuelto la espalda ni se ha alejado. Cuando clamé a él, me escuchó y acudió.
Pues no ha pasado por alto ni ha tenido en menos el sufrimiento de los necesitados; no les dio la espalda, sino que ha escuchado sus gritos de auxilio.
Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama.
Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama.
Porque él nunca olvida a los humildes cuando están sufriendo. No se avergüenza de ellos. Él no se esconde de ellos cuando le buscan y siempre responde a su llamado.
Los que veneráis al Señor, alabadlo, vosotros, estirpe de Jacob, honradlo, vosotros, estirpe de Israel, respetadlo.
Los que veneran al Señor, alábenlo, ustedes, estirpe de Jacob, hónrenlo, ustedes, estirpe de Israel, respétenlo.
Porque no despreció ni desdeñó la aflicción del afligido ni de él escondió el rostro. Más bien, le oyó cuando clamó a él.
El Señor no rechaza al afligido, no desprecia a los que sufren, ni esconde de ellos su rostro; cuando a él claman, les responde.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó.
Porque no menospreció ni desdeñó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le escuchó.
porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido, ni de él escondió su rostro, sino que cuando clamó a él, lo escuchó.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.
Dios recibe a los pobres con los brazos abiertos. Dios no les vuelve la espalda, sino que atiende sus ruegos.
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