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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Deuteronomio 13-14

13 Cumplirán cuidadosamente todo esto que yo les ordeno, sin añadir ni quitar nada.

Advertencia contra la idolatría

Puede que surja un profeta o un visionario en medio de ti que anuncie una señal o un prodigio, y que te diga: “Vayamos tras otros dioses, que tú no conoces, para rendirles culto”. Aunque se cumplan la señal o el prodigio, no hagas caso de las palabras de ese profeta o de los sueños de ese visionario. Es que el Señor su Dios los estará probando para saber si verdaderamente aman al Señor su Dios con todo su corazón y con toda su alma. Sigan únicamente al Señor su Dios y respétenlo; cumplan sus mandamientos y obedézcanlo. Ríndanle culto y manténganse fieles a él. Y ese profeta o visionario deberá morir, porque les ha predicado que se rebelen contra el Señor su Dios que te sacó de Egipto y te liberó de la esclavitud. Así extirparás el mal de en medio de ti, pues ese profeta intentaba apartarte del camino que el Señor tu Dios te ha mandado seguir.

Castigo a los que instigan a la idolatría

Si tu propio hermano, o tu hijo, o tu hija, o la mujer de tu corazón, o tu amigo del alma te insinúa a escondidas dar culto a otros dioses, que ni tú ni tus antepasados conocieron, como son los dioses de los pueblos que, cercanos o lejanos, los rodean de uno al otro extremo de la tierra, no cedas a sus deseos ni le hagas caso. No te apiades ni tengas compasión de él; no lo encubras. 10 ¡Mátalo! Tú mismo iniciarás el castigo contra él, y después de ti hará lo mismo el resto del pueblo. 11 Lo apedrearás hasta que muera, porque trató de apartarte del Señor tu Dios, que te liberó de la esclavitud de Egipto. 12 Todo Israel, cuando se entere, escarmentará y no volverá a cometerse una infamia semejante en medio de ti.

Castigo de las ciudades apóstatas

13 Si en alguna de las ciudades que el Señor tu Dios te va a dar para que habites en ellas, llega el rumor de que 14 han surgido entre ustedes canallas que descarrían a sus conciudadanos instigándoles a rendir culto a otros dioses desconocidos para ustedes, 15 investiga e infórmate a fondo de lo que pasa. Si resulta que realmente se ha producido esa aberración entre ustedes, 16 entonces pasarás a espada a todos los habitantes de esa ciudad, y la consagrarás al exterminio con todo lo que haya en ella, incluido su ganado, que también pasarás a espada. 17 Y en honor del Señor tu Dios amontonarás todo el botín en medio de la plaza e incendiarás la ciudad con todo el botín. Esa ciudad quedará convertida para siempre en un montón de ruinas, y nunca más será reconstruida.

18 No te quedes con nada de lo destinado al exterminio, para que así el Señor aplaque el ardor de su ira, se apiade de ti y, compadecido, te haga prosperar, tal como prometió a tus antepasados. 19 Así será, siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios, cumpliendo todos los mandamientos que hoy te prescribo y practicando lo que agrada al Señor tu Dios.

Ritos funerarios prohibidos

14 Ustedes son hijos del Señor su Dios. No se harán incisiones ni se raparán la frente por un muerto, porque tú eres un pueblo consagrado al Señor tu Dios, y a ti te ha elegido el Señor de entre todos los pueblos de la tierra para que seas el pueblo de su propiedad.

Los animales puros e impuros (Lv 11,1-47)

No comerás nada abominable. Estos son los animales que podrán comer: el buey, el cordero, el cabrito, el ciervo, la gacela, el venado, la cabra montés, el íbice, el antílope y el rebeco. Pueden, pues, comer cualquier animal rumiante que tenga la pezuña partida y hendida en dos partes. Sin embargo, aunque sean rumiantes o tengan la pezuña partida, no podrán comer el camello, la liebre y el conejo, porque aunque son rumiantes no tienen la pezuña partida. A estos considérenlos impuros; y lo mismo el cerdo que tiene la pezuña partida pero no es rumiante; no comerán su carne ni tocarán su cadáver.

De todos los animales que viven en el agua podrán comer los que tienen aletas y escamas; 10 pero los que no tienen aletas ni escamas no los pueden comer; considérenlos impuros para ustedes.

11 Podrán comer cualquier ave que sea pura; 12 pero no pueden comer el águila, el quebrantahuesos y el azor; 13 tampoco el buitre, ni especie alguna de milanos, halcones 14 o cuervos. 15 No pueden comer el avestruz, la lechuza, la gaviota, ni especie alguna de gavilanes; 16 Tampoco el búho, el ibis, el cisne, 17 el pelícano, el calamón, el cormorán, 18 la cigüeña, la garza en cualquiera de sus especies, la abubilla y el murciélago.

19 A los insectos con alas considérenlos impuros; por tanto, no son comestibles. 20 Pero sí pueden comer cualquier animal volador que sea puro.

21 No comerán ningún animal que encuentren ya muerto. Se lo podrás dar al inmigrante, que reside en tus ciudades, para que lo coma, o vendérselo al forastero. Pero tú eres un pueblo consagrado al Señor tu Dios.

No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Diezmos

22 Cada año, puntualmente, apartarás el diezmo de lo que hayan producido tus campos. 23 Y en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él escoja como morada de su nombre, comerás el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite; también las primeras crías de tus vacas y ovejas, para que aprendas a respetar al Señor tu Dios toda tu vida. 24 Si el lugar que el Señor tu Dios ha escogido como morada de su nombre se encuentra distante del lugar donde tú vives y el camino es demasiado largo para transportar el diezmo de aquello con lo que el Señor tu Dios te ha bendecido, 25 entonces lo venderás y llevarás el dinero al lugar escogido por el Señor tu Dios. 26 Una vez allí, con ese dinero podrás comprar lo que te parezca conveniente: vacas, ovejas, vino u otra bebida fermentada, cualquier cosa que te apetezca, y en presencia del Señor tu Dios comerás y lo festejarás con tu familia. 27 No desampares al levita que vive en tus ciudades, porque él no ha recibido parte o herencia como tú.

28 Cada tres años reunirás el diezmo de los productos de ese año y lo depositarás a la puerta de tus ciudades, 29 para que cuando venga bien el levita, que no recibió parte o herencia como tú, bien el inmigrante, el huérfano y la viuda que viven en tu ciudad, puedan comer hasta quedar satisfechos. Y el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.

Salmos 99-101

Salmo 99 (98)

Santo es el Señor

99 El Señor es rey,
que los pueblos se estremezcan;
sobre querubines tiene su trono,
que tiemble la tierra.
El Señor es grande en Sión,
sobre todos los pueblos se alza.
Que alaben tu nombre grande y temible:
¡Él es santo!
Rey poderoso que amas la justicia,
tú mismo estableciste la equidad;
la justicia y el derecho
tú instauraste en Jacob.
Alaben al Señor nuestro Dios,
póstrense ante el estrado de sus pies:
¡Él es santo!
De sus sacerdotes, Moisés y Aarón;
de los que invocaban su nombre, Samuel:
ellos llamaban al Señor y él les respondía.
Desde la columna de nube hablaba con ellos;
ellos respetaban sus mandatos
y la ley que les había dado.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías;
tú eras para ellos el Dios que perdona
y quien castiga sus maldades.
Alaben al Señor nuestro Dios,
póstrense ante su santo monte,
porque santo es el Señor nuestro Dios.

Salmo 100 (99)

Acudan con gozo a su presencia

100 Salmo de acción de gracias.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
acudan con gozo a su presencia.
Sepan que el Señor es Dios:
él nos ha hecho y a él pertenecemos;
somos su pueblo, el rebaño que apacienta.
Crucen sus puertas dando gracias,
sus atrios con alabanzas;
denle gracias y bendigan su nombre,
porque el Señor es bueno,
su bondad perdura por siempre,
su fidelidad por generaciones.

Salmo 101 (100)

Actuaré rectamente en medio de mi casa

101 Salmo de David.
Quiero cantar el amor y la justicia,
a ti, Señor, quiero cantarte;
quiero aprender la senda de los rectos,
¿cuándo vendrás a mí?
Actuaré rectamente en medio de mi casa,
en nada indigno fijaré mi ojos;
odio el proceder de los rebeldes,
no dejaré que me contagie.
Que el perverso se aleje de mí,
no quiero conocer al malvado.
Al que difama en secreto a su amigo,
voy a dejarlo callado;
al que es ambicioso y soberbio,
no voy a tolerarlo.
En los fieles del país me fijaré
para que habiten conmigo:
quien siga la senda de los rectos,
ese será quien me sirva.
No vivirá en mi casa quien engaña,
no aguantará mi mirada quien miente.
Yo haré callar cada mañana
a todos los malvados del país,
para expulsar de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.

Isaías 41

La historia presente también en manos de Dios

41 Escúchenme, islas, en silencio;
pueblos, esperen mi reprensión.
Que se acerquen y entonces hablaremos,
comparezcamos juntos a juicio.
¿Quién lo ha suscitado por oriente
y le ofrece la victoria a cada paso,
pone a su alcance a las naciones
y le somete a sus reyes?
Su espada los reduce a polvo,
su arco los avienta como paja;
los persigue y avanza seguro,
y ni tocan sus pies el camino.
¿Quién lo ha hecho y realizado?
El que llama al futuro desde el principio.
Yo soy el Señor, el primero;
y estaré presente con los últimos.
Las islas lo contemplan temerosas,
tiemblan los confines de la tierra;
ya se acercan, ya están aquí.
Cada cual ayuda a su compañero,
y dice al de al lado: “Ánimo”.
El escultor anima al orfebre,
el forjador al que golpea el yunque;
le dice: “Va bien la soldadura”,
y la sujeta bien fuerte con clavos.

Futuro sereno del pueblo elegido

Y tú, Israel, siervo mío,
tú, Jacob, mi elegido,
estirpe de mi amigo Abrahán,
a quien tomé del confín de la tierra,
a quien llamé de lejanas regiones;
a quien dije: Tú eres mi siervo;
te he elegido, no te he rechazado.
10 No temas, que estoy contigo;
no te angusties, que soy tu Dios.
Te doy fuerza y voy a ayudarte,
te sostiene mi diestra salvadora.
11 Mira: se retraen avergonzados
todos los que se afanan contra ti;
en nada quedarán, perecerán
todos los que pleitean contigo.
12 Buscarás pero no encontrarás
a la gente que te anda provocando;
en nada quedarán, sin valor,
todos los que te hacen la guerra.
13 Porque yo, el Señor tu Dios,
soy quien te toma de la mano,
quien te dice: Nada temas,
porque yo soy tu auxilio.

Nuevo oráculo de salvación

14 No temas, gusanito de Jacob;
no te angusties, cosita de Israel;
te voy a auxiliar —oráculo del Señor—.
Tu redentor es el Santo de Israel.
15 Voy a convertirte en trillo cortante,
en trillo nuevo, lleno de dientes.
Trillarás, triturarás montañas,
reducirás a paja las colinas;
16 los aventarás, el viento los dispersará,
el torbellino los arrebatará consigo.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás del Santo de Israel.

El desierto transformado

17 En vano los pobres buscan agua,
la sed reseca su lengua.
Yo, el Señor, les respondo;
como Dios de Israel, no los abandono.
18 Abriré canales en cumbres peladas,
fuentes en medio de los valles;
transformaré la estepa en estanque,
la tierra desierta en manantiales.
19 Llenaré la estepa de cedros,
de acacias, mirtos y olivos;
plantaré en el desierto cipreses,
y a la vez olmos y abetos.
20 Para que así vean y entiendan,
y a la vez se fijen y aprendan
que lo ha hecho la mano del Señor,
lo ha creado el Santo de Israel.

Los ídolos nada saben y nada son

21 Presenten su causa, dice el Señor,
aduzcan sus pruebas, dice el Rey de Jacob;
22 que se acerquen y nos digan
lo que va a suceder.
Dígannos cómo fue el pasado
y prestaremos atención;
anúnciennos el futuro
y lo reconoceremos cuando llegue;
23 predigan los signos del futuro
y sabremos que son dioses.
Hagan algo, bueno o malo,
y que todos lo veamos admirados.
24 Mas ustedes no son nada,
sus obras son vacío;
es detestable elegirlos como dioses.
25 Del norte he suscitado
a uno que está llegando;
de oriente lo llamo por su nombre:
pisoteará príncipes como barro,
como pisa un alfarero la arcilla.
26 ¿Quién lo dijo de antemano
para que lo supiéramos por adelantado,
para que asintiéramos diciendo: “Es cierto”?
Pero nadie lo cuenta ni lo explica,
y nadie escucha sus palabras.
27 Lo he anunciado primero en Sión,
he enviado un heraldo a Jerusalén.
28 Miré, pero a nadie vi,
ni un consejero entre ellos
que pudiese responder a mi pregunta.
29 Son todos pura nadería,
sus obras un cero a la izquierda,
viento y nulidad sus estatuas.

Apocalipsis 11

Los dos testigos y la bestia

11 Recibí después una vara de medir semejante a un bastón, y me ordenaron:

— Ve, toma las medidas del Templo de Dios y de su altar y cuenta el número de sus adoradores. Pero no midas el patio exterior; déjalo aparte, porque ha sido entregado como botín a las naciones, que hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. Será entonces cuando yo envíe a mis dos testigos, para que, austeramente vestidos, proclamen el mensaje profético de Dios durante mil doscientos sesenta días. Me refiero a los dos olivos y a los dos candeleros que se mantienen firmes en presencia del Señor de la tierra. ¡Que nadie intente hacerles daño, pues de su boca sale fuego que devora a sus enemigos; irremisiblemente debe perecer quien intente hacerles daño! Tienen poder para cerrar el cielo e impedir que llueva mientras proclaman su mensaje profético; pueden convertir el agua en sangre; pueden herir la tierra cuantas veces quieran con toda clase de calamidades. Pero, una vez concluido su testimonio, surgirá del abismo la bestia, que entrará en combate contra ellos, los derrotará y los matará. Sus cadáveres estarán expuestos al público en la plaza de la gran ciudad a la que se da el nombre simbólico de Sodoma y Egipto, y en la que fue también crucificado su Señor. Tres días y medio estarán expuestos los cadáveres a la vista de gentes de todo pueblo, raza, lengua y nación, sin que nadie pueda darles sepultura. 10 Mientras tanto, se desbordará el júbilo y la alegría de los habitantes de la tierra por su muerte. Hasta se harán regalos unos a otros, ya que aquellos dos profetas les habían amargado la existencia. 11 Pero al cabo de los tres días y medio, Dios los hizo revivir y los puso de nuevo en pie, para asombro y terror de quienes los contemplaban.

12 Oí entonces una fuerte voz que les decía desde el cielo:

— Suban aquí.

Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos. 13 En ese momento se desencadenó un formidable terremoto: la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil personas perecieron víctimas del terremoto. Los supervivientes, sobrecogidos de espanto, alabaron al Dios del cielo.

14 Atrás ha quedado la segunda calamidad, pero la tercera está a las puertas.

La séptima trompeta

15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban:

— A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre y para siempre.

16 Se postraron entonces rostro en tierra los veinticuatro ancianos que están sentados en sus tronos ante Dios, y adoraron a Dios, 17 diciendo:

— Gracias, Señor Dios, dueño de todo,
tú que existes desde siempre,
porque con tu inmenso poder
has establecido tu reinado.
18 Gracias, porque tu ira se ha hecho presente
destrozando el furor de las naciones
y porque ha sonado la hora del juicio,
la hora de premiar a tus siervos los profetas,
a los santos y a cuantos veneran tu nombre,
sean humildes o poderosos,
la hora de exterminar a los que corrompen la tierra.

19 En aquel instante se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y dentro de él apareció el Arca de su alianza en medio de relámpagos, truenos fragorosos, temblores de tierra y un recio granizar.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España