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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Deuteronomio 6

El mandamiento más importante

Estos son los estatutos, normas y preceptos que el Señor su Dios ordenó que les enseñara, para que los cumplan en la tierra a la cual van a pasar para tomarla en posesión. De este modo respetarás al Señor tu Dios, tú, tus hijos y tus nietos. A lo largo de todos los días de tu vida cumplirás las normas y preceptos que yo te doy. Así gozarás de larga vida. Por eso, presta atención, Israel, y esfuérzate en obedecerlos, para que seas dichoso en la tierra que mana leche y miel y llegues a ser muy numeroso, como te ha prometido el Señor, el Dios de tus antepasados.

Escucha, Israel: el Señor —y únicamente el Señor— es nuestro Dios. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que hoy te he dicho. Incúlcaselas a tus hijos; háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de camino, cuando te acuestes y cuando te levantes; átalas a tu muñeca como un signo; llévalas en tu frente como una señal; escríbelas en las jambas de tu casa y en tus puertas.

Exhortación a la obediencia

10 Y cuando el Señor tu Dios te introduzca en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob, allí encontrarás ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste; 11 casas colmadas de todo lo mejor que tú no llenaste; pozos ya excavados que tú no cavaste; viñas y olivos que tú no plantaste. Cuando comas y te sacies, 12 ten mucho cuidado de no olvidar al Señor, que te liberó de la esclavitud de Egipto. 13 Al Señor tu Dios respetarás, a él rendirás culto y por su nombre jurarás. 14 No vayan tras otros dioses, esos dioses de los pueblos que están alrededor de ustedes, 15 porque la ira del Señor caería sobre ti como fuego y te borraría completamente de la faz de la tierra, pues el Señor tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso.

16 No pongan a prueba al Señor su Dios, como hicieron en Masá. 17 Cumplan cuidadosamente las normas y preceptos que el Señor su Dios te ha ordenado. 18 Haz lo que el Señor aprueba como recto y bueno, así serás dichoso y tomarás posesión de la fértil tierra que el Señor prometió a tus antepasados, 19 porque el Señor expulsará delante de ti a todos tus enemigos, tal como te ha prometido.

20 Y el día de mañana, cuando tu hijo te pregunte: “¿Qué significan estos estatutos, normas y preceptos que el Señor nuestro Dios les ha dado?”, 21 tú le responderás: “El Señor nos sacó con gran poder de Egipto donde éramos esclavos del faraón. 22 Ante nuestros propios ojos, el Señor realizó grandes y tremendos milagros y prodigios en Egipto contra el faraón y toda su corte. 23 Y nos sacó de allí para conducirnos y darnos la tierra que prometió a nuestros antepasados. 24 El Señor nuestro Dios nos mandó, entonces, que lo respetásemos cumpliendo estos preceptos, para que seamos siempre dichosos y él nos conserve la vida como hasta ahora. 25 Por su parte, el Señor nuestro Dios será justo con nosotros siempre que cumplamos cuidadosamente todos estos mandamientos, tal como él nos lo ha ordenado”.

Salmos 89

Salmo 89 (88)

Con mi elegido he sellado un pacto

89 Poema de Etán el ezraíta.
El amor del Señor cantaré eternamente,
proclamaré tu fidelidad por generaciones.
Así dije: “Para siempre se alza el amor,
en el mismo cielo tu fidelidad sustentas”.
Con mi elegido he sellado un pacto,
esto he jurado a mi siervo David:
“Afianzaré tu linaje eternamente,
mantendré tu trono por generaciones”. [ Pausa]
Señor, alaba el cielo tus maravillas,
la asamblea de los santos tu fidelidad.
¿Quién en el cielo al Señor se asemeja?
¿Quién de los dioses iguala al Señor?
Dios es venerado en la asamblea de los santos,
él infunde respeto a cuantos le rodean.
Señor, Dios del universo, ¿quién como tú?
Poderoso eres tú, la fidelidad te envuelve.
10 Tú dominas las mareas del mar,
tú calmas sus olas cuando se encrespan.
11 Tú aplastaste a Rahab como a un cadáver,
disipaste a tus rivales con tu brazo poderoso.
12 Tuyo es el cielo, tuya es la tierra,
tú fijaste el orbe y cuanto lo llena.
13 Tú has creado el norte y el sur,
el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre.
14 Tuyo es el brazo poderoso,
fuerte es tu mano, excelsa tu diestra.
15 La justicia y el derecho sustentan tu trono,
el amor y la verdad te preceden.
16 Feliz el pueblo que sabe aclamarte,
caminará, Señor, a la luz de tu rostro.
17 En tu nombre se alegran todo el día,
por tu justicia se enorgullecen.
18 Porque tú eres la gloria de su fuerza,
tú nos encumbras con tu favor.
19 El Señor es nuestro escudo,
el santo de Israel es nuestro rey.
20 Un día, en una visión, hablaste
a tus fieles y así les dijiste:
“He prestado mi apoyo a un guerrero,
he enaltecido a un joven del pueblo.
21 He encontrado a mi siervo David,
con mi aceite sagrado lo he ungido.
22 Mi mano estará con él,
mi brazo le dará fuerza.
23 No podrá atormentarlo el enemigo,
ni le hará sufrir el malvado.
24 Ante él destrozaré a sus rivales,
golpearé a quienes lo odian.
25 Mi fidelidad y mi amor lo acompañan,
con mi nombre voy a encumbrarlo.
26 Bajo su mano he puesto el mar,
bajo su diestra los ríos.
27 Él me dirá: ‘Tú eres mi padre,
mi Dios, el refugio que me salva’.
28 Haré de él mi primogénito,
el mayor de los reyes de la tierra.
29 Mi bondad lo protegerá siempre,
mi pacto con él será firme.
30 Mantendré eternamente su linaje
y su trono mientras el cielo exista.
31 Mas si abandonan sus hijos mi ley,
si no caminan según mis decretos,
32 si quebrantan mis preceptos
y no guardan mis mandatos,
33 castigaré con la vara su pecado
y con azotes sus culpas.
34 Pero de él no apartaré mi amor,
no traicionaré mi fidelidad,
35 no romperé mi pacto,
no cambiarán mis palabras.
36 Por mi santidad juré una vez
y no mentiré a David.
37 Será eterna su descendencia,
será su trono como el sol ante mí,
38 como la luna siempre firme,
testigo fiel en el cielo”. [ Pausa]
39 Pero tú lo rechazaste y despreciaste,
tú te enfureciste con tu ungido,
40 rompiste la alianza con tu siervo,
tiraste por tierra su corona.
41 Destruiste sus murallas,
arrasaste sus fortalezas;
42 los caminantes la saquean,
sus vecinos se burlan de ella.
43 Has exaltado el poder de sus rivales,
a sus enemigos has llenado de gozo.
44 El filo de su espada has doblado,
no le has dado apoyo en la batalla;
45 has puesto fin a su esplendor,
has tirado por tierra su trono.
46 Tú has acortado su juventud,
lo has cubierto de vergüenza. [ Pausa]
47 ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Te esconderás para siempre?
¿Arderá como el fuego tu ira?
48 Recuerda que mi vida es un soplo,
¿por qué creaste al ser humano tan frágil?
49 ¿Quién vivirá sin ver la muerte?
¿Quién escapará de las garras
del reino de los muertos? [ Pausa]
50 Señor, ¿dónde está tu antiguo amor,
el que juraste a David por tu fidelidad?
51 Recuerda, mi Señor, la humillación de tu siervo,
a todos los pueblos que he de soportar.
52 Tus enemigos me humillan, Señor,
desprecian las huellas de tu ungido.
53 ¡Bendito sea Dios por siempre!
¡Amén, amén!

Isaías 34

Pequeño Apocalipsis (34—35)

Juicio sobre Edom

34 Reúnanse, pueblos, y escuchen;
presten atención, naciones.
Escuche la tierra y sus habitantes,
el mundo y todo lo que él produce.
Que el Señor está airado con todos los pueblos,
su cólera se dirige contra todos sus ejércitos;
los va a exterminar y a entregar a la matanza.
Sus muertos yacerán esparcidos,
sus cadáveres difundirán hedor;
los montes se empaparán con su sangre,
todas las colinas se descompondrán.
El cielo se enrollará como un pergamino,
y todo su ejército se marchitará
como se marchita la hoja de la vid,
como las hojas muertas de la higuera.
Blande el Señor su espada en el cielo:
vean cómo la descarga sobre Edom,
sobre un pueblo condenado a muerte.
La espada del Señor está llena de sangre,
está toda empapada de grasa,
de sangre de corderos y cabritos,
de grasa de vísceras de carneros.
Pues el Señor celebra una matanza en Bosrá,
un degüello imponente en tierra de Edom.
Búfalos caerán con ellos,
novillos junto con toros.
Su tierra se empapará de sangre,
su suelo chapoteará de grasa.
Que es el día de la venganza del Señor,
el año del desquite por la causa de Sión;
por sus torrenteras fluirá la pez,
su polvo se transformará en azufre:
pez ardiente será su tierra,
10 ni de noche ni de día se apagará,
su humareda se alzará por siempre.
Quedará desolada por generaciones,
sin transeúntes por siempre jamás.
11 Se instalarán allí el mochuelo y el erizo,
la habitarán la lechuza y la corneja.
Extenderá sobre ella el Señor
cordel de caos, plomada de vacío.
12 No habrá nobles para crear un reino,
no quedará uno solo de sus príncipes.
13 Crecerán espinos en sus palacios,
cardos y ortigas en sus torreones:
convertida en guarida de chacales,
en terreno de crías de avestruz.
14 Se juntarán gatos salvajes con hienas,
los sátiros se llamarán entre sí;
allí descansará Lilit,
se hará con una guarida.
15 Allí anidará la serpiente,
pondrá e incubará sus huevos.
Allí se juntarán los buitres,
ninguno carecerá de compañera.
16 Compruébenlo en el Libro del Señor,
no falta ninguno de ellos,
porque su boca lo ha ordenado
y su aliento los ha reunido.
17 Los ha sorteado por lotes,
ha repartido a suertes el país
para que lo posean siempre
y lo habiten de generación en generación.

Apocalipsis 4

II.— LOS SIETE SELLOS (4,1—8,1)

El trono de Dios

Después de todo esto tuve una visión. Vi una puerta abierta en el cielo, y aquella voz como de trompeta que me había hablado primero, me dijo:

— Sube aquí, que voy a mostrarte lo que tiene que suceder en adelante.

Al instante caí en éxtasis, y vi un trono colocado en medio del cielo y alguien sentado en él. El que estaba sentado resplandecía como el jaspe y el sardonio, mientras un halo de color esmeralda rodeaba el trono alrededor. Rodeando también el trono había otros veinticuatro tronos y, sentados en ellos, veinticuatro ancianos vestidos de blanco y ceñidas sus cabezas con coronas de oro. Relámpagos y truenos fragorosos salían del trono ante el que ardían siete lámparas, que eran los siete espíritus de Dios; y un mar transparente, como de cristal, se extendía también delante del trono. En medio del trono y a su alrededor había cuatro seres vivientes, todo ojos por delante y por detrás. El primero era semejante a un león; el segundo, como un toro; con rostro como de hombre el tercero; y el cuarto, semejante a un águila en pleno vuelo. Cada uno de los cuatro vivientes tenía seis alas y eran todo ojos por fuera y por dentro. Día y noche proclaman sin descanso:

— Santo, santo, santo,
Señor Dios, dueño de todo,
el que era, el que es,
el que está a punto de llegar.

Y cada vez que los cuatro vivientes tributan gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por siempre, 10 los veinticuatro ancianos caen de rodillas ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por siempre y arrojan sus coronas a los pies del trono, diciendo:

11 — Señor y Dios nuestro:
¡Nadie como tú merece recibir
la gloria, el honor y el poder!
Porque tú has creado todas las cosas;
en tu designio existían,
y conforme a él fueron creadas.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España