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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Números 22

En la estepa de Moab (22—25)

Balac y Balaán

22 Los israelitas siguieron su marcha y acamparon en la llanura de Moab junto al Jordán, a la altura de Jericó. Balac hijo de Zipor estaba enterado de todo lo que Israel había hecho con los amorreos. Así que Moab se alarmó al ver un pueblo tan numeroso. Asustado ante los israelitas, Moab dijo a los ancianos de Madián:

— Ahora esta gente devorará todos nuestros bienes, como devora el buey el pasto del campo.

Balac, hijo de Zipor, que era entonces rey de Moab, envió mensajeros a Balaán, hijo de Beor, que residía en Petor, ciudad que está junto al río Éufrates y era su país de origen, para que le dijeran:

— Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; ahora se ha asentado delante de mí. Ven, pues, y maldice a este pueblo de mi parte pues es más fuerte que yo; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio. Porque yo sé bien que será bendito quien reciba tu bendición y a quien tú maldigas, maldito será.

Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián partieron llevando consigo el pago por el vaticinio. Llegaron adonde estaba Balaán y le dieron el mensaje de Balac. Él les respondió:

— Pasen aquí esta noche y yo les contestaré según me diga el Señor.

Se quedaron, en efecto, con Balaán aquella noche los dignatarios de Moab. Y tuvo Balaán una visión en la que Dios le preguntó:

— ¿Qué es lo que quieren esos hombres de ti?

10 Balaán respondió a Dios:

— Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado este mensaje: 11 “Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; Ven, pues, y maldice a ese pueblo de mi parte; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio”.

12 Pero Dios dijo a Balaán:

— No vayas con ellos. Tú no debes maldecir a ese pueblo porque es un pueblo bendito.

13 Balaán se levantó por la mañana y dijo a los dignatarios de Balac:

— Retornen a su tierra, porque el Señor no me deja ir con ustedes.

14 Los dignatarios de Moab partieron y regresaron donde estaba Balac y le dijeron:

— Balaán rehusó venir con nosotros.

15 Entonces Balac envió otros dignatarios, más numerosos y más honorables que los anteriores, 16 los cuales llegaron adonde estaba Balaán y le dijeron:

— Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no rehúses venir a mí. 17 Yo te recompensaré espléndidamente y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora y maldice a este pueblo de mi parte.

18 Pero Balaán respondió a los enviados de Balac:

— Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, yo no podré hacer nada, grande o pequeño, que vaya contra lo mandado por el Señor, mi Dios. 19 Les ruego, por tanto, que pasen aquí esta noche para que yo averigüe si el Señor tiene algo que decirme.

20 Esa noche se apareció Dios a Balaán y le dijo:

— Ya que esos hombres han venido a buscarte, puedes ir con ellos. Pero sólo harás lo que yo te ordene.

21 Cuando Balaán se levantó por la mañana, aparejó su burra y partió con los dignatarios moabitas. 22 Pero, una vez en marcha, se encendió la ira de Dios y el ángel del Señor se interpuso en el camino cerrándole el paso. Iba él montado en su burra, con sus dos criados acompañándole, 23 cuando de pronto la burra vio al ángel del Señor, de pie en medio del camino con su espada desenvainada en la mano; se desvió entonces la burra del camino y se echó a correr por el campo, mientras Balaán golpeaba a la burra para hacerla volver al camino. 24 Pero el ángel del Señor le cerró el camino poniéndose en medio de una senda que discurría entre las viñas, con una tapia por ambos lados. 25 Al ver al ángel del Señor, la burra se pegó al muro apretando contra él la pierna de Balaán que volvió a apalearla. 26 De nuevo el ángel del Señor se adelantó y se plantó en una angostura donde no había camino para desviarse ni a derecha ni a izquierda. 27 Cuando la burra vio otra vez al ángel del Señor, se tumbó en el suelo teniendo encima a Balaán que, por su parte, estaba enfurecido y no cesaba de apalearla con su vara.

28 Entonces el Señor hizo que la burra hablara e increpara a Balaán:

— ¿Qué te he hecho, para que me hayas apaleado ya tres veces?

29 Balaán le contestó:

— Tú te has burlado de mí. Si tuviera una espada a mano, te mataría ahora mismo.

30 La burra replicó a Balaán:

— Mira, yo soy la burra que te ha servido de cabalgadura desde tus primeros días hasta hoy; ¿acaso me he portado alguna vez de esta manera contigo?

Balaán respondió:

— No.

31 Entonces el Señor abrió los ojos de Balaán que, al ver al ángel del Señor de pie en medio del camino con la espada desenvainada en su mano, hizo una profunda reverencia y se postró rostro a tierra. 32 El ángel del Señor le dijo:

— ¿Por qué has apaleado tres veces a tu burra? Era yo quien te cerraba el paso, pues no me agrada tu viaje. 33 Cuando la burra me vio, se desvió por mi causa estas tres veces. De no haberse desviado, yo te hubiera matado a ti, dejándola a ella viva.

34 Entonces Balaán dijo al ángel del Señor:

— He pecado al no saber que eras tú quien te interponías en mi camino. Si el viaje te sigue pareciendo mal, regresaré de inmediato.

35 Pero el ángel del Señor dijo a Balaán:

— Vete con esos hombres; pero sólo dirás lo que yo te ordene.

Encuentro con Balac

Marchó, pues, Balaán con los dignatarios de Balac. 36 Y cuando Balac oyó que venía Balaán, salió a recibirlo a Ir Moab, ciudad que está junto a la frontera del Arnón, en el límite de su territorio. 37 Balac dijo a Balaán:

— ¿Por qué no viniste cuando te mandé llamar por primera vez? ¿Acaso no está en mi mano recompensarte?

38 A lo que Balaán respondió:

— Y ahora que he venido a ti, ¿podré decir lo que quiera? ¡Pues no! Sólo podré pronunciar las palabras que Dios ponga en mi boca.

39 Acompañó Balaán a Balac hasta Quiriat-Jus 40 donde Balac ofreció un sacrificio de toros y ovejas, del que envió porciones a Balaán y a los dignatarios que estaban con él.

Balaán bendice a Israel

41 A la mañana siguiente, Balac subió con Balaán a Bamot-Baal desde donde podía contemplarse parte de la comunidad israelita.

Salmos 62-63

Salmo 62 (61)

Sólo Dios es mi descanso

62 Al maestro del coro. De Yedutún. Salmo de David.
Sólo Dios es mi descanso,
de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca, mi salvación,
mi fortaleza, ¡no sucumbiré!
¿Hasta cuándo atacarán a uno
tratando de derribarlo todos juntos
como a un muro que se desploma,
como a una pared a punto de caer?
Sólo buscan arrebatarle su grandeza,
se complacen en la mentira:
mientras bendicen con su boca
están maldiciendo en su interior. [ Pausa]
Sólo Dios es mi descanso,
de él viene mi esperanza.
Sólo él es mi roca, mi salvación,
mi fortaleza, ¡no sucumbiré!
En Dios está mi salvación, mi gloria
y mi fortaleza; en Dios está mi refugio.
Confíen siempre en él
los que forman su pueblo;
abran ante él su corazón,
pues Dios es nuestro refugio. [ Pausa]
10 Sólo un soplo es el ser humano,
sólo un espejismo son los mortales;
todos puestos en una balanza,
todos juntos, pesan menos que un soplo.
11 No confíen en la violencia,
no se ilusionen con el robo;
si aumenta su riqueza,
no le presten atención.
12 Sólo una cosa ha dicho Dios,
dos cosas yo he oído:
que de Dios es el poder
13 y tuyo el amor, mi Señor;
que tú pagas a cada uno
como merecen sus obras.

Salmo 63 (62)

Te bendeciré mientras viva

63 Salmo de David. Cuando estaba en el desierto de Judá.
Oh Dios, tú eres mi Dios y al alba te busco;
de ti tengo sed y por ti desfallezco
en una tierra árida, seca y sin agua.
Te contemplé en tu santuario,
vi tu poder y tu gloria.
Tu amor es mejor que la vida,
mis labios cantarán tu alabanza.
Te bendeciré mientras viva,
por tu nombre alzaré mis manos.
Me saciaré de aceite y de grasa,
te ensalzará mi boca con gozo.
Si acostado te recuerdo,
no duermo pensando en ti;
pues tú eres mi socorro,
bajo tus alas me regocijo.
Estoy adherido a ti,
tu diestra me sostiene.
10 Quienes desean destruirme
acabarán bajo la tierra,
11 quedarán a merced de la espada,
serán presa de chacales.
12 Y el rey se alegrará en Dios,
se gozará quien juró por él
y enmudecerán los mentirosos.

Isaías 11-12

Un reino mesiánico de paz

11 Un rebrote saldrá del tocón de Jesé,
de sus raíces brotará un renuevo.
El espíritu del Señor en él reposará:
espíritu de inteligencia y sabiduría,
espíritu de consejo y de valor,
espíritu de conocimiento y de respeto al Señor.
Se inspirará en el respeto al Señor.
No juzgará a primera vista
ni dará sentencia de oídas;
juzgará con justicia a los pobres,
con rectitud a los humildes de la tierra;
herirá al violento con la vara de su boca,
con el soplo de sus labios matará al malvado;
la justicia será su ceñidor,
la lealtad rodeará su cintura.
El lobo vivirá con el cordero,
la pantera se echará con el cabrito,
novillo y león pacerán juntos,
y un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se echarán juntas;
el león comerá paja como el buey.
Jugará el lactante junto a la cueva del áspid,
el niño hurgará en el agujero de la víbora.
Nadie hará daños ni estragos
en todo mi monte santo,
pues rebosa el país conocimiento del Señor
como las aguas colman el mar.
10 Aquel día la raíz de Jesé
será el estandarte de los pueblos,
a ella acudirán las naciones
y será esplendorosa su morada.

Vuelta de los deportados

11 Aquel día tenderá otra vez su mano el Señor
y rescatará al resto de su pueblo:
lo que quedó de Asiria y de Egipto,
de Patros, de Cus y de Elam,
de Senaar, de Jamat y de las islas.
12 Alzará un estandarte a las naciones
y reunirá a los dispersos de Israel,
congregará a los diseminados de Judá
de los cuatro extremos de la tierra.
13 Acabarán los celos de Efraín,
cesará la enemistad de Judá;
Efraín no tendrá celos de Judá,
Judá no oprimirá a Efraín.
14 Juntos atacarán por occidente a Filistea,
unidos saquearán a la gente de oriente.
Su mano caerá sobre Edom y Moab,
los de Amón serán sus vasallos.
15 El Señor secará el canal de Egipto,
descargará su mano contra el Éufrates,
su potente aliento lo golpeará,
dividiéndolo en siete riachuelos,
y podrá ser cruzado en sandalias.
16 Existirá una calzada
para el resto de mi pueblo,
para el resto que quedó de Asiria,
lo mismo que la hubo para Israel
el día que salió de Egipto.

Alabanza de los rescatados

12 Aquel día dirás:

Te doy gracias, Señor. Estabas airado,
pero desviaste tu ira y me consolaste.
Pues Dios es mi salvación,
en él confío y nada temo;
Dios es mi fuerza y mi canto,
el Señor es mi salvación.
Sacarán agua gozosos
del manantial de la salvación.
Aquel día dirán:
Den gracias al Señor,
invoquen su nombre;
cuenten entre los pueblos sus gestas,
proclamen que su nombre es excelso.
Canten al Señor, porque ha hecho proezas,
difundan la noticia por toda la tierra.
Griten, vitoreen, habitantes de Sión,
que es grande entre ustedes el Santo de Israel.

Santiago 5

El peligro de la riqueza

Ustedes, los ricos, lloren y giman a la vista de las calamidades que se les van a echar encima. Su riqueza está podrida; sus vestidos están apolillados. Hasta su oro y su plata están siendo presa de la herrumbre, que testimoniará contra ustedes y devorará sus cuerpos como fuego. ¿Para qué amontonan riquezas ahora que el tiempo se acaba? Miren, el salario defraudado a los jornaleros que cosecharon los campos que les pertenecen a ustedes está clamando, y sus clamores han llegado a los oídos del Señor del universo. Ustedes han vivido con lujo en la tierra, entregados al placer; con ello se han engordado para el día de la matanza. Han condenado y asesinado al inocente que ya no les opone resistencia.

Invitación a la paciencia

En cuanto a ustedes, hermanos, esperen con paciencia la venida gloriosa del Señor. Como espera el labrador el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente que lleguen las [lluvias] de otoño y primavera, así ustedes tengan paciencia y buen ánimo, porque está próxima la venida gloriosa del Señor.

No se quejen, hermanos, unos de otros, para que no sean condenados; el juez ya está a las puertas. 10 Como ejemplo de sufrimiento y de paciencia, tienen a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. 11 Consideramos dichosos a los que supieron mantenerse firmes. Más aún, ustedes tienen conocimiento de la firmeza de Job, y ya ven el feliz desenlace a que lo condujo el Señor; porque el Señor es compasivo y misericordioso. 12 Pero, ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento. Cuando digan “sí”, sea sí; y cuando digan “no”, sea no. De ese modo no incurrirán en condenación.

13 ¿Sufre alguno de ustedes? Que ore. ¿Está gozoso? Que alabe al Señor. 14 ¿Ha caído enfermo? Que mande llamar a los presbíteros de la Iglesia para que lo unjan con aceite en el nombre del Señor y hagan oración por él. 15 La oración hecha con fe sanará al enfermo; el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido. 16 Reconózcanse, pues, mutuamente sus pecados y oren unos por otros. Así sanarán, ya que es muy poderosa la oración perseverante del justo. 17 Ahí tienen a Elías, un ser humano como nosotros: oró fervientemente para que no lloviese, y durante tres años y seis meses no cayó una gota de agua sobre la tierra. 18 Luego volvió a orar, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.

Recomendación final

19 Hermanos míos, si uno de ustedes se aleja de la verdad y otro lo vuelve al buen camino, 20 sepan que aquel que convierte de su extravío a un pecador, lo salvará de la muerte y alcanzará el perdón para un sinfín de pecados.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España