M’Cheyne Bible Reading Plan
I.— REGULACIÓN DE LOS SACRIFICIOS (1—7)
Los holocaustos (1,1-17)
Ofrenda de animales
1 El Señor llamó a Moisés y le habló en estos términos desde la Tienda del encuentro:
2 — Di a los israelitas: cuando alguien presente al Señor una ofrenda de animales, esta podrá ser de ganado mayor o de ganado menor.
Holocausto de ganado mayor
3 Si su ofrenda para el holocausto es de ganado mayor, ofrecerá un macho sin defecto alguno; lo ofrecerá a la entrada de la Tienda del encuentro para que sea agradable al Señor. 4 Pondrá su mano sobre la cabeza del animal destinado al holocausto, para que el sacrificio sea aceptado como expiación de parte suya. 5 Entonces degollará la res en presencia del Señor, y a continuación los sacerdotes aaronitas ofrecerán la sangre rociando con ella los lados del altar que está a la entrada de la Tienda del encuentro. 6 El animal ofrecido en holocausto será desollado y descuartizado. 7 Y los sacerdotes aaronitas pondrán fuego sobre el altar y apilarán leña sobre el fuego. 8 Luego colocarán los trozos del animal, la cabeza y la grasa de las vísceras encima de la leña que arde sobre el altar, 9 y lavarán con agua las vísceras y las patas. El sacerdote hará que lo que está sobre el altar se queme completamente, pues es un holocausto, ofrenda de olor grato para el Señor.
Holocausto de ganado menor
10 Si su ofrenda para el holocausto es de ganado menor, corderos o cabritos, ofrecerá un macho sin defecto alguno. 11 Lo degollará en el lado norte del altar, en presencia del Señor; luego los sacerdotes aaronitas rociarán con su sangre los lados del altar. 12 Una vez descuartizado, el sacerdote colocará los trozos, junto con su cabeza y la grasa de las vísceras, encima de la leña que arde sobre el altar; 13 y después de lavar con agua las vísceras y las patas, el sacerdote hará que lo que está sobre el altar se queme completamente, pues es un holocausto, ofrenda de olor grato para el Señor.
Holocausto de aves
14 Si la ofrenda en holocausto para el Señor es de aves, ofrecerá tórtolas o pichones. 15 El sacerdote traerá el ave al altar, le arrancará la cabeza y hará que se queme en el altar después que su sangre sea exprimida sobre un lado del mismo. 16 Le quitará el buche y las plumas, y los echará al lado oriental del altar, en el lugar de las cenizas. 17 Le rasgará las alas, pero no se las arrancará. El sacerdote hará que lo que está en el altar, encima de la leña que arde, se queme completamente, pues es un holocausto, ofrenda de olor grato para el Señor.
El sepulcro vacío (Mt 28,1.8; Mc 16,1-4.7; Lc 24,1-39.12)
20 El primer día de la semana, muy de mañana, antes incluso de amanecer, María Magdalena fue al sepulcro y vio que estaba quitada la piedra que tapaba la entrada. 2 Volvió entonces corriendo adonde estaban Pedro y el otro discípulo a quien Jesús tanto quería y les dijo:
— Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
3 Pedro y el otro discípulo salieron inmediatamente hacia el sepulcro. 4 Iban corriendo los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más deprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro. 5 Se asomó al interior y vio las vendas de lino en el suelo; pero no entró. 6 Después, tras sus huellas, llegó Simón Pedro y entró en el sepulcro. Vio las vendas de lino en el suelo 7 y vio también el paño que habían colocado alrededor de la cabeza de Jesús. Sólo que el paño no estaba en el suelo con las vendas, sino bien doblado y colocado aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. 9 Y es que hasta entonces no habían entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que resucitar triunfante de la muerte. 10 Después, los discípulos regresaron a casa.
Aparición a María Magdalena (Mc 16,9-11)
11 María se había quedado fuera, llorando junto al sepulcro. Sin cesar de llorar, se asomó al interior del sepulcro 12 y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13 Los ángeles le preguntaron:
— Mujer, ¿por qué lloras?
Ella contestó:
— Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
14 Volvió entonces la vista atrás, y vio a Jesús que estaba allí, pero no lo reconoció. 15 Jesús le preguntó:
— Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando?
Ella, creyendo que era el jardinero, le contestó:
— Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo misma iré a recogerlo.
16 Entonces Jesús la llamó por su nombre:
— ¡María!
Ella se volvió y exclamó en arameo:
— ¡Rabboní! (que quiere decir “Maestro”).
17 Jesús le dijo:
— No me retengas, porque todavía no he ido a mi Padre. Anda, ve y diles a mis hermanos que voy a mi Padre, que es también el Padre de ustedes; a mi Dios, que es también el Dios de ustedes.
18 María Magdalena fue a donde estaban los discípulos y les anunció:
— He visto al Señor y esto es lo que me ha encargado.
Jesús se aparece a los discípulos (Lc 24,36-49)
19 Aquel mismo primer día de la semana, al anochecer, estaban reunidos los discípulos en una casa, con las puertas bien cerradas por miedo a los judíos. Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
— La paz esté con ustedes.
20 Dicho lo cual les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 21 Jesús volvió a decirles:
— La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así los envío yo a ustedes.
22 Sopló entonces sobre ellos y les dijo:
— Reciban el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.
Jesús y Tomás
24 Tomás, uno del grupo de los doce, a quien llamaban “el Mellizo”, no estaba con ellos cuando se les presentó Jesús. 25 Así que le dijeron los otros discípulos:
— Hemos visto al Señor.
A lo que Tomás contestó:
— Si no veo en sus manos la señal de los clavos; más aún, si no meto mi dedo en la señal dejada por los clavos y mi mano en la herida del costado, no lo creeré.
26 Ocho días después, se hallaban también reunidos en casa los discípulos, y Tomás con ellos. Aunque tenían las puertas bien cerradas, Jesús se presentó allí en medio y les dijo:
— La paz esté con ustedes.
27 Después dijo a Tomás:
— Trae aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en la herida de mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Tomás contestó:
— ¡Señor mío y Dios mío!
29 Jesús le dijo:
— ¿Crees porque has visto? ¡Dichosos los que crean sin haber visto!
Finalidad del evangelio
30 Jesús hizo en presencia de sus discípulos otros muchos milagros que no han sido recogidos en este libro. 31 Estos han sido narrados para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida por medio de él.
17 Más vale mendrugo seco en paz,
que comilonas en medio de riñas.
2 Siervo eficiente suplantará al hijo indigno
y compartirá la herencia con los hermanos.
3 La plata en el crisol y el oro en el horno,
a los corazones los prueba el Señor.
4 El malhechor presta oído a labios dañinos,
el mentiroso hace caso a malas lenguas.
5 Quien se burla del pobre insulta a su Creador,
quien se alegra de una desgracia no quedará impune.
6 La aureola de los viejos son los nietos,
la gloria de los hijos son sus padres.
7 Ni al tonto le pega el discurso elevado,
ni al noble el discurso mentiroso.
8 A quien lo practica,
el soborno le parece un amuleto:
en cualquier circunstancia obtiene éxito.
9 Quien disculpa una ofensa consigue amistad,
quien la recuerda pierde al amigo.
10 Más hondo le cala un reproche al sensato
que cien palos al necio.
11 El malvado provoca revueltas,
recibirá crueldad como respuesta.
12 Mejor toparse con osa privada de sus oseznos
que con tonto de remate.
13 Quien devuelve mal por bien
no echará el mal de su casa.
14 Iniciar un conflicto es abrir una compuerta;
antes de enzarzarte en pleitos, retírate.
15 Absolver al malvado y condenar al justo
son dos cosas que detesta el Señor.
16 ¿De qué le sirve al necio tener dinero?
Si no tiene seso, ¿podrá comprar sabiduría?
17 El amigo ama en todo momento,
el hermano nace para ayudar en la desgracia.
18 Insensato el que hace un trato
saliendo fiador de su prójimo.
19 El que ama las riñas, ama el delito;
el que agranda su puerta, se busca la ruina.
20 Mente retorcida no hallará dicha,
el deslenguado caerá en desgracia.
21 Un hijo insensato produce dolor,
ser padre de un necio no causa alegría.
22 Corazón contento es buena medicina,
ánimo abatido debilita los huesos.
23 El corrupto acepta soborno secreto
y así tuerce el curso del derecho.
24 En la cara del inteligente brilla la sabiduría,
la mirada del necio se pierde en el horizonte.
25 Hijo necio, pena del padre
y amargura de la madre.
26 No está bien castigar al justo,
azotar a gente honorable va contra el derecho.
27 El parco en palabras es rico en saber,
mantener la calma es de inteligentes.
28 Hasta el necio que calla es tenido por sabio,
quien mide sus palabras, por inteligente.
4 Así pues, hermanos míos, a quienes tanto amo y tanto añoro: ustedes, que son mi alegría y mi corona, permanezcan firmes en el Señor, queridos.
Exhortaciones
2 A Evodia y a Síntique les pido encarecidamente que se pongan de acuerdo, como cristianas que son. 3 Ayúdalas tú también, fiel compañero ya que lucharon conmigo por la causa del mensaje evangélico, junto con Clemente y el resto de mis colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.
4 Vivan siempre alegres en el Señor. Otra vez se lo digo: vivan con alegría. 5 Que todo el mundo los reconozca por su bondad. El Señor está a punto de llegar. 6 Nada debe angustiarlos; al contrario, en cualquier situación, presenten a Dios su deseos, acompañando sus oraciones y súplicas con un corazón agradecido. 7 Y la paz de Dios, que desborda toda inteligencia, guardará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.
8 Finalmente, hermanos, aprecien todo lo que sea verdadero, noble, recto, limpio y amable; todo lo que merezca alabanza, suponga virtud o sea digno de elogio. 9 Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido; lo que en mí han visto y oído, pónganlo en práctica. Y el Dios de la paz estará con ustedes.
Conclusión (4,10-23)
Pablo agradece la ayuda de los filipenses
10 Grande, my grande ha sido mi alegría como cristiano al comprobar que, después de tanto tiempo, ha vuelto a florecer el interés que ustedes tienen por mí. Ya sé que lo tenían; lo que les faltaba era la ocasión de manifestarlo. 11 Y no es la necesidad lo que me hace hablar así, pues he aprendido a bastarme en cualquier circunstancia. 12 Tengo experiencia de pobreza y de riqueza. Estoy perfectamente entrenado para todo: para estar harto y para pasar hambre, para nadar en la abundancia y para vivir con estrecheces. 13 Puedo salir airoso de toda suerte de pruebas, porque Cristo me da las fuerzas. 14 Con todo, es hermoso que se hayan solidarizado conmigo en momentos de aflicción.
15 Como bien saben, filipenses, cuando comenzó a proclamarse el mensaje evangélico y tuve que salir de Macedonia, sólo la iglesia de ustedes me abrió cuenta de “haber” y “debe”. 16 Incluso estando yo en Tesalónica, por dos veces me enviaron ayuda para remediar mi necesidad. 17 Y no es que yo esté buscando donativos; lo que busco son ingresos que aumenten la cuenta de ustedes. 18 Acuso, pues, recibo de todo, que ha sido más que suficiente. Me siento satisfecho con lo que me han enviado por medio de Epafrodito, y que es ofrenda de suave olor y sacrificio que Dios acepta con agrado. 19 Mi Dios, a su vez, rico y poderoso como es, proveerá a todas las necesidades que ustedes tengan, por medio de Jesucristo. 20 Que Dios, nuestro Padre, reciba gloria por siempre. Amén.
Saludos finales
21 Saluden a todo creyente en Cristo Jesús. Los saludan los hermanos que están conmigo, 22 así como todos los demás cristianos, y en particular los de la casa imperial. 23 Que la gracia de Jesucristo el Señor permanezca con ustedes.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España