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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Éxodo 39

Ornamentos sacerdotales (Ex 28,5-14)

39 Las vestiduras de ceremonia para oficiar en el santuario y las vestiduras sagradas de Aarón, se hicieron de púrpura violeta, escarlata y carmesí, como el Señor había ordenado a Moisés.

El efod lo hicieron de oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y de lino fino trenzado. Forjaron a martillo unas placas de oro, las cortaron en hebras para entretejerlas hábilmente con la púrpura violeta, escarlata y carmesí, y con el lino fino trenzado. Le pusieron dos tirantes de manera que el efod quedara unido por sus dos extremos. El fajín para ajustar el efod formaba una sola pieza con él y estaba confeccionado de la misma forma: era de oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y de lino fino trenzado.

Sobre las piedras de ónice engastadas en oro, grabaron los nombres de las tribus israelitas como se graban los sellos. Y pusieron las piedras sobre los tirantes del efod para recordar a los israelitas, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

El pectoral (Ex 28,15-30)

El pectoral del dictamen lo hicieron también manos expertas y se confeccionó con los mismos materiales que el efod: oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado. Era cuadrado, de paño doble y medía veintidós centímetros por cada lado. 10 Le engastaron una guarnición de piedras dispuestas en cuatro hileras: en la primera fila colocaron un rubí, un topacio y una esmeralda; 11 en la segunda, una turquesa, un zafiro y un diamante; 12 en la tercera, un jacinto, una ágata y una amatista; 13 y en la cuarta, un crisólito, un ónice y un jaspe. Todas ellas iban engastadas en oro 14 y hacían un total de doce piedras, como el número de las tribus israelitas. En cada piedra grabaron, a la manera en que se hace en un sello, el nombre de una de las doce tribus. 15 También hicieron para el pectoral unas cadenas de oro puro, trenzadas como cordones, 16 dos engastes de oro y dos argollas de oro que sujetaron en sus dos extremos. 17 Pasaron los dos extremos de los dos cordones de oro por las dos argollas superiores del pectoral, 18 y los otros dos extremos de los cordones los engancharon en los dos engarces que fijaron en la parte delantera de los tirantes del efod. 19 Hicieron, asimismo, dos argollas de oro y las sujetaron en los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde inferior, el que queda junto al efod. 20 Además hicieron otras dos argollas de oro, que fijaron en la parte inferior y delantera de los dos tirantes del efod, junto a la costura y encima del fajín del efod. 21 Así sujetaron el pectoral, haciendo pasar entre sus argollas y las argollas del efod un cordón de púrpura violeta, de manera que el pectoral quedaba fijo sobre el fajín y no podía desprenderse del efod.

El manto (Ex 28,31-35)

22 Tejieron el manto del efod todo de púrpura violeta. 23 En el centro tenía una abertura como el cuello de un coselete; alrededor de la abertura la tela tenía un dobladillo para que no se rasgase. 24 Adornaron el borde inferior del manto con granadas de púrpura violeta, escarlata y carmesí y lino fino trenzado. 25 Hicieron además unos cascabeles de oro puro y los colocaron en el borde inferior del manto, alternando con las granadas: 26 un cascabel de oro y una granada; otro cascabel de oro y otra granada; así todo el borde inferior del manto. El manto se usaba para oficiar, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

Las vestiduras sacerdotales (Ex 28,40-42)

27 Después hicieron las túnicas de lino fino para Aarón y sus hijos; 28 hicieron el turbante de lino fino, la tiara con adornos de lino fino y los calzones, también de lino fino; 29 igualmente hicieron la faja de lino fino trenzado, recamada artísticamente, de púrpura violeta, escarlata y carmesí, conforme al mandato del Señor a Moisés.

30 Por último, hicieron una placa de oro puro con las palabras: “Consagrado al Señor”, grabadas como se graban los sellos. 31 Luego le pusieron un cordón de púrpura violeta para colocar la placa sobre la parte delantera del turbante, conforme al mandato del Señor a Moisés.

Conclusión de la construcción de la Morada (Ex 35,10-19)

32 Así llegó a su fin la construcción de la Morada, la Tienda del encuentro. Los israelitas lo hicieron todo conforme al mandato del Señor a Moisés.

33 Entonces presentaron a Moisés la Morada, su Tienda y lo que la recubre, sus ganchos, sus tablones, sus varales, sus columnas y sus basas; 34 la cubierta de pieles de carnero curtidas, la sobrecubierta de pieles de marsopa y el velo de separación; 35 el Arca del testimonio, sus varales y su cubierta; 36 la mesa con todos sus utensilios y los panes de la ofrenda; 37 el candelabro de oro puro con sus accesorios, las lámparas que deben colocarse en él y el aceite para el alumbrado; 38 el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la Tienda; 39 el altar de bronce con su enrejado igualmente de bronce, sus varales y todos sus utensilios; la pila con su base; 40 las cortinas del atrio con sus columnas y bases, la cortina que hace las veces de puerta del atrio, sus cuerdas y sus tableros, y todos los utensilios para el servicio de la Morada, la Tienda del encuentro; 41 las vestiduras de ceremonia para oficiar en el santuario: las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón y las vestiduras que usarían sus hijos cuando oficiaran como sacerdotes. 42 Los israelitas lo hicieron todo conforme al mandato del Señor a Moisés.

43 Cuando Moisés revisó todo el trabajo y comprobó que lo habían hecho conforme a lo que había mandado el Señor, los bendijo.

Juan 18

Arresto de Jesús (Mt 26,47-56; Mc 14,43-50; Lc 22,47-53)

18 Dicho esto, salió Jesús acompañado de sus discípulos, pasaron al otro lado del torrente Cedrón y entraron en un huerto. Este lugar era bien conocido de Judas, el traidor, ya que Jesús acudía frecuentemente a él con sus discípulos.

Así pues, Judas tomó consigo un destacamento de soldados y guardias puestos a su disposición por los jefes de los sacerdotes y los fariseos, y se dirigió a aquel lugar. Además de las armas, llevaban antorchas y faroles. Jesús, que sabía perfectamente todo lo que iba a sucederle, salió a su encuentro y les preguntó:

— ¿A quién buscan?

Ellos le contestaron:

— A Jesús de Nazaret.

Jesús les dijo:

— Yo soy.

Judas, el traidor, estaba con ellos. Al decirles Jesús: “Yo soy”, se echaron atrás y cayeron en tierra. Jesús les preguntó otra vez:

— ¿A quién buscan?

Ellos repitieron:

— A Jesús de Nazaret.

Jesús les dijo:

— Ya les he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscan a mí, dejen que estos se vayan.

(Así se cumplió lo que él mismo había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me confiaste”). 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Este criado se llamaba Malco). 11 Pero Jesús dijo a Pedro:

— Envaina la espada. ¿Es que no he de beber esta copa de amargura que el Padre me ha destinado?

12 La tropa, con su comandante al frente, y los guardias judíos arrestaron a Jesús y lo maniataron.

Jesús llevado ante Anás

13 Llevaron primero a Jesús a casa de Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año. 14 (Este Caifás era el que había dado a los judíos aquel consejo: “Es conveniente que muera un solo hombre por el pueblo”).

Primera negación de Pedro (Mt 26,69-70; Mc 14,66-68; Lc 22,54b-57)

15 Simón Pedro y otro discípulo se fueron detrás de Jesús. Este discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, entró al mismo tiempo que Jesús en la mansión del sumo sacerdote. 16 Pedro, en cambio, tuvo que quedarse afuera, a la puerta, hasta que salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera y consiguió que lo dejaran entrar. 17 Pero la criada que hacía de portera se fijó en Pedro y le preguntó:

— ¿No eres tú de los discípulos de ese hombre?

Pedro contestó:

— No, no lo soy.

18 Como hacía frío, los criados y los guardias habían encendido una hoguera y estaban allí de pie, calentándose. También Pedro se quedó de pie junto a ellos, calentándose.

Anás interroga a Jesús

19 El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su enseñanza. 20 Jesús le respondió:

— Yo he hablado siempre en público a todo el mundo. He enseñado en las sinagogas y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos. No he enseñado nada clandestinamente. 21 ¿A qué viene este interrogatorio? Pregunta a mis oyentes; ellos te informarán sobre lo que he dicho.

22 Al oír esta respuesta, uno de los guardias que estaban junto a Jesús le dio una bofetada, al tiempo que lo increpaba:

— ¿Cómo te atreves a contestar así al sumo sacerdote?

23 Jesús le replicó:

— Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?

Jesús llevado ante Caifás y nueva negación de Pedro (Mt 26,57.71-75; Mc 14,53.69-72; Lc 22,54a.58-62)

24 Entonces Anás envió a Jesús atado a Caifás, el sumo sacerdote, 25 mientras Simón Pedro seguía allí de pie, calentándose. Alguien le preguntó:

— ¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?

Pedro lo negó diciendo:

— No, no lo soy.

26 Pero uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro cortó la oreja, le replicó:

— ¿Cómo que no? ¡Yo mismo te vi en el huerto con él!

27 Pedro volvió a negarlo. Y en aquel momento cantó un gallo.

Jesús ante Pilato (Mt 27,1-2.11-14; Mc 15,1-5; Lc 23,1-5)

28 Condujeron a Jesús de casa de Caifás al palacio del gobernador. Era muy de mañana. Los judíos no entraron en el palacio para no contraer una impureza legal que les habría impedido participar en la cena de Pascua. 29 Por eso tuvo que salir Pilato para preguntarles:

— ¿De qué acusan a este hombre?

30 Ellos le contestaron:

— Si no fuese un criminal, no te lo habríamos entregado.

31 Pilato les dijo:

— Muy bien, llévenselo y júzguenlo según la ley de ustedes.

Los judíos replicaron:

— Nosotros no tenemos autoridad para dar muerte a nadie.

32 Y es que tenía que cumplirse lo que Jesús había anunciado sobre la clase de muerte que iba a sufrir. 33 Entonces Pilato volvió a entrar en su palacio, mandó traer a Jesús y le preguntó:

— ¿Eres tú el rey de los judíos?

34 Contestó Jesús:

— ¿Me haces esa pregunta por tu cuenta o te la han sugerido otros?

35 Pilato replicó:

— ¿Acaso soy yo judío? Son los de tu propia nación y los jefes de los sacerdotes los que te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?

36 Jesús respondió:

— Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis servidores habrían luchado para librarme de los judíos. Pero no, mi reino no es de este mundo.

37 Pilato insistió:

— Entonces, ¿eres rey?

Jesús le respondió:

— Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso nací y para eso vine al mundo. Todo el que ama la verdad escucha mi voz.

38 Pilato repuso:

— ¿Y qué es la verdad?

Jesús y Barrabás (Mt 27,15-17.20-21; Mc 15,6-11; Lc 23,17-19)

Dicho esto, Pilato salió de nuevo y dijo a los judíos:

— Yo no encuentro delito alguno en este hombre. 39 Pero como ustedes tienen la costumbre de que durante la fiesta de la Pascua les ponga en libertad a un preso, ¿quieren que deje en libertad al rey de los judíos?

40 Ellos, entonces, se pusieron de nuevo a gritar:

— ¡No, a ese no! ¡Deja en libertad a Barrabás!

(El tal Barrabás era un bandido).

Proverbios 15

15 Respuesta amable aplaca la ira,
palabra hiriente enciende la cólera.
Lengua de sabios perfecciona el saber,
boca de necios esparce necedad.
En todas partes los ojos del Señor
observan a malos y buenos.
Lengua sana es árbol de vida,
lengua perversa rompe el corazón.
El necio desprecia la corrección paterna,
el que observa la advertencia se hace sagaz.
La casa del justo abunda en riqueza,
la renta del malvado es insegura.
Los labios del sabio esparcen saber,
la mente del necio todo lo contrario.
El Señor aborrece el sacrificio del malvado,
la oración del honrado le agrada.
El Señor aborrece la conducta del malvado
y ama al que va tras la justicia.
10 Quien abandona su senda sufrirá escarmiento,
el que odia la corrección morirá.
11 Conoce el Señor Abismo y Perdición,
¡cuánto más la mente humana!
12 El insolente odia a quien lo reprende
y evita la compañía de los sabios.
13 Corazón contento mejora el semblante,
corazón triste deprime el ánimo.
14 Mente inteligente busca el saber,
boca de necios pace necedad.
15 Para el desdichado todos los días son malos,
el corazón feliz siempre está de fiesta.
16 Más vale poco con respeto al Señor
que gran tesoro con preocupación.
17 Más vale ración de verduras con amor,
que buey suculento con odio.
18 El violento provoca peleas,
el paciente aplaca contiendas.
19 El camino del perezoso es un zarzal,
la senda de los honrados amplia calzada.
20 Hijo sabio alegra al padre,
hijo necio deshonra a su madre.
21 La necedad divierte al insensato,
el inteligente camina con rectitud.
22 Cuando falta consejo fracasan los planes;
cuando abundan los consejeros, se cumplen.
23 Respuesta a tiempo causa alegría,
¡qué buena es la palabra oportuna!
24 El sensato asciende por sendas de vida,
así se libra de bajar al abismo.
25 El Señor derriba la casa del soberbio
y reafirma los linderos de la viuda.
26 El Señor aborrece los planes perversos
y le agradan las palabras sinceras.
27 Quien codicia en exceso arruina su casa,
quien rechaza el soborno vivirá.
28 La mente del justo medita sus respuestas,
la boca del malvado esparce maldades.
29 El Señor está lejos de los malvados
y escucha la oración de los justos.
30 Mirada radiante alegra el corazón,
buena noticia fortalece los huesos.
31 El que presta oído a reprensión saludable
habitará entre los sabios.
32 Quien rechaza la educación se desprecia a sí mismo,
quien atiende a la reprensión adquiere cordura.
33 El respeto al Señor es escuela de sabiduría,
la humildad es antesala de gloria.

Filipenses 2

Siguiendo el ejemplo de Cristo

Si alguna fuerza tiene una exhortación hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve un consejo nacido del amor, si nos une el mismo Espíritu, si alienta en ustedes un corazón entrañable y compasivo, llénenme de alegría teniendo el mismo pensar, alimentando el mismo amor, viviendo en armonía, compartiendo los mismos sentimientos. No hagan nada por egoísmo o vanagloria; al contrario, sean humildes y consideren que los demás son mejores que ustedes. Que cada uno busque no su propio provecho, sino el de los otros. Compórtense como lo hizo Cristo Jesús,

el cual, siendo de condición divina
no quiso hacer de ello ostentación,
sino que se despojó de su grandeza,
asumió la condición de siervo
y se hizo semejante a los humanos.
Y asumida la condición humana,
se rebajó a sí mismo
hasta morir por obediencia,
y morir en una cruz.
Por eso, Dios lo exaltó sobremanera
y le otorgó el más excelso de los nombres,
10 para que todos los seres,
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
caigan de rodillas ante el nombre de Jesús,
11 y todos proclamen que Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.

Lumbreras en medio del mundo

12 Y puesto que siempre me han obedecido, queridos míos, ahora que estoy ausente, afánense con santo temor en lograr la propia salvación, con más empeño aún que si yo estuviese presente. 13 Es Dios mismo quien realiza en ustedes el querer y el hacer, más allá de la buena disposición que tengan.

14 Háganlo todo sin protestas ni discusiones. 15 Serán así irreprochables y sencillos, serán hijos de Dios, intachables en medio de gentes depravadas y perversas, y brillarán entre ellas como lumbreras que iluminan el mundo. 16 Mantengan con firmeza la palabra que es fuente de vida; así, el día en que Cristo se manifieste, podré enorgullecerme de no haber corrido en vano ni de haberme fatigado inútilmente. 17 Y aunque tuviera que sufrir el martirio como ofrenda sacrificial en favor de la fe que ustedes profesan, me sentiría dichoso compartiendo con todos ustedes mi alegría; 18 alégrense igualmente ustedes de compartir conmigo su alegría.

Timoteo y Epafrodito

19 Con la ayuda de Jesús, el Señor, confío en que podré enviarles cuanto antes a Timoteo para que, al tener noticias de ustedes, me sienta confortado. 20 Nadie como él comparte mis sentimientos ni se ocupa tan sinceramente de los asuntos de ustedes. 21 Todos, en efecto, buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo; 22 pero en lo que respecta a Timoteo, ya conocen su excelente hoja de servicios, pues se ha portado conmigo en la tarea evangelizadora como un hijo con su padre. 23 Espero poder enviárselo tan pronto como vea claro el curso que toman mis cosas. 24 Y confío en que también yo, con la ayuda del Señor, iré pronto a visitarlos.

25 Entre tanto, me ha parecido necesario enviarles al hermano Epafrodito, colaborador y compañero mío de lucha, que vino como embajador de ustedes con la misión de socorrerme. 26 Los echaba mucho de menos y estaba inquieto sabiendo que se habían enterado de su enfermedad. 27 Es cierto que estuvo enfermo y a las puertas de la muerte; pero Dios se apiadó de él, y no sólo de él, sino también de mi, no queriendo añadir más tristeza a mi tristeza.

28 Así que me he apresurado a enviárselo para que, al verlo de nuevo, recobren ustedes su alegría y disminuya mi preocupación. 29 Acójanlo, pues, en el Señor, con alegría y estimen a quienes se portan como él; 30 pues, en efecto, por causa de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su vida para suplir la ayuda que ustedes no podían prestarme.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España