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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Éxodo 38

El altar de los holocaustos (Ex 27,1-8)

38 Con madera de acacia, hizo el altar de los holocaustos. Su forma era cuadrada y medía dos metros y medio por cada lado y metro y medio de alto. En sus esquinas, formando una sola pieza con él, colocó cuatro salientes en forma de cuernos que recubrió de bronce. Y de este metal hizo también todos los utensilios del altar: recipientes para la ceniza, badiles, acetres, garfios y braseros. También fabricó para el altar un enrejado de bronce en forma de red y lo puso debajo del friso inferior, de manera que la red bajaba hasta la mitad del altar. Puso cuatro argollas en los cuatro extremos del enrejado de bronce para hacer pasar por ellas los varales. Luego hizo los varales de madera de acacia, los revistió de bronce y pasó los varales por las argollas que estaban a ambos lados del altar, para poder transportarlo. El altar era hueco y estaba hecho de tablas.

La pila de bronce (Ex 30,18)

Con el metal de los espejos de las mujeres que prestaban servicio a la entrada de la Tienda del encuentro, hizo la pila de bronce y su base.

El atrio del santuario (Ex 27,9-19)

Hizo también el atrio. Por el lado meridional, el atrio tenía una cortina de lino trenzado que medía cincuenta metros de longitud. 10 Las veinte columnas con sus correspondientes basas eran de bronce; los ganchos de las columnas y sus molduras eran de plata. 11 Por el lado norte, la cortina tenía una longitud de cincuenta metros, y estaba sostenida por veinte columnas apoyadas en sus respectivas basas de bronce; los ganchos de las columnas con sus molduras eran de plata. 12 Por el lado occidental había otra cortina que medía veinticinco metros de longitud y estaba sostenida por diez columnas apoyadas en sus respectivas diez basas; los ganchos de las columnas con sus molduras eran asimismo de plata. 13 Por el lado oriental también había una cortina de veinticinco metros. 14 La cortina colocada a un lado de la entrada medía siete metros y medio de largo, y también contaba con tres columnas con sus tres respectivas basas; 15 La cortina del otro lado medía lo mismo y tenía igualmente tres columnas con sus tres respectivas basas. 16 Todas las cortinas del atrio eran de lino fino trenzado. 17 Las basas para las columnas eran de bronce; sus ganchos y sus molduras eran de plata. Los capiteles también estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio llevaban molduras de plata.

18 La cortina de la entrada del atrio era de lino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí, y estaba recamada artísticamente. Medía diez metros de largo, y su altura —lo mismo que la cortina del atrio— era de dos metros y medio. 19 Sus cuatro columnas y sus respectivas basas eran de bronce, y sus ganchos y molduras eran de plata, así como también el revestimiento de los capiteles y sus molduras. 20 Todos los tableros de la Morada y del atrio que la rodeaba eran de bronce.

21 Estos son los gastos de construcción de la Morada del testimonio. Los levitas hicieron el recuento de gastos por orden de Moisés y bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

22 Besalel, hijo de Urí, de la tribu de Judá, hizo todo lo que el Señor había ordenado a Moisés, 23 contando con la ayuda de Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, que era artífice, dibujante y recamador en púrpura violeta, escarlata y carmesí, y en lino fino.

24 La cantidad total de oro ofrendado y empleado en la construcción del santuario llegó casi a una tonelada, según la tasación oficial del santuario.

25 La plata recogida entre los miembros de la comunidad registrados en el censo, llegó a tres mil seiscientos veinte kilos, según la tasación oficial del santuario, 26 o sea, que cada uno de los registrados en el censo, de veinte años para arriba, seiscientas tres mil quinientas cincuenta personas en total, ofrendó cinco gramos de plata, según la tasación oficial del santuario. 27 Con tres mil cuatrocientos kilos de plata se fundieron las basas para el santuario y las basas que sostenían las cortinas, a razón de treinta y cuatro kilos por basa; 28 y con los doscientos veinte kilos de plata restantes se hicieron los ganchos y las molduras de las columnas y se revistieron los capiteles.

29 El bronce dado como ofrenda pesó unos dos mil seiscientos kilos, 30 y con él se hicieron las basas para la entrada de la Tienda del encuentro, el altar de bronce con su enrejado y todos los utensilios del altar, 31 además de las basas de alrededor del atrio y las de la puerta del atrio y todos los tableros de la Morada y los de alrededor del atrio.

Juan 17

Plegaria de Jesús por los suyos

17 Después de decir todo esto, Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó:

— Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Tú le has dado autoridad sobre todas las criaturas; que él dé ahora vida eterna a todos los que tú le has confiado. Y la vida eterna consiste en que te reconozcan a ti como único Dios verdadero, y a Jesucristo como tu enviado.

Yo he manifestado tu gloria aquí, en este mundo, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, pues, Padre, hónrame en tu presencia con aquella gloria que ya compartía contigo antes que el mundo existiera.

Te he dado a conocer a quienes me confiaste sacándolos del mundo. Eran tuyos; tú me los confiaste, y han obedecido tu mensaje. Ahora han comprendido que todo lo que me confiaste es tuyo; yo les he entregado la enseñanza que tú me entregaste y la han recibido. Saben, además, con absoluta certeza que yo he venido de ti y han creído que fuiste tú quien me enviaste.

Yo te ruego por ellos. No te ruego por los del mundo, sino por los que tú me confiaste, ya que son tuyos. 10 Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos resplandece mi gloria. 11 Desde ahora, ya no estaré en el mundo; pero ellos se quedan en el mundo, mientras que yo voy a ti. Protege con tu poder, Padre santo, a los que me has confiado, para que vivan unidos, como vivimos unidos nosotros.

12 Mientras estaba con ellos en el mundo, yo mismo cuidaba con tu poder a los que me confiaste. Los guardé de tal manera, que ninguno de ellos se ha perdido, fuera del que tenía que perderse en cumplimiento de la Escritura. 13 Ahora voy a ti y digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo para que ellos puedan compartir plenamente mi alegría.

14 Yo les he confiado tu mensaje, pero el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. 15 No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. 16 Como yo no pertenezco al mundo, tampoco ellos pertenecen al mundo. 17 Haz que se consagren a ti por medio de la verdad; tu mensaje es la verdad.

18 Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí. 19 Por ellos yo me consagro para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.

20 Y no te ruego sólo por ellos; te ruego también por todos los que han de creer en mí por medio de su mensaje. 21 Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado.

22 Yo les he comunicado la gloria con que tú me has glorificado, de manera que sean uno, como lo somos nosotros. 23 Como tú vives en mí, vivo yo en ellos para que alcancen la unión perfecta y así el mundo reconozca que tú me has enviado y que los amas a ellos como me amas a mí. 24 Es mi deseo, Padre, que todos estos que tú me has confiado estén conmigo y contemplen mi gloria, la que me diste antes de que el mundo existiese.

25 Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo te conozco, y todos estos han llegado a conocer que tú me has enviado. 26 Les he dado a conocer quién eres, y continuaré dándoselo a conocer, para que el amor que tú me tienes se manifieste en ellos y yo mismo viva en ellos.

Proverbios 14

14 La mujer sabia edifica su casa,
la necia la arruina con sus manos.
Quien procede honradamente respeta al Señor,
el de conducta torcida lo desprecia.
Las palabras del necio son brote de soberbia,
las del sabio le sirven de protección.
Donde no hay bueyes, granero vacío;
la fuerza del toro trae cosecha abundante.
Testigo fiel no miente,
testigo falso esparce mentiras.
El insolente busca sabiduría sin éxito,
para el inteligente es fácil el saber.
Aléjate de la persona insensata,
pues no recibirás saber de sus labios.
La sabiduría del prudente le hace conocer su camino,
la necedad de los estúpidos es un fraude.
Los necios se mofan de sus culpas,
los honrados gozan del favor.
10 El corazón conoce su propia amargura
y no comparte su alegría con extraños.
11 Mansión de malvados se arruina,
cabaña de honrados prospera.
12 Hay caminos que parecen rectos
y al final son caminos de muerte.
13 Aun entre risas sufre el corazón,
al final la alegría acaba en llanto.
14 Al infiel lo nutren sus extravíos;
a la persona de bien, sus obras.
15 El incauto se lo cree todo,
el prudente medita sus pasos.
16 El sabio teme un mal y lo evita,
el necio se mete en él confiado.
17 El impulsivo comete locuras,
el juicioso mantiene la calma.
18 Los incautos heredan necedad,
los prudentes abrazan el saber.
19 Los malos se someterán a los buenos,
los malvados se inclinarán ante el justo.
20 Aun al amigo le es odioso el pobre,
los amigos del rico son muchos.
21 Quien desprecia a su prójimo peca,
quien se apiada de los pobres es dichoso.
22 Se extravían quienes traman el mal,
amor y verdad para los que buscan el bien.
23 Todo trabajo rinde beneficios;
la palabrería, sólo penuria.
24 El ingenio es corona de sabios;
la insensatez, distintivo de necios.
25 El testigo veraz salva vidas,
el falso propaga mentiras.
26 El respeto del Señor da plena confianza,
será para sus hijos un refugio.
27 El respeto del Señor es fuente de vida,
libra de los lazos de la muerte.
28 Pueblo numeroso, gloria del rey;
escasez de gente, ruina del príncipe.
29 El paciente demuestra gran inteligencia,
el impulsivo delata necedad.
30 La mente sana vivifica al cuerpo,
la envidia corroe los huesos.
31 Quien oprime al pobre insulta a su Creador,
quien se apiada del indigente lo honra.
32 El malvado tropieza en su maldad,
el justo halla refugio en su honradez.
33 La sabiduría habita en mente inteligente,
pero es desconocida entre los necios.
34 La justicia engrandece a una nación,
el pecado cubre a los pueblos de vergüenza.
35 El rey favorece al siervo eficiente
y descarga su cólera sobre el inepto.

Filipenses 1

Introducción (1,1-11)

Saludo

Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los creyentes cristianos que viven en Filipos, junto con sus dirigentes y colaboradores. Que Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, el Señor, les concedan gracia y paz.

Acción de gracias y plegaria

Cada vez que los recuerdo, doy gracias a mi Dios, y cuando ruego por ustedes, lo hago siempre lleno de alegría. No en vano han colaborado conmigo en la difusión del mensaje evangélico desde el primer día hasta hoy. Y estoy seguro de que Dios, que ha comenzado en ustedes una labor tan excelente, la llevará a feliz término en espera del día de Cristo Jesús.

¿Acaso no está justificado esto que siento por ustedes? Los llevo muy dentro del corazón, ya que todos ustedes comparten conmigo este privilegio mío de la prisión y de poder defender y consolidar el mensaje evangélico. Mi Dios es testigo de lo entrañablemente que los añoro a todos ustedes en Cristo Jesús. Y esta es mi oración: que el amor que tienen crezca más y más y se traduzca en un profundo conocimiento experimental, 10 de manera que puedan discernir lo que es valioso, se conserven limpios e irreprochables en espera del día del Señor, 11 y sean colmados de los frutos de salvación que otorga Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

I.— PAPEL CENTRAL DE CRISTO (1,12—2,30)

Cristo es lo único que importa

12 Quiero que sepan, hermanos, que la causa del mensaje evangélico ha sido favorecida con esta situación mía. 13 No sólo la guardia imperial en pleno, sino todos los demás han visto claramente que Cristo es la única razón de mi encarcelamiento. 14 Es más, mi prisión ha fortalecido la confianza en el Señor de buen número de hermanos, que ahora se atreven a proclamar la palabra con más valentía y sin temor.

15 Es verdad que mientras unos anuncian a Cristo con rectitud de intención, a otros los mueve la envidia y la rivalidad. 16 Aquellos lo hacen por amor, sabiendo que yo he recibido el encargo de defender el mensaje evangélico. 17 Estos otros, en cambio, al anunciar a Cristo se dejan llevar de la ambición y de turbios intereses, pensando que con ello hacen más dura mi prisión. 18 Pero ¡qué importa! Con segundas intenciones o sin ellas, Cristo es anunciado, y eso es lo que me hace y seguirá haciéndome feliz. 19 Sé que, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo, todo contribuirá a mi liberación. 20 Así lo espero ardientemente, con la certeza de que no voy a quedar en modo alguno defraudado y con la absoluta seguridad de que ahora y siempre Cristo manifestará su gloria en mi persona, tanto si estoy vivo como si estoy muerto.

21 Porque Cristo es la razón de mi vida, y la muerte, por tanto, me resulta una ganancia. 22 Pero si vivir en este mundo me ofrece la ocasión de una tarea fructífera, no sabría qué elegir. 23 Ambas cosas me presionan: por un lado, quiero morir y estar con Cristo, que es, con mucho, lo mejor; 24 por otro lado, ustedes necesitan que siga en este mundo. 25 Convencido de esto último, presiento que seguiré viviendo con todos ustedes para provecho y alegría de la fe. 26 Así, cuando vuelva a verlos, tendrán nuevos motivos, gracias a mí, para estar orgullosos de ser cristianos.

Firmes en la fe

27 Sólo les pido que su conducta sea digna del mensaje evangélico de Cristo para que, tanto si voy a visitarlos y yo mismo lo veo, como si estoy ausente y llega a mis oídos lo que se dice de ustedes, compruebe que permanecen unidos, luchando todos a una por mantenerse fieles al mensaje evangélico. 28 No se dejen, pues, intimidar por los enemigos; Dios ha dispuesto que lo que para ellos es señal de perdición, sea para ustedes señal de salvación. 29 Y es que a ustedes se les ha concedido el privilegio no sólo de creer en Cristo, sino también de padecer por él, 30 pues están librando el mismo combate en el que me vieron empeñado y que, como ahora oyen, sigo sosteniendo.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España