Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Éxodo 28

Ornamentos sacerdotales (Ex 39,1-31)

28 De entre todos los israelitas, elige a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar para que sean mis sacerdotes. Harás vestiduras sagradas para Aarón, tu hermano, que muestren el honor y la dignidad de su función sacerdotal. Recurre a los artesanos más competentes, a los que yo he dotado de especial habilidad, para que confeccionen las vestiduras que Aarón llevará cuando sea consagrado como sacerdote mío. Confeccionarán las siguientes vestiduras: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, un turbante y una faja. Estas vestiduras sagradas se confeccionarán para cuando tu hermano Aarón y sus hijos oficien como sacerdotes míos; para elaborarlas usarán oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino trenzado.

El efod

El efod será realizado por manos expertas que usarán oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado. Llevará dos tirantes, quedando unido por sus dos extremos. El fajín para ajustar el efod formará una sola pieza con él y estará confeccionado de la misma forma y con los mismos materiales: oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado.

Sobre dos piedras de ónice grabarás los nombres de las tribus israelitas, 10 en el orden en que nacieron: seis nombres en una piedra y los seis restantes en la otra. 11 El grabado de los nombres de las tribus israelitas sobre las dos piedras se hará como se graban los sellos. Después las engastarás en oro. 12 Y las pondrás sobre los tirantes del efod, como piedras que recuerden a los israelitas. Así, cada vez que Aarón se presente ante el Señor, llevará sus nombres sobre los tirantes como un recordatorio. 13 Harás, asimismo, unos engarces de oro 14 y también dos cadenas de oro puro, trenzadas como cordones, y las sujetarás a los engarces.

El pectoral (Ex 39,8-21)

15 El pectoral del dictamen será también realizado por manos expertas; será confeccionado con los mismos materiales que el efod: oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado. 16 Será cuadrado y de paño doble, de veintidós centímetros por cada lado. 17 Le engastarás una guarnición de piedras dispuestas en cuatro hileras: en la primera fila colocarás un rubí, un topacio y una esmeralda; 18 en la segunda, una turquesa, un zafiro y un diamante; 19 en la tercera, un jacinto, una ágata y una amatista; 20 y en la cuarta, un crisólito, un ónice y un jaspe. Las piedras irán engastadas en oro; 21 en total serán doce, como el número de las tribus israelitas. En cada piedra se grabará, a la manera en que se hace en un sello, el nombre de una de las doce tribus.

22 Harás también para el pectoral unas cadenas de oro puro, trenzadas como cordones, 23 y dos argollas de oro que sujetarás en sus dos extremos. 24 Pasarás los extremos de los dos cordones de oro por las dos argollas superiores del pectoral, 25 y los otros dos extremos de los cordones los engancharás en los dos engarces que fijarás en la parte delantera de los tirantes del efod. 26 Harás, asimismo, dos argollas de oro y las sujetarás en los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde interior, el que queda junto al efod. 27 Y harás otras dos argollas de oro, que fijarás en los tirantes del efod, por la parte inferior y delantera, o sea, cerca de la costura y encima del fajín del efod. 28 Así el pectoral se podrá sujetar haciendo pasar, entre sus argollas y las argollas del efod, un cordón de púrpura violeta para que el pectoral quede fijo sobre el fajín del efod y no se desprenda de él. 29 Cada vez que Aarón entre en el santuario, llevará sobre su pecho, en el pectoral del dictamen, los nombres de las tribus israelitas para mantener siempre vivo su recuerdo en presencia del Señor. 30 En el pectoral del dictamen pondrás también los Urín y los Tumín, para que estén sobre el pecho de Aarón cuando se presente delante del Señor. Así Aarón llevará constantemente sobre su pecho, en presencia del Señor, el dictamen de Dios acerca de los israelitas.

El manto (Ex 39,22-26)

31 Tejerás el manto del efod todo de púrpura violeta. 32 En el centro tendrá una abertura, como el cuello de un coselete, para que pueda pasar la cabeza; y alrededor de esa abertura tendrá un dobladillo para que no se rasgue. 33 El borde inferior del manto irá adornado con granadas de púrpura violeta, escarlata y carmesí, y alternando con ellas, cascabeles de oro: 34 un cascabel de oro y una granada; otro cascabel de oro y otra granada; así todo el borde inferior del manto. 35 Aarón vestirá el manto cuando oficie como sacerdote, y el tintineo de los cascabeles se escuchará cuando entre en el santuario ante el Señor, y cuando salga; de no llevarlo, moriría.

El turbante (Ex 39,30-31)

36 Además harás una placa de oro puro y, como se hace en los sellos, grabarás en ella las palabras: “Consagrado al Señor”. 37 La sujetarás con un cordón de púrpura violeta a la parte delantera del turbante. 38 Así estará sobre la frente de Aarón, y este se responsabilizará de cualquier falta que cometan los israelitas contra las cosas santas, al presentar sus ofrendas sagradas. La placa estará siempre sobre su frente para que sus ofrendas sean aceptadas por el Señor. 39 La túnica y el turbante serán tejidos de lino fino, y la faja estará artísticamente bordada.

El resto de las vestiduras (Ex 29,27)

40 Harás a los hijos de Aarón túnicas, fajas y turbantes que muestren el honor y la dignidad de su función sacerdotal.

41 Una vez revestidos, ungirás a tu hermano Aarón y a sus hijos, les conferirás autoridad y los consagrarás para que ejerzan mi sacerdocio. 42 Les harás también unos calzones de lino que los cubran de la cintura a los muslos, tapando así sus partes. 43 Aarón y sus hijos deberán usarlos cuando entren en la Tienda del encuentro o se acerquen al altar para oficiar como sacerdotes en el santuario. De no hacerlo incurrirán en culpa y morirán. Esta es una norma perpetua para Aarón y sus descendientes.

Juan 7

La fiesta de las Chozas

Pasó algún tiempo, y Jesús seguía recorriendo Galilea. Evitaba andar por Judea, porque los judíos buscaban una ocasión para matarlo. Cuando ya estaba cerca la fiesta judía de las Chozas, sus hermanos le dijeron:

— Deberías salir de aquí e ir a Judea, para que tus seguidores puedan ver también allí las obras que haces. Nadie que pretenda darse a conocer actúa secretamente. Si en realidad haces cosas tan extraordinarias, date a conocer al mundo.

Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él. Jesús les dijo:

— Todavía no ha llegado mi hora; para ustedes, en cambio, cualquier tiempo es apropiado. El mundo no tiene motivos para odiarlos a ustedes; a mí, en cambio, me odia porque pongo de manifiesto la malicia de sus obras. Suban ustedes a la fiesta. Yo no voy a esta fiesta pues aún no ha llegado mi hora.

Dicho esto, se quedó en Galilea.

10 Más tarde, cuando sus hermanos habían subido a la fiesta, acudió también Jesús; pero no públicamente, sino de incógnito. 11 Los judíos lo buscaban entre los asistentes a la fiesta y se preguntaban:

— ¿Dónde estará ese hombre?

12 Y también entre la gente todo eran comentarios en torno a él. Unos decían:

— Es un hombre bueno.

Otros replicaban:

— De bueno, nada; lo que hace es engañar a la gente.

13 Nadie, sin embargo, se atrevía a hablar de él públicamente por miedo a los judíos.

Jesús enseña en el Templo

14 Mediada ya la fiesta, Jesús se presentó en el Templo y se puso a enseñar. 15 Los judíos, sorprendidos, se preguntaban:

— ¿Cómo es posible que este hombre sepa tantas cosas sin haber estudiado?

16 Jesús les contestó:

— La doctrina que yo enseño no es mía; es de aquel que me ha enviado. 17 El que está dispuesto a hacer la voluntad del que me ha enviado, podrá comprobar si lo que yo enseño es cosa de Dios o si hablo por cuenta propia. 18 El que habla por su cuenta, lo que va buscando es su propio honor. En cambio, quien solamente busca el honor de aquel que lo envió, es un hombre sincero y no hay falsedad en él. 19 ¿No fue Moisés quien les dio la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué quieren matarme?

20 La gente le contestó:

— ¡Tú tienes un demonio dentro! ¿Quién intenta matarte?

21 Jesús replicó:

— He realizado una obra y todos se han quedado sorprendidos. 22 Pues bien, Moisés les impuso a ustedes el rito de la circuncisión (aunque en realidad no proviene de Moisés, sino de los patriarcas) y, para cumplirlo, ustedes circuncidan aunque sea en sábado. 23 Si, pues, circuncidan incluso en sábado para no quebrantar una ley impuesta por Moisés, ¿por qué se indignan tanto contra mí que he curado por completo a una persona en sábado? 24 No deben juzgar según las apariencias; deben juzgar con rectitud.

Discusiones sobre Jesús

25 Así que algunos habitantes de Jerusalén comentaban:

— ¿No es este al que desean matar? 26 Resulta que está hablando en público y nadie le dice ni una palabra. ¿Será que nuestros jefes han reconocido que verdaderamente se trata del Mesías? 27 Pero cuando aparezca el Mesías, nadie sabrá de dónde viene; en cambio, sí sabemos de dónde viene este.

28 A lo que Jesús, que estaba enseñando en el Templo, replicó:

— ¿De manera que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no he venido por mi propia cuenta, sino que he sido enviado por aquel que es veraz y a quien ustedes no conocen. 29 Yo sí lo conozco, porque de él vengo y es él quien me ha enviado.

30 Intentaron entonces prenderlo, pero nadie se atrevió a ponerle la mano encima, porque todavía no había llegado su hora. 31 Mucha gente creyó en él y comentaba:

— Cuando venga el Mesías, ¿hará acaso, más milagros que los que este hace?

Intentan arrestar a Jesús

32 Llegó a oídos de los fariseos lo que la gente comentaba sobre Jesús y, puestos de acuerdo con los jefes de los sacerdotes, enviaron a los guardias del Templo con orden de apresarlo. 33 Pero Jesús les dijo:

— Todavía estaré con ustedes un poco de tiempo; después volveré al que me envió. 34 Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo he de estar.

35 Los judíos comentaban entre sí:

— ¿A dónde pensará ir este para que nosotros no seamos capaces de encontrarlo? ¿Tendrá intención de ir con los judíos que viven dispersos entre los griegos, con el fin de anunciar a los griegos su mensaje? 36 ¿Qué habrá querido decir con esas palabras: “Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo he de estar”?

El agua viva del Espíritu

37 El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, puesto en pie, proclamó en alta voz:

— Si alguien tiene sed que venga a mí y que beba 38 el que cree en mí. La Escritura dice que de sus entrañas brotarán ríos de agua viva.

39 Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él. El Espíritu, en efecto, no se había hecho presente todavía, porque Jesús aún no había sido glorificado.

Diversidad de opiniones sobre Jesús

40 Algunos de los que estaban escuchando estas palabras afirmaban:

— Seguro que este es el profeta esperado.

41 Otros decían:

— Este es el Mesías.

Otros, por el contrario, replicaban:

— ¿Pero es que el Mesías puede venir de Galilea? 42 ¿No afirma la Escritura que el Mesías tiene que ser de la familia de David y de Belén, el pueblo de David?

43 Así que la gente andaba dividida por causa de Jesús. 44 Algunos querían prenderlo, pero nadie se atrevió a ponerle la mano encima. 45 Y como los guardias del Templo se volvieron sin él, los jefes de los sacerdotes y los fariseos les preguntaron:

— ¿Por qué no lo han traído?

46 Los guardias contestaron:

— Nadie ha hablado jamás como este hombre.

47 Los fariseos replicaron:

— ¿También ustedes se han dejado seducir? 48 ¿Acaso alguno de nuestros jefes o de los fariseos ha creído en él? 49 Lo que ocurre es que todos estos que no conocen la ley son unos malditos.

50 Pero uno de ellos, Nicodemo, que con anterioridad había acudido a Jesús, intervino y dijo:

51 — ¿Permite nuestra ley condenar a alguien sin una audiencia previa para saber lo que ha hecho?

52 Los otros le replicaron:

— ¿También tú eres de Galilea? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido jamás un profeta.

[53 Terminada la discusión, cada uno se marchó a su casa.

Proverbios 4

Experiencia y tradición

Escuchen, hijos, las advertencias paternas,
atiendan para adquirir inteligencia;
puesto que les doy buena enseñanza,
no abandonen mis instrucciones.
También yo fui hijo de mi padre,
amado con ternura por mi madre.
Él me instruía diciéndome:
“Guarda mis palabras en tu mente,
cumple mis mandatos y vivirás.
Adquiere sabiduría e inteligencia,
no te olvides ni te apartes de mis palabras.
No la abandones y ella cuidará de ti,
ámala y ella te protegerá.
Antes que nada adquiere sabiduría,
con toda tu fortuna adquiere inteligencia.
Apréciala y ella te engrandecerá;
abrázala y ella te dará prestigio;
adornará tu cabeza con una diadema preciosa,
te obsequiará con una corona de gloria”.

Los dos caminos

10 Escucha, hijo mío, acoge mis palabras
y vivirás muchos años.
11 Te he enseñado el camino de la sabiduría,
te he orientado por sendas de honradez.
12 Cuando camines, no se trabarán tus pasos;
cuando corras, no tropezarás.
13 Agárrate a la instrucción y no la sueltes;
consérvala, pues te va la vida en ello.
14 No te adentres en senda de malvados,
ni pises en camino de perversos;
15 evítalo, no lo transites;
apártate y sigue adelante.
16 Sólo cuando hacen daño,
duermen tranquilos los malvados;
sólo haciendo caer a alguien,
logran conciliar el sueño;
17 comen el pan del delito
y beben el vino de la violencia.
18 La senda de los justos es como amanecer
que va clareando hasta pleno día;
19 el camino de los malvados es noche oscura,
van a tropezar y no saben dónde.

Sabiduría y rectitud

20 Presta, hijo mío, oído a mi discurso,
pon atención a mis palabras.
21 No las pierdas de vista,
consérvalas en tu corazón,
22 pues son vida para quien las descubre
y salud para todo su cuerpo.
23 Vigila atentamente tu interior,
pues de él brotan fuentes de vida.
24 Aparta de tu boca el engaño
y aleja la falsedad de tus labios.
25 Que tus ojos miren de frente,
que sea franca tu mirada.
26 Observa el sendero que pisas
y todos tus caminos serán firmes.
27 No te desvíes a ningún lado
y aleja tus pasos del mal.

Gálatas 3

II.— SALVADOS POR LA GRACIA Y LA FE (3—4)

Salvados por la fe

Gálatas, ¿cómo son tan insensatos? ¿Quién los engatusó? ¡Y pensar que les puse ante los ojos a Jesucristo crucificado! Díganme solamente una cosa: ¿en razón de qué recibieron ustedes el Espíritu de Dios? ¿Por cumplir la ley o por haber aceptado la fe? Su insensatez no tiene límites. Si el Espíritu estuvo en el origen de la fe que ustedes tienen, ¿van a terminar confiando en lo humano? ¡No puedo creer que tan magníficas experiencias hayan sido baldías! Vamos a ver: cuando Dios les comunica el Espíritu y realiza prodigios entre ustedes, ¿lo hace porque son cumplidores de la ley o porque han aceptado el mensaje de la fe?

Ahí tienen el ejemplo de Abrahán: Creyó a Dios, y esto le valió que Dios le concediera su amistad. Comprendan de una vez que la verdadera descendencia de Abrahán son los creyentes. Y la Escritura misma, previendo que Dios restablecería en su amistad a todas las naciones mediante la fe, anunció de antemano a Abrahán esta buena noticia: Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti. Así que todos los que creen serán bendecidos junto con el creyente Abrahán.

10 Por el contrario, cuantos viven pendientes de cumplir la ley están bajo el peso de una maldición. Así lo dice la Escritura: Maldito sea quien no cumpla constantemente todo lo escrito en el libro de la ley. 11 Y es evidente que, por cumplir la ley, nadie será restablecido por Dios en su amistad, ya que también dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida. 12 Pero la ley no se nutre de la fe, sino que: quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá. 13 Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero. 14 La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.

La ley y la promesa

15 Hermanos, voy a explicarme con un ejemplo tomado de la vida humana. Incluso según las normas humanas, nadie puede anular o modificar un testamento legalmente otorgado. 16 Ahora bien, Dios hizo las promesas a Abrahán y a su descendencia. No se dice “y a tus descendientes”, como si fueran muchos, sino “y a tu descendencia”, refiriéndose a Cristo solamente. 17 Y digo yo: un pacto debidamente confirmado por Dios no lo puede invalidar una ley dada cuatrocientos treinta años más tarde, cancelando de ese modo lo que Dios había prometido. 18 Si la herencia dependiera del cumplimiento de la ley, ya no dependería de la promesa. Sin embargo, Dios otorgó su favor a Abrahán en forma de promesa.

19 Así las cosas, ¿qué sentido tiene la ley de Moisés? Se añadió con el fin de señalar lo que era pecado hasta el momento en que llegara Cristo, el descendiente prometido. La ley fue promulgada por medio de ángeles y Moisés actuó de intermediario; 20 pero el intermediario está de más cuando sólo entra en juego una persona, y Dios es uno solo. 21 Ley de Moisés y promesas divinas, ¿son, entonces, algo opuesto? ¡De ningún modo! Si se hubiese promulgado una ley capaz de dar vida, sí bastaría con cumplir esa ley para ser restablecidos en la amistad divina. 22 Pero la Escritura presenta al mundo entero dominado por el pecado, precisamente para que se conceda a los creyentes la promesa que Dios les hizo por medio de la fe en Jesucristo.

No esclavos, sino hijos

23 Antes de llegar a la fe éramos prisioneros de la ley, esperando encarcelados que se revelara la fe. 24 Así fue como la ley nos condujo hasta Cristo para que recibiéramos la salvación por medio de la fe. 25 Pero ahora, una vez que la fe ha llegado, ya no estamos bajo el dominio de ningún acompañante. 26 En efecto, todos ustedes, los que creen en Cristo Jesús, son hijos de Dios, 27 pues todos ustedes los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo han sido revestidos. 28 Ya no hay distinción entre judío y no judío, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer. En Cristo Jesús, todos ustedes son uno. 29 Y si son de Cristo, también son descendientes de Abrahán y herederos según la promesa.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España