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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Éxodo 1

I.— LA SALIDA DE EGIPTO (1,1—15,21)

Israel oprimido en Egipto. Nacimiento y juventud de Moisés (1—2)

Origen de Israel como pueblo

Estos son los nombres de los israelitas que llegaron a Egipto con Jacob, cada uno con su familia: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, Dan, Neftalí, Gad y Aser. Los descendientes de Jacob eran en total setenta personas, incluyendo a José, que ya estaba en Egipto.

José murió y también sus hermanos y toda aquella generación. Como los israelitas eran fecundos, se multiplicaron sobremanera, se hicieron fuertes y llenaron el país.

Padecimientos de los israelitas en Egipto

Subió por entonces al trono de Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José, y dijo a su pueblo:

— ¡Dense cuenta de que los israelitas se están multiplicando y haciéndose más fuertes que nosotros!

10 Actuemos sabiamente respecto a ellos, no sea que sigan multiplicándose y, en caso de guerra, se pongan del lado de nuestros enemigos, luchen contra nosotros y se marchen del país.

11 Entonces les impusieron capataces que los sometían a trabajos muy duros. Y así fue cómo construyeron para el faraón las ciudades de almacenamiento de Pitón y Ramsés. 12 Pero cuanto más los oprimían, más crecían y se extendían, hasta el punto que los egipcios empezaron a considerarlos un serio problema. 13 Por eso, los egipcios sometieron a los israelitas a una cruel esclavitud. 14 Les hicieron la vida insoportable con trabajos rudos: hacer barro, fabricar adobes, y toda clase de labores del campo. Todos estos trabajos se los impusieron con malos tratos.

15 Además, el rey de Egipto habló con Fuá y Sifrá, comadronas de las hebreas, 16 y les dijo:

— Cuando asistan a las hebreas en sus partos, presten atención al sexo del recién nacido; si es niño, mátenlo; si es niña, déjenla vivir.

17 Pero las comadronas desatendieron, por respeto a Dios, la orden dada por el rey de Egipto, y dejaron vivir también a los niños. 18 Entonces el rey de Egipto las mandó llamar y les preguntó:

— ¿Por qué han actuado así? ¿Por qué han dejado con vida a los niños?

19 Ellas le respondieron:

— Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; son como animales salvajes y dan a luz antes de que llegue la comadrona.

20 Por eso Dios premió a las comadronas. El pueblo siguió creciendo y haciéndose cada vez más poderoso; 21 en cuanto a las comadronas que habían sido fieles a Dios, fueron agraciadas con una familia numerosa. 22 Entonces el faraón ordenó a todo su pueblo:

— Arrojen al río a todos los niños hebreos que nazcan; a las niñas déjenlas vivir.

Lucas 4

Jesús es puesto a prueba (Mt 4,1-11; Mc 1,12-13)

Jesús regresó del Jordán lleno del Espíritu Santo. El mismo Espíritu lo llevó al desierto, donde el diablo lo puso a prueba durante cuarenta días. En todo ese tiempo no comió nada; así que al final sintió hambre. Entonces le dijo el diablo:

— Si de veras eres Hijo de Dios, di que esta piedra se convierta en pan.

Jesús le contestó:

— Las Escrituras dicen: No sólo de pan vivirá el hombre.

Luego, el diablo lo condujo a un lugar alto y, mostrándole en un instante todas las naciones del mundo, le dijo:

— Yo te daré todo el poder y la grandeza de esas naciones, porque todo ello me pertenece, y puedo dárselo a quien quiera. Todo será tuyo si me adoras.

Jesús le contestó:

— Las Escrituras dicen: Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto.

Entonces el diablo llevó a Jesús a Jerusalén, lo subió al alero del Templo y le dijo:

— Si de veras eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, 10 porque dicen las Escrituras: Dios ordenará a sus ángeles que cuiden de ti 11 y que te tomen en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.

12 Jesús le contestó:

— También está dicho: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.

13 El diablo, entonces, terminó de poner a prueba a Jesús y se alejó de él en espera de una ocasión más propicia.

III.— ANUNCIO DEL REINO EN GALILEA (4,14—9,50)

Jesús comienza su actividad en Galilea (Mt 4,12-13; Mc 1,14-15)

14 Jesús, lleno del poder del Espíritu Santo, regresó a Galilea. Su fama se extendió por toda aquella región. 15 Enseñaba en las sinagogas y gozaba de gran prestigio a los ojos de todos.

Rechazado en Nazaret (Mt 13,53-58; Mc 6,1-6)

16 Llegó a Nazaret, el lugar donde se había criado, y como tenía por costumbre, entró un sábado en la sinagoga, y se puso en pie para leer las Escrituras. 17 Le dieron el libro del profeta Isaías y, al abrirlo, encontró el pasaje que dice:

18 El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado
para llevar a los pobres
la buena noticia de la salvación;
me ha enviado a anunciar
la libertad a los presos
y a dar vista a los ciegos;
a liberar a los oprimidos
19 y a proclamar un año en el que
el Señor concederá su gracia.

20 Cerró luego el libro, lo devolvió al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los presentes lo miraban atentamente. 21 Y él comenzó a decirles:

— Este pasaje de la Escritura se ha cumplido hoy mismo en presencia de ustedes.

22 Todos le manifestaban su aprobación y estaban maravillados por las hermosas palabras que había pronunciado. Y comentaban:

— ¿No es este el hijo de José?

23 Jesús les dijo:

— Sin duda, ustedes me aplicarán este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo. Haz, pues, aquí en tu propia tierra, todo lo que, según hemos oído decir, has hecho en Cafarnaún”.

24 Y añadió:

— Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 Les diré más: muchas viudas vivían en Israel en tiempos de Elías, cuando por tres años y seis meses el cielo no dio ni una gota de agua y hubo gran hambre en todo el país. 26 Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una que vivía en Sarepta, en la región de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado de su lepra, sino Naamán el sirio. 28 Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron 29 y, echando mano a Jesús, lo arrojaron fuera del pueblo y lo llevaron a un barranco de la montaña sobre la que estaba asentado el pueblo, con intención de despeñarlo. 30 Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se fue.

Curación de un endemoniado (Mc 1,21-28)

31 Desde allí se dirigió a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y pasaba los sábados enseñando. 32 Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque les hablaba con autoridad. 33 Estaba allí, en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio impuro que gritaba a grandes voces:

34 — ¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!

35 Jesús lo increpó, diciéndole:

— ¡Cállate y sal de él!

Y el demonio, tirándolo al suelo delante de todos, salió de él sin hacerle ningún daño. 36 Todos quedaron asombrados y se decían unos a otros:

— ¡Qué poderosa es la palabra de este hombre! ¡Con qué autoridad da órdenes a los espíritus impuros y estos salen!

37 Y la fama de Jesús se extendía por toda la comarca.

Curación de la suegra de Pedro (Mt 8,14-15; Mc 1,29-31)

38 Al salir de la sinagoga, Jesús fue a casa de Simón. La suegra de Simón estaba enferma, con fiebre muy alta, y rogaron a Jesús que la curase. 39 Jesús, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y la fiebre desapareció. La enferma se levantó inmediatamente y se puso a atenderlos.

Otras curaciones (Mt 8,16-17; Mc 1,32-34)

40 A la puesta del sol, llevaron ante Jesús toda clase de enfermos, y él los curaba poniendo las manos sobre cada uno. 41 Muchos estaban poseídos por demonios, que salían de ellos gritando:

— ¡Tú eres el Hijo de Dios!

Pero Jesús los increpaba y no les permitía que hablaran de él, porque sabían que era el Mesías.

Jesús recorre los pueblos de la región (Mc 1,35-39)

42 Al hacerse de día, Jesús salió de la ciudad y se retiró a un lugar solitario. La gente estaba buscándolo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para impedir que se fuera de allí. 43 Pero Jesús les dijo:

— Tengo que ir también a otras ciudades, a llevarles la buena noticia del reino de Dios, pues para eso he sido enviado.

44 Y andaba proclamando el mensaje por las sinagogas de Judea.

Job 18

El orden divino acaba con el malvado

18 Bildad de Súaj habló así:

¿Cuándo acabarán con tanto discurso?
Reflexionen primero y hablemos después.
¿Por qué dejarnos tratar como animales?
¿O piensan acaso que carecemos de talento?
Tu cólera está acabando contigo,
¿pero quedará por eso deshabitada la tierra
y serán las rocas desencajadas de su sitio?
La lámpara del malvado se apaga,
ya no brilla el resplandor de su hogar.
La luz de su tienda va menguando,
el candil que lo alumbra se extingue.
Pierde fuerza su pie vigoroso,
lo descarrían sus propios proyectos;
sus pies lo conducen a la red,
camina por encima de una malla;
un lazo le atrapa los tobillos,
un cepo se cierra sobre ellos;
10 un nudo se oculta en el suelo,
una trampa lo aguarda en el camino.
11 Lo rodean terrores espantosos,
lo acosan cuando intenta caminar:
12 la Desgracia lo persigue hambrienta,
el Desastre espera su traspiés;
13 la Enfermedad devora su piel,
la Muerte corroe sus miembros.
14 Arrancado del amparo de su tienda,
lo arrastran ante el Rey de los terrores.
15 El fuego se instala en su tienda,
esparcen azufre en su morada;
16 por abajo se pudren sus raíces,
por arriba se secan sus ramas;
17 su memoria se borra en el país,
se queda sin nombre en la comarca.
18 Lo llevan de la luz a las tinieblas,
acaba expulsado del mundo,
19 sin familia ni prole entre los suyos,
sin nadie que ocupe su terruño.
20 Su destino espanta al Occidente,
el terror atenaza a los de Oriente.
21 Así acaba la morada del malvado,
el lugar de quien no reconoce a Dios.

1 Corintios 5

II.— CONDUCTAS INCORRECTAS DE ALGUNOS CORINTIOS (5—6)

Un grave caso de impureza

Por todas partes se comenta que uno de ustedes vive con su madrastra como si fuera su esposa. Un caso así de lujuria, ni siquiera entre los no cristianos suele darse. Y ustedes siguen tan orondos, cuando deberían vestir luto y no admitir en su compañía a quien así está comportándose. Por mi parte, aunque estoy corporalmente ausente, me considero presente en espíritu y como tal he tomado ya una decisión contra el que así se ha comportado. Reunido, pues, en espíritu con ustedes, en el nombre y con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, he decidido dejar a ese individuo a merced de Satanás, a ver si queda destruida su condición pecadora y él, animado por el Espíritu, se salva en el día del Señor.

¡La cosa no es como para que se sientan orgullosos! ¿No saben que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Eliminen todo resto de vieja levadura y sean masa nueva ya que son panes pascuales, pues Cristo, que es nuestra víctima pascual, ya ha sido sacrificado. Así que hagamos fiesta; pero no a base de la vieja levadura —me refiero a la maldad y a la perversidad—, sino con los panes pascuales de la sinceridad y de la verdad.

Les dije por carta que no tuviesen trato con gente lujuriosa. 10 Es claro que no hablaba en plural, de todos los lujuriosos de este mundo, como tampoco de todos los avaros, ladrones o idólatras, pues en tal caso tendrían que vivir en otro mundo. 11 Lo que realmente quería decirles en la carta es que no tengan trato con quien presume de cristiano y es lujurioso, avaro, idólatra, calumniador, borracho o ladrón. Con alguien así, ¡ni sentarse a la mesa! 12 No me corresponde a mí juzgar a quienes no forman parte de la Iglesia. Pero juzgar a quienes forman parte de ella, sí es cosa de ustedes. 13 A los que están fuera ya los juzgará Dios. Así que eliminen el mal de entre ustedes.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España