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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Jeremías 23:21-25:38

21 Yo no envié a los profetas,
pero ellos se apresuraban a hablar;
tampoco les dirigí mi palabra,
pero ellos profetizaban.
22 Si hubieran participado en mi consejo,
transmitirían mis palabras a mi pueblo
para que se convirtiera de su mal camino
y abandonase sus malvadas acciones.
23 ¿Acaso soy Dios sólo de cerca
—oráculo del Señor—
y no lo soy también de lejos?
24 Si alguien se oculta en su escondrijo,
¿creen que no puedo verlo?
—Oráculo del Señor—.
¿No lleno yo cielo y tierra?
—Oráculo del Señor—.

25 He oído lo que dicen los profetas, los que profetizan mentiras en mi nombre, los que dicen: “He tenido un sueño, he tenido un sueño”. 26 ¡Basta ya! La mente de los profetas está repleta de falsas profecías, producto de su fantasía. 27 Con los sueños que se cuentan entre sí, tratan de que mi pueblo me olvide, como me olvidaron sus antepasados por Baal.

28 El profeta que tenga un sueño,
que cuente un sueño;
y el que tenga mi palabra,
que la diga tal cual es.
¿Qué tiene que ver la paja
comparada con el grano?
—oráculo del Señor—.
29 ¿No es mi palabra como fuego
—oráculo del Señor—,
o mazo que cuartea la roca?

30 Por eso, aquí estoy contra los profetas —oráculo del Señor— que se roban unos a otros mis palabras. 31 Aquí estoy contra los profetas —oráculo del Señor— que hacen uso de su lengua para lanzar oráculos. 32 Aquí estoy contra los profetas que tienen falsos sueños —oráculo del Señor—, que luego los cuentan y extravían a mi pueblo con sus mentiras y sus pretensiones. Y resulta que yo ni los envié ni les di ninguna orden. Por eso, no pueden ser útiles a este pueblo —oráculo del Señor—. 33 Si alguien de este pueblo, un profeta o un sacerdote te preguntan: “¿Cuál es el oráculo del Señor?”, les dirás: “La carga son ustedes, y voy a dejarlos caer” —oráculo del Señor—. 34 Y si el profeta, el sacerdote o alguna otra persona del pueblo dice “oráculo del Señor”, le pediré cuentas a él y a su familia. 35 Así, cuando hablen entre ustedes, dirán: “¿Qué ha respondido el Señor? ¿Qué ha hablado el Señor?”. 36 Pero ya no mencionen la expresión “oráculo del Señor”, pues una carga será para cada cual su propia palabra, ya que han pervertido las palabras del Dios vivo, del Señor del universo, nuestro Dios. 37 Así preguntarás al profeta: “¿Qué te ha respondido el Señor? ¿Qué te ha hablado el Señor?”. 38 Y ahora, así dice el Señor: Si siguen empeñados en pronunciar la expresión “oráculo del Señor”, siendo así que les había dado orden de que no dijeran “oráculo del Señor”, 39 voy a levantarlos en vilo y a arrojarlos de mi presencia a ustedes y a esta ciudad que les di a ustedes y a sus antepasados. 40 Haré que sean presa de una afrenta eterna y de una vergüenza eterna, que no se olvidarán.

Visión de las dos cestas de higos

24 El Señor me hizo ver dos cestas de higos que estaban delante del santuario del Señor. [El suceso tuvo lugar después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportara de Jerusalén a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a los dignatarios de Judá, juntamente con los artesanos y herreros de Jerusalén, llevándoselos a Babilonia]. Una de las cestas contenía higos excelentes, como las brevas; la otra cesta contenía higos que no se podían comer de puro malos. Me preguntó el Señor:

— ¿Qué ves, Jeremías?

Respondí:

— Veo higos. Los higos buenos son buenísimos; pero los malos son tan malos que no se pueden comer. Entonces recibí la palabra del Señor en estos términos:

Así dice el Señor, Dios de Israel: Como ocurre con estos higos buenos, también yo me fijaré con agrado en los desterrados de Judá que expulsé de este lugar al país de los caldeos. Los miraré con benevolencia y los haré volver a esta tierra; los construiré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Les daré un corazón capaz de conocerme, de reconocer que yo soy el Señor; y serán mi pueblo y yo seré su Dios, cuando vuelvan a mí de todo corazón. En cambio, así dice el Señor: Como ocurre con los higos malos, que no se pueden comer de puro malos, así trataré a Sedecías, rey de Judá, a los dignatarios y al resto de Jerusalén que quede en esta tierra o que resida en el país de Egipto. Los pondré como escarmiento de todos los reinos de la tierra: serán motivo de insultos, refranes, sátiras y maldiciones en todos los lugares adonde los disperse. 10 Enviaré contra ellos la espada, el hambre y la peste, hasta hacerlos desaparecer de la tierra que les di a ellos y a sus antepasados.

Juicio de Judá y Babilonia

25 Palabra que recibió Jeremías relativa a todo el pueblo de Judá, el año cuarto del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá. Era el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia. El profeta Jeremías se la comunicó a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, en estos términos:

— Desde el año décimo tercero de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta el día de hoy (veintitrés años en total) he recibido la palabra del Señor y se la he comunicado a ustedes día tras día, pero no han escuchado. También el Señor les ha enviado puntualmente a sus siervos los profetas, pero ustedes no escucharon ni se esforzaron por escuchar. Les decían: “Si cada cual abandona su mala conducta y sus malas acciones, volverá a la tierra que el Señor les dio a ustedes y a sus antepasados, desde siempre y para siempre. No vayan detrás de dioses extranjeros, sirviéndolos y adorándolos, y no me irriten con sus obras; así tampoco los trataré mal”. Pero, para su desgracia, no me escucharon —oráculo del Señor— y siguieron irritándome con sus obras. Por eso, así dice el Señor del universo: Por no haber escuchado mis palabras, mandaré a buscar a todas las tribus del norte —oráculo del Señor— y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y los traeré contra esta tierra y sus habitantes, y contra todos los pueblos de alrededor a los que consagraré al exterminio y convertiré en objeto de horror y burla, y en desolación perpetua. 10 Pondré fin a las voces alegres de fiesta, a las canciones del novio y de la novia, al ruido del molino y a la luz de la lámpara. 11 Y todo este país se convertirá en ruina y desolación, y los pueblos de alrededor servirán al rey de Babilonia durante setenta años. 12 Cuando se cumplan los setenta años, pediré cuentas al rey de Babilonia y a aquella nación —oráculo del Señor— por todos sus crímenes, y convertiré el país de los caldeos en desolación perpetua. 13 Haré que se cumplan contra aquel país todas las palabras que pronuncié contra ellos, todo lo escrito en este libro, el de las profecías de Jeremías contra todas las naciones. 14 También ellos estarán esclavizados a numerosas naciones y a reyes poderosos; les pagaré conforme a sus acciones, a lo que hayan realizado.

Juicio de los paganos

15 Así me dijo el Señor, Dios de Israel:

— Toma esta copa del vino de la cólera que te doy, y házsela beber a todas las naciones adonde voy a enviarte. 16 Beberán, se tambalearán y se comportarán como locos ante la espada que voy a lanzar en medio de ellos.

17 Tomé la copa que me daba el Señor y se la hice beber a todas las naciones a las que me envió el Señor: 18 a Jerusalén, a las ciudades de Judá, a sus reyes y dignatarios, para convertirlos en ruina y desolación, en motivo de burla y maldición [como ocurre hasta el presente]. 19 Se la di también a beber al faraón, rey de Egipto, a sus cortesanos y dignatarios, a todo su pueblo 20 y a sus mercenarios; a todos los reyes del país de Us, y a los reyes de territorio filisteo: Ascalón, Gaza, Ecrón y lo que queda de Asdod; 21 a Edom, a Moab y a los amonitas; 22 a todos los reyes de Tiro y de Sidón, y a los reyes de las costas de ultramar; 23 a Dedán, Temá y Buz, y a todos los que se afeitan las sienes; 24 a todos los reyes de Arabia y de las distintas razas que viven en la estepa; 25 a todos los reyes de Zimrí, de Elam y de Media; 26 a todos los reyes del norte, cercanos y lejanos, uno detrás de otro, y a todos los reinos de la superficie de la tierra. Y cuando acaben ellos, beberá el rey de Sisac. 27 También les dirás: “Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Beban, emborráchense, vomiten y caigan para no levantarse ante la espada que voy a lanzar en medio de ustedes”. 28 Y, si se niegan a aceptar la copa que les ofreces para beber, les dirás: “Así dice el Señor del universo: Tienen que beber, 29 pues si voy a empezar el castigo por la ciudad que lleva mi nombre, ¿creen que ustedes van a quedar impunes? No quedarán impunes, pues voy a convocar a la espada para que acabe con todos los habitantes de la tierra” —oráculo del Señor del universo—.

Dos oráculos contra las naciones

30 Tú profetízales lo siguiente. Les dirás:

El Señor ruge desde lo alto,
clama desde su santa morada;
ruge sin parar contra su pastizal,
grita como los pisadores de uva
contra todos los habitantes del país.
31 Resuena el vocerío hasta el confín de la tierra:
tiene el Señor un pleito con los paganos,
viene a juzgar a todo ser viviente,
entregará a los malvados a la espada
—oráculo del Señor—.
32 Así dice el Señor del universo:
La desgracia va pasando
de una a otra nación;
un violento huracán se moviliza
desde los extremos de la tierra.

33 Aquel día las víctimas del Señor llegarán de un extremo al otro de la tierra. Nadie les hará duelo ni los enterrará. Servirán de estiércol sobre el campo.

34 Griten, pastores, y den ayes,
revuélquense, mayorales del ganado,
que ha llegado el tiempo de la matanza,
el tiempo de su dispersión;
caerán como carneros cebados.
35 Los pastores se quedarán sin refugio,
no escaparán los mayorales del ganado.
36 Ya se oye el grito de los pastores,
el llanto de los mayorales del ganado,
pues el Señor destruye sus pastos.
37 Enmudecen las fértiles praderas
ante la cólera ardiente del Señor.
38 Abandona como un león su guarida,
porque su tierra sólo es desolación
ante el incendio devastador,
ante el incendio de su cólera.

2 Tesalonicenses 2

II.— LA VENIDA DE CRISTO Y SUS CIRCUNSTANCIAS (2,1-12)

El momento de la venida

En cuanto a la manifestación de nuestro Señor Jesucristo y al momento de nuestra reunión con él, les pedimos, hermanos, que no pierdan demasiado pronto la cabeza, ni se dejen impresionar por revelaciones, por rumores o por alguna carta supuestamente nuestra en el sentido de que el día del Señor es inminente. ¡Que nadie los desoriente en modo alguno! Es preciso que primero se produzca la gran rebelión contra Dios y que se dé a conocer el hombre lleno de impiedad, el destinado a la perdición, el enemigo que se alza orgulloso contra todo lo que es divino o digno de adoración, hasta el punto de llegar a suplantar a Dios y hacerse pasar a sí mismo por Dios.

¿No recuerdan que ya les hablaba de esto cuando estaba entre ustedes? Ya conocen el obstáculo que ahora le impide manifestarse en espera del momento que tiene prefijado. Porque ese misterioso y maligno poder está ya en acción; sólo hace falta que se quite de en medio el que hasta el momento lo frena. Entonces se dará a conocer el impío a quien Jesús, el Señor, destruirá con el aliento de su boca y aniquilará con el esplendor de su manifestación.

En cuanto a la manifestación de ese impío, como obra que es de Satanás, vendrá acompañada de todo un despliegue de fuerza, de señales y de falsos prodigios. 10 Con su gran maldad engañará a quienes están en camino de perdición al no haber querido hacer suyo el amor a la verdad que había de salvarlos. 11 Por eso Dios les envía un poder seductor de forma que den crédito a la mentira 12 y se condenen todos los que, en lugar de dar crédito a la verdad, se abrazaron con la iniquidad.

III.— EXHORTACIONES Y RECOMENDACIONES (2,13—3,15)

Escogidos para la salvación

13 A ustedes, en cambio, hermanos, el Señor los ama y los ha escogido como primeros frutos de salvación por medio del Espíritu que los consagra y de la fe en la verdad. Por ello, debemos dar continuas gracias a Dios 14 que los llamó mediante el mensaje evangélico que les anunciamos para que alcancen la gloria de nuestro Señor Jesucristo. 15 Por tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven las tradiciones que les hemos enseñado de palabra o por escrito. 16 ¡Ojalá que nuestro Señor Jesucristo y nuestro Padre Dios que nos ha amado y que generosamente nos otorga un consuelo eterno y una espléndida esperanza, 17 los llenen interiormente del consuelo y los fortalezcan en toda suerte de bien, lo mismo de palabra que de obra!

Salmos 84

Salmo 84 (83)

Añoro los atrios del Señor

84 Al maestro del coro. Según la melodía de Gat. Salmo de los hijos de Coré.
¡Qué gratas son tus moradas,
oh Señor del universo!
Añoro y siento nostalgia
de los atrios del Señor;
mi corazón y mi cuerpo
cantan con gozo al Dios vivo.
Hasta el pájaro encuentra casa
y un nido la golondrina
para poner a sus crías
cerca de tus altares,
¡oh Señor del universo,
rey mío y Dios mío!
Felices quienes moran en tu casa
y te alaban sin cesar; [ Pausa]
feliz quien en ti encuentra su fuerza,
y peregrina de buen grado hacia ti.
Pasan por el valle de los Álamos
y hacen de él un manantial;
lo cubre de bendiciones la lluvia.
Cada vez caminan con más brío,
se presentan ante Dios en Sión.
Señor, Dios del universo,
atiende mi oración,
¡escucha, Dios de Jacob! [ Pausa]
10 Dios, escudo nuestro, mira,
contempla el rostro de tu ungido.
11 Es mejor un día en tus atrios
que mil días fuera de ellos;
prefiero el umbral de la casa de mi Dios
a morar en las tiendas del malvado.
12 Porque Dios, el Señor, es sol y escudo,
el Señor otorga gracia y gloria;
él no niega bien alguno
a quien camina con rectitud.
13 Señor del universo, feliz aquel
que en ti pone su confianza.

Proverbios 25:15

15 Con paciencia se convence al gobernante,
palabra amable quiebra la resistencia.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España