The Daily Audio Bible
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Esterilidad y fecundidad de Jerusalén
54 Alégrate estéril, que no concebías;
grita de júbilo, tú que no parías,
pues tiene más hijos la abandonada
que la casada, dice el Señor.
2 Amplía el espacio de tu tienda,
despliega sin reparo tus lonas;
alarga tus cuerdas, afianza tus clavijas,
3 pues vas a extenderte a derecha e izquierda:
tus hijos heredarán naciones,
repoblarán ciudades desiertas.
4 No temas, no serás defraudada,
no te apures, no te afrentarán.
Olvidarás la vergüenza de tu mocedad,
no recordarás la afrenta de tu viudez.
5 Pues tu esposo será tu Creador,
su nombre es Señor del universo;
tu redentor será el Santo de Israel,
llamado Dios de toda la tierra.
6 Como a esposa abandonada y afligida
te volverá a llamar el Señor,
pues no podrá ser repudiada
la esposa de la juventud,
— dice tu Dios —.
7 Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te acogeré;
8 en un arrebato de cólera
te oculté por un momento mi rostro,
pero te quiero con amor eterno
dice tu redentor, el Señor.
9 Me ocurre como en tiempos de Noé,
cuando juré que las aguas del diluvio
no inundarían otra vez la tierra:
juro ahora no encolerizarme
ni volver de nuevo a amenazarte.
10 Aunque se muevan las montañas
y se vengan abajo las colinas,
mi cariño por ti no menguará,
mi alianza de paz se mantendrá
dice el Señor, que te quiere.
Rasgos de la futura Jerusalén
11 ¡Ciudad abatida,
zarandeada y desconsolada!
Yo mismo recompondré
tus piedras sobre azabache,
reimplantaré tus cimientos sobre zafiros;
12 te pondré almenas de esmeralda,
tus puertas serán de rubíes,
tu muralla de piedras preciosas.
13 Yo instruiré a tus constructores,
será grande la paz de tus hijos;
14 tu bienestar estará asegurado.
Alejada de la angustia, nada temerás;
el terror no se te acercará.
15 Si alguien te asedia, no contará conmigo;
si alguien te ataca, caerá frente a ti.
16 Pues yo he creado al herrero
que atiza las brasas al rojo
para forjar las armas apropiadas;
pero he creado también
al que las usa para destruir;
17 no tendrá, pues, éxito
ninguna arma esgrimida contra ti,
y podrás vencer en juicio
a cualquiera que pleitee contra ti.
Esta es la herencia de los siervos del Señor,
esta es la victoria que por mí alcanzarán
—oráculo del Señor —.
Invertir en vida futura
55 Ustedes, sedientos, vengan por agua,
vengan también los que no tienen dinero.
Compren grano y coman de balde,
leche y vino que no cuestan nada.
2 ¿Por qué gastan en lo que no es comida?
¿Por qué se fatigan en lo que no sacia?
Escúchenme atentos y comerán bien,
Saborearán manjares deliciosos;
3 presten atención y vengan tras de mí,
escuchen y su vida progresará.
Pactaré con ustedes alianza eterna,
la promesa firme que hice a David.
4 Lo nombré testigo para los pueblos,
soberano y preceptor de naciones.
5 Llamarás a un pueblo que no conoces,
correrá a ti un pueblo que no te conoce,
porque yo soy el Señor, tu Dios,
el Santo de Israel, que te honra.
Los planes del Señor
6 Busquen al Señor
mientras es posible encontrarlo,
invóquenlo mientras está cercano;
7 que el malvado abandone sus proyectos
y la persona inicua sus planes;
que se convierta al Señor misericordioso,
a nuestro Dios, rico en perdón.
8 Mis planes no son sus planes,
mi proyecto no es su proyecto
—oráculo del Señor—.
9 Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así se alzan mis proyectos sobre los de ustedes,
así superan mis planes a sus planes.
10 Como bajan la lluvia y la nieve del cielo
y no vuelven sin antes empapar la tierra,
preñarla de vida y hacerla germinar,
para que dé simiente al que siembra
y alimento al que ha de comer,
11 así será la palabra que sale de mi boca,
no volverá a mí sin cumplir su cometido,
sin antes hacer lo que me he propuesto:
será eficaz en lo que la he mandado.
Salida de Babilonia
12 Saldrán con alegría, guiados en paz;
montes y colinas clamarán a su paso,
los árboles del campo los irán aplaudiendo.
13 En lugar de espinos crecerán cipreses,
en lugar de ortigas brotarán los mirtos.
Y servirá de renombre al Señor,
de señal indestructible y eterna.
TERCERA PARTE (56—66)
Nadie va a ser excluido
56 Así dice el Señor:
Observen lo prescrito,
practiquen lo que es recto,
que mi salvación pronto llegará
y mi victoria se va a manifestar.
2 Dichosa la persona que obra así,
el mortal que se aferra a ello,
que observa el sábado sin profanarlo,
que se guarda de obrar el mal.
3 Que no diga el extranjero
que se ha entregado al Señor:
“El Señor me excluye de su pueblo”;
y que no diga el eunuco:
“Aquí estoy, como árbol seco”.
4 Porque así dice el Señor:
A los eunucos que observan mis sábados,
que deciden cumplir mis deseos
y se aferran con fuerza a mi alianza,
5 les concedo en mi Templo y mi ciudad
un apellido memorable,
mejor que hijos e hijas;
les daré un renombre perpetuo,
que nadie podrá destruir.
6 A los extranjeros entregados al Señor,
que le rinden culto y aman su nombre,
que quieren entregarse a su servicio,
que observan el sábado sin profanarlo,
que se aferran con fuerza a mi alianza,
7 los traeré a mi monte santo,
tomarán parte en las fiestas
celebradas en mi casa de oración.
Sus holocaustos y sus sacrificios
serán bien recibidos en mi altar,
pues mi Templo es casa de oración,
así lo llamarán todos los pueblos.
8 Oráculo del Señor Dios,
que reúne a los dispersos de Israel:
Todavía volveré a reunir a otros
con los que están ya reunidos.
Diatriba contra los jefes de Israel
9 ¡Fieras del campo, vengan a comer;
[vengan] fieras todas de la selva!
10 Sus guardianes están ciegos,
no se dan cuenta de nada;
todos, como perros mudos,
ya no saben ni ladrar;
los vigilantes se tumban,
habituados a dormir;
11 son también perros voraces,
que no conocen la hartura.
Y hasta sus mismos pastores
no saben ni entienden nada;
todos siguen su camino,
todos van tras su provecho:
12 “Vengan, que voy por vino,
vamos a hartarnos de licor;
mañana será como hoy,
habrá provisión de sobra”.
57 Desaparece el honrado
sin que nadie lo perciba;
los fieles son eliminados
sin que nadie se dé cuenta.
Aunque sucumba ante el mal,
el justo 2 entrará en la paz;
descansarán en su lecho
los que proceden con honradez.
Condena de la idolatría
3 Acérquense, engendros de bruja,
hijos de prostituta.
4 ¿De quién se burlan
abriendo la boca,
sacando la lengua?
¿No son acaso hijos ilegítimos,
criaturas bastardas?
5 Se calientan entre robles,
bajo todo árbol frondoso;
degüellan niños en torrentes,
al abrigo de grutas rocosas.
6 Heredarás las rocas del torrente,
ellas serán lo que te toque.
Derramaste en su honor libaciones,
por ellas ofreciste sacrificios,
¿y piensas que tendré compasión?
7 A un monte alto, elevado,
fuiste a instalar tu cama,
y allí solías subir
a ofrecer tus sacrificios.
8 Tras la puerta, en la jamba,
colgabas tu amuleto;
olvidada de mí, te desnudabas,
subías a tu lecho haciendo sitio.
Hiciste tratos con ellos,
te gustaba tenerlos en el lecho
y contemplar así su desnudez.
9 Prodigabas ungüento a Moloc,
multiplicabas tus perfumes,
enviabas lejos a tus mensajeros,
los hacías bajar al reino de los muertos.
10 De tanto andar te cansabas,
pero no decías: “Es inútil”;
reponías fuerzas
y continuabas sin cansarte.
11 ¿Quién te preocupaba?
¿A quién temías para traicionarme?
No te acordabas de mí
ni me tenías presente.
¿Quizás porque siempre me callaba
acabaste perdiéndome el respeto?
12 Denunciaré tu proceder,
tus malas acciones de nada te servirán.
13 ¡Grita, a ver si te salvan tus ídolos!
Serán todos presa del viento,
serán arrebatados por un soplo.
Pero quien se acoja a mí heredará el país,
recibirá en herencia mi monte santo.
El Señor reanima a su pueblo
14 ¡Allanen el camino,
allánenlo y déjenlo expedito!
Quiten obstáculos del camino de mi pueblo.
6 Ustedes, los hijos, obedezcan a sus padres como procede que lo hagan los creyentes. 2 El primer mandamiento que lleva consigo una promesa es precisamente este: Honra a tu padre y a tu madre, 3 a fin de que seas feliz y vivas largos años sobre la tierra. 4 Y ustedes, los padres, no hagan de sus hijos unos resentidos; edúquenlos, más bien, instrúyanlos y corríjanlos como lo haría el Señor. 5 Ustedes los esclavos deben acatar con profundo respeto y lealtad de corazón las órdenes de sus amos temporales, como si de Cristo se tratara. 6 No como alguien que se siente vigilado o en plan adulador, sino como esclavos de Cristo, que tratan de cumplir con esmero la voluntad de Dios. 7 Presten sus servicios de buen grado, teniendo como punto de mira al Señor y no a la gente. 8 Y recuerden que el Señor recompensará a cada uno según el bien que haya hecho, sin distinguir entre amo y esclavo.
9 En cuanto a ustedes, amos, traten a sus esclavos de igual manera. Prescindan de amenazas y tengan en cuenta que tanto ustedes como ellos pertenecen a un mismo amo, que está en los cielos y no se presta a favoritismos.
La lucha contra el mal
10 Sólo me resta desear que ustedes se mantengan fuertes, apoyados en el poder irresistible del Señor.
11 Utilicen todas las armas que Dios les proporciona, y así harán frente con éxito a las estratagemas del diablo. 12 Porque no estamos luchando contra enemigos de carne y hueso, sino contra las potencias invisibles que dominan en este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales del mal habitantes de un mundo supraterreno. 13 Por eso es preciso que empuñen las armas que Dios les proporciona, a fin de que puedan mantenerse firmes en el momento crítico y superar todas las dificultades sin ceder un palmo de terreno. 14 Estén, pues, listos para el combate: ceñida con la verdad la cintura, protegido el pecho con la coraza de la rectitud 15 y calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz. 16 Tengan siempre embrazado el escudo de la fe, para que en él se apaguen todas las flechas incendiarias del maligno. 17 Como casco, usen el de la salvación, y como espada, la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios.
Conclusión (6,18-24)
Orar siempre y por todos
18 Y todo esto háganlo orando y suplicando sin cesar bajo la guía del Espíritu; renuncien incluso al sueño, si es preciso, y oren con insistencia por todos los creyentes. 19 Oren también por mí, para que Dios ponga en mis labios la palabra oportuna y pueda dar a conocer libre y valientemente el plan de Dios encerrado en ese mensaje evangélico, 20 del que soy ahora un embajador encadenado. Que Dios me conceda el valor de anunciarlo como debo.
Despedida y bendición final
21 Para que estén enterados de cómo van mis cosas y de lo que estoy haciendo, los informará Tíquico, mi querido hermano y fiel ayudante en el Señor. 22 Se lo envío precisamente para que tengan noticias mías y para que al propio tiempo les levante el ánimo.
23 Que Dios Padre, y Jesucristo, el Señor, concedan a los hermanos paz, amor y fe. 24 Y que la gracia acompañe a cuantos aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor indestructible.
Salmo 70 (69)
Señor, no tardes
70 Al maestro del coro. De David. En conmemoración.
2 Oh Dios, ven a librarme,
Señor, date prisa en ayudarme.
3 Queden defraudados y humillados
los que desean mi muerte,
que retrocedan y se avergüencen
los que pretenden dañarme;
4 queden desolados por su infamia
los que se burlan de mí.
5 Que en ti se alegren y se gocen
todos cuantos te buscan;
que los que anhelan tu salvación
digan en todo momento:
“¡Sea alabado el Señor!”.
6 Soy humilde y desvalido,
oh Dios, acude a mí;
tú eres mi ayuda y mi salvación,
Señor, no tardes.
8 Al que trama maldades
lo llaman malintencionado.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España