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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Isaías 51-53

Salvación duradera

51 Escúchenme, los que anhelan la salvación,
los que andan buscando al Señor.
Miren la piedra de donde los tallaron,
la cantera de donde los sacaron.
Miren a Abrahán, su padre,
a Sara, que los trajo al mundo;
era uno solo cuando lo llamé,
pero lo bendije y multipliqué.
El Señor consuela a Sión,
consuela a todas sus ruinas;
transformará su desierto en Edén,
su desolación en jardín del Señor;
en ella habrá gozo y alegría,
acciones de gracias y cantos.
¡Escúchame, pueblo mío!
¡Préstenme atención, gente mía!
Sale de mí una instrucción,
mis normas son luz de los pueblos.
En breve aparecerá mi victoria,
está en camino mi salvación,
mi brazo gobernará a los pueblos,
las islas me están esperando,
confiadas en mi brazo poderoso.
Levanten los ojos al cielo,
bajen la mirada a la tierra:
el cielo se disipa como niebla,
la tierra se desgasta como ropa,
sus habitantes mueren como moscas;
pero mi salvación es para siempre,
mi victoria no se agotará.
Escúchenme, los que conocen la salvación,
pueblo mío, a quien instruyo:
no teman las afrentas humanas,
no tengan miedo a los ultrajes:
los consumirá la polilla como ropa,
los comerán los gusanos como lana;
pero mi victoria es para siempre,
mi salvación no se agotará.

Poder del Creador en la historia

¡Despierta, brazo del Señor,
despierta y revístete de fuerza!
Despierta como en los días de antaño,
como en aquellas antiguas generaciones.
¿No fuiste tú quien destrozó a Rahab,
quien traspasó al Dragón del mar?
10 ¿No fuiste tú quien secó el mar,
las aguas abismales del océano?
¿El que abrió una senda en el fondo del mar
para que cruzaran por ella los rescatados?
11 Los redimidos del Señor volverán,
llegarán cantando a Sión,
precedidos de eterna alegría,
seguidos de júbilo exultante;
se acabaron penas y aflicciones.
12 Yo soy, yo, quien los consuela.
¿Por qué has de temer a un simple mortal,
a alguien que se consume como hierba?
13 Olvidaste al Señor, que te hizo,
aquel que desplegó los cielos,
que puso los cimientos de la tierra.
Tenías miedo de continuo
al ataque furioso del opresor,
cuando se preparaba para arrasar.
¿Dónde está la furia del opresor?
14 Se aprestan a soltar al prisionero;
no acabará muerto en la fosa,
no andará escaso de pan.
15 Yo soy el Señor, tu Dios,
que agito el mar y braman sus olas;
mi nombre es Señor del universo.
16 Pongo mis palabras en tu boca,
te oculto al amparo de mi mano
para extender el cielo y cimentar la tierra,
para decir a Sión: “Mi pueblo eres tú”.
17 ¡Espabila, Jerusalén,
espabila y ponte en pie!
Ya has bebido de manos del Señor
la copa de su cólera,
ya apuraste hasta el fondo
el cáliz que aturde.
18 No hay nadie capaz de guiarla
de entre todos los hijos que engendró;
nadie que la tome de la mano
de entre todos los hijos que crió.
19 Te han venido este par de desgracias,
¿quién hará duelo por ti?
Ruina y quebranto, hambre y espada,
¿quién te podrá consolar?
20 Tus hijos yacen extenuados
a la vuelta de todas las esquinas,
lo mismo que un ciervo en la red;
traspasados por la ira del Señor,
por el grito furibundo de tu Dios.
21 Escucha, pues, esto, desdichada,
borracha, mas no de vino.
22 Así dice tu Señor,
tu Dios, defensor de su pueblo:
Voy a retirar de tu mano
la copa que aturde;
no volverás a beber
el cáliz de mi cólera.
23 Lo pondré en manos de tus verdugos,
de aquellos que solían decirte:
“Túmbate para que pasemos”;
y ponías tu espalda como suelo,
como calle para los transeúntes.

52 ¡Despierta, Sión,
despierta y revístete de poder!
Ponte tu traje de gala,
Jerusalén, ciudad santa;
que ya no entrarán en ti
incircuncisos e impuros.
¡Sacúdete el polvo y ponte en pie,
Jerusalén cautiva!
Suelta las correas de tu cuello,
Sión, capital cautiva,
pues así dice el Señor:
Si por nada fueron vendidos,
sin rescate serán liberados.

Egipto, Asiria y Babilonia

Porque así dice el Señor Dios:

Al principio mi pueblo bajó a Egipto, para habitar allí como forastero, y después Asiria lo oprimió sin motivo. Y ahora —oráculo del Señor Dios—, ¿qué tengo que ver yo en esto: en que se lleven a mi pueblo por nada? Sus dirigentes lanzan gritos de protesta —oráculo del Señor— y continuamente, a diario, ultrajan mi nombre. Por eso mi pueblo reconocerá mi nombre aquel día, sabrá que soy yo el que afirma: “Aquí estoy”.

Pregón de victoria y salida de Babilonia

¡Qué grato es oír por los montes
los pies del que trae buenas nuevas,
que proclama la paz y el bienestar,
que lanza el pregón de la victoria,
que dice a Sión: “Tu Dios es rey”!
Tus vigías lo proclaman a gritos,
lanzan vítores a coro,
pues ven con sus propios ojos
que el Señor vuelve a Sión.
Canten a coro, ruinas de Jerusalén,
que el Señor se compadece de su pueblo,
que ha rescatado a Jerusalén.
10 El Señor muestra su poder
a la vista de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la victoria que trae nuestro Dios.
11 ¡Salgan de Babilonia, salgan!
No toquen lo que es impuro;
salgan de ella ya purificados,
llevando sólo el ajuar del Señor.
12 No saldrán a toda prisa,
no escaparán en desbandada,
pues el Señor irá a la cabeza,
y en retaguardia el Dios de Israel.

Cuarto canto del Siervo

13 Verán a mi siervo triunfar,
exaltado, sumamente enaltecido.
14 Así como muchos se espantaban de él
al verlo tan desfigurado,
sin aspecto de persona,
con una figura sin rasgos humanos,
15 así asombrará a pueblos numerosos.
Los reyes, ante él, cerrarán la boca,
al ver lo que nadie les contó,
al descubrir lo que no habían oído.

53 ¿Quién se fió de lo que decíamos?
¿A quién se reveló el poder del Señor?
Fue creciendo ante el Señor como un brote,
como raíz en tierra de secano,
sin aspecto atrayente, sin lozanía.
Despreciado y rechazado por la gente,
sometido a dolores, habituado al sufrimiento,
ante el cual todos se tapan la cara;
lo despreciamos y no hicimos caso de él.
De hecho cargó con nuestros males,
soportó nuestros dolores,
y pensábamos que era castigado,
herido por Dios y humillado.
Pero fue herido por nuestras faltas,
triturado por nuestros pecados;
aguantó el castigo que nos salva,
con sus heridas fuimos curados.
Todos íbamos errantes como ovejas,
cada cual por su propio camino,
y el Señor cargó sobre él
las culpas de todos nosotros.
Era maltratado, humillado,
pero él no abría su boca:
era como cordero arrastrado al sacrificio,
como oveja que va a ser esquilada.
Detenido sin defensa ni juicio,
¿quién se ocupó de su suerte?
Fue arrancado de la tierra de los vivos,
herido por la rebeldía de mi pueblo.
Dispusieron su tumba entre malvados,
lo enterraron entre ricos.
Aunque nunca cometió violencia
ni su boca profirió mentiras,
10 el Señor quiso machacarlo con males.
Por entregar su vida como ofrenda expiatoria,
verá su descendencia, vivirá muchos años,
por su mano triunfará el designio del Señor.
11 Después del sufrimiento verá la luz,
el justo se saciará de su conocimiento.
Mi siervo hará justos a muchos,
pues cargó con los pecados de ellos.
12 Le daré a todos en posesión,
tendrá como botín una multitud,
pues expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los rebeldes,
cargó con las culpas de muchos
e intercedió por los rebeldes.

Efesios 5

Puesto que son hijos amados de Dios, procuren parecerse a él y hagan del amor su norma de vida, pues también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios.

Y en cuanto a la lujuria, a cualquier clase de impureza o a la avaricia, ni siquiera se mencionen entre ustedes. Así deben comportarse los creyentes. Y lo mismo digo de las obscenidades, conversaciones estúpidas o indecentes, cosas todas que están fuera de lugar; lo de ustedes es dar gracias a Dios. Tengan bien entendido que ningún lujurioso, ningún indecente, ningún avaro —la avaricia es una especie de idolatría—, tendrá parte en la herencia del reino de Cristo y de Dios.

Hijos de la luz

Que nadie los engañe con palabras falaces. Estas son precisamente las cosas que encienden la ira de Dios sobre quienes se niegan a obedecerle. ¿Quieren también ustedes ser cómplices suyos? En otro tiempo eran tinieblas, pero ahora son luz al estar unidos al Señor. Pórtense como hijos de la luz, cuyos frutos son la bondad, la rectitud y la verdad. 10 Hagan lo que agrada al Señor 11 y no tomen parte en las estériles acciones de quienes pertenecen al mundo de las tinieblas; desenmascaren, más bien, esas acciones, 12 pues hasta vergüenza da decir lo que esos tales hacen a escondidas. 13 Pero todo cuanto ha sido desenmascarado por la luz, queda al descubierto; 14 y lo que queda al descubierto, se convierte, a su vez, en luz. Por eso se dice:

“Despierta tú que estás dormido,
levántate de la muerte,
y te iluminará Cristo”.

15 Esten, pues, muy atentos a la manera que tienen ustedes de comportarse, no como necios, sino como inteligentes. 16 Y aprovechen cualquier oportunidad, pues corren tiempos malos. 17 Así que no sean irreflexivos; al contrario, traten de descubrir cuál es la voluntad de Dios. 18 Y no se emborrachen, pues el vino conduce al libertinaje; llénense, más bien, del Espíritu, 19 y entonen entre ustedes salmos, himnos y cánticos inspirados. Canten y toquen para el Señor desde lo hondo del corazón, 20 dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Relaciones familiares

21 Guárdense mutuamente respeto en atención a Cristo. 22 Que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo, que es la Iglesia. 24 Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, séanlo también, y sin reserva alguna, las mujeres a sus maridos.

25 Ustedes, los maridos, amen a sus esposas, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida 26 a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y la palabra. 27 Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada. 28 Este es el modelo según el cual los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama. 29 Pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; todo lo contrario, lo cuida y alimenta. Es lo que hace Cristo con su Iglesia, 30 que es su cuerpo, del cual todos nosotros somos miembros.

31 Por esta razón —dice la Escritura— dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y ambos llegarán a ser como una sola persona. 32 Es grande la verdad aquí encerrada, y yo la pongo en relación con Cristo y con la Iglesia. 33 En resumen, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa sea respetuosa con su marido.

Salmos 69:19-36

19 Acércate a mí y redímeme,
rescátame porque tengo enemigos.
20 Tú conoces mi humillación,
mi vergüenza y mi deshonra;
todos mis rivales te son conocidos.
21 El insulto ha roto mi corazón
y no tiene cura alguna;
esperé consuelo pero no lo tuve,
no encontré quien me confortara.
22 Pusieron veneno en mi comida
y apagaron mi sed con vinagre.
23 Que su mesa se convierta en su red,
en una trampa para sus amigos;
24 que se queden ciegos y no vean,
que sin cesar tiemble su espalda.
25 Derrama sobre ellos tu furor,
que los alcance tu cólera ardiente;
26 que su campamento sea arrasado,
que no quede nadie en sus tiendas.
27 Porque persiguen al que tú hieres,
pregonan el sufrimiento de tus víctimas.
28 Impútales todas sus culpas
y que no les alcance tu perdón;
29 que sean borrados del libro de los vivos,
que no sean inscritos con los justos.
30 Pero a mí, humilde y sufriente,
que tu poder salvador, oh Dios, me proteja.
31 Alabaré con canciones el nombre de Dios,
con himnos de gratitud lo ensalzaré.
32 Y esto complacerá a Dios más que un toro,
más que un novillo astado con pezuñas.
33 Que se alegren los humildes cuando lo vean,
que se reanime el corazón de los que a Dios buscan.
34 Porque el Señor escucha a los oprimidos,
no desprecia a los cautivos.
35 Que lo alaben los cielos y la tierra,
los mares y cuanto se mueve en ellos,
36 pues Dios salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
habitarán allí y la heredarán;

Proverbios 24:7

La sabiduría es inaccesible al necio,
incapaz de abrir su boca en público.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España