The Daily Audio Bible
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10 Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido.
11 Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; vuestro aliento es un fuego que os consumirá.
12 Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados que son quemados con fuego.
Verán al Rey en su hermosura
13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, reconoced mi poder.
14 Los pecadores en Sión se asombraron, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con llamaradas eternas?
15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que rehúsa la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;
16 éste habitará en las alturas; baluartes de rocas serán su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán una tierra dilatada.
18 Tu corazón imaginará el espanto anterior, y dirá: ¿Qué es del escriba?, ¿qué del pesador del tributo?, ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?
19 No verás ya a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no puedes comprender.
20 Mira a Sión, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desmantelada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
21 Porque ciertamente allí será Jehová nuestro Arsenal, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
23 Tus cuerdas se aflojaron; no aseguran el mástil, ni entesan la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín.
24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada su iniquidad.
La ira de Jehová contra las naciones
34 Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.
2 Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
3 Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
5 Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom y sobre el pueblo de mi anatema en juicio.
6 Llena está de sangre la espada de Jehová, cubierta está de grasa, de sangre de corderos y de machos cabríos, de sebo de riñones de carneros; porque Jehová tiene un sacrificio en Bosrá, y gran matanza en la tierra de Edom.
7 Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de sebo.
8 Porque Jehová tiene día de venganza, un año de retribuciones en el pleito de Sión.
9 Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente.
10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, y nunca jamás pasará nadie por ella.
11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y plomada de asolamiento.
12 En cuanto a sus nobles, no habrá quien sea llamado al reino; y todos sus grandes serán nada.
13 En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y zarzas en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y corral para los pollos de los avestruces.
14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí lugar de reposo.
15 Allí anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
16 Inquirid en el libro de Jehová, y leed: No faltará ninguno de ellos; ninguno faltará con su compañera; porque mi boca lo mandó, y los ha reunido el aliento de ella.
17 Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí.
Futuro glorioso de Sión
35 Se alegrarán el desierto y el sequedal; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
2 Florecerá profusamente, y se alegrará hasta lanzar gritos de júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmel y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la majestad de nuestro Dios.
3 Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes.
4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con venganza; con recompensa de Dios vendrá, y os salvará él mismo.
5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se destaparán.
6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque serán alumbradas aguas en el desierto, y torrentes en la soledad.
7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manantiales de agua; en la morada de los chacales se guarecerán los rebaños; será un vallado de cañas y juncos.
8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará el inmundo por él, sino que él mismo andará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
9 No habrá allí león, ni subirá ninguna fiera por él; no se hallarán allí, para que lo recorran los rescatados.
10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; habrá gozo perpetuo sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
La invasión de Senaquerib
36 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
2 Y el rey de Asiria envió al Rabsacés con un gran ejército desde Laquís a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Batanero.
3 Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, el mayordomo, y Sebná, el escriba, y Joá hijo de Asaf, el canciller,
4 a los cuales dijo el Rabsacés: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en que te apoyas?
5 Yo digo que el consejo y el poderío son para la guerra; lo que tú hablas no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?
6 He aquí que confías en este bastón de caña frágil, en Egipto, en el cual, si alguien se apoya, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.
7 Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis?
8 Ahora, pues, yo te ruego que canjees garantías con el rey de Asiria mi señor; yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
9 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, aun al menor de los siervos de mi señor? No obstante, tú estás confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo.
10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin permiso de Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebná y Joá al Rabsacés: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, a los oídos del pueblo que está sobre el muro.
12 Y dijo el Rabsacés: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras sólo a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, condenados a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?
13 Entonces el Rabsacés se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
14 El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar.
15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced las paces conmigo, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su propia cisterna,
17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.
18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones, cada uno a su tierra, de la mano del rey de Asiria?
19 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarváyim? ¿Libraron a Samaria de mi mano?
20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado a su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, el mayordomo, y Sebná el escriba, y Joá hijo de Asaf, el canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsacés.
13 Porque vosotros, hermanos, fuisteis llamados a libertad; solamente que no uséis la libertad como pretexto para la carne, sino servíos por medio del amor los unos a los otros.
14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
15 Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, mirad no sea que os destruyáis unos a otros.
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
17 Porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que querríais.
18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, explosiones de ira, contiendas, divisiones, sectarismos,
21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he hecho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
24 Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25 Si vivimos por el Espíritu, avancemos también por el Espíritu.
26 No nos hagamos vanagloriosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos
Al músico principal. Salmo de David.
64 Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento;
Guarda mi vida del terror del enemigo.
2 Escóndeme de la conjuración de los malvados,
De la conspiración de los que hacen iniquidad,
3 Que afilan como espada su lengua;
Lanzan cual saetas sus palabras amargas,
4 Para asaetear a escondidas al inocente;
Le tiran de improviso y nada temen.
5 Obstinados en su inicuo designio,
Calculan para tender lazos ocultos,
Y dicen: ¿Quién podrá verlo?
6 Inventan maldades y ocultan sus intenciones,
Pues la mente y el corazón del hombre son un abismo.
7 Mas Dios los herirá con saeta;
De repente serán heridos.
8 Sus propias lenguas los harán caer;
Se asombrarán todos los que los vean.
9 Entonces temerán todos los hombres,
Y anunciarán la obra de Dios,
Y comprenderán sus acciones.
10 Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él;
Y se gloriarán todos los rectos de corazón.
23 Compra la verdad, y no la vendas;
La sabiduría, la instrucción y la inteligencia.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.