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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Cantares 5-8

Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía;

He recogido mi mirra y mis aromas;
He comido mi panal y mi miel,
He bebido mi vino y mi leche.

Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.

El tormento de la separación

Yo dormía, pero mi corazón velaba.
Es la voz de mi amado que llama:
Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía.
Porque mi cabeza está llena de rocío,
Mis cabellos empapados de las gotas de la noche.
Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir?
He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?
Mi amado metió su mano por el agujero de la puerta,
Y mi corazón se conmovió dentro de mí.
Yo me levanté para abrir a mi amado,
Y mis manos gotearon mirra;
Mis dedos mirra, que corría
Sobre la manecilla del cerrojo.
Abrí a mi amado;
Pero mi amado había vuelto la espalda, se había ido;
Y tras su hablar salió mi alma.
Lo busqué, y no lo hallé;
Lo llamé, y no me respondió.
Me encontraron los guardas que rondan por la ciudad;
Me golpearon, me hirieron;
Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.

Respuesta de la amada

¿Qué es tu amado más que otro amado,
Oh la más hermosa de todas las mujeres?
¿Qué es tu amado más que otro amado,
Que así nos conjuras?
10 Mi amado es blanco y sonrosado,
Descuella entre diez mil.
11 Su cabeza es de oro, del más puro;
Sus rizos son racimos de palmera, negros como el cuervo.
12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, como parterres de balsameras, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
14 Sus manos, como anillos de oro engastados de piedras preciosas de Tarsis;
Su cuerpo, como pulido marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, como columnas de mármol asentadas en basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano, esbelto como los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo, y todo él es un encanto.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.

Mutuo encanto del esposo y de la esposa

¿Adónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres?

¿Adónde se dirigió tu amado,
Y lo buscaremos contigo?

Mi amado descendió a su huerto, a los parterres de las balsameras,
Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;
Él apacienta entre los lirios.

Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsá;
Encantadora, como Jerusalén;
Imponente como ejércitos en orden.
Aparta tus ojos de delante de mí,
Porque ellos me fascinan.
Tu cabellera es como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.
Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del baño,
Todas con crías gemelas,
Y estéril no hay entre ellas.
Como mitades de granada son tus mejillas
Detrás de tu velo.
Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas,
Y las doncellas, sinnúmero;
Pero única es mi paloma, única mi perfecta;
Es la única de su madre,
La preferida de la que la dio a luz.
La vieron las doncellas, y la llamaron dichosa;
Las reinas y las concubinas, y la alabaron.
10 ¿Quién es ésta que se asoma como el alba,
Hermosa como la luna,
Esclarecida como el sol,
Imponente como ejércitos en orden?

11 Al huerto de los nogales descendí
A ver los frutos del valle,
Y para ver si brotaban las vides,
Si florecían los granados.
12 Antes de darme cuenta, mi deseo me puso
En la carroza con mi príncipe.

13 Vuélvete, vuélvete, oh sulamita;
Vuélvete, vuélvete, y te miraremos.
¿Qué veréis en la sulamita?
Algo así como la reunión de dos campamentos.

¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias,

Oh hija del príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
Obra de manos de excelente artista.
Tu ombligo, como una copa redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre, como montón de trigo,
Cercado de lirios.
Tus dos pechos, como crías gemelas de gacela.
Tu cuello, como torre de marfil;
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre del Líbano,
Que mira hacia Damasco.
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura.
¡Un rey en esas trenzas está preso!

¡Qué hermosa eres, y cuán suave,
Oh amor deleitoso!
Tu talle es semejante a la palmera,
Y tus pechos, a los racimos.
Yo me dije: Subiré a la palmera,
Recogeré sus frutos.
¡Que tus pechos sean como racimos de uvas,
Y el perfume de tu aliento como de manzanas,
Y tu paladar como el buen vino,
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los adormecidos.

10 Yo soy de mi amado,
Y conmigo tiene su contentamiento.
11 Ven, oh amado mío, salgamos al campo,
Pasemos la noche en las aldeas.
12 Levantémonos de mañana a las viñas;
Veamos si brotan las vides, si están en cierne,
Si han florecido los granados;
Allí te daré mis amores.
13 Las mandrágoras exhalan su fragancia,
Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas,
Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.

¡Oh, si tú fueras como un hermano mío,

Amamantado a los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
Yo te llevaría, te introduciría en la casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te daría a beber vino
Adobado del mosto de mis granadas.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

El poder del amor

¿Quién es ésta que sube del desierto,
Recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te desperté;
Allí donde tu madre te concibió;
Donde te concibió la que te dio a luz.

Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Obstinados como el Seol los celos;
Sus saetas, saetas de fuego; sus llamas, llamas de JAH.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían.
Tenemos una pequeña hermana,
Que no tiene pechos todavía;
¿Qué haremos a nuestra hermana
Cuando de ella se hable?
Si ella es un muro,
Edificaremos sobre él almenas de plata;
Si es una puerta,
La guarneceremos con planchas de cedro.
10 Yo soy un muro, y mis pechos como torres,
Desde que fui a sus ojos como quien ha encontrado la paz.

11 Salomón tenía una viña en Baalhamón,
Y la encomendó a los guardas,
Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto.
12 Mi viña, la que es mía, está delante de mí;
Las mil monedas serán tuyas, oh Salomón,
Y doscientas para los que guardan su fruto.

13 Oh, tú que habitas en los huertos,
Los compañeros prestan oído a tu voz;
Házmela oír.

14 Apresúrate, amado mío,
Y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
Por las lomas de las balsameras.

2 Corintios 9

Porque acerca de este servicio a los santos, es superfluo que yo os escriba;

pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría.

Pero he enviado a los hermanos, para que nuestra jactancia acerca de vosotros no se desvanezca en este particular; para que como decía, estéis preparados;

no sea que si vienen conmigo algunos macedonios, y os hallan desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra firme confianza.

Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como ofrenda generosa, y no como tacañería.

Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra generosamente, también segará generosamente.

Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

como está escrito:

Esparció, dio a los pobres;
Su justicia permanece para siempre.

10 Y el que suministra semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,

11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

12 Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que falta a los santos, sino que también sobreabunda a través de muchas acciones de gracias a Dios;

13 pues por la prueba dada con esta ministración, glorifican a Dios por la sumisión que profesáis al evangelio de Cristo, y por la sinceridad de vuestra comunión con ellos y con todos;

14 asimismo con la oración de ellos por vosotros, mostrando su anhelo por vosotros a causa de la sobreabundante gracia de Dios en vosotros.

15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!

Salmos 51

Arrepentimiento, y plegaria pidiendo purificación

Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se unió a Betsabé, vino a él Natán el profeta.

51 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis delitos.
Lávame a fondo de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis delitos,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo que es malo delante de tus ojos;
Así que eres justo cuando sentencias,
E irreprochable cuando juzgas.
Mira que en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.

Pero tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
Oculta tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
Y no retires de mí tu santo Espíritu.
12 Devuélveme el gozo de tu salvación,
Y en espíritu de nobleza afiánzame.

13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de la sangre derramada, oh Dios, Dios de mi salvación;
Y cantará mi lengua tu justicia.

15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
Si te ofrezco holocausto, no lo aceptas.
17 Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no lo desprecias tú, oh Dios.

18 Haz bien con tu benevolencia a Sión;
Reedifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto y ofrendas enteras;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

Proverbios 22:24-25

24 No te juntes con el iracundo,
Ni te acompañes con el hombre violento,
25 No sea que aprendas sus maneras,
Y pongas trampa para tu alma.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.