The Daily Audio Bible
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Segundo discurso de Eliú
34 Eliú prosiguió:
2 «Escúchenme, hombres sabios. 3 Podemos elegir los sonidos que deseemos escuchar; podemos escoger el sabor de la comida que queramos; 4 y deberíamos también elegir la senda correcta. Pero ante todo debemos definir entre nosotros qué es el bien.
5 »Porque Job ha dicho: “Soy inocente, pero Dios dice que no lo soy. 6 Se me llama mentiroso, aunque soy inocente. Se me castiga espantosamente, aun cuando no he pecado”.
7-8 »¿Quién hay tan arrogante como Job? Debe de haber pasado mucho tiempo en compañía de hombres malos, 9 pues dijo: “¿Para qué malgastar tiempo tratando de agradar a Dios?”.
10 »Escúchenme con entendimiento. ¡Sin duda todos saben que Dios no peca! 11 Por el contrario, castiga a los pecadores. 12 No hay mayor verdad que esta: Dios nunca es malo ni injusto. 13 Sólo él tiene autoridad sobre la tierra y administra justicia para el mundo. 14 Si Dios retirara su espíritu, 15 toda la vida desaparecería y la humanidad volvería al polvo.
16 »Escucha ahora y procura entender. 17 ¿Podría Dios gobernar si detestara la justicia? Vas tú a condenar al Dios justo y poderoso? 18 ¿Vas a condenar a este Dios que dice a los reyes y a los nobles: “son malos e injustos”? 19 Porque a él no le impresiona lo grande que un hombre sea, ni favorece a los ricos más que a los pobres. A todos los hizo él. 20 En un instante mueren: a la medianoche, grandes y pequeños súbitamente fallecerán, llevados por una mano que no es de hombre.
21 »Porque Dios observa atentamente lo que hace la humanidad; a todos los ve. 22 No hay oscuridad tan densa que oculte al malo de sus ojos, 23 de modo que no hay que esperar que se produzca un crimen enorme para que el hombre sea llamado a juicio ante Dios. 24 Sin mucha ceremonia, Dios sencillamente hace trizas a los más grandes hombres, y pone a otros en su lugar. 25 Observa lo que hacen, y en sólo una noche los derriba y los destruye, 26 a plena luz los hace caer como malvados. 27 Porque ellos se desviaron de los caminos de Dios, 28 e hicieron que los clamores de los pobres llegaran a oídos del Señor. Sí, él escucha el llanto de los oprimidos. 29-30 Pero si él prefiere no hablar, ¿quién podrá censurarlo? También él puede impedir que un hombre indigno llegue a gobernar, evitándole ruina a una nación; y puede con igual facilidad echar por tierra a una nación entera.
31 »¿Por qué no clama el pueblo ante su Dios, diciendo: “Hemos pecado, pero nos apartaremos del mal”. 32 O, “ignoramos el mal que hayamos hecho; enséñanos cuál es, y lo abandonaremos de inmediato”? 33 ¿Tendría Dios que acomodar su justicia a tus exigencias? ¿Tendría que cambiar el orden del universo para satisfacer tus caprichos? ¡La respuesta tiene que ser evidente hasta para ti! 34-35 Aun sin ser muy listo, cualquiera estará de acuerdo conmigo en que tú, Job, hablas como un necio. 36 Deberías recibir el máximo castigo por la forma perversa en que has hablado acerca de Dios. 37 Porque ahora, a tus demás pecados has añadido la rebeldía, la arrogancia y la blasfemia».
Tercer discurso de Eliú
35 Eliú prosiguió:
2-3 «¿Crees que está bien que tú declares: “No he pecado, pero no por ello me va mejor delante de Dios?”. 4 Yo te responderé, y también a todos tus amigos. 5 Mira al cielo, muy por encima de ti. 6 Si pecas, ¿conmoverás con ello el cielo y derribarás a Dios de su trono? Aunque peques una y otra vez, ¿en qué lo afectarás a él? 7 O si te portas bien, ¿le estás haciendo un gran favor? 8 Tus pecados pueden dañar a otro hombre, o tus buenas acciones causarle provecho.
9-10 »Los oprimidos pueden gritar bajo sus males y gemir bajo el poder de los ricos; pero ninguno clama a Dios preguntando: “¿Dónde está Dios mi hacedor; que da cánticos en la noche, 11 y nos hace un poco más sabios que los cuadrúpedos y las aves?”. 12 Cuando alguno le lanza esta pregunta, nunca responde él castigando inmediatamente a los tiranos. 13 Pero es falso afirmar que no escucha esos clamores. 14-15 Y más falso aún decir que no ve lo que sucede. Dios sí hace justicia finalmente, si esperamos. Pero, ¿protestas contra él porque no responde airadamente al instante? 16 Has hablado como un necio, Job».
Cuarto discurso de Eliú
36 Eliú prosiguió:
2 «Permíteme continuar, y te mostraré la verdad de lo que digo. ¡Porque aún no he terminado mi defensa de Dios! 3 Voy a presentarte muchos ejemplos de la justicia de mi hacedor. 4 Te estoy diciendo la pura verdad, pues poseo conocimientos bien equilibrados.
5 »¡Dios es Todopoderoso y sin embargo a nadie menosprecia! Es perfecto en su entendimiento. 6 No recompensa con sus bendiciones a los malvados, sino que les da la justa medida de su castigo. 7 No se desentiende de los buenos; por el contrario, los honra colocándolos en tronos eternos. 8 Si les vienen tribulaciones y se ven esclavizados y afligidos, 9 él se toma el trabajo de indicarles la razón; lo que hayan hecho de malo o en qué se han portado altivamente. 10 Les ayuda a escuchar su instrucción para que se aparten de su pecado. 11 Si lo escuchan y obedecen, serán bendecidos con dicha y prosperidad toda su vida. 12 Si no lo escuchan, perecerán en batalla y morirán por su falta de sensatez.
13 »Pero los impíos cosechan la ira de Dios. Ni siquiera se vuelven a él cuando los castiga. 14 Mueren en su juventud, luego de vivir disipada y depravadamente. 15 A los que sufren, Dios los libra mediante el sufrimiento; en su aflicción, los consuela.
16 »¡Cómo ansiaba él atraerte y apartarte del peligro para llevarte a un extenso y agradable valle en donde hacerte prosperar! 17 Pero estás demasiado preocupado con tus imaginarias quejas contra el prójimo. 18 ¡Cuidado! No dejes que tu ira contra el prójimo te lleve a burlarte de Dios. No permitas que tus sufrimientos te amarguen en contra del único que puede librarte. 19 ¿Piensas realmente que si gritas bastante fuerte contra Dios, él se avergonzará y se arrepentirá? ¿Acabará ello con tu castigo? 20 No anheles la noche, con sus oportunidades para el crimen. 21 Apártate del mal, pues fue para evitar que cayeras en una vida de maldad que Dios te envió este sufrimiento.
22 »Mira, Dios es exaltado por su poder. ¿Qué maestro hay como él? 23 ¿Quién podrá decir que lo que él hace es absurdo o malo? 24 Por el contrario, glorifícalo por sus poderosas obras que lo han hecho famoso. 25 Desde lejos las han visto todos.
26 »Tan grande es Dios que ni siquiera hemos comenzado a conocerlo; nadie puede empezar a entender la eternidad. 27 Dios hace subir el vapor de agua, y luego lo hace caer como lluvia 28 que los cielos derraman. 29 ¿Puede alguien realmente comprender cómo se esparcen las nubes y los truenos que ellas encierran? 30 Mira cómo ilumina con el relámpago en torno suyo y cubre la cima de los montes. 31 Mediante sus tremendos poderes en la naturaleza castiga o bendice a la gente, dándoles alimento en abundancia. 32 Se llena de rayos las manos, y lanza cada uno al punto que quiere. 33 Sentimos su presencia en el trueno. Sirva esto de advertencia a todos los pecadores.
Tesoros en vasijas de barro
4 Dios, en su misericordia, es el que nos permite servirle, y por eso no nos damos nunca por vencidos. 2 No engañamos a nadie, ni cambiamos la palabra de Dios. No tenemos de qué avergonzarnos, ni hacemos maldades a escondidas. Al contrario, delante de Dios hablamos y proclamamos la verdad ante todas las personas.
3 Si algunos no entienden nuestro evangelio, son aquellos que están perdidos, 4 pues el dios de este mundo los ha cegado y no pueden contemplar la gloriosa luz de la buena noticia acerca de Cristo que brilla ante ellos. Cristo es la imagen de Dios.
5 Nosotros no predicamos acerca de nosotros mismos; anunciamos que Jesucristo es el Señor. Lo único que decimos de nosotros es que somos siervos de ustedes por amor a Jesús. 6 Porque Dios, que dijo: «Resplandezca la luz en las tinieblas», hizo brillar su luz en nuestros corazones y nos ha hecho comprender que es el resplandor de su gloria lo que brilla en el rostro de Cristo.
7 Pero este precioso tesoro lo guardamos en una vasija de barro. Es así para que sea obvio que este glorioso poder viene de Dios y no de nosotros.
8 Estamos acosados por problemas, pero no estamos vencidos. Enfrentamos grandes dificultades, pero no nos desesperamos. 9 Nos persiguen, pero Dios no nos abandona nunca. Nos derriban, pero no nos pueden destruir. 10 Por dondequiera que vamos, este cuerpo nuestro se enfrenta a la muerte al igual que Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. 11 A diario corremos peligro de muerte por servir a Jesús, para que también en nosotros se vea la vida que Jesús da. 12 En conclusión: La muerte actúa en nosotros y en ustedes se hace presente la vida.
Al director musical. Masquil de los hijos de Coré.
44 Oh Dios, hemos oído de las proezas que realizaste en días antiguos. 2 Nuestros antepasados nos han contado cómo echaste a las naciones paganas de esta tierra, y nos la diste toda, extendiendo a Israel de un extremo al otro del país. 3 No fue con su espada, ni por su propia fuerza y habilidad que vencieron, sino por tu gran poder y porque tú les sonreíste y los favoreciste.
4 Tú eres mi rey y mi Dios. Ordena victorias para tu pueblo. 5 Porque sólo por tu poder y mediante tu nombre pisoteamos a nuestros enemigos y los hacemos retroceder. 6 No confío yo en mis armas: jamás podrían salvarme. 7 Sólo tú puedes darnos el triunfo sobre aquellos que nos odian y humillarlos.
8 ¡Dios, por siempre te glorificaremos! ¡Por siempre alabaremos tu nombre!
10 Echa fuera al insolente, y se acabarán los pleitos, la discordia y los insultos.
11 El que ama el corazón sincero y la gracia al hablar es amigo del rey.
12 El Señor vigila cuidadosamente al sabio, pero desbarata las palabras del mentiroso.
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