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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Ester 4-7

Ester se entera del decreto de Amán

Mardoqueo supo todo lo que se había hecho. Entonces Mardoqueo rasgó sus vestiduras, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad gritando con fuerza y amargura. Así llegó hasta la puerta real, pues no estaba permitido pasar por la puerta real vestido de cilicio. Y en cada provincia y lugar a donde llegaba la orden del rey y su decreto, los judíos tenían gran duelo, ayuno, llanto y lamentación; cilicio y ceniza eran la cama de muchos.

Las jóvenes de Ester y sus eunucos fueron y se lo contaron, y la reina se estremeció muchísimo. Ella envió ropa para vestir a Mardoqueo y quitarle de encima el cilicio; pero él no la aceptó. Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto al servicio de ella, y lo envió a Mardoqueo para saber qué sucedía y por qué.

Hatac salió y fue a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad que estaba frente a la puerta real. Y Mardoqueo le reveló todo lo que le había acontecido, y la cantidad exacta de plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey a costa de los judíos, con tal de destruirlos. También le dio una copia del documento del decreto que había sido promulgado en Susa para que los judíos fueran exterminados, a fin de que se la mostrara a Ester, le informara y le encargara que fuera al rey para suplicarle e interceder ante él por su pueblo.

Hatac regresó e informó a Ester de las palabras de Mardoqueo. 10 Entonces Ester habló a Hatac y lo mandó que dijera a Mardoqueo: 11 “Todos los del rey y el pueblo de las provincias del reino saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el patio interior, sin ser llamado, hay una sola sentencia: Ha de morir, excepto aquel a quien el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir a la presencia del rey en estos treinta días”.

12 Cuando dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester, 13 Mardoqueo mandó que respondieran a Ester: “No te hagas la ilusión de que porque estás en el palacio del rey serás la única de todos los judíos que ha de escapar. 14 Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro lugar; pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¡Y quién sabe si para un tiempo como este has llegado al reino!”.

15 Ester dijo que respondieran a Mardoqueo: 16 “Ve, reúne a todos los judíos que se hallan en Susa y ayunen por mí. No coman ni beban en tres días ni de noche ni de día. Yo también ayunaré con mis damas e iré así al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”.

17 Entonces Mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que Ester le mandó.

Ester acude al rey

Aconteció al tercer día que Ester se vistió con su vestido real y se puso de pie en el patio interior de la casa del rey, frente a la sala real. El rey estaba sentado en su trono real en la sala real, ante la puerta de la sala. Y sucedió que cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos. El rey extendió hacia Ester el cetro de oro que tenía en su mano, y Ester se acercó y tocó la punta del cetro. Entonces el rey le preguntó:

—¿Qué tienes, reina Ester? ¿Cuál es tu petición? ¡Hasta la mitad del reino te será dada!

Ester respondió:

—Si a su majestad le parece bien, venga hoy el rey con Amán al banquete que le he preparado.

Y el rey dijo:

—¡Dense prisa y llamen a Amán para hacer lo que ha dicho Ester!

Fueron, pues, el rey y Amán al banquete que Ester había preparado. Y mientras bebían el vino, el rey preguntó a Ester:

—¿Cuál es tu petición? Te será dada. ¿Qué es lo que solicitas? ¡Hasta la mitad del reino te será concedida!

Entonces Ester respondió y dijo:

—Mi petición y solicitud es esta: Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si al rey le parece bien conceder mi petición y hacer lo que solicito, que venga el rey con Amán al banquete que les he de hacer; y mañana haré conforme a la palabra del rey.

Amán planea asesinar a Mardoqueo

Aquel día Amán salió alegre y contento de corazón. Pero cuando Amán vio a Mardoqueo en la puerta real y que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira contra Mardoqueo. 10 Sin embargo, Amán se contuvo y se fue a su casa. Entonces envió llamar a sus amigos y a Zeres, su mujer. 11 Y Amán empezó a referirles la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, todo con que lo había engrandecido el rey, y cómo lo había enaltecido sobre los magistrados y los servidores del rey. 12 Y Amán añadió:

—También la reina Ester a ninguno hizo que viniera con el rey al banquete que dio, sino solo a mí. Además, para mañana yo seré su invitado junto con el rey. 13 Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado junto a la puerta real.

14 Entonces Zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron:

—Que se haga una horca de veinticinco metros de alto, y por la mañana dile al rey que cuelguen en ella a Mardoqueo. Y entra alegre con el rey al banquete.

La idea agradó a Amán e hizo preparar la horca.

Amán es humillado ante Mardoqueo

Aquella noche se le fue el sueño al rey, y pidió que le trajeran el libro de las memorias o crónicas; y fueron leídas delante del rey. Y se halló escrito en él que Mardoqueo había declarado contra Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, guardias de la puerta, que habían conspirado para quitar la vida al rey Asuero. Luego el rey preguntó:

—¿Qué honra o qué distinción se le hizo a Mardoqueo por esto?

Y los servidores que servían al rey le respondieron:

—Nada se ha hecho por él.

Entonces preguntó el rey:

—¿Quién está en el patio?

Amán había entrado al patio exterior del palacio real para pedir al rey que hiciera colgar a Mardoqueo en la horca que tenía preparada para él. Y los servidores del rey le respondieron:

—He aquí, Amán está en el patio.

Y el rey dijo:

—Que entre.

Amán entró, y el rey le preguntó:

—¿Qué se hará al hombre a quien el rey desea honrar?

Amán pensó en su corazón: “¿A quién más deseará honrar el rey sino a mí?”. Entonces Amán respondió al rey:

—Para el hombre a quien el rey desea honrar, que traigan la vestidura real con que se haya vestido el rey, y el caballo en que haya cabalgado el rey y pónganle una corona real sobre su cabeza. Que entreguen la vestidura y el caballo por medio de alguno de los oficiales más nobles del rey, y que vistan a aquel hombre a quien el rey desea honrar. Haz que lo paseen a caballo por la plaza de la ciudad y proclamen delante de él: “¡Así se hace con el hombre a quien el rey desea honrar!”.

10 Entonces el rey dijo a Amán:

—¡Date prisa, toma la vestidura y el caballo, como has dicho, y haz eso con el judío Mardoqueo que se sienta junto a la puerta real. No omitas nada de todo lo que has dicho.

11 Entonces Amán tomó la vestidura y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo por la plaza de la ciudad, proclamando delante de él:

—¡Así se hace con el hombre a quien el rey desea honrar!

12 Luego Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán regresó de prisa a su casa apesadumbrado y con la cabeza cubierta. 13 Amán contó a Zeres, su mujer, y a todos sus amigos todo lo que le había acontecido. Entonces, sus sabios y su mujer le dijeron:

—Si Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, es de la descendencia de los judíos, no lo vencerás. ¡De hecho caerás delante de él!

14 Aún estaban ellos hablando con él cuando llegaron los eunucos del rey, y se apresuraron a llevar a Amán al banquete que Ester había preparado.

Ester revela su identidad judía

Fueron, pues, el rey y Amán a comer con la reina Ester. También este segundo día, mientras bebían el vino, el rey preguntó a Ester:

—Reina Ester, ¿cuál es tu petición? Te será dada. ¿Qué es lo que solicitas? ¡Hasta la mitad del reino te será concedida!

Entonces la reina Ester respondió y dijo:

—¡Oh rey, si he hallado gracia ante tus ojos, y si a su majestad le parece bien, que me sea concedida la vida por mi petición y mi pueblo por mi solicitud! Porque yo y mi pueblo hemos sido vendidos para ser destruidos, muertos y exterminados. Si hubiéramos sido vendidos para ser esclavos y esclavas, yo habría callado; pues tal desgracia no justificaría molestar al rey…

El rey Asuero preguntó a la reina Ester:

—¿Quién es ese, y dónde está el que ha concebido hacer tal cosa?

Y Ester respondió:

—¡El enemigo y adversario es este malvado Amán!

Entonces Amán se llenó de terror en la presencia del rey y de la reina.

Caída de Amán y triunfo de Mardoqueo

El rey se levantó enfurecido y dejando de beber vino se fue al jardín del palacio. Y Amán se quedó de pie, rogando a la reina Ester por su vida; porque vio que el mal ya estaba decidido para él, de parte del rey.

Cuando el rey regresó del jardín del palacio a la sala donde estaban bebiendo vino, Amán había caído sobre el diván en que estaba Ester. Entonces el rey dijo:

—¿También ha de violar a la reina estando yo en la casa?

En cuanto salió la palabra de la boca del rey, le cubrieron la cara a Amán. Entonces Harbona, uno de los eunucos al servicio del rey, dijo:

—He aquí, hay una horca de veinticinco metros de alto, que Amán ha hecho en su casa para Mardoqueo, quien había hablado bien en favor del rey.

Entonces el rey dijo:

—¡Cuélguenlo en ella!

10 Así colgaron a Amán en la horca que él había preparado para Mardoqueo. Y se apaciguó la ira del rey.

1 Corintios 12:1-26

Los dones que reparte el Espíritu

12 Pero no quiero que ignoren, hermanos, acerca de los dones espirituales. Saben que cuando eran gentiles, iban como arrastrados, tras los ídolos mudos. Por eso les hago saber que nadie, hablando por el Espíritu de Dios, dice: “Anatema sea Jesús”. Tampoco nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, sino por el Espíritu Santo.

Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el Espíritu es el mismo. Hay también diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. También hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos. Pero a cada cual le es dada la manifestación del Espíritu para provecho mutuo. Porque a uno se le da palabra de sabiduría por medio del Espíritu; pero a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por un solo Espíritu; 10 a otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las realiza el único y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él designa.

Un solo cuerpo con muchos miembros

12 Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu. 14 Pues el cuerpo no consiste de un solo miembro, sino de muchos. 15 Si el pie dijera: “Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo”, ¿por eso no sería parte del cuerpo? 16 Y si la oreja dijera: “Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo”, ¿por eso no sería parte del cuerpo? 17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oreja, ¿dónde estaría el olfato? 18 Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso. 19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Pero ahora son muchos los miembros y a la vez un solo cuerpo.

21 El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de ustedes”. 22 Muy al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son indispensables. 23 Además, a los miembros del cuerpo que estimamos ser de menos honor, a estos los vestimos aun con más honor; y nuestros miembros menos decorosos son tratados con aún más decoro. 24 Porque nuestros miembros más honrosos no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba; 25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros. 26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.

Salmos 36

Maldad del impío y bondad del SEÑOR

36 Al músico principal. Salmo de David, siervo de Dios.

La transgresión habla al impío dentro de su[a] corazón;
no hay temor de Dios delante
de sus ojos.
Por eso se lisonjea en sus propios ojos hasta que su iniquidad sea aborrecimiento.
Las palabras de su boca son maldad y engaño;
ha dejado de ser sensato y de hacer
el bien.
Sobre su cama piensa iniquidad; está en un camino que no es bueno
y no desprecia el mal.
Oh SEÑOR, hasta los cielos alcanza tu misericordia;
y hasta las nubes, tu fidelidad.
Tu justicia es como las montañas
de Dios;
y tus juicios, como el gran océano. Oh SEÑOR, que conservas al hombre y al animal,
¡cuán preciosa es, oh Dios, tu bondad! Por eso los hijos del hombre
se refugian bajo la sombra de tus alas.
Se sacian de la abundancia de tu casa;
les das a beber del torrente
de tus delicias.
Ciertamente contigo está el manantial de la vida;
en tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu bondad a los
que te conocen,
y tu justicia a los rectos de corazón.
11 Que no venga contra mí el pie de
la soberbia
ni me desplace la mano de los impíos.
12 Entonces caerán los que obran
iniquidad;
serán derribados y no podrán
levantarse.

Proverbios 21:21-22

21 El que sigue la justicia y la bondad hallará vida, justicia y honra.
22 El sabio conquista la ciudad de los poderosos
y derriba la fuerza en que ella
ha confiado.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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