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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Crónicas 1-3

Salomón pide sabiduría para gobernar

Salomón hijo de David se afianzó en su reino. El SEÑOR su Dios estaba con él y lo engrandeció sobremanera. Entonces Salomón habló a todo Israel: a los jefes de millares y de centenas, a los jueces y a todos los dirigentes de todo Israel, jefes de las casas paternas. Salomón, y toda la congregación con él, fue al lugar alto que había en Gabaón; porque allí se encontraba el tabernáculo de reunión de Dios que Moisés, siervo del SEÑOR, había hecho en el desierto. (Aunque David había subido el arca de Dios desde Quiriat-jearim al lugar que le había preparado, porque le había erigido una tienda en Jerusalén). Y el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo del SEÑOR. Y Salomón y la congregación fueron a consultarle. Salomón fue allí, ante el SEÑOR, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos. Aquella noche Dios se apareció a Salomón y le dijo:

—Pide lo que quieras que yo te dé.

Y Salomón respondió a Dios:

—Tú has mostrado gran misericordia a mi padre David, y a mí me has constituido rey en su lugar. Ahora, oh SEÑOR Dios, sea confirmada tu palabra dada a mi padre David, porque tú me has constituido rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. 10 Ahora pues, dame sabiduría y conocimiento, para que yo pueda salir y entrar delante de este pueblo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?

11 Entonces Dios dijo a Salomón:

—Porque esto ha estado en tu corazón, y no has pedido riquezas ni posesiones ni gloria ni la vida de los que te aborrecen ni tampoco has pedido muchos años, sino que has pedido para ti sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo sobre el cual te he constituido rey, 12 te son dados sabiduría y conocimiento. Pero también te daré riquezas, posesiones y gloria tales como nunca sucedió con los reyes que fueron antes de ti ni sucederá así después de ti.

Prosperidad de Salomón

13 Salomón volvió a Jerusalén desde el lugar alto que estaba en Gabaón, de delante del tabernáculo de reunión, y comenzó a reinar sobre Israel.

14 Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, que puso en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto al rey.

15 El rey hizo que la plata y el oro fueran tan comunes en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.

16 Los caballos de Salomón provenían de Egipto y de Coa. Los mercaderes del rey los adquirían en Coa al contado. 17 Cada carro que importaban de Egipto costaba seis kilos y medio de plata; y cada caballo, un kilo y medio. Y así los exportaban por medio de ellos, a todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.

Preparativos para el templo

Salomón se propuso construir una casa al nombre del SEÑOR, y una casa real para sí. Entonces reclutó[a] a setenta mil cargadores, a ochenta mil canteros en la región montañosa, y a tres mil seiscientos supervisores.

Salomón también envió a decir a Hiram, rey de Tiro:

Haz conmigo como hiciste con mi padre David al enviarle cedro, para que edificara para sí una casa en que habitar. He aquí, yo voy a construir una casa al nombre del SEÑOR mi Dios, a fin de consagrársela para quemar incienso aromático delante de él, para la presentación continua de los panes, y para los holocaustos de la mañana, de la tarde, de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes del SEÑOR nuestro Dios, lo que a Israel le corresponde ofrecer perpetuamente.

La casa que voy a construir será grande, porque nuestro Dios es más grande que todos los dioses. Pero, ¿quién ha de ser capaz de construirle una casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no lo pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo para que le construya una casa, aunque sea solo para quemar incienso delante de él?

Ahora pues, envíame un hombre hábil para trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en carmesí y en material azul, y que sea experto en tallados, para que trabaje junto con los que están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha preparado mi padre David. Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar los árboles del Líbano. He aquí que mis siervos estarán con los tuyos para que me preparen mucha madera, porque el templo que voy a edificar ha de ser grande y maravilloso.

10 He aquí que para tus siervos que cortan y labran la madera, yo doy cuatro millones cuatrocientos mil kilos de trigo para el sustento[b], cuatro millones cuatrocientos mil kilos de cebada, cuatrocientos cuarenta mil litros de vino y cuatrocientos cuarenta mil litros de aceite.

11 Hiram, rey de Tiro, respondió con una carta que envió a Salomón:

¡Porque el SEÑOR ama a su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos!

12 E Hiram añadió:

¡Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra y que dio al rey David un hijo sabio que conoce la cordura y el entendimiento, y que ha de edificar una casa para el SEÑOR y una casa real para sí! 13 Yo, pues, te envío a Hiram-abi, un hombre hábil y entendido. 14 Él es hijo de una mujer de las hijas de Dan, y su padre es un hombre de Tiro. Él sabe trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en piedra, en madera, en púrpura, en material azul, en lino fino y en carmesí. También sabe hacer todo tipo de tallados y todos los diseños que se le asignen. Él estará con tus expertos y con los de mi señor David, tu padre. 15 Ahora pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino que ha prometido. 16 Nosotros cortaremos en el Líbano toda la madera que necesites, y te la llevaremos por mar en balsas hasta Jope; y tú la subirás a Jerusalén.

17 Salomón hizo un censo de todos los hombres extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después del censo que había hecho su padre, y se halló que eran ciento cincuenta y tres mil seiscientos. 18 De ellos designó a setenta mil cargadores, a ochenta mil canteros en la región montañosa, y a tres mil seiscientos supervisores que hicieran trabajar a la gente.

La construcción del templo

Salomón comenzó a edificar la casa del SEÑOR en Jerusalén, en el monte Moriah, donde él se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán el jebuseo. Comenzó a edificar en el segundo día del mes segundo[c] del cuarto año de su reinado.

Estas son las medidas (de acuerdo con el patrón de medida) que Salomón determinó para construir la casa de Dios: Era de veintisiete metros de largo y de nueve metros de ancho. El pórtico, que estaba en la parte frontal del templo, tenía nueve metros de largo, como el ancho del edificio, y cincuenta y cuatro metros de alto. Y lo revistió por dentro de oro puro.

Cubrió la sala mayor con madera de ciprés; la recubrió de oro de buena calidad, y encima grabó figuras de palmeras y cadenas. También revistió la sala con piedras preciosas para ornamento. Y el oro era oro de Parvaim. Así que recubrió de oro la sala, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas. Y talló querubines sobre las paredes.

Hizo también la sala del lugar santísimo; era de nueve metros de largo, según el ancho del frente del edificio, y de nueve metros de ancho. Luego la recubrió con unos veinte mil kilos de oro de buena calidad. Los clavos pesaban quinientos cincuenta kilos de oro. También recubrió de oro las salas superiores.

10 Hizo también en la sala del lugar santísimo dos querubines, obra de escultura, a los cuales recubrió de oro. 11 Las alas de los querubines eran de nueve metros de largo. El ala del uno tenía dos metros y llegaba hasta una pared de la sala; y la otra ala, de dos metros, tocaba el ala del otro querubín. 12 El ala del otro querubín, de dos metros, también llegaba hasta la pared de la sala; y la otra ala, de dos metros, tocaba el ala del otro querubín. 13 Las alas de estos querubines estaban extendidas en un espacio de nueve metros. Ellos estaban de pie, con sus rostros hacia el centro de la sala.

14 Hizo también el velo de material azul, de púrpura, de carmesí y de lino fino; y en el mismo hizo bordar querubines.

15 Hizo también delante del templo dos columnas de quince metros de alto, las cuales tenían encima capiteles de dos metros. 16 E hizo cadenillas, a manera de collares[d], y las puso en la parte superior de las columnas. Hizo cien granadas y las puso en las cadenillas. 17 Luego erigió las columnas delante del templo, una al sur y otra al norte. A la del sur llamó Jaquín[e], y a la del norte llamó Boaz[f].

Romanos 6

Libres del pecado

¿Qué, pues, diremos? ¿Permaneceremos en el pecado para que abunde la gracia? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos todavía en él?

¿Ignoran que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Pues, por el bautismo fuimos sepultados juntamente con él en la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque así como hemos sido identificados con él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la semejanza de su resurrección. Y sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado.

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, para el pecado murió una vez por todas; pero en cuanto vive, vive para Dios. 11 Así también ustedes, consideren que están muertos para el pecado pero que están vivos para Dios en Cristo Jesús.

12 No reine, pues, el pecado en su cuerpo mortal de modo que obedezcan a sus malos deseos. 13 Ni tampoco presenten sus miembros al pecado como instrumentos de injusticia sino, más bien, preséntense a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de ustedes, ya que no están bajo la ley sino bajo la gracia.

Siervos de la justicia

15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! 16 ¿No saben que cuando se ofrecen a alguien para obedecerlo como esclavos son esclavos del que obedecen; ya sea del pecado para muerte o de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios porque, aunque eran esclavos del pecado, han obedecido de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual se han entregado 18 y, una vez libertados del pecado, han sido hechos siervos de la justicia.

19 Les hablo en términos humanos a causa de la debilidad de la carne de ustedes. Porque así como presentaron sus miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad cada vez mayor, así presenten ahora sus miembros como esclavos a la justicia para la santidad. 20 Porque cuando eran esclavos del pecado estaban libres en cuanto a la justicia. 21 ¿Qué recompensa, pues, tenían entonces por aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Pero ahora, libres del pecado y hechos siervos de Dios, tienen como su recompensa la santificación y, al fin, la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Salmos 16

Expresión de fidelidad y confianza

16 Mictam[a] de David

Guárdame, oh Dios, porque en ti me he refugiado.
Oh alma mía, dijiste al SEÑOR:
“¡Tú eres el Señor!
Para mí no hay bien aparte de ti.
Para con los santos que están
en la tierra
y para con los íntegros
es toda mi complacencia”.
Se multiplicarán los dolores
de quienes se apresuran tras otro dios[b]. Yo no ofreceré sus sacrificios de sangre
ni con mis labios mencionaré sus nombres.
Oh SEÑOR, porción de mi herencia, y mi copa,
¡tú sustentas mi destino!
Los linderos me han tocado en lugar placentero;
es hermosa la heredad que me
ha tocado.
Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja;
aun en las noches me corrige mi conciencia.
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi mano derecha
no seré movido.
Por tanto, se alegró mi corazón
y se gozó mi lengua[c].
También mi cuerpo descansará en
seguridad.
10 Pues no dejarás mi alma en el Seol
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
11 Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre.

Proverbios 19:20-21

20 Escucha el consejo y acepta
la corrección
para que seas sabio en tu porvenir.
21 Muchos planes hay en el corazón del hombre,
pero solo el propósito del SEÑOR
se cumplirá.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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