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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
1 Crónicas 11:1-12:18

David, rey en Jerusalén (11,1—12,41)

David, rey de Israel (2 Sm 5,1-3)

11 Todo Israel se reunió con David en Hebrón y le dijeron:

— Nosotros somos de tu misma raza. Ya antes, cuando Saúl aún reinaba, eras tú el que dirigías a Israel. Además, el Señor tu Dios te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”.

Todos los ancianos de Israel llegaron, pues, a Hebrón ante el rey, y David hizo con ellos un pacto ante el Señor en Hebrón. Luego ungieron a David como rey de Israel, conforme había anunciado el Señor por medio de Samuel.

Conquista de Jerusalén (2 Sm 5,6-10)

David y todo Israel marcharon hacia Jerusalén, llamada Jebús, cuyo territorio estaba habitado por los jebuseos. Los habitantes de Jebús dijeron a David:

— No entrarás aquí.

Pero David conquistó la fortaleza de Sión, la llamada Ciudad de David. David había dicho:

— El primero que mate a un jebuseo será ascendido a capitán general.

Joab, el hijo de Seruyá, atacó en primer lugar y fue ascendido a capitán. David se instaló en la fortaleza, por lo que la llamaron Ciudad de David. Luego edificó la ciudad de alrededor, desde el terraplén hasta la muralla, mientras Joab restauraba el resto de la ciudad. David iba haciéndose cada día más poderoso, pues el Señor del universo estaba con él.

Los héroes de David (2 Sm 23,8-39)

10 Estos son los principales héroes de David, los que lo afianzaron en su reinado junto con todo Israel, haciéndolo reinar conforme a la palabra anunciada por el Señor a Israel. 11 Esta es la lista de los héroes de David: Jasobán, hijo de Jacmoní y jefe de los Tres, que una vez mató a ochocientos con su lanza. 12 Después Eleazar, el hijo de Dodó el ajotita, que fue uno de los tres héroes. 13 Estaba con David en Pasdamín, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla y donde había un campo sembrado de cebada; cuando la gente huyó ante los filisteos, 14 él se plantó en medio del campo, lo defendió, derrotó a los filisteos y el Señor les consiguió una gran victoria.

15 En otra ocasión, en la época de la cosecha, tres de los Treinta bajaron a la peña y fueron a la cueva de Adulán, a ver a David, mientras un destacamento filisteo estaba acampado en el valle de Refaín. 16 David se encontraba en el refugio, al tiempo que una patrulla filistea estaba en Belén. 17 David formuló este deseo:

— ¡Quién me diera a beber agua del pozo que hay a las puertas de Belén!

18 Entonces los tres irrumpieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo que hay a las puertas de Belén y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla y la derramó como ofrenda al Señor, 19 diciendo:

— ¡Mi Dios me libre de beberla, pues sería como beber la sangre de los hombres que la han traído arriesgando sus vidas!

Y no quiso beberla. Eso es lo que hicieron los tres héroes.

20 Abisay, el hermano de Joab, era el jefe de los Treinta. Atacó con su lanza a trescientos hombres, los mató y adquirió fama con los Tres. 21 Recibió mayores honores que los Treinta y llegó a ser su jefe, pero no igualó a los Tres. 22 Benaías, hijo de Joyadá, era un valiente de Cabsel que realizó numerosas proezas: mató a los dos hijos de Ariel, de Moab, y en un día de nieve bajó a un aljibe a matar a un león. 23 También mató a un egipcio que medía unos dos metros y medio e iba armado con una lanza como el madero de un telar. Él lo atacó con un palo, arrebató al egipcio la lanza de las manos y lo mató con su propia lanza. 24 Esto hizo Benaías, el hijo de Joyadá, y adquirió fama con los tres héroes. 25 Pero, aunque recibió más honores que los Treinta, no llegó a igualar a los Tres. David lo puso al frente de su guardia personal.

26 Lista de guerreros valerosos: Asael, hermano de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; 27 Samot, el jarodita, Jeles, el paltita; 28 Irá, hijo de Iqués, de Tecoa; Abiezer, de Anatot; 29 Sibcay, el jusita; Ilay, el ajojita; 30 Maharay, de Netofá; Jéled, hijo de Baaná, también de Netofá; 31 Itay, hijo de Ribay, de Guibeá de Benjamín; Benaías, de Piratón; 32 Juray, de los arroyos de Gaás; Abiel, el arbateo; 33 Azmávet, de Bajurín; Elyajbá, el saalbonita; 34 Hasén, el guizonita; Jonatán, hijo de Sagué, el ararita; 35 Ajiab, hijo de Sacar, también ararita; Elifal, hijo de Ur; 36 Jéfer, el mequeratita; Ajías, el pelonita; 37 Jesró, de Carmel; Naaray, hijo de Ezbay; 38 Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Agrí; 39 Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, el hijo de Seruyá; 40 Irá, el jitrita; Garreb, también jitrita; 41 Urías, el hitita; Zabad, hijo de Ajlay; 42 Adiná, el de Sizá, el rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta con él; 43 Janán, hijo de Maacá; Josafat, el mitnita; 44 Uzías, de Asterot; Samá y Jehiel, hijos de Jotán, de Aroer; 45 Jediael, hijo de Simrí; y su hermano Jojá, el tisita; 46 Eliel, el majavita; Jeribay y Josavías, hijos de Elnaán; Jitmá, el moabita; 47 Eliel, Obed y Jaasiel, de Sobá.

Los guerreros de David

12 Lista de los que se unieron con David en Siclag, cuando estaba proscrito de Saúl, el hijo de Quis, engrosando las filas de los guerreros que le ayudaron en sus batallas. Eran arqueros, capaces de lanzar piedras o disparar flechas con ambas manos.

Benjaminitas, parientes de Saúl: El jefe Ajiecer y Joás, hijos de Semaá, de Guibeá; Jeciel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, de Anatot; Jismaías, el gabaonita, héroe de los Treinta y jefe de treinta; Jeremías, Jajaciel, Yojanán y Jozabad, de Guederot; Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de Jarif; Elcaná, Jisías, Azarel, Joécer y Jasobán, corajitas; Joelá y Zebadías, hijos de Jerotán, de Guedor.

También se retiraron con David al refugio del desierto algunos gaditas valerosos, guerreros expertos, armados de lanza y escudo, fieros como leones y ligeros como gacelas: 10 el primero era Ézer; el segundo, Abdías; el tercero, Eliab; 11 el cuarto, Mismaná; el quinto, Jeremías; 12 el sexto, Atay; el séptimo, Eliel; 13 el octavo, Yojanán; el noveno, Elzabad; 14 el décimo, Jeremías y el undécimo, Macbanay. 15 Estos gaditas eran jefes del ejército: el menor solo valía por cien y el mayor por mil. 16 Ellos fueron los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando se desborda por ambas márgenes, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles oriental y occidental.

17 Llegaron también al refugio, con David, algunos de Benjamín y de Judá. 18 Cuando David salió a recibirlos, les advirtió:

— Si vienen a mí como amigos y colaboradores, los acepto de todo corazón. Pero si vienen para entregarme a mis enemigos, siendo yo inocente, que el Dios de nuestros antepasados sea testigo y haga justicia.

Hechos 28

Pablo en la isla de Malta

28 Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los isleños nos trataron con una solicitud poco común; y como llovía sin parar y hacía frío, encendieron una hoguera y nos invitaron a todos a calentarnos. Pablo había recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo presa en su mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros:

— Este hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva.

Pablo, sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños que se hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese, cambiaron de opinión y exclamaron:

— ¡Es un dios!

Cerca de aquel lugar había una finca que pertenecía a Publio, el gobernador de la isla, quien se hizo cargo de nosotros y nos hospedó durante tres días. Se daba la circunstancia de que el padre de Publio estaba en cama aquejado por unas fiebres y disentería. Pablo fue a visitarlo y, después de orar, le impuso las manos y lo curó. A la vista de esto, acudieron también los demás enfermos de la isla, y Pablo los curó. 10 Fueron muchas las muestras de aprecio que nos dispensaron los isleños que, al hacernos de nuevo a la mar, nos suministraron todo lo necesario.

Llegada a Roma

11 Al cabo de tres meses zarpamos en un buque alejandrino que tenía por enseña a Cástor y Pólux y que había invernado en aquella isla. 12 Llegamos a Siracusa, donde hicimos escala por tres días. 13 De allí continuamos hasta Regio bordeando la costa. Al otro día sopló el viento del sur, por lo que, después de dos singladuras, arribamos a Pozzuoli. 14 En esta ciudad encontramos a algunos hermanos que nos invitaron a pasar una semana con ellos. Seguidamente nos encaminamos hacia Roma. 15 Los hermanos, que habían recibido noticias de nuestra llegada, salieron a nuestro encuentro al Foro de Apio y a Tres Tabernas. Y cuando Pablo los vio, dio gracias a Dios y se sintió reconfortado. 16 Al llegar a Roma, recibió Pablo autorización para residir en un domicilio particular, con un soldado que lo vigilara.

Pablo anuncia el mensaje en Roma

17 Tres días más tarde, Pablo convocó a todos los dirigentes judíos y, cuando estaban reunidos, les dijo:

— Hermanos, nunca he sido traidor a nuestro pueblo o a nuestras tradiciones. Sin embargo, estoy preso porque los judíos me entregaron en Jerusalén a las autoridades romanas. 18 Estas, después de haberme interrogado, quisieron soltarme, pues no había contra mí cargo alguno merecedor de la pena capital. 19 Pero como los judíos insistieron en sus acusaciones, tuve que apelar al emperador, sin desear por ningún concepto acusar de algo a mi pueblo. 20 Esta es la razón por la que los he llamado; quería verles y hablarles, pues precisamente por causa de la esperanza de Israel llevo yo estas cadenas.

21 Los presentes le contestaron:

— No hemos recibido carta alguna respecto a ti desde Judea, ni ha venido ningún hermano a traernos malos informes sobre ti. 22 Pero desearíamos que nos expusieras tus ideas, pues en cuanto a esa secta, lo único que sabemos es que en todas partes encuentra oposición.

23 Fijaron, pues, una entrevista con él y acudieron muchos a su residencia. Desde la mañana hasta la tarde estuvo exponiéndoles el reino de Dios y, basándose en la ley de Moisés y en los escritos proféticos, trató de convencerlos acerca de Jesús. 24 Sus argumentos persuadieron a algunos; otros, sin embargo, rehusaron creer. 25 Se disponían ya a salir, sin haberse puesto de acuerdo entre ellos mismos, cuando Pablo les dirigió estas palabras:

— Con razón dijo el Espíritu Santo a sus antepasados por medio del profeta Isaías:

26 Ve a decir a este pueblo:
“Escucharán, pero no entenderán;
mirarán, pero no verán”.
27 Porque el corazón de este pueblo
está embotado.
Son duros de oído
y tienen cerrados los ojos
para no ver, ni oír, ni entender,
ni convertirse a mí para que yo los cure.

28 Sepan, pues —añadió Pablo—, que el mensaje salvador de Dios ha sido ofrecido a los no judíos; ellos sí que le prestarán atención.

29 [Al pronunciar Pablo estas palabras, los judíos se marcharon discutiendo entre sí acaloradamente].

30 Pablo vivió dos años enteros en una casa alquilada por él mismo, y allí recibía a cuantos iban a visitarlo. 31 Podía anunciar el reino de Dios sin impedimento y enseñar con plena libertad cuanto se refiere a Jesucristo, el Señor.

Salmos 9:1-12

Salmo 9

Te doy gracias, Señor, con todo mi corazón

Al maestro del coro; con instrumentos de música. Salmo de David.
Te doy gracias, Señor, con todo mi corazón,
yo proclamaré todas tus maravillas.
En ti me alegraré y me regocijaré;
alabaré, Altísimo, tu nombre.
Mis enemigos retroceden,
se debilitan, sucumben ante ti,
porque tú me has hecho justicia
sentado, juez justo, en tu trono.
Tú castigas al pagano, destruyes al malvado
borrando su nombre para siempre.
El enemigo se ha derrumbado sin remedio,
has demolido sus ciudades, anulado su recuerdo.
Pero el Señor permanecerá por siempre;
él prepara su trono para el juicio,
para juzgar al mundo con justicia,
para juzgar con rectitud a las naciones.
10 Sea el Señor refugio del oprimido,
refugio en tiempo de angustia.
11 En ti confían los que conocen tu nombre
pues tú, Señor, no abandonas a quien te busca.
12 ¡Ensalcen al Señor que mora en Sión,
canten a los pueblos sus proezas!

Proverbios 19:1-3

19 Más vale pobre de conducta recta
que necio de labios perversos.
Cuando no hay saber, no vale afán;
pies apresurados se pierden.
El necio arruina su destino
y en su interior echa las culpas al Señor.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España