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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Reyes 17:1-18:12

Oseas comienza su reinado en Israel

17 Cuando Acaz llevaba doce años reinando en Judá, Oseas hijo de Elá comenzó a reinar a Israel en Samaria, y gobernó nueve años. Hizo lo que no le agradaba al SEÑOR, pero no fue tan malo como los reyes de Israel que reinaron antes de él.

Salmanasar, rey de Asiria, vino e hizo la guerra contra Oseas y lo derrotó; debido a eso, Oseas tuvo que pagar tributo a Salmanasar.

Más tarde, Oseas mandó mensajeros a So, rey de Egipto, para pedirle ayuda. Ese año Oseas no le pagó tributo al rey de Asiria como lo hizo en los años anteriores. El rey de Asiria se enteró de que Oseas tenía planes en su contra, así que hizo que lo capturaran y lo pusieran en prisión.

El rey de Asiria invadió muchos lugares de Israel. Llegó a Samaria y la sitió durante tres años. El rey de Asiria se apoderó de Samaria en el año noveno del reinado de Oseas en Israel, tomó prisioneros a los israelitas y los desterró a Jalaj por la región del río Jabor en Gozán y en otras ciudades de los medos.

Estas cosas ocurrieron porque los israelitas pecaron contra el SEÑOR su Dios, el que los sacó de Egipto y los libró del faraón, rey de Egipto. Pero los israelitas comenzaron a adorar a otros dioses y a hacer lo mismo que hacían los otros pueblos que el SEÑOR había expulsado de la tierra para que los israelitas vivieran en ella. Los israelitas también siguieron las costumbres paganas de los reyes que los gobernaron y, secretamente, hicieron maldades contra el SEÑOR su Dios.

Los israelitas construyeron santuarios paganos en todas sus poblaciones, desde el pueblito más insignificante hasta la ciudad más grande. 10 También los israelitas colocaron monumentos de adoración y postes de Aserá en cada colina y bajo todo árbol frondoso. 11 Los israelitas quemaban incienso ahí en todos los santuarios sobre las colinas, tal como era costumbre en las otras naciones, las cuales el SEÑOR había expulsado de la tierra antes de ellos. Los israelitas hicieron lo malo e hicieron enojar mucho al SEÑOR al 12 adorar ídolos. El SEÑOR les había dicho a los israelitas que no lo hicieran.

13 El SEÑOR, sin embargo, usó todo profeta y vidente para advertir a Israel y Judá. Les dijo: «Vuélvanse de la maldad que están cometiendo. Obedezcan mis mandamientos y decisiones. Cumplan con las leyes que les mandé a sus antepasados por medio de mis siervos los profetas que les envié».

14 Pero la gente no hizo caso; fueron tercos como sus antepasados que no creyeron en el SEÑOR su Dios. 15 La gente rechazó las decisiones y el pacto que Dios hizo con sus antepasados y el testimonio que les dio. Ellos siguieron lo que no tenía sentido y ellos mismos perdieron el sentido siguiendo las costumbres de las naciones vecinas, que el SEÑOR les ordenó que no siguieran.

16 La gente abandonó todos los mandamientos del SEÑOR su Dios. Se hicieron dos imágenes de becerros y postes de Aserá, adoraron todas las estrellas del cielo y sirvieron a Baal. 17 Sacrificaron sus hijos e hijas en el fuego, practicaron la magia y la brujería para adivinar el futuro y se dedicaron a hacer lo que el SEÑOR les dijo que era malo. De esta manera provocaron su enojo. 18 Entonces el SEÑOR se enojó muchísimo con Israel y los expulsó de su presencia. No quedó ni un israelita, sólo quedó la tribu de Judá.

Culpabilidad del pueblo de Judá

19 Pero ni aun la gente de Judá obedeció los mandatos del SEÑOR su Dios. La gente de Judá vivió tal como vivieron los israelitas. 20 El SEÑOR los rechazó a todos. Los hizo pasar muchas dificultades; permitió que les saquearan todo lo que tenían y, finalmente, los arrojó lejos de su presencia.

21 El Señor desgarró a Israel de la familia de David y los israelitas proclamaron rey a Jeroboán hijo de Nabat. Jeroboán apartó a los israelitas de seguir al SEÑOR y los llevó a cometer un gran pecado. 22 Por eso los israelitas siguieron cometiendo todos los pecados de Jeroboán y no se apartaron de ellos. 23 Al final, el SEÑOR los expulsó de su presencia tal como había prometido por medio de sus siervos los profetas. Los desterró de su país y los llevó a Asiria, donde están hasta el día de hoy.

La nueva población de Samaria

24 El rey de Asiria llevó a los israelitas de Samaria y puso en su lugar a otra gente de Babilonia, Cuta, Ava, Jamat y Sefarvayin. Ellos ocuparon las ciudades de Samaria y vivieron ahí. 25 Cuando esa gente comenzó a vivir ahí, no adoraba al SEÑOR, y por eso el SEÑOR les mandó leones para atacarlos y matarlos. 26 Se le informó así al rey de Asiria: «La gente que usted se llevó para vivir en las ciudades de Samaria ignora las leyes del dios de ese país. Por eso Dios les mandó leones para atacarlos, y los mató, porque no entienden las leyes del dios de ese país».

27 Entonces el rey de Asiria dio esta orden: «Que se lleve a vivir a Samaria a uno de los sacerdotes que se trajeron prisioneros de allí y que él le enseñe a la gente la ley del dios de aquel lugar». 28 Así, uno de los sacerdotes que los asirios se habían llevado de Samaria se fue a vivir a Betel. Este sacerdote le enseñó a la gente a honrar al SEÑOR en su vida.

29 Pero la gente se hizo sus propios dioses y los puso en los templos y en los santuarios sobre las colinas. Los samaritanos hicieron eso dondequiera que vivían. 30 La gente de Babilonia hizo al dios Sucot Benot; los de Cuta, al dios Nergal; los de Jamat, al dios Asimá; 31 los de Ava, a los dioses Nibjaz y Tartac. La gente de Sefarvayin quemaba a sus hijos en el fuego para honrar a sus dioses Adramélec y Anamélec.

32 Pero también adoraban al SEÑOR, y eligieron de entre el pueblo a sacerdotes para que sirvieran en los santuarios sobre las colinas. Estos sacerdotes hicieron sacrificios para la gente en los templos y estos lugares de adoración. 33 Adoraban al SEÑOR, pero también a sus propios dioses, tal como lo hacían en los países de donde habían venido.

34 Hasta el día de hoy siguen viviendo de la misma manera. No honran al SEÑOR y no obedecen las reglas y mandatos de los israelitas. No obedecen la ley ni los mandatos que el SEÑOR dio a los descendientes de Jacob. 35 El SEÑOR hizo un pacto con los israelitas y les mandó: «No deben honrar a otros dioses. No los sirvan ni los adoren ni les hagan sacrificios. 36 Sigan sólo al SEÑOR, el Dios que los sacó de Egipto desplegando su gran fuerza y poder. Así que respétenlo, adórenlo y ofrezcan sacrificios en su honor. 37 Obedezcan las normas, leyes, enseñanzas y mandatos que él escribió para ustedes. Obedezcan todo eso siempre. No adoren a otros dioses. 38 No se olviden del pacto que hago con ustedes y no tengan miedo de dioses extraños. 39 Adoren sólo al SEÑOR su Dios y así él los salvará de todos sus enemigos».

40 Pero los israelitas no hicieron caso. Siguieron en las mismas de antes. 41 Esas naciones adoraban al SEÑOR, pero también a sus propios ídolos. Sus hijos y nietos hacen lo mismo que sus antepasados, y lo siguen haciendo hasta el día de hoy.

Ezequías reina en Judá

(2 Cr 29:1-2)

18 En el tercer año del reinado de Oseas hijo de Elá, en Israel, Ezequías hijo de Acaz comenzó a reinar en Judá. Ezequías tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y gobernó 29 años en Jerusalén. El nombre de su mamá era Abí hija de Zacarías.

Ezequías hizo lo que le agradaba al SEÑOR, tal como hizo su antepasado David. Destruyó los santuarios sobre las colinas, rompió los monumentos de adoración y cortó los postes de Aserá. Ezequías rompió en pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, pues los israelitas le quemaban incienso y la llamaban Nejustán[a].

Ezequías confiaba en el SEÑOR, Dios de Israel. No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá antes o después de él. Ezequías fue muy fiel al SEÑOR, no se apartó de él. Obedeció los mandatos que el SEÑOR le había dado a Moisés. El SEÑOR apoyaba a Ezequías y tuvo éxito en todo lo que hacía.

Ezequías se rebeló contra el rey de Asiria y no le siguió sirviendo, derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus alrededores y a todas las ciudades filisteas, desde la más pequeña hasta la más grande.

Caída de Samaria

Salmanasar, rey de Asiria, fue a luchar contra Samaria y su ejército rodeó la ciudad en el cuarto año del reinado de Ezequías, rey de Judá, que era al mismo tiempo el año séptimo del reinado de Oseas hijo de Elá, en Israel. 10 Al fin del tercer año, Salmanasar capturó Samaria y tomó posesión de la ciudad durante el año sexto del reinado de Ezequías, que era al mismo tiempo el noveno del reinado de Oseas en Israel. 11 El rey de Asiria tomó presos a los israelitas, los llevó a Asiria y los deportó a Jalaj, en el río Jabor, el río de Gozán, y a las ciudades de los medos. 12 Eso sucedió así porque los israelitas no le hicieron caso al SEÑOR su Dios ni mantuvieron su pacto. No cumplieron tampoco con todo lo que les había mandado Moisés, siervo del SEÑOR; ni hicieron caso a lo que les enseñó ni lo pusieron en práctica.

Hechos 20

Pablo va a Macedonia y a Grecia

20 Terminado el alboroto, Pablo llamó a los seguidores del Señor y después de animarlos, se despidió de ellos. Se fue a la región de Macedonia y por el camino animaba a los creyentes. Después pasó a Grecia, donde se quedó tres meses. Estaba listo para ir en barco a Siria, pero como algunos judíos planeaban algo en su contra, decidió regresar por Macedonia. Pablo estaba acompañado de Sópater, el hijo de Pirro, de la ciudad de Berea; Aristarco y Segundo, de la ciudad de Tesalónica; Gayo, de la ciudad de Derbe; Timoteo; y Tíquico y Trófimo, de Asia. Ellos se fueron antes que Pablo y nos esperaron en la ciudad de Troas. Nosotros salimos en barco de la ciudad de Filipos, después de la fiesta de los Panes sin Levadura. Cinco días después nos encontramos con los demás en Troas y allí nos quedamos siete días.

Última visita de Pablo a Troas

El domingo[a] nos reunimos todos para comer la Cena del Señor.[b] Pablo tenía pensado irse al día siguiente. Él tomó la palabra y les habló hasta la media noche. Estábamos todos en el piso de arriba y había muchas lámparas en el cuarto. Un joven llamado Eutico estaba sentado en una ventana. Pablo hablaba y a Eutico le dio mucho sueño hasta que se quedó dormido y se cayó por la ventana desde un tercer piso. Cuando fueron a levantarlo, ya estaba muerto.

10 Pablo bajó a donde estaba Eutico, se arrodilló, lo abrazó y les dijo:

—No se preocupen, él está vivo.

11 Pablo subió de nuevo, partió el pan y comió, siguió hablando hasta el amanecer y después se fue. 12 Llevaron vivo a Eutico a su casa y todos se animaron mucho.

Viaje desde Troas a Mileto

13 Nosotros nos fuimos en barco hasta Asón antes que Pablo, porque él tenía planeado ir por tierra y embarcarse con nosotros en Asón. 14 Cuando nos encontramos con Pablo en Asón, subió al barco con nosotros y viajamos a la ciudad de Mitilene. 15 Al día siguiente, el barco salió de allí y llegamos a un lugar cercano a la isla de Quío. De ahí navegamos el segundo día hasta Samos. Un día después, llegamos a la ciudad de Mileto. 16 Pablo ya había decidido no detenerse en Éfeso porque no quería quedarse mucho tiempo en Asia. Hacía todo lo posible por apurarse y llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés.

Pablo y los líderes de Mileto

17 Estando en Mileto, Pablo mandó llamar allí a los ancianos líderes de la iglesia de Éfeso. 18 Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben de mi vida desde el primer día en que vine a Asia y vieron cómo viví todo el tiempo mientras estuve con ustedes. 19 He trabajado para el Señor con humildad y con lágrimas, corriendo el riesgo de caer en los atentados que los judíos han tendido contra mí. 20 Siempre hice lo que era mejor para ustedes y les anuncié el mensaje públicamente y en privado. 21 Les dije a todos, judíos y no judíos,[c] que cambiaran su manera de pensar y de vivir, que se acercaran a Dios y que creyeran en el Señor Jesús.

22 »Pero ahora debo obedecer al Espíritu e ir a Jerusalén. No sé qué me va a pasar allí. 23 Lo único que sé es que el Espíritu Santo me dice en cada ciudad que en Jerusalén me esperan sufrimientos y hasta la cárcel. 24 No me importa mi propia vida. Lo más importante es que yo termine el trabajo que el Señor Jesús me dio: dar testimonio de las buenas noticias acerca del generoso amor de Dios.

25 »Ahora sé que ninguno de ustedes, que estuvieron conmigo mientras les anunciaba el reino de Dios, me volverá a ver. 26 Hoy les puedo decir algo de lo que estoy seguro: Dios no me castigará si algunos de ustedes no se salvan,[d] 27 porque nunca vacilé en decirles lo que Dios quería que ustedes hicieran. 28 Tengan cuidado de ustedes mismos y de toda la gente que Dios les ha dado. El Espíritu Santo les dio el trabajo de cuidar[e] al rebaño de la iglesia de Dios,[f] la cual compró pagando con la sangre de su propio Hijo. 29 Yo sé que después de que me vaya, algunos hombres entrarán en su grupo y como lobos salvajes tratarán de destruir el rebaño. 30 Incluso surgirán algunos de entre ustedes enseñando mentiras y tratando de desviar a los seguidores del Señor para que los sigan. 31 ¡Por eso tengan cuidado! Recuerden que por tres años, día y noche y hasta con lágrimas, nunca dejé de aconsejarles sobre cómo deben vivir.

32 »Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su generoso amor, el cual puede fortalecerlos y darles la herencia que Dios le da a todos los que él ha hecho formar parte de su pueblo santo. 33 Nunca he querido la plata ni el oro ni la ropa de nadie. 34 Ustedes bien saben que yo mismo trabajé para atender mis necesidades y las de los que estaban conmigo. 35 Siempre les mostré que deben trabajar así y ayudar a los débiles. Les recordé esto que dijo el Señor Jesús: “Uno es más afortunado cuando da que cuando recibe”».

36 Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló y oró con todos ellos. 37 Lloraban mucho, abrazándolo y besándolo. 38 Estaban muy tristes debido a que Pablo había dicho que no lo volverían a ver. Luego lo acompañaron hasta el barco.

Salmos 148

Que toda la creación alabe al Señor

¡Aleluya!

Alaben al SEÑOR desde los cielos,
    alábenlo en las alturas.
Alábenlo todos sus ángeles,
    alábenlo todos sus ejércitos[a].
Alábenlo el sol y la luna,
    alábenlo todas las estrellas que brillan.
Alábenlo los altísimos cielos
    y las aguas que están sobre los cielos.
Alaben el nombre del SEÑOR,
    porque él dio una orden y todo fue creado.
Él lo creó todo para que existiera para siempre;
    dio leyes que continúan para siempre.

Alaben al SEÑOR desde la tierra,
    los monstruos marinos y el océano;
el rayo y el granizo, la nieve y el humo,
    la tormenta que cumple sus mandatos;
las colinas y montañas,
    los árboles frutales y los cedros;
10 los animales salvajes y los animales domésticos,
    los reptiles y los pájaros;
11 los reyes y las naciones de la tierra,
    los líderes y los gobernantes del mundo;
12 los hombres y las mujeres;
    los jóvenes y los viejos.
13 Alaben todos ellos el nombre del SEÑOR,
    pues su nombre está por encima de todo nombre;
    su esplendor está por sobre los cielos y la tierra.
14 Él le ha dado poder a su pueblo.
    Que todos los que le son fieles lo alaben,
    los israelitas, su pueblo cercano.

¡Aleluya!

Proverbios 18:6-7

El bruto abre la boca para meterse en líos,
    con lo que dice se busca problemas.
El bruto cae por su propia boca
    y con sus labios se destruye a sí mismo.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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