The Daily Audio Bible
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32 Por aquel tiempo, el SEÑOR comenzó a quitar partes del territorio de Israel y a dárselas a otras naciones. Jazael, rey de Siria, derrotó a los israelitas en todas las fronteras de Israel. 33 Conquistó todo el territorio al oriente del río Jordán, o sea el territorio de Galaad, incluso la tierra que pertenecía a las tribus de Gad, Rubén y Manasés. Ocupó también toda la tierra de Aroer por el valle de Arnón hasta Galaad y Basán.
34 Todas las demás cosas que hizo Jehú están escritas en Las crónicas de los reyes de Israel. 35 Jehú murió y fue sepultado con sus antepasados en Samaria. El hijo de Jehú, Joacaz, reinó en Israel. 36 Jehú había gobernado en Samaria durante 28 años.
Atalía mata a los hijos del rey en Judá
(2 Cr 22:10-23:21)
11 Atalía, la mamá de Ocozías, al ver que su hijo estaba muerto, mató a toda la familia del rey.
2 Josaba, la hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, tomó a Joás, uno de los hijos del rey Ocozías, y mientras mataban a los otros niños lo escondió a él y a su niñera en su propio dormitorio. De esa forma Josaba y la niñera escondieron a Joás de Atalía y le salvaron la vida. 3 Él permaneció escondido con ella seis años en el templo del SEÑOR. Durante ese tiempo Atalía reinó en Judá.
4 En el séptimo año, el sumo sacerdote Joyadá mandó llamar a los capitanes de los quereteos y a los guardias y los reunió en el templo del SEÑOR. Entonces Joyadá hizo un pacto con ellos, y les hizo jurar en el templo del SEÑOR y les mostró al hijo del rey.
5 Entonces Joyadá les dio esta orden: «Van a hacer lo siguiente: una tercera parte de ustedes vendrá cada día de descanso aquí y protegerá al hijo del rey aquí en el templo. 6 Otra tercera parte estará en la puerta sur, y la otra tercera parte estará en la puerta detrás de la guardia. De esta manera serán como un muro protector para Joás. 7 Al fin de cada día de descanso, dos terceras partes de ustedes harán guardia en el templo del SEÑOR y protegerán al rey Joás. 8 Rodearán al rey en todo momento a dondequiera que vaya, cada uno arma en mano. Matarán a cualquiera que se acerque».
9 Los capitanes obedecieron al sacerdote Joyadá en todo lo que ordenó. Cada capitán tomó sus soldados. Cada uno reunió a sus hombres, tanto a los que estaban de servicio en el templo el día de descanso como a los que quedaban libres. Todos fueron al sacerdote Joyadá, 10 y él les dio lanzas y escudos. Eran las lanzas y escudos que David había puesto en el templo del SEÑOR. 11 Los guardas estaban siempre preparados armas en mano, a la derecha e izquierda del templo y alrededor del rey. 12 Luego sacaron a Joás, el hijo del rey, le pusieron la corona y le dieron el memorial del pacto entre el rey y Dios.[a] Entonces lo consagraron con aceite y lo proclamaron nuevo rey aplaudiendo y gritando: «¡Viva el rey!»
13 Atalía escuchó el ruido de los guardias y de la gente, así que salió a ver a la gente al templo del SEÑOR. 14 Atalía vio al rey junto a la columna donde normalmente se paraba el rey, a los líderes y a los hombres tocando trompetas en honor al rey. Vio también a la gente muy alegre. Entonces Atalía se rasgó el vestido y gritó: «¡Traición, traición!»
15 El sacerdote Joyadá ordenó a los capitanes que estaban a cargo de los soldados: «Lleven a Atalía fuera del área del templo y maten a sus seguidores, pero no los maten dentro del templo del SEÑOR».
16 Así que los soldados agarraron a Atalía y la mataron cuando pasó por la entrada de los caballos del palacio.
17 Entonces Joyadá hizo un pacto entre el SEÑOR, el rey y el pueblo, en el que se comprometían a ser el pueblo del SEÑOR. Joyadá también hizo un acuerdo entre el pueblo y el rey.
18 Luego todo el pueblo fue al templo de Baal. Destruyeron la estatua de Baal y sus altares. Los rompieron en muchos pedazos y mataron a Matán, el sacerdote de Baal, delante de uno de los altares.
Entonces el sacerdote Joyadá puso personal a cargo del mantenimiento del templo del SEÑOR. 19 El sacerdote condujo al pueblo desde el templo del SEÑOR hasta la residencia del rey, a través de la entrada de los guardias. Los quereteos y los capitanes iban junto al rey y el resto de la gente los seguía. El rey Joás se sentó en el trono. 20 Todo el pueblo estuvo contento y la ciudad quedó en paz después de que Atalía fue ejecutada a espada cerca de la casa del rey.
21 Joás tenía siete años cuando llegó a ser el rey.
Joás obedece la ley de Dios
12 Joás comenzó a reinar durante el séptimo año del reinado de Jehú en Israel. Joás reinó en Jerusalén 40 años. La mamá de Joás era Sibia de Berseba. 2 Joás hizo lo que le agradaba al SEÑOR, lo obedeció toda su vida e hizo lo que el sacerdote Joyadá le enseñó. 3 Pero no destruyó los santuarios sobre las colinas. La gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en aquellos santuarios.
4 Joás les dijo a los sacerdotes: «Hay mucho dinero en el templo del SEÑOR. La gente ha dado ofrendas al templo, ha pagado el impuesto del templo cuando se les levantaba el censo y ha donado dinero al templo simplemente porque querían hacerlo. Tomen ustedes ese dinero y úsenlo para reparar el templo del SEÑOR. 5 Cada sacerdote tomará el dinero que recibe de la gente a la que él sirve y lo usará para la reparación de los daños hechos al templo del SEÑOR».
6 Ya era el año 23 del reinado de Joás y los sacerdotes no habían reparado el templo. 7 Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joyadá y a los demás sacerdotes y les dijo: «¿Por qué no han reparado lo que hay que reparar del templo? No tomen para ustedes el dinero de la gente que ofrenda. Ese dinero se usará para la reparación del templo».
8 Los sacerdotes estuvieron de acuerdo con no cobrarle más dinero al pueblo, pues no estaban preparados para la reparación del templo. 9 El sacerdote Joyadá tomó una caja, le hizo una ranura en la tapa y la puso al lado derecho del altar. Donde uno entra a la casa del SEÑOR, ahí ponían los sacerdotes que cuidaban la puerta todo el dinero que entraba a la casa del SEÑOR. 10 Y sucedía que cuando el escriba y el sumo sacerdote veían la gran cantidad de dinero que estaba dentro de la caja, subían y contaban el dinero que había en el templo del SEÑOR. 11 Ellos entregaban el dinero que había sido pesado a los supervisores encargados de realizar la obra de la casa del SEÑOR, y ellos a su vez la hacían llegar a los carpinteros, constructores y a los que hacían el trabajo en la casa del SEÑOR. 12 Les pagaban a los albañiles y canteros, y a los que compraban madera y piedra para cortar y reforzar la parte caída del templo del SEÑOR, y todo lo que era necesario para hacer renovar el templo.
13 Pero con los fondos que se traían al templo del SEÑOR no se hicieron fuentes de plata, despabiladeras, platos hondos, ni ninguna fuente de oro ni plata para el templo del SEÑOR. 14 Porque a la gente que realizaba la obra de reforzar el templo del SEÑOR se le daba el dinero, 15 y no se tuvo que pedir cuentas a los hombres que administraban el dinero para darlo a los que realizaban la obra porque actuaban con diligencia.
16 El dinero de la ofrenda por la culpa y el sacrificio por el pecado no entraba al templo del SEÑOR, sino que era para los sacerdotes.
17 Entonces Jazael, rey de Siria, fue y atacó la ciudad de Gat y la conquistó. Luego hizo planes para atacar a Jerusalén.
18 Josafat, Jorán y Ocozías habían sido reyes de Judá, antepasados de Joás, habían regalado mucho al SEÑOR, y esos regalos se guardaban en el templo. Joás también había hecho muchos regalos. Entonces tomó todo lo que había guardado en el templo y en su propia casa y se lo envió a Jazael rey de Siria, y el rey de Siria se retiró de Jerusalén.
19 Todas las grandes obras que Joás realizó están escritas en Las crónicas de los reyes de Israel.
20 Los oficiales de Joás conspiraron en su contra y lo mataron en la casa de Milo por el camino que baja hasta Sila. 21 Josacar hijo de Simat y Jozabad hijo de Semer fueron los oficiales de Joás que lo asesinaron.
La gente sepultó a Joás con sus antepasados, en la Ciudad de David, y su hijo Amasías reinó en su lugar.
Pablo en Corinto
18 Después, Pablo se fue de Atenas para la ciudad de Corinto. 2 Allí conoció a un judío llamado Aquila, quien había nacido en la región del Ponto, pero que junto con su esposa Priscila, se habían ido a vivir a Corinto hacía poco tiempo. Antes vivían en Italia y se habían ido de allí porque Claudio había ordenado que todos los judíos tenían que irse de Roma. Pablo fue a verlos, 3 porque ellos fabricaban carpas, al igual que él, y por eso se quedó trabajando con ellos. 4 Cada día de descanso, Pablo hablaba en la sinagoga con los judíos y con los griegos para tratar de convencerlos de creer en Jesús.
5 Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba dedicado completamente a anunciar el mensaje a los judíos. Les demostraba que Jesús es el Mesías. 6 Pero los judíos se pusieron en contra de él y lo insultaron. Entonces Pablo se sacudió el polvo de la ropa en señal de protesta y les dijo:
—Si no se salvan no será por culpa mía, yo he hecho todo lo que he podido. De ahora en adelante me dirigiré solamente a los que no son judíos.
7 Pablo salió de la sinagoga y fue a quedarse en la casa de Ticio Justo, quien adoraba al Dios verdadero y vivía al lado de la sinagoga. 8 Crispo, el dirigente de la sinagoga, y todos los que vivían en su casa, creían en el Señor Jesús. Mucha gente de Corinto oyó a Pablo, creyó y fue bautizada. 9 Una noche, el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablándole a la gente y no te calles, 10 porque yo estoy contigo. Nadie podrá atacarte ni hacerte daño porque tengo mucha gente en esta ciudad». 11 Así que Pablo se quedó allí por año y medio, enseñándoles la palabra de Dios.
12 Cuando Galión era gobernador de la región de Acaya, algunos judíos se juntaron contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal. 13 Dijeron:
—Este hombre está enseñando a la gente a adorar a Dios de una manera que va en contra de nuestra ley.
14 Pablo estaba listo para decir algo, pero Galión les habló así a los judíos:
—Yo los escucharía a ustedes judíos si se estuvieran quejando por algún delito o algún crimen. 15 Pero lo que ustedes están diciendo no son más que palabras, nombres y asuntos de su propia ley. Así que arréglense entre ustedes, eso no es asunto mío.
16 Y los expulsó del tribunal. 17 Entonces todos agarraron a Sóstenes, el dirigente de la sinagoga, y comenzaron a golpearlo delante del tribunal, pero a Galión no le importó eso.
Pablo regresa a Antioquía
18 Pablo se quedó con los hermanos muchos días más. Luego se fue de allí y se embarcó hacia Siria con Priscila y Aquila. En Céncreas, Pablo se cortó el cabello porque había hecho una promesa a Dios. 19 Cuando llegaron a la ciudad de Éfeso, Pablo dejó a Priscila y Aquila, fue a la sinagoga y habló con los judíos. 20 Ellos le pidieron a Pablo que se quedara más tiempo, pero él no quiso. 21 Cuando se iba, Pablo les dijo: «Si Dios quiere, volveré a estar con ustedes». Entonces Pablo salió de Éfeso en barco.
22 Pablo desembarcó en Cesarea y se fue a Jerusalén a saludar a la iglesia. Luego se dirigió a Antioquía y allí
El Señor merece alabanza
Canción de alabanza de David.
1 Te alabaré mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre,
eternamente y para siempre.
2 Cada día te bendeciré y alabaré tu nombre,
eternamente y para siempre.
3 Grande es el SEÑOR y merece ser alabado;
su grandeza sobrepasa todo entendimiento.
4 Tus obras serán festejadas de generación en generación;
siempre se hablará de tus poderosos hechos.
5 Se hablará de tu gloria maravillosa;
yo siempre hablaré de tus milagros.
6 Siempre se recordará tu asombroso poder;
yo les contaré de tu grandeza.
7 Se recordará tu bondad
y se cantarán canciones que hablen de tu generosidad.
8 El SEÑOR es bueno y compasivo,
no se enoja con facilidad y rebosa de fiel amor.
9 El SEÑOR es bueno para con todos
y muestra compasión hacia todo lo que ha creado.
10 Que todo lo que has creado alabe tu poder y gloria, SEÑOR;
que todos tus fieles te alaben.
11 Ellos les contarán a los demás
lo grandioso que es tu reino y lo bueno que eres.
12 La gente sabrá las maravillas que has hecho
y sabrán de la gloria del esplendor de tu reino.
13 Tu reino existirá para siempre;
tu dominio permanecerá de generación en generación.
El SEÑOR es fiel a sus promesas
y todo lo que hace es bueno.[a]
14 El SEÑOR levanta a quienes caen
y sostiene a los que están angustiados.
15 Todos buscan en ti el alimento
y en el momento apropiado les das su comida.
16 Abres tus manos y a todos los seres vivos
les das lo que necesitan.
17 El SEÑOR es justo en todo lo que hace;
sus hechos muestran lo bueno que es.
18 El SEÑOR está cerca de todos los que lo buscan;
de los que lo buscan sinceramente.
19 Cumple los deseos de los que lo respetan;
escucha sus peticiones de ayuda y los salva.
20 El SEÑOR protege a todos los que lo aman
pero destruirá a los perversos.
21 Que mi boca alabe al SEÑOR;
que todos alaben su santo nombre, ahora y siempre.
18 El egoísta sólo busca satisfacer sus caprichos,
desprecia cualquier consejo que se le da.
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