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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
2 Reyes 8:1-9:13

La sunamita recupera sus bienes

Habló Eliseo con aquella mujer a cuyo hijo él había revivido, y le dijo: «Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas, porque Jehová ha llamado al hambre, la cual vendrá sobre la tierra por siete años.» Entonces la mujer se levantó e hizo como el varón de Dios le dijo: ella y su familia se fueron a vivir durante siete años a tierra de los filisteos. Cuando pasaron los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos, y fue a implorar al rey por su casa y por sus tierras. El rey estaba hablando con Giezi, criado del varón de Dios, y le decía: «Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo.» Y mientras Giezi le contaba al rey cómo había revivido a un muerto, llegó la mujer a cuyo hijo él había revivido, para implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: «Rey y señor mío, ésta es la mujer y éste es su hijo, al cual Eliseo revivió.»

El rey preguntó a la mujer y ella se lo contó. Entonces el rey le ordenó a un oficial: «Haz que le devuelvan todas las cosas que eran suyas y todos los frutos de sus tierras, desde el día que dejó el país hasta ahora.»

Ben-adad y Hazael

Luego Eliseo se fue a Damasco. Ben-adad, rey de Siria, estaba enfermo, y le avisaron: «El varón de Dios ha venido aquí.» Entonces el rey dijo a Hazael: «Toma en tus manos un presente, ve a recibir al varón de Dios y consulta por medio de él a Jehová, preguntando: “¿Sanaré de esta enfermedad?”»

Tomó, pues, Hazael en sus manos un presente de entre los bienes de Damasco, cargados en cuarenta camellos, y fue a su encuentro. Al llegar, se detuvo ante él y le dijo:

—Tu hijo Ben-adad, rey de Siria, me ha enviado a preguntarte: “¿Sanaré de esta enfermedad?”

10 Eliseo le dijo:

—Ve y dile: “Seguramente sanarás.” Sin embargo, Jehová me ha revelado que ciertamente morirá.

11 El varón de Dios lo miró fijamente y estuvo así hasta hacer que se ruborizara. Luego el varón de Dios se echó a llorar. 12 Entonces Hazael le preguntó:

—¿Por qué llora mi señor?

Él respondió:

—Porque sé el mal que vas a hacer a los hijos de Israel: Pegarás fuego a sus fortalezas, a sus jóvenes matarás a espada, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre a las mujeres que estén encintas.

13 Hazael dijo:

—Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para que haga tan grandes cosas?

Eliseo respondió:

—Jehová me ha revelado que tú serás rey de Siria.

14 Hazael se fue y se presentó ante su señor, el cual le preguntó:

—¿Qué te ha dicho Eliseo?

Él respondió:

—Me dijo que seguramente sanarás.

15 Pero al día siguiente tomó un paño, lo metió en agua y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, el cual murió. En su lugar reinó Hazael.

Reinado de Joram de Judá(A)

16 En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. Hasta entonces Josafat había sido rey de Judá. 17 Tenía Joram treinta y dos años cuando comenzó a reinar y reinó ocho años en Jerusalén. 18 Anduvo en el camino de los reyes de Israel, como había hecho la casa de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer, así que hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 19 Con todo, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David, su siervo, pues había prometido darles una lámpara a él y a sus hijos para siempre.

20 En tiempos de Joram se rebeló Edom contra el dominio de Judá y proclamaron su propio rey. 21 Joram, con todos sus carros, pasó por tanto a Zair. Se levantó por la noche y atacó a los de Edom, los cuales lo habían sitiado junto con los capitanes de los carros, pero el pueblo huyó a sus tiendas. 22 No obstante, Edom se liberó del dominio de Judá, hasta hoy. En aquel tiempo también se rebeló Libna.

23 Los demás hechos de Joram y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 24 Joram durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. En su lugar reinó Ocozías, su hijo.

Reinado de Ocozías de Judá(B)

25 En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri, rey de Israel. 27 Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab, porque era yerno de la casa de Acab.

28 Partió con Joram hijo de Acab para hacer la guerra a Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad, pero los sirios hirieron a Joram. 29 El rey Joram regresó a Jezreel para curarse de las heridas que los sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleaba contra Hazael, rey de Siria. Como Joram hijo de Acab estaba enfermo, Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, descendió a visitarlo en Jezreel.

Jehú es ungido rey de Israel

Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: «Ciñe tu cintura, toma esta redoma de aceite en tus manos y ve a Ramot de Galaad. Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi. Entra, haz que se levante de entre sus hermanos y llévalo a otra habitación. Toma luego la redoma de aceite, derrámala sobre su cabeza y di: “Así dice Jehová: Yo te he ungido como rey de Israel.” Entonces abre la puerta y echa a correr sin detenerte.»

Partió, pues, el joven profeta hacia Ramot de Galaad. Cuando llegó, los jefes del ejército estaban reunidos. Entonces dijo:

—Jefe, tengo que decirte una palabra.

—¿A cuál de todos nosotros? —preguntó Jehú.

—A ti, jefe —respondió el profeta.

Jehú se levantó y entró en la casa. Entonces el otro derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:

—Así dijo Jehová, Dios de Israel: “Yo te he ungido como rey del pueblo de Jehová, de Israel. Herirás la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehová, derramada por la mano de Jezabel. Toda la casa de Acab perecerá y exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto al siervo como al libre. Trataré a la casa de Acab como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat y como a la casa de Baasa hijo de Ahías. 10 A Jezabel se la comerán los perros en el campo de Jezreel y no habrá quien la sepulte.”

En seguida abrió la puerta y echó a correr. 11 Cuando Jehú salió a reunirse con los siervos de su señor, estos le dijeron:

—¿Todo va bien? ¿Para qué vino a verte ese loco?

—Vosotros conocéis a ese hombre y lo que dijo —respondió él.

12 —Mentira; cuéntanoslo ahora —dijeron ellos.

Jehú respondió:

—Esto y esto me ha hablado: “Así ha dicho Jehová: ‘Yo te he ungido como rey de Israel.’”

13 Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto y lo puso debajo de Jehú en un trono alto. Luego tocaron la bocina y gritaron: «Jehú es el rey.»

Hechos 16:16-40

16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba:

—¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! Ellos os anuncian el camino de salvación.

18 Esto lo hizo por muchos días, hasta que, desagradando a Pablo, se volvió él y dijo al espíritu:

—Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella.

Y salió en aquella misma hora.

19 Pero al ver sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades. 20 Los presentaron a los magistrados y dijeron:

—Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.

22 Entonces se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarlos con varas. 23 Después de haberlos azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardara con seguridad. 24 El cual, al recibir esta orden, los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo.

25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Se despertó el carcelero y, al ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28 Pero Pablo le gritó:

—¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí!

29 Él entonces pidió una luz, se precipitó adentro y, temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas. 30 Los sacó y les dijo:

—Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?

31 Ellos dijeron:

—Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa.

32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas, y en seguida se bautizó con todos los suyos. 34 Luego los llevó a su casa, les puso la mesa y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.

35 Cuando fue de día, los magistrados enviaron guardias a decir:

—Suelta a esos hombres.

36 El carcelero hizo saber estas palabras a Pablo:

—Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid y marchaos en paz.

37 Pero Pablo le dijo:

—Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial y siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos liberan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos.

38 Los guardias hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 39 Fueron y se excusaron; los sacaron y les pidieron que salieran de la ciudad. 40 Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia y, habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron.

Salmos 143

Súplica de liberación y dirección

Salmo de David

143 Jehová, oye mi oración,
escucha mis ruegos.
¡Respóndeme por tu verdad, por tu justicia!
No entres en juicio con tu siervo,
porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.

El enemigo ha perseguido mi alma,
ha postrado en tierra mi vida,
me ha hecho habitar en tinieblas
como los que han muerto.
Mi espíritu se angustió dentro de mí;
está desolado mi corazón.

Me acordé de los días antiguos;
meditaba en todas tus obras;
reflexionaba en las obras de tus manos.
Extendí mis manos hacia ti,
mi alma te anhela como la tierra sedienta. Selah

Respóndeme pronto, Jehová,
porque desmaya mi espíritu;
no escondas de mí tu rostro,
no venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
Hazme oír por la mañana tu misericordia,
porque en ti he confiado.
Hazme saber el camino por donde ande,
porque hacia ti he elevado mi alma.
Líbrame de mis enemigos, Jehová;
en ti me refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe
a tierra de rectitud.

11 Por tu nombre, Jehová, me vivificarás;
por tu justicia sacarás mi alma de la angustia.
12 Por tu misericordia disiparás a mis enemigos
y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
porque yo soy tu siervo.

Proverbios 17:26

26 Ciertamente no es bueno condenar al justo
ni herir a hombres nobles que actúan rectamente.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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