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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
1 Reyes 15:25-17:24

Nadab, rey de Israel

25 Mientras tanto, en Israel, Nadab, el hijo de Jeroboán, era el nuevo rey. Reinó dos años, comenzando en el segundo año del reinado de Asá, de Judá. 26 Pero no fue un buen rey. Al igual que su padre, adoró muchos ídolos y condujo a Israel al pecado.

27 Entonces Basá (el hijo de Ahías, de la tribu de Isacar) levantó una sedición en su contra y lo asesinó, mientras estaba con Israel sitiando la ciudad filistea de Guibetón. 28 Esto ocurrió cuando Asá, rey de Judá, llevaba tres años reinando sobre Judá. Fue así como Basá, después de matar a Nadad, lo sucedió en el trono. 29 Inmediatamente mató a todos los descendientes del rey Jeroboán, de manera de que nadie quedó de la familia real, tal como el Señor lo había anunciado por medio del profeta Ahías, de Siló. 30 Esto ocurrió porque Jeroboán había hecho enojar al Señor, Dios de Israel, pecando y conduciendo al resto de Israel al pecado.

31 Los demás detalles del reinado de Basá están escritos en el libro de los reyes de Israel. 32 Hubo guerra permanente entre el rey Asá, de Judá, y el rey Basá, de Israel.

Basá, rey de Israel

33 Cuando Asá, rey de Judá, llevaba ya tres años reinando, Basá hijo de Ahías comenzó a reinar sobre todo Israel. Su reinado duró veinticuatro años, y la capital de su reino fue Tirsá. 34 Continuamente desobedeció al Señor, ya que siguió el mal ejemplo de Jeroboán, e hizo que el pueblo de Israel siguiera el pecado de adorar ídolos.

16 En aquel tiempo, el profeta Jehú hijo de Jananí le entregó al rey Basá este mensaje de condenación enviado por el Señor: «Yo te levanté desde el polvo para hacerte rey de mi pueblo Israel, pero tú has andado en los malos caminos de Jeroboán. Has hecho pecar a mi pueblo, y estoy airado. Ahora te destruiré a ti junto con tu familia, de la manera que hice con los descendientes de Jeroboán. 4-7 Los de tu familia que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y los que mueran en el campo serán comidos por los buitres».

Este mensaje fue enviado a Basá y a su familia debido a que ellos, con sus malas acciones, hicieron que la ira del Señor se encendiera. Basá fue tan malo como Jeroboán, a pesar de que el Señor había destruido a los descendientes de este por sus pecados.

El resto de la biografía de Basá, sus hechos y sus conquistas, están escritos en el libro de los reyes de Israel.

Cuando Basá murió, lo sepultaron en Tirsá, y su hijo Elá reinó en su lugar.

Elá, rey de Israel

Cuando Asá llevaba veintiséis años reinando en Judá, Elá hijo de Basá comenzó a reinar en Israel, pero reinó solamente dos años. La capital de su reino fue Tirsá. Luego el general Zimri, que había estado a cargo de los carros reales, se levantó en su contra. Un día el rey Elá estaba bebiendo y se había embriagado en casa de Arsá, administrador de su palacio. 10 Zimri simplemente entró y lo mató. Esto ocurrió durante el año veintisiete del reinado del rey Asá, de Judá. Entonces Zimri se proclamó nuevo rey de Israel. 11 Inmediatamente Zimri mató a toda la familia real, sin dejar un solo niño varón. Acabó con los parientes lejanos y con sus amigos. 12 La destrucción de los descendientes de Basá estaba de acuerdo con lo que el Señor había anunciado por medio del profeta Jehú. 13 La tragedia ocurrió debido a los pecados de Basá y de su hijo Elá, quienes condujeron a Israel a la idolatría, lo que provocó la ira del Señor.

14 El resto de la historia del reinado de Elá está escrito en el libro de los reyes de Israel.

Zimri, rey de Israel

15-16 Asá llevaba veintisiete años reinando en Judá, cuando Zimri ocupó el trono de Israel. Pero solamente reinó siete días en Tirsá, pues cuando las tropas de Israel, que estaban atacando la ciudad filistea de Guibetón, se enteraron de que Zimri había asesinado al rey, nombraron a Omrí, jefe del ejército, como el nuevo rey. 17 Entonces Omrí y todo Israel se retiraron de Guibetón y regresaron a sitiar Tirsá, capital de Israel. 18 Cuando Zimri vio que la ciudad había sido tomada, entró al palacio y lo incendió, y murió en medio de las llamas. 19 Porque él también había pecado a la manera de Jeroboán; había adorado ídolos y había hecho que el pueblo de Israel pecara juntamente con él.

20 El resto de la historia de Zimri y su traición está escrito en el libro de los reyes de Israel.

Omrí, rey de Israel

21 El reino de Israel se dividió en dos: la mitad del pueblo siguió a Omrí, y la otra mitad, a Tibni hijo de Guinat. 22 Pero Omrí venció, y Tibni fue muerto; entonces Omrí reinó sin oposición.

23 El rey Asá de Judá llevaba treinta y un años en el trono, cuando Omrí comenzó a reinar sobre Israel. Su reinado duró doce años, seis de ellos en Tirsá. 24 Omrí le compró a un tal Sémer el monte de Samaria por sesenta y siete kilos de plata, y edificó allí una ciudad, a la que llamó Samaria en honor de Sémer. 25 Pero Omrí fue peor que todos los reyes que hubo antes de él; 26 adoró ídolos a la manera de Jeroboán e hizo que Israel cometiera su mismo pecado. Y esto provocó grandemente la ira del Señor, Dios de Israel. 27 El resto de la historia de Omrí está escrita en el libro de los reyes de Israel.

28 Cuando Omrí murió, fue sepultado en Samaria, y reinó en su lugar su hijo Acab.

Acab, rey de Israel

29 El rey Asá llevaba treinta y ocho años de reinado en Judá, cuando Acab comenzó a reinar sobre Israel; y Acab reinó durante veintidós años, en Samaria. 30 Pero fue aún más perverso que su padre Omrí, y peor que cualquier otro rey de Israel. 31 Y como si esto no fuera suficiente, se casó con Jezabel, la hija del rey Et Baal de los sidonios, y comenzó a adorar a Baal. 32 Primero edificó en Samaria un templo y un altar para Baal. 33 Luego hizo otros ídolos, como el de la diosa Aserá, y con esto provocó la ira del Señor, Dios de Israel, más que cualquiera de los demás reyes que Israel había tenido antes de él.

34 Fue durante su reinado que Jiel, un hombre de Betel reedificó la ciudad de Jericó. Cuando puso los cimientos, murió su hijo mayor Abirán; y cuando la completó y colocó las puertas, murió su hijo menor Segub. Así se cumplió la maldición que el Señor había lanzado sobre Jericó, por medio de Josué hijo de Nun.

Elías es alimentado por los cuervos

17 Elías, el profeta de Tisbé de Galaad, le dijo al rey Acab: «Tan cierto como que el Señor, Dios de Israel, vive, el Dios al cual adoro y sirvo, te digo que no habrá rocío ni lluvia durante varios años en Israel, hasta que yo lo diga».

El Señor le dijo a Elías: «Ve hacia el oriente y escóndete en el arroyo de Querit, al oriente de donde desemboca en el río Jordán. Beberás agua del arroyo y comerás lo que los cuervos te lleven, porque yo les he ordenado que te den de comer».

Elías hizo lo que el Señor le había dicho, y fue y acampó junto al arroyo. Los cuervos le traían pan y comida cada mañana y cada tarde, y bebía del arroyo.

La viuda de Sarepta

Pero después de un tiempo, el arroyo se secó, porque no llovía en ningún lugar de la tierra. 8-9 Entonces el Señor le dijo: «Vete a vivir al pueblo de Sarepta, junto a la ciudad de Sidón. Allí hay una viuda, a la que le he ordenado que te dé comida».

10 Entonces él se fue a Sarepta. Cuando llegó junto a las puertas de la ciudad, vio a una viuda que recogía leña, y le pidió un vaso de agua.

11 Cuando ella iba a buscarlo, él la llamó, y le dijo:

―Además, tráeme un pedazo de pan.

12 Pero ella le respondió:

―La verdad es que no tengo ni un solo pedazo de pan. Lo único que me queda es un puñado de harina y un poco de aceite. Estaba juntando algunas ramas para hacer fuego, para preparar mi última comida, para que luego mi hijo y yo nos muramos de hambre. Esto es tan cierto como que el Señor tu Dios vive.

13 Pero Elías le dijo:

―No temas. Anda y haz lo que habías pensado hacer; pero antes prepárame un pan con lo que tienes. Luego prepara algo para ti y para tu hijo. 14 Porque el Señor, Dios de Israel, dice que siempre habrá suficiente harina y aceite en tus depósitos hasta el día en que él envíe la lluvia, y vuelva a haber cosecha.

15 Ella hizo lo que Elías dijo; y los tres siguieron comiendo de la provisión de harina y aceite todo el tiempo que fue necesario. 16 No importaba qué cantidad usara, siempre quedaba suficiente en los depósitos, tal como el Señor lo había prometido por medio de Elías.

17 Pero un día se enfermó el hijo de la mujer, y murió.

18 ―¡Varón de Dios! —lloró ella—, ¿qué me has hecho? ¿Has venido aquí a castigarme por mis pecados, y a matar a mi hijo?

19 ―Dámelo —respondió Elías.

Elías tomó el cuerpo del niño y lo llevó al aposento alto, a la pieza de huéspedes donde vivía, y puso al niño en la cama. 20 Luego clamó al Señor: «Señor mi Dios, ¿por qué le has mandado la muerte al hijo de esta viuda que me está hospedando?». 21 Enseguida, se extendió sobre el niño tres veces, y clamó al Señor: «¡Señor mi Dios, permite que este niño vuelva a la vida!».

22 El Señor oyó la oración de Elías, y el niño volvió a vivir. 23 Entonces Elías lo llevó abajo y se lo entregó a su madre:

―¡Mira, tu hijo vive! —le dijo.

24 ―Ahora sé ciertamente que tú eres un profeta —le dijo ella— y que todo lo que tú dices viene de parte del Señor.

Hechos 10:24-48

24 Llegaron a Cesarea al día siguiente. Cornelio, que los estaba esperando, había reunido a sus familiares y amigos más íntimos. 25 Al entrar a la casa, Cornelio se arrodilló en el suelo delante de él para adorarlo.

26 ―¡Levántate! —le dijo Pedro—. ¡Yo soy un hombre como tú!

27 Tras intercambiar algunas palabras, fueron a donde los demás estaban reunidos.

28 Entonces Pedro les dijo:

―Ustedes saben que al entrar yo aquí estoy quebrantando la ley judía que prohíbe entrar a la casa de un gentil. Pero Dios me ha mostrado en visión que no debo considerar profana o impura a ninguna persona. 29 Por eso vine tan pronto como llegaron a buscarme. Díganme, pues, qué desean.

30 ―Hace cuatro días —contestó Cornelio—, mientras oraba en la tarde como es mi costumbre, se me presentó de pronto un hombre vestido con un manto resplandeciente. 31 “Cornelio”, me dijo, “Dios ha tomado en cuenta tus oraciones y tus limosnas. 32 Envía varios hombres a Jope en busca de Simón Pedro, quien está alojado en casa de Simón el curtidor, junto a la orilla del mar”. 33 En seguida te mandé a buscar, e hiciste bien en venir pronto. Aquí estamos delante del Señor, ansiosos de escuchar lo que él te ha ordenado que nos digas.

34 ―¡Ya veo que para Dios no hay favoritismos! 35 En todas las naciones él ve con agrado a las personas que lo adoran y actúan con justicia. 36-37 Estoy seguro de que ya ustedes habrán oído hablar de las buenas noticias que recibió el pueblo de Israel sobre la paz con Dios, que se puede obtener mediante Jesús el Mesías, Señor de todos. Este mensaje empezó en Galilea y ha estado resonando en Judea desde que Juan el Bautista comenzó a predicar el bautismo.

38 »Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de las obras que realizó en todo Israel y en Jerusalén. Allí lo condenaron a morir en la cruz, 40 pero Dios le devolvió la vida al tercer día y lo presentó, 41 no delante de todo el pueblo, sino delante de ciertos testigos que había seleccionado de antemano: nosotros, que comimos y bebimos con él después que resucitó. 42 Él nos envió a predicar al pueblo y a testificar que él es el que Dios ha nombrado juez de todas las personas, vivas o muertas. 43 Los profetas afirmaron que cualquiera que crea en él, alcanzará el perdón de los pecados en virtud de su nombre.

44 Todavía Pedro no había terminado de decir estas cosas, cuando el Espíritu Santo cayó sobre los que lo escuchaban. 45 Los judíos que andaban con Pedro, que eran defensores de la circuncisión, estaban asombrados de que el don del Espíritu Santo lo recibieran también los gentiles, 46 pues los oían hablando en lenguas y alabando a Dios. Entonces Pedro respondió:

47 ―¿Quién puede oponerse a que yo bautice con agua a estas personas que han recibido el Espíritu Santo de la misma forma como lo recibimos nosotros?

48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesús, el Mesías.

Entonces Cornelio le suplicó que se quedara con ellos varios días.

Salmos 134

Cántico de los peregrinos.

134 Bendigan al Señor, todos sus siervos, ustedes que sirven por la noche en la casa del Señor. Alcen sus manos en santidad, y bendigan al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sion: el Señor que hizo el cielo y la tierra.

Proverbios 17:9-11

El que perdona la ofensa conserva el amor; el que insiste en ella, separa a los mejores amigos.

10 Es más efectivo un solo regaño al hombre entendido, que cien azotes en la espalda del necio.

11 El rebelde sólo busca pelea, pero contra él enviarán un cruel mensajero.

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