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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
1 Reyes 9-10

Pacto de Dios con Salomón(A)

Cuando Salomón acabó la obra de la casa de Jehová, la casa real y todo lo que quiso hacer, Jehová se le apareció a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón, y le dijo: «He oído tu oración y el ruego que has hecho en mi presencia. He santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Y si tú andas delante de mí como anduvo David, tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como le prometí a tu padre David, cuando dije: “Nunca faltará un descendiente tuyo en el trono de Israel.” Pero si obstinadamente os apartáis de mí vosotros y vuestros hijos y no guardáis los mandamientos y estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis, yo eliminaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la echaré de delante de mí, e Israel será motivo de burla y escarnio entre todos los pueblos. Cualquiera que pase por esta casa, antes sublime, se asombrará y se burlará. Y se preguntará: “¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?” Y le dirán: “Por cuanto abandonaron a Jehová, su Dios, que había sacado a sus padres de la tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.”»

Actividades diversas de Salomón(B)

10 Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real, 11 para las cuales Hiram, rey de Tiro, le había traído madera de cedro y de ciprés y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea. 12 Hiram salió de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron. 13 Entonces dijo: «¿Qué ciudades son éstas que me has dado, hermano?» Y las llamó «Tierra de Cabul», nombre que tiene hasta hoy. 14 Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.

15 Ésta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová y su propia casa, Milo y el muro de Jerusalén, Hazor, Meguido y Gezer: 16 El faraón, rey de Egipto, había subido y tomado a Gezer; después la quemó, dio muerte a los cananeos que habitaban en la ciudad y la dio en dote a su hija, la mujer de Salomón. 17 Restauró, pues, Salomón a Gezer y a Bet-horón de abajo, 18 a Baalat y a Tadmor en tierra del desierto; 19 asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, las ciudades de los carros, las ciudades de la gente de a caballo y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su señorío. 20 A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de los hijos de Israel, 21 y a sus descendientes, los que quedaron en la tierra después de ellos y que los hijos de Israel no pudieron acabar, Salomón los sometió a trabajos forzados, hasta hoy. 22 Pero a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, sus criados, sus príncipes, sus capitanes, los comandantes de sus carros, o su gente de a caballo. 23 Los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta hombres, quienes dirigían a la gente que trabajaba en aquella obra.

24 Cuando subió la hija del faraón de la ciudad de David a la casa que Salomón le había edificado, entonces él edificó Milo.

25 Salomón ofrecía tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la Casa estuvo terminada.

26 Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom. 27 Hiram envió en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, 28 los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón(C)

10 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama que Salomón había alcanzado para honra de Jehová, vino a probarlo con preguntas difíciles. Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía. Salomón le contestó todas sus preguntas; nada hubo que el rey no le contestara. Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, así como la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas y los holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó tan asombrada que dijo al rey: «¡Es verdad lo que oí en mi tierra de tus cosas y tu sabiduría! Yo no lo creía hasta que he venido y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad: tu sabiduría y tus bienes superan la fama que yo había oído. ¡Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría! ¡Y bendito sea Jehová, tu Dios, que te vio con agrado y te ha colocado en el trono de Israel!, pues Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto como rey para que hagas derecho y justicia.»

10 Luego dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, mucha especiería y piedras preciosas. Nunca llegó tal cantidad de especias como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón.

11 La flota de Hiram, la que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo y piedras preciosas. 12 De la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas y también salterios para los cantores. Nunca había llegado, ni se ha visto hasta hoy, semejante madera de sándalo.

13 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y todo lo que pidió, además de lo que personalmente le regaló. Después ella se despidió y regresó a su tierra con sus criados.

Riquezas y fama de Salomón(D)

14 El peso del oro que Salomón recibía de renta cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro, 15 sin contar lo que aportaban los mercaderes, la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia y los principales de la tierra. 16 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido, empleando seiscientos siclos de oro en cada escudo. 17 Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro. Y los puso el rey en la casa «Bosque del Líbano». 18 Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual recubrió de oro purísimo. 19 Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo, con brazos a uno y otro lado del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones. 20 Había también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro. ¡En ningún otro reino se había hecho un trono semejante! 21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, así como toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano». No había nada de plata, porque en tiempos de Salomón no era apreciada, 22 ya que el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, junto con la flota de Hiram, y una vez cada tres años la flota de Tarsis venía y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23 Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. 24 Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.

Salomón comercia con caballos y carros(E)

26 Salomón reunió carros y gente de a caballo; tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén. 27 Hizo el rey que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras, y que abundaran los cedros como las higueras de la Sefela. 28 Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón, porque los mercaderes del rey los compraban allí. 29 Un carro que se traía de Egipto valía seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta. Así los adquirían, también por medio de ellos, todos los reyes de los heteos y de Siria.

Hechos 8:14-40

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, una vez llegados, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo:

—Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.

20 Entonces Pedro le dijo:

—Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón, 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.

24 Respondiendo entonces Simón, dijo:

—Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.

25 Ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.

Felipe y el etíope

26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.» 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.

29 El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro.» 30 Acudiendo Felipe, lo oyó que leía al profeta Isaías, y dijo:

—Pero ¿entiendes lo que lees?

31 Él dijo:

—¿Y cómo podré, si alguien no me enseña?

Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era éste:

«Como oveja a la muerte fue llevado;
y como cordero mudo delante del que lo trasquila,
así no abrió su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia;
mas su generación, ¿quién la contará?,
porque fue quitada de la tierra su vida.»

34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe:

—Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo o de algún otro?

35 Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Yendo por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:

—Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?

37 Felipe dijo:

—Si crees de todo corazón, bien puedes.

Él respondiendo, dijo:

—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.

38 Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco no lo vio más; y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.

Salmos 130

Jehová redimirá a Israel

Cántico gradual

130 De lo profundo, Jehová, a ti clamo.
Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mi súplica.

Jah, si miras los pecados,
¿quién, Señor, podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado.

Esperé yo en Jehová;
esperó mi alma,
en su palabra he esperado.
Mi alma espera en Jehová
más que los centinelas la mañana,
más que los vigilantes la mañana.

Espere Israel en Jehová,
porque en Jehová hay misericordia
y abundante redención con él.
Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.

Proverbios 17:2-3

El siervo prudente se impondrá al hijo indigno,
y con los hermanos compartirá la herencia.
El crisol es para la plata y el horno para el oro,
pero Jehová es quien prueba los corazones.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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