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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Samuel 18:1-19:10

Derrota de Absalón

18 David contó a su gente y eligió capitanes sobre grupos de 1000 y de 100 soldados. Luego los envió a la batalla. Una tercera parte la puso bajo el mando de Joab, otra tercera parte bajo el mando del hermano de Joab, Abisay hijo de Sarvia, y la otra parte la dirigió Itay el guitita. El rey David le dijo al ejército:

—Yo también iré con ustedes.

Pero ellos respondieron:

—¡No! No debe Su Majestad ir con nosotros porque si tenemos que huir de la batalla, a los hombres de Absalón no les importará. Aun si nos mata a la mitad de nosotros, no les importará. Pero Su Majestad es como 10 000 de nosotros.[a] Es mejor que se quede usted en la ciudad. Si necesitamos ayuda, entonces nos ayudará desde la ciudad.

El rey les dijo:

—Yo haré lo que ustedes crean que sea mejor.

Entonces el rey se quedó en la entrada de la ciudad, y el ejército salió en grupos de 100 y de 1000.

El rey les dio un mandato a Joab, Abisay e Itay:

—¡Háganme el favor de tratar bien al joven Absalón!

Todo el ejército oyó las órdenes que el rey dio a los capitanes.

Muerte de Absalón

El ejército de David salió al campo en contra de los israelitas que estaban de parte de Absalón. Pelearon en el bosque de Efraín. El ejército de David derrotó a los israelitas matando a 20 000 hombres ese día. La batalla se esparció por todo el país, pero ese día más hombres murieron en el bosque que por espada. Al encontrarse con los oficiales de David, Absalón se montó en su mula y trató de escapar. La mula se metió por debajo de un gran roble y la cabeza de Absalón se quedó trabada en las ramas. La mula siguió galopando dejándolo a él colgando del árbol.[b] 10 Al ver esto un hombre, le dijo a Joab:

—Vi a Absalón colgando de un roble.

11 Joab le dijo al hombre:

—¿Por qué no lo mataste y lo derribaste? ¡Te hubiera dado un cinturón y diez piezas de plata!

12 El hombre le dijo a Joab:

—Yo ni siquiera intentaría matar al hijo del rey aunque me dieras 1000 piezas de plata, porque bien escuchamos la orden que les dio el rey a ti, a Abisay y a Itay, diciendo: “Cuidado de no hacerle daño al joven Absalón”. 13 Si hubiera matado a Absalón, el rey se enteraría, y tú mismo me castigarías.

14 Joab dijo:

—¡No voy a perder más tiempo hablando contigo!

Absalón todavía estaba vivo colgando del roble, pero Joab tomó tres varas y golpeó con ellas a Absalón en el pecho. 15 Los diez jóvenes soldados que eran compañeros de batalla de Joab rodearon a Absalón y lo mataron. 16 Joab tocó la trompeta y le ordenó al pueblo que dejara de perseguir a los israelitas. 17 Entonces los hombres de Joab tomaron el cuerpo de Absalón, lo tiraron en un pozo grande en el bosque y luego lo rellenaron con muchas piedras. Mientras tanto todos los israelitas huyeron a sus casas.

18 Cuando Absalón vivía, se había hecho construir un monumento de piedras en el Valle del Rey, diciendo: «No tengo descendencia que mantenga vivo mi nombre». Así que al monumento de piedras le puso su propio nombre, y por eso hasta la fecha se conoce como «El Monumento de Absalón».

19 Ajimaz hijo de Sadoc le dijo a Joab:

—Permíteme ir y llevarle la noticia al rey David. Le diré que el SEÑOR ha destruido a su enemigo.

20 Joab le contestó a Ajimaz:

—No, no le lleves la noticia hoy. Lo harás otro día, pero hoy no, porque el que ha muerto es el hijo del rey.

21 Entonces Joab le dijo a un etíope:

—Ve y dile al rey lo que has visto.

Así que el etíope se inclinó ante Joab y corrió a informar a David. 22 Pero Ajimaz hijo de Sadoc le rogó de nuevo a Joab:

—Pase lo que pase, permíteme que yo también vaya con el etíope.

Joab dijo:

—Muchacho, ¿por qué quieres llevar tú la noticia? No recibirás ningún premio.

23 Ajimaz contestó:

—Pase lo que pase, quiero ir.

Joab le dijo entonces:

—Bueno, ve e informa a David.

Ajimaz corrió entonces por el valle Jordán y pasó al etíope.

24 David se hallaba sentado entre las dos puertas de la ciudad. El guardia subió al techo de los muros de la entrada y vio a un hombre que corría solo. 25 El guardia le avisó al rey David, quien dijo:

—Si viene solo, es que trae noticias.

El hombre se acercaba cada vez más a la ciudad. 26 Entonces el guardia vio a otro hombre que corría y se acercaba cada vez más a la ciudad y le dijo al guardia de la puerta:

—¡Mira! Viene otro hombre corriendo solo.

El rey dijo:

—También ha de traer noticias.

27 El guardia dijo:

—Me parece que el primero corre como Ajimaz hijo de Sadoc.

El rey dijo:

—Ajimaz es un buen hombre, debe de traer buenas noticias.

28 Ajimaz le dijo al rey:

—Todo está bien.

Ajimaz se postró rostro en tierra ante el rey y dijo:

—¡Alabado sea el SEÑOR! Dios de Su Majestad que ha derrotado a los hombres que estaban en contra de mi señor y rey.

29 El rey preguntó:

—¿Está bien el joven Absalón?

Ajimaz contestó:

—Cuando Joab me envió, vi mucho alboroto pero no supe qué pasaba.

30 Entonces el rey dijo:

—Pasa y espera ahí.

Ajimaz pasó y se quedó esperando ahí.

31 Cuando el etíope llegó, le dijo:

—Traigo noticias para Su Majestad. Hoy el SEÑOR ha castigado a los que estaban en su contra.

32 El rey le preguntó al etíope:

—¿Está bien el joven Absalón?

El etíope contestó:

—Que todos sus enemigos y los que intenten hacerle algún daño sufran igual que este joven.

33 Al oír esto, el rey se puso muy mal y subió a su habitación sobre la entrada de la ciudad gritando: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Mi hijo Absalón, quisiera haber muerto yo y no tú! ¡Ay, mi hijo Absalón!»

Joab reprende a David

19 El pueblo le informó a Joab que el rey lloraba y estaba triste por Absalón. Así que la alegría de la victoria se tornó en tristeza para todo el pueblo. Fue un día muy triste porque el pueblo sabía que el rey estaba muy triste por su hijo. El pueblo entró en silencio a la ciudad, como si hubiera sido derrotado en batalla y hubiera tenido que huir. El rey se había cubierto la cara y lloraba amargamente: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!»

Joab fue al palacio del rey y le dijo:

—¡Su Majestad está humillando a sus oficiales! Ellos le salvaron la vida hoy y también salvaron la vida de sus hijos, hijas, esposas y concubinas. Su Majestad ama a los que lo odian y odia a los que lo aman. Hoy ha puesto en claro que no le importan sus oficiales y sus soldados. ¡Se ve que estaría usted feliz y contento si Absalón viviera y nos hubiera matado a todos hoy! Vaya ahora y anime a sus oficiales. Si no lo hace ahora mismo, juro por el SEÑOR que no tendrá a nadie de su parte para esta misma noche, y eso sería peor que cualquiera de los problemas que ha tenido desde su niñez.

Entonces el rey se dirigió a la entrada de la ciudad[c] a retomar el mando. Al correr la noticia de que el rey estaba en la entrada de Mahanaim, las tropas se presentaron ante él.

David vuelve a Jerusalén

Todos los israelitas que estaban de parte de Absalón habían huido. Las diferentes tribus discutían y decían: «El rey David nos salvó de los filisteos y de nuestros enemigos, pero huyó de Absalón. 10 Por eso elegimos a Absalón como rey, pero ahora que Absalón ha muerto en batalla, debemos pedirle al rey David que vuelva».

Juan 20

El sepulcro vacío

(Mt 28:1-10; Mr 16:1-8; Lc 24:1-12)

20 Muy temprano el domingo en la mañana, estando aun oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que estaba corrida la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a ver a Simón Pedro y al seguidor a quien Jesús quería mucho, y les dijo:

—¡Sacaron el cuerpo de Jesús del sepulcro! No sabemos dónde lo pusieron.

Pedro y el otro seguidor salieron y fueron al sepulcro. Estaban corriendo juntos pero el otro seguidor corría más rápido que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó y vio ahí las vendas de lino, pero no entró. Después llegó Simón Pedro, entró al sepulcro y vio las vendas. Vio también la tela en que habían envuelto la cabeza de Jesús. Estaba enrollada aparte. Entonces entró el otro seguidor que había llegado antes al sepulcro, vio todo y creyó. Estos seguidores todavía no habían caído en cuenta de que las Escrituras decían que Jesús tenía que resucitar.

Jesús se aparece a María Magdalena

(Mr 16:9-11)

10 Luego estos seguidores regresaron a los suyos. 11 María estaba llorando afuera del sepulcro y mientras lloraba, se agachó para ver adentro. 12 Vio a dos ángeles vestidos de blanco. Uno estaba sentado a la cabeza y el otro sentado a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. 13 Ellos le preguntaron:

—Mujer, ¿por qué estás llorando?

Ella respondió:

—Han sacado el cuerpo de mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

14 Cuando María dijo esto, ella se volvió y vio a Jesús de pie allí, pero ella no sabía que él era Jesús. 15 Jesús le preguntó:

—Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?

Ella creyó que era el jardinero y le dijo:

—Señor, si usted lo sacó del sepulcro, dígame dónde lo puso y yo iré por él.

16 Jesús le dijo:

—¡María!

Ella se volvió y le dijo en arameo:

¡Rabuni! (que significa: Maestro).

17 Jesús le dijo:

—No trates de retenerme, porque todavía no he subido a mi Padre. Mejor ve a ver a mis hermanos y diles: “Voy a subir a mi Padre y Dios, que es también su Padre y Dios”.

18 María Magdalena fue y les dijo a los seguidores: «¡Vi al Señor!» Y les dijo lo que él le había dicho.

Jesús se aparece a sus seguidores

(Mt 28:16-20; Mr 16:14-18; Lc 24:36-49)

19 Esa misma tarde del primer día de la semana, los seguidores cerraron las puertas del lugar donde estaban porque les tenían miedo a los judíos. Entonces Jesús vino y estando en medio de ellos, les dijo:

—Que la paz esté con ustedes.

20 Diciendo esto, les mostró sus manos y su costado. Se alegraron mucho cuando lo vieron. 21 Entonces otra vez les dijo:

—La paz sea con ustedes. Así como me envió el Padre, yo también los envío a ustedes.

22 Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo:

—Reciban el Espíritu Santo. 23 Cualquier pecado de la gente que ustedes perdonen, Dios también perdonará ese pecado, y cualquier pecado que no perdonen, Dios tampoco perdonará ese pecado.

Jesús se aparece a Tomás

24 Tomás no estaba con ellos cuando vino Jesús. Él era uno de los doce seguidores, al que llamaban el Gemelo[a]. 25 Los otros seguidores le dijeron:

—¡Vimos al Señor!

Pero él les dijo:

—No creeré a menos que vea la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado.

26 Una semana después, los seguidores estaban otra vez en la casa. Esta vez Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban con llave, Jesús entró y se puso en medio de ellos y dijo:

—La paz sea con ustedes.

27 Después le dijo a Tomás:

—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Extiende tu mano y métela en este lado de mi cuerpo. Ya deja de dudar y cree.

28 Tomás le contestó:

—¡Mi Señor y mi Dios!

29 Jesús le dijo:

—¿Tú creíste porque me viste? Afortunados los que creen sin haber visto.

El porqué de este libro

30 Jesús también hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus seguidores, pero no están escritas en este libro. 31 Sin embargo, estas se escribieron para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida por medio de él.

Salmos 119:153-176

Resh

153 Mira mi sufrimiento y ven a salvarme
    porque nunca me he olvidado de tus enseñanzas.
154 Defiende mi causa y sálvame;
    dame vida como lo prometiste.
155 La salvación está muy lejos de los perversos
    porque no obedecen tus mandatos.
156 SEÑOR, tu compasión es muy grande;
    conforme a tu justicia déjame vivir.
157 Tengo muchos enemigos y gente que me persigue,
    pero nunca dejaré de cumplir con tus mandatos.
158 Detesto ver a esos traidores
    porque no siguen tu palabra.
159 Mira SEÑOR, yo obedezco todas tus instrucciones;
    conforme a tu fiel amor, dame vida.
160 La suma de tu palabra es verdad;
    cada una de tus justas órdenes permanecerá para siempre.

Shin

161 Gente importante me ataca sin razón,
    pero yo sólo respeto tu ley.
162 Tu palabra me hace tan feliz
    como si hubiera encontrado un valioso tesoro.
163 Odio y desprecio la mentira,
    pero amo tu enseñanza.
164 Siete veces al día te alabo
    por tus justas órdenes.
165 La gente que ama tus enseñanzas
    encontrará la paz verdadera;
    nada los hará tropezar.
166 SEÑOR, espero tu salvación
    y obedezco tus mandamientos.
167 Yo he seguido tus enseñanzas
    y yo las amo mucho.
168 Cumplo tus normas e instrucciones,
    y tú lo sabes.

Tav

169 SEÑOR, espero que llegue a ti mi súplica
    y me des la sabiduría que me prometiste;
170 que escuches mi oración
    y me salves como prometiste.
171 De mis labios brota la alabanza
    porque me enseñaste tus mandatos.
172 Ayúdame a obedecer tus mandamientos
    y déjame expresarte mi alegría
    porque todas tus leyes son justas.
173 Lo que quiero es seguir tus instrucciones;
    ¡Lo que necesito es que me ayudes con tu poder!
174 SEÑOR, deseo que me salves,
    porque disfruto tus enseñanzas.
175 Dame la vida y déjame alabarte;
    que tus órdenes vengan en mi ayuda.
176 Anduve como una oveja perdida, ven a buscarme;
    que yo, tu siervo, nunca olvido tus mandamientos.

Proverbios 16:14-15

14 El enojo del rey puede matar a alguien,
    pero el sabio podrá calmar su enojo.
15 Si el rey está contento, la vida será mejor para todos;
    contar con su aprobación es como lluvia primaveral.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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