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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
2 Samuel 2:12-3:39

12 Un día, Abner y los ayudantes de Is-bóset salieron de Mahanaim y fueron a Gabaón, 13 donde había un depósito de agua. Allí se encontraron con Joab hijo de Seruiá y con los ayudantes de David. Como los dos grupos estaban sentados uno frente al otro, 14 Abner desafió a Joab y le dijo:

—Deja que tus jóvenes peleen con los míos, para ver quiénes son mejores.

Joab aceptó el desafío, 15 y pasaron al frente doce jóvenes de parte de Benjamín y de Is-bóset, y doce de parte de David. 16 Cada uno agarró de la cabeza a su contrario, y le clavó la espada en las costillas, así que todos murieron al mismo tiempo. Desde entonces ese lugar, que está junto a Gabaón, se conoce como «Campo de las espadas».

17 El resto de los soldados comenzó a pelear, y los de David derrotaron a los de Abner. 18 Con Joab estaban sus hermanos Abisai y Asael. 19 Como Asael podía correr muy rápido, comenzó a perseguir a Abner. Y aunque encontraba a otros soldados enemigos, sólo perseguía a Abner. 20 Cuando Abner miró hacia atrás y lo vio, exclamó:

—¡Vaya, si eres tú, Asael!

Y él le contestó:

—¡Y quién más podría ser!

21 Entonces Abner le dijo:

—Si lo que quieres es quitarme la espada, te aconsejo que te busques a otro.

Asael no le hizo caso, ni dejó de perseguirlo. 22 Por eso Abner volvió a decirle:

—Si no dejas de perseguirme, tendré que matarte. ¿Y qué le voy a decir a tu hermano Joab?

23 Pero Asael siguió persiguiéndolo. Entonces Abner le clavó su lanza en el estómago, y lo atravesó de lado a lado.

Asael cayó muerto de inmediato, y todos los que llegaban a donde estaba tendido, se detenían a verlo. 24 Entonces Joab y Abisai se fueron tras Abner, y al anochecer llegaron a un cerro llamado Amá, que está frente a Guíah, en el camino al desierto de Gabaón. 25 Allí la gente de Benjamín se le unió a Abner, y se dispusieron a pelear en lo alto del cerro. 26 Pero Abner le gritó a Joab:

—Ya no nos matemos unos a otros. Ordénales a tus soldados que dejen de perseguirnos. Al fin de cuentas, somos hermanos, y lo único que vamos a sacar de todo esto es dolor y tristeza.

27 Joab le contestó:

—Te juro por Dios que, si no hubieras dicho nada, mis hombres te habrían perseguido, a ti y a los tuyos, hasta el amanecer.

28 Enseguida Joab tocó la trompeta, y sus soldados dejaron de perseguir a los israelitas. A partir de ese momento, dejaron de pelear con ellos. 29 Por su parte, Abner y su ejército caminaron toda esa noche por la llanura de Arabá. Cruzaron el río Jordán por el atajo de Bitrón, y finalmente llegaron a Mahanaim.

30 Cuando Joab reunió a toda su gente, notó que además de haber perdido a Asael también había perdido a otros diecinueve soldados de David. 31 Sin embargo, ellos habían matado a trescientos sesenta de la tribu de Benjamín que servían en el ejército de Abner.

32 Joab y su gente enterraron a Asael en la tumba de su padre, la cual está en Belén. De allí se fueron caminando toda la noche, y al día siguiente llegaron a Hebrón.

La guerra entre las familias de Saúl y de David duró mucho tiempo, y David iba ganando más poder, mientras que la familia de Saúl se debilitaba.

La familia de David (1 Cr 3.1-9)

2-5 En Hebrón, David tuvo seis hijos en este orden:

Con Ahinóam, su esposa de Jezreel, tuvo a Amnón.

Con Abigail, la viuda de Nabal, tuvo a Quilab.

Con Maacá, la hija de Talmai, rey de Guesur, tuvo a Absalón.

Con Haguit tuvo a Adonías.

Con Abital tuvo a Sefatías.

Con Egla tuvo a Itream.

Abner se une a David

6-7 Como la guerra continuaba entre los seguidores de Saúl y los de David, Abner fue ganando poder sobre la familia de Saúl. Hasta llegó a tener relaciones sexuales con Rispá hija de Aiá, que había sido mujer de Saúl. Pero Is-bóset le reclamó:

—¿Por qué te acostaste con la mujer de mi padre?

Abner se enojó tanto que le dijo a Is-bóset:

—¿Y cómo te atreves a reclamarme? ¿Qué te crees que soy yo? ¿Un simple perro, al que no se le da nada por sus servicios?

»Yo le he servido fielmente a toda la familia de Saúl, y también a sus hermanos y amigos. ¡A ti mismo te he cuidado, para que David no te atrapara! Pues ahora, ¡que Dios me castigue duramente si no hago que se cumpla la promesa de Dios a David! Porque Dios le prometió 10 que le daría el reino de Saúl, y que lo haría rey de todo Israel y de Judá, desde Dan en la frontera norte, hasta Beerseba en la frontera sur.

11 Is-bóset se quedó callado, pues le tenía mucho miedo a Abner.

12 Luego Abner mandó unos mensajeros a Hebrón, para que le dijeran a David: «Haz un pacto conmigo, y yo te ayudaré a que seas rey de todo Israel».

13 David le contestó: «Me parece bien. Haré un pacto contigo, pero con la condición de que, cuando vengas, me traigas a Mical, la hija de Saúl».

14 Al mismo tiempo, David le envió a Is-bóset este mensaje: «Devuélveme a mi esposa Mical, pues yo se la compré a tu padre. El precio que pagué por ella fueron los cien filisteos que maté».

15 Como Mical vivía con Paltiel hijo de Lais, Is-bóset mandó que se la quitaran. 16 Pero Paltiel se fue llorando tras ella, hasta que llegaron a un pueblo llamado Bahurim. Allí Abner le dijo: «¡Ya basta de lloriqueos! ¡Vuelve a tu casa!» Y Paltiel regresó.

17 Luego Abner envió este mensaje a los jefes de Israel:

«Durante mucho tiempo ustedes han querido que David sea su rey. 18 ¡El momento ha llegado! Recuerden que Dios le prometió a David que por medio de él libraría a Israel de los filisteos y de todos sus enemigos».

19-20 Abner habló también con la gente de Benjamín, y él mismo fue a Hebrón con veinte hombres, y le contó a David que todos en Israel y Benjamín estaban dispuestos a reconocerlo como rey.

David hizo entonces una fiesta para Abner y sus soldados, 21 y durante la fiesta Abner le dijo: «Su Majestad, permítame reunir a todos los israelitas para que hagan un pacto con usted, y así usted pueda ser su rey».

Joab mata a Abner

22-23 David se lo permitió, y Abner salió de Hebrón. En ese momento llegaron Joab y los soldados de David. Venían de una batalla, y traían muchas riquezas que les habían quitado a sus enemigos. Cuando Joab supo que Abner había estado hablando con David, y que David lo había dejado irse tranquilamente, 24 fue a verlo y le dijo:

«¡Pero qué ha hecho Su Majestad! ¿Cómo pudo usted dejar que Abner se fuera tan tranquilo? 25 Usted sabe que todo lo que Abner le ha dicho es mentira; él sólo ha venido a espiar».

26-30 En cuanto Joab salió de hablar con David, mandó a decirle a Abner que regresara, pero sin decírselo a David.

Abner ya había llegado al pozo de Sirá, pero regresó a Hebrón. Tan pronto como llegó a la entrada de la ciudad, Joab lo llevó aparte, como si quisiera decirle algo a solas, y le clavó un cuchillo en el estómago. Así fue como Joab y su hermano Abisai se desquitaron de la muerte de su hermano Asael en la batalla de Gabaón.

Cuando David supo lo que había pasado, dijo:

«Juro por Dios que ni yo ni mi gente tenemos la culpa de la muerte de Abner. Que Dios castigue a Joab y a toda su familia. Que entre ellos siempre haya enfermos. Que la piel se les pudra y sus heridas no se cierren. Que haya entre ellos cojos, y que se mueran de hambre o que los maten en la guerra».

31-34 Luego David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «En señal de tristeza, rompan la ropa que llevan puesta y vístanse con ropas ásperas, y lloren por Abner».

Abner fue enterrado en Hebrón. El día que lo enterraron, el rey David iba adelante del grupo. Toda la gente lloraba mucho, y también el rey lloraba sin consuelo ante la tumba de Abner. Y decía:

«¡Abner no merecía morir así!
¡Bien pudo haber escapado!
¡También pudo haberse defendido!
En cambio, ¡murió asesinado!»

La gente no dejaba de llorar, 35 y todo el día le insistieron a David que comiera algo. Pero David les respondía: «No comeré nada antes de que anochezca. Que Dios me castigue muy duramente si lo hago».

36 Esto que dijo el rey le pareció bien a la gente, ya que todo lo que David hacía les agradaba. 37 La gente se dio cuenta de que el rey no era culpable de la muerte de Abner.

38 Luego el rey les dijo a sus oficiales: «¿Se dan cuenta de que hoy ha muerto en Israel un gran hombre? 39 ¿De qué me sirve ser el rey, si no pude evitar que Joab y Abisai lo mataran? ¡Que Dios les dé su merecido por la maldad que cometieron!»

Juan 13:1-30

Jesús lava los pies de sus discípulos

13 Faltaba muy poco para que empezara la fiesta de la Pascua, y Jesús sabía que se acercaba el momento en que dejaría este mundo para ir a reunirse con Dios, su Padre. Él siempre había amado a sus seguidores que estaban en el mundo, y los amó de la misma manera hasta el fin.

Aun antes de empezar la cena, el diablo ya había hecho que Judas hijo de Simón, el Iscariote, se decidiera a traicionar a Jesús.

Dios había enviado a Jesús, y Jesús lo sabía; y también sabía que regresaría para estar con Dios, pues Dios era su Padre y le había dado todo el poder. Por eso, mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó su manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en una palangana, y comenzó a enjuagar los pies de sus discípulos y a secárselos con la toalla.

Cuando le tocó el turno a Pedro, éste le dijo a Jesús:

—Señor, no creo que tú debas lavarme los pies.

Jesús le respondió:

—Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás.

Pedro le dijo:

—¡Nunca dejaré que me laves los pies!

Jesús le contestó:

—Si no te lavo los pies, ya no podrás ser mi seguidor.

Simón Pedro dijo:

—¡Señor, entonces no me laves solamente los pies, sino lávame también las manos y la cabeza!

10 Jesús le dijo:

—El que está recién bañado está totalmente limpio, y no necesita lavarse más que los pies. Y ustedes están limpios, aunque no todos.

11 Jesús ya sabía quién iba a traicionarlo; por eso dijo que no todos estaban limpios.

12 Después de lavarles los pies, Jesús se puso otra vez el manto y volvió a sentarse a la mesa. Les preguntó:

«¿Entienden ustedes lo que acabo de hacer? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque soy Maestro y Señor. 14 Pues si yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. 15 Yo les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo. 16 Ustedes saben que ningún esclavo es más importante que su amo, y que ningún mensajero es más importante que quien lo envía. 17 Si entienden estas cosas, háganlas, y así Dios los bendecirá.

18 »No estoy hablando de todos ustedes. Yo sé a quiénes elegí. Pero tiene que cumplirse esto que la Biblia anunció:

“Aquel con quien compartía mi pan,
se ha puesto en contra mía.”

19 »Les digo esto desde ahora para que, cuando suceda, ustedes crean que Yo Soy.[a] 20 Si alguien recibe al que yo envío, me recibe a mí. Y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió.»

Jesús anuncia que será traicionado

21 Después de que dijo esto, Jesús se sintió muy preocupado, y añadió: «Yo sé que uno de ustedes me va a traicionar.»

22 Los discípulos comenzaron a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando.

23 Mientras cenaban, el discípulo favorito de Jesús estaba sentado junto a él. 24 Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara a Jesús de quién estaba hablando. 25 Ese discípulo se acercó más a Jesús, y le preguntó:

—Señor, ¿quién te va a traicionar?

26 Jesús le respondió:

—Es el que va a recibir el pedazo de pan que voy a mojar en la salsa.

Jesús mojó el pan y se lo entregó a Judas hijo de Simón, el Iscariote. 27 En ese mismo instante, Satanás se metió en el corazón de Judas.

Jesús le dijo: «Judas, apúrate a hacer lo que has planeado.»

28 Pero ninguno de los que estaban allí entendió lo que Jesús había dicho. 29 Como Judas era el encargado de guardar el dinero del grupo, algunos pensaron que Jesús le había pedido que comprara lo necesario para la fiesta de la Pascua, o que repartiera dinero a los pobres.

30 Después de recibir el pan, Judas salió inmediatamente. Para entonces, ya estaba oscuro.

Salmos 119:1-16

Himno a la palabra de Dios

SALMO 119 (118)

119 1-2 Dios, tú bendices
a los que van por buen camino,
a los que de todo corazón
siguen tus enseñanzas.
Ellos no hacen nada malo:
sólo a ti te obedecen.
Tú has ordenado
que tus mandamientos
se cumplan al pie de la letra.
Quiero corregir mi conducta
y cumplir tus mandamientos.
Si los cumplo,
no tendré de qué avergonzarme.
Si me enseñas tu palabra,
te alabaré de todo corazón
y seré obediente a tus mandatos.
¡No me abandones!

Sólo obedeciendo tu palabra
pueden los jóvenes corregir su vida.
10-11 Yo te busco de todo corazón
y llevo tu palabra en mi pensamiento.
Manténme fiel a tus enseñanzas
para no pecar contra ti.
12 ¡Bendito seas, mi Dios!
¡Enséñame a obedecer tus mandatos!
13-15 Siempre estoy repitiendo
las enseñanzas que nos diste.
En ellas pongo toda mi atención,
pues me hacen más feliz
que todo el oro del mundo.
16 Mi mayor placer son tus mandatos;
jamás me olvido de ellos.

Proverbios 15:29-30

29 Dios se aparta de los malvados,
pero escucha la oración de los buenos.

30 Una mirada amistosa alegra el corazón;
una buena noticia renueva las fuerzas.