Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

Today's audio is from the EHV. Switch to the EHV to read along with the audio.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
1 Samuel 18:5-19:24

Y salía David a dondequiera que Saúl lo enviaba, y se portaba prudentemente. Entonces lo puso Saúl al frente de su gente de guerra, y era bien visto por todo el pueblo, y también por los siervos de Saúl.

Saúl tiene celos de David

Aconteció que cuando volvían, después de haber matado David al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel a recibir al rey Saúl cantando y danzando con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Mientras danzaban, las mujeres cantaban diciendo:

«Saúl hirió a sus miles,
y David a sus diez miles.»

Saúl se enojó mucho y le desagradaron estas palabras, pues decía:

«A David le dan diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.»

Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.

10 Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios se apoderó de Saúl, y él deliraba en medio de la casa. David tocaba como otras veces. Saúl tenía la lanza en la mano. 11 Saúl arrojó la lanza, pensando: «Voy a clavar a David en la pared.» Pero David lo evadió dos veces.

12 Temía Saúl a David, por cuanto Jehová estaba con él, y de Saúl se había apartado; 13 por eso Saúl lo alejó de su lado y lo puso al frente de un millar de hombres. Así David salía y entraba a la cabeza de sus hombres. 14 David se conducía prudentemente en todos sus asuntos y Jehová estaba con él. 15 Al ver Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él. 16 Pero todo Israel y Judá amaba a David, pues salía y entraba a la cabeza de ellos.

17 Entonces dijo Saúl a David:

—Voy a darte por mujer a Merab, mi hija mayor, con tal que me seas hombre valiente y pelees las batallas de Jehová.

Pero Saúl pensaba: «Que no sea mi mano la que se levante contra él, sino la mano de los filisteos.»

18 Pero David respondió a Saúl:

—¿Quién soy yo, qué es mi vida o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?

19 Cuando llegó el tiempo en que Merab, hija de Saúl, debía ser entregada a David, fue dada por mujer a Adriel, el meholatita.

20 Pero Mical, la otra hija de Saúl, amaba a David. Le fue dicho a Saúl, y a éste le pareció bien, 21 porque pensó: «Se la daré, pero será para él un lazo que le hará caer en manos de los filisteos.» Dijo, pues, Saúl a David por segunda vez:

—Tú serás mi yerno hoy.

22 Y mandó Saúl a sus siervos:

—Hablad en secreto a David, diciéndole: “He aquí el rey te ama, y todos sus siervos te quieren bien; acepta ser, pues, yerno del rey.”

23 Los criados de Saúl repitieron estas palabras a los oídos de David. Y éste les respondió:

—¿Os parece a vosotros que es poco ser yerno del rey; yo, que soy un hombre pobre y de humilde condición?

24 Los criados de Saúl le informaron de la respuesta, diciendo: «Tales palabras ha dicho David.» 25 Saúl les dijo:

—Decid así a David: “El rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos, para vengarse de los enemigos del rey.”

Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos. 26 Cuando sus siervos comunicaron a David estas palabras, pareció bien a los ojos de David la cosa de ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliera, 27 se levantó David, se fue con su gente y mató a doscientos hombres de los filisteos. Trajo David los prepucios de ellos y los entregó todos al rey, a fin de hacerse yerno del rey. Entonces Saúl le dio a su hija Mical por mujer.

28 Al ver esto Saúl, comprendió que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba. 29 Por eso tuvo más temor de David, y fue enemigo de David todos los días de su vida. 30 Salían en campaña los príncipes de los filisteos, y cada vez que salían, David tenía más éxito que todos los siervos de Saúl, por lo cual su nombre se hizo muy famoso.

Saúl trata de matar a David

19 Habló Saúl a Jonatán, su hijo, y a todos sus siervos, para que mataran a David; pero Jonatán, hijo de Saúl, amaba mucho a David, y le avisó diciendo:

—Mi padre Saúl procura matarte; por tanto, cuídate hasta la mañana, estáte en lugar oculto y escóndete. Yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde tú estés; hablaré de ti a mi padre y te haré saber lo que haya.

Jonatán habló bien de David a su padre Saúl, y le dijo:

—No peque el rey contra su siervo David, porque ningún pecado ha cometido contra ti y, al contrario, sus obras han sido muy beneficiosas para ti, pues él puso su vida en peligro para matar al filisteo, y Jehová le dio una gran victoria a todo Israel. Tú lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, vas a pecar contra sangre inocente, matando a David sin causa?

Escuchó Saúl las palabras de Jonatán y juró:

—¡Vive Jehová!, no morirá.

Llamó entonces Jonatán a David y le contó todas estas palabras; él mismo llevó a David ante Saúl, y se quedó a su servicio como antes.

Después hubo de nuevo guerra; salió David y peleó contra los filisteos, les causó un gran estrago y huyeron ante él. Pero el espíritu malo de parte de Jehová se apoderó de Saúl; y estando sentado en su casa con una lanza en la mano, mientras David tocaba, 10 Saúl procuró clavar a David con su lanza en la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, y la lanza se clavó en la pared. David huyó y se puso a salvo aquella noche. 11 Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilaran y lo mataran por la mañana. Pero Mical, su mujer, le avisó a David:

«Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto.»

12 Descolgó Mical a David por una ventana. Él se fue y huyó poniéndose a salvo. 13 Tomó luego Mical una estatua y la puso sobre la cama, le acomodó por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa. 14 Cuando Saúl envió mensajeros para capturar a David, ella dijo: «Está enfermo.» 15 Volvió Saúl a enviar mensajeros en busca de David, y les dijo:

«Traédmelo en la cama para que lo mate.»

16 Cuando los mensajeros entraron, encontraron la estatua en la cama, y una almohada de pelo de cabra a su cabecera. 17 Entonces Saúl dijo a Mical:

—¿Por qué me has engañado así y has dejado escapar a mi enemigo?

Mical respondió a Saúl:

—Porque él me dijo: “Déjame ir; si no, yo te mataré.”

18 Huyó, pues, David, y se puso a salvo. Se fue adonde estaba Samuel en Ramá, y le contó todo lo que Saúl había hecho con él. Después, él y Samuel se fueron a habitar en Naiot. 19 Y avisaron a Saúl, diciéndole: «Mira, David está en Naiot de Ramá.» 20 Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Vino el espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl y ellos también profetizaron.

21 Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron. 22 Entonces él mismo fue a Ramá, y al llegar al gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo:

—¿Dónde están Samuel y David?

Uno le respondió:

—Están en Naiot, en Ramá.

23 Salió para Naiot, en Ramá, pero también se apoderó de él el espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot, en Ramá. 24 También él se despojó de sus vestidos y profetizó igualmente delante de Samuel. Estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí el dicho: «¿También Saúl entre los profetas?»

Juan 8:31-59

La verdad os hará libres

31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:

—Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

33 Le respondieron:

—Descendientes de Abraham somos y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?

34 Jesús les respondió:

—De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois descendientes de Abraham; sin embargo intentáis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto estando junto al Padre, y vosotros hacéis lo que habéis oído junto a vuestro padre.

Sois de vuestro padre el diablo

39 Respondieron y le dijeron:

—Nuestro padre es Abraham.

Jesús les dijo:

—Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora intentáis matarme a mí, que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios. No hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.

Entonces le dijeron:

—¡Nosotros no hemos nacido de fornicación! ¡Un padre tenemos: Dios!

42 Jesús entonces les dijo:

—Si vuestro padre fuera Dios, entonces me amaríais, porque yo de Dios he salido y he venido, pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira. 45 Pero a mí, que digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

La preexistencia de Cristo

48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron:

—¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano y que tienes demonio?

49 Respondió Jesús:

—Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. 50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga. 51 De cierto, de cierto os digo que el que guarda mi palabra nunca verá muerte.

52 Entonces los judíos le dijeron:

—Ahora nos convencemos de que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: “El que guarda mi palabra nunca sufrirá muerte.” 53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡También los profetas murieron! ¿Quién crees que eres?

54 Respondió Jesús:

—Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. 55 Vosotros no lo conocéis. Yo sí lo conozco y, si digo que no lo conozco, sería mentiroso como vosotros; pero lo conozco y guardo su palabra. 56 Abraham, vuestro padre, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se gozó.

57 Entonces le dijeron los judíos:

—Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

58 Jesús les dijo:

—De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuera, yo soy.

59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del Templo y, atravesando por en medio de ellos, se fue.

Salmos 112

Prosperidad del que teme a Jehová

¡Aleluya!

112 Bienaventurado el hombre que teme a Jehová
y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
Su descendencia será poderosa en la tierra;
la generación de los rectos será bendita.
Bienes y riquezas hay en su casa,
y su justicia permanece para siempre.
Resplandeció en las tinieblas luz para los rectos;
es clemente, misericordioso y justo.
El hombre de bien tiene misericordia y presta;
gobierna sus asuntos con justicia.
Por lo cual no resbalará jamás;
en memoria eterna será el justo.
No tendrá temor de malas noticias;
su corazón está firme, confiado en Jehová.
Asegurado está su corazón; no temerá,
hasta que vea en sus enemigos su deseo.
Reparte, da a los pobres;
su justicia permanece para siempre;
su poder será exaltado con gloria.
10 Lo verá el impío y se irritará;
crujirá los dientes y se consumirá.
El deseo de los impíos perecerá.

Proverbios 15:12-14

12 El escarnecedor no ama al que lo reprende
ni se junta con los sabios.
13 El corazón alegre embellece el rostro,
pero el dolor del corazón abate el espíritu.
14 El corazón inteligente busca la sabiduría,
pero la boca de los necios se alimenta de necedades.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies