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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
1 Samuel 12-13

Samuel se despide ante el pueblo

12 Samuel le habló a todo Israel:

—He hecho todo lo que querían que hiciera. Les he nombrado un rey que los guíe. Ya estoy viejo y lleno de canas, pero mis hijos están aquí con ustedes. He sido su líder desde joven, aquí me tienen. Si he hecho algo malo, acúsenme ante el SEÑOR y ante su rey elegido. ¿Le robé a alguien su buey o su asno? ¿Le he hecho daño a alguien? ¿Alguna vez tomé dinero o un par de zapatos para hacer algo malo? Si he hecho alguna de esas cosas, la corregiré.

Los israelitas contestaron:

—¡No! Nunca nos hiciste nada malo; no nos engañaste ni nos robaste.

Samuel les dijo a los israelitas:

—El SEÑOR y su rey elegido son testigos de lo que dijeron. Saben que no encontraron nada malo en mí.

Y el pueblo respondió:

—¡Sí! El SEÑOR es testigo.

Entonces Samuel le dijo al pueblo:

—El SEÑOR ha visto lo que sucedió. Él es quien eligió a Moisés y a Aarón y el que sacó a nuestros antepasados[a] de Egipto. Ahora yo los acuso delante del SEÑOR. Defiéndanse como puedan ante el Señor,[b] que les voy a contar[c] acerca de lo que el SEÑOR hizo para salvarlos a ustedes y a sus antepasados. Jacob fue a Egipto. Después, los egipcios les hicieron la vida imposible a sus descendientes. Así que desesperados le pidieron ayuda al SEÑOR, y el SEÑOR les envió a Moisés y a Aarón. Ellos sacaron a sus antepasados de Egipto y los trajeron aquí para que se establecieran. Pero como sus antepasados se olvidaron del SEÑOR su Dios, el SEÑOR permitió que se convirtieran en esclavos de Sísara, que era el comandante del ejército de Jazor. También permitió que se convirtieran en esclavos de los filisteos y del rey de Moab. Todos ellos pelearon contra sus antepasados. 10 Pero sus antepasados clamaron al SEÑOR: “Somos pecadores. Abandonamos al SEÑOR para servir a los dioses falsos Baal y Astarté. Líbranos ahora de nuestros enemigos y te serviremos a ti”.

11 »Así que el SEÑOR envió a Yerubaal[d], Barac[e], Jefté[f] y Samuel[g], y los libró de sus enemigos y vivieron a salvo. 12 Sin embargo, cuando vieron que Najás, rey de los amonitas, iba a atacarlos, dijeron: “¡Queremos un rey que nos gobierne!”, a pesar de que el SEÑOR su Dios ya era su rey. 13 Ahora aquí tienen al rey que ustedes eligieron, el SEÑOR lo puso sobre ustedes. 14 Deben temer y respetar al SEÑOR, servirle y no desobedecer los mandamientos del SEÑOR. No se vuelvan contra él. Ustedes y el rey que los gobierne obedezcan al SEÑOR su Dios para que él los rescate.[h] 15 Si no obedecen al SEÑOR, les irá mal. Si rechazan lo que el SEÑOR manda, él SEÑOR se volverá contra ustedes. ¡Con mano dura los destruirá a ustedes y a su rey!

16 »Ahora, presten atención y vean con sus propios ojos las grandes obras que el SEÑOR hará. 17 Ahora es el momento de cosechar el trigo.[i] Le pediré al SEÑOR que envíe truenos y lluvia. Entonces sabrán que hicieron mal contra el SEÑOR al pedir un rey.

18 El mismo día que Samuel oró al SEÑOR, el SEÑOR envió truenos y lluvia, y el pueblo tuvo gran temor del SEÑOR y de Samuel. 19 Todos le decían a Samuel:

—Pide al SEÑOR tu Dios por nosotros tus siervos. ¡No nos dejes morir! Hemos pecado mucho y ahora hemos pecado aun más al pedir un rey.

20 Samuel respondió:

—No tengan miedo. Es verdad que hicieron todo ese mal, pero no dejen de seguir al SEÑOR. Sirvan al SEÑOR de todo corazón. 21 ¡Los ídolos son sólo estatuas que no los pueden ayudar en nada! No los adoren, ellos no los pueden ayudar ni salvar. ¡No son nada! 22 Sin embargo, el SEÑOR no abandonará a su pueblo. Al SEÑOR le agradó hacerlos su pueblo. Así que, por amor a su nombre, no los abandonará. 23 Y en cuanto a mí, nunca dejaré de orar por ustedes, porque si dejara de hacerlo, entonces pecaría contra el SEÑOR. Seguiré enseñándoles el camino recto para vivir de la manera que él manda. 24 Pero respeten al SEÑOR y sírvanle de todo corazón. ¡Recuerden todo lo maravilloso que hizo por ustedes! 25 Si siguen tercos en hacer el mal, Dios los echará a ustedes y a su rey, como se echa el polvo al barrer.

Guerra contra los filisteos

13 Saúl tenía cierta edad[j] cuando comenzó a reinar y reinó en Israel por 42[k] años. Saúl eligió 3000 soldados israelitas. 2000 de ellos se quedaron con él en Micmás en las sierras de Betel, y 1000 se quedaron con Jonatán en Guibeá de Benjamín. Saúl envió a los demás soldados a su casa.

Jonatán atacó la guarnición de los filisteos en Gueba y los derrotó. Cuando los filisteos se enteraron, dijeron: «Los hebreos se han rebelado»[l]. Saúl dijo: «Avísenles a los hebreos». Así que Saúl les ordenó que tocaran las trompetas por todo el país. Todos los israelitas oyeron la noticia: «¡Saúl ha matado al líder filisteo, y ahora los filisteos nos odian!» Entonces los israelitas se reunieron con Saúl en Guilgal, y los filisteos se reunieron para pelear contra Israel. Los filisteos acamparon en Micmás, al este de Bet Avén, con 3000[m] carros de combate y 6000 jinetes. Había tantos filisteos como la arena de la playa.

Los israelitas vieron que estaban en problemas y se sintieron sin salida. Corrieron a esconderse donde podían: en cuevas, grietas, túneles, pozos de agua y en zanjas. Algunos hebreos hasta cruzaron el río Jordán hacia la tierra de Gad y Galaad. Saúl todavía estaba en Guilgal con todo su ejército temblando de miedo. Como Samuel dijo que se reuniría con Saúl en Guilgal, Saúl se quedó allí siete días. Pero Samuel no llegaba y los soldados empezaron a abandonar a Saúl. Así que Saúl dijo:

—Tráiganme los sacrificios que deben quemarse completamente y las ofrendas para festejar.

Y Saúl ofreció el sacrificio que debe quemarse completamente. 10 En cuanto Saúl terminó de ofrecer el sacrificio, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo 11 y Samuel le preguntó:

—¿Qué has hecho?

Saúl respondió:

—Vi que los soldados me abandonaban, tú no llegabas y los filisteos se estaban reuniendo en Micmás, 12 así que pensé: “Vendrán los filisteos y me atacarán en Guilgal ¡y ni siquiera le he pedido ayuda al SEÑOR!” Por eso me atreví a ofrecer el sacrificio que debe quemarse completamente.

13 Samuel respondió:

—¡Eres un tonto! No obedeciste al SEÑOR tu Dios. Si hubieras obedecido su mandato, entonces el SEÑOR habría dejado que tu familia gobernara a Israel por siempre. 14 Pero ahora tu reinado no continuará. El SEÑOR se ha buscado a un hombre con quien él está conforme[n] y lo ha encontrado. El SEÑOR lo nombrará a él como el nuevo líder de su pueblo. Como no obedeciste el mandato del SEÑOR, él nombrará un nuevo líder.

15 Entonces Samuel se levantó y se fue de Guilgal.

Saúl y el resto del ejército salieron de Guilgal[o] rumbo a Guibeá de Benjamín. Saúl contó a los hombres que todavía estaban con él y eran 600. 16 Saúl, su hijo Jonatán y los soldados se fueron a Gueba de Benjamín. Los filisteos acampaban en Micmás. 17 El ejército filisteo empezó a atacar dividido en tres grupos. Un grupo avanzó por el camino de Ofra, cerca de Saúl; 18 otro, por el camino de Bet Jorón; y el tercero, por la frontera del valle de Zeboyín, en dirección al desierto. 19 Ninguno de los israelitas sabía cómo trabajar el hierro, no tenían ningún herrero. Los filisteos no les enseñaban a los israelitas cómo trabajarlo porque tenían miedo de que hicieran espadas y lanzas. 20 Sólo los filisteos sabían afilar las herramientas. Así que si los israelitas necesitaban afilar los arados, los azadones, las hachas y las hoces, tenían que depender de los filisteos. 21 Por un arado o un azadón cobraban como ocho gramos[p] de plata, y por un pico, un hacha o una aguijada cobraban como cuatro gramos[q]. 22 Así que el día de la batalla el ejército israelita no tenía espadas ni lanzas, excepto Saúl y Jonatán.

23 Entre tanto, un grupo de filisteos avanzó hasta el paso de la sierra de Micmás.

Juan 7:1-30

Los hermanos de Jesús

Después de esto, Jesús andaba por la región de Galilea. No quería ir a Judea,[a] porque los líderes judíos buscaban una oportunidad para matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Enramadas, entonces los hermanos de Jesús le dijeron:

—Deberías ir a la fiesta en Judea, para que tus seguidores vean las obras que haces. Nadie que quiera darse a conocer hace sus cosas a escondidas. Ponte pues a la vista de todo el mundo para que todos vean lo que haces.

Es que ni siquiera sus hermanos creían en él. Jesús les dijo:

—Todavía no es tiempo para eso, pero cualquier tiempo es bueno para ustedes. El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes, pero el mundo me odia porque le digo a la gente lo malo que hace. Vayan ustedes a la fiesta. Yo no voy porque todavía no ha llegado mi tiempo.

Después de decir esto, Jesús se quedó en Galilea. 10 Sus hermanos se fueron a la fiesta y después él también fue, pero de incógnito. 11 Los líderes judíos lo estaban buscando, y decían: «¿Dónde estará ese hombre?»

12 Toda la gente discutía sobre Jesús. Algunos decían: «Es un buen hombre», pero otros decían: «No, él engaña a la gente». 13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de Jesús porque tenían miedo de los líderes judíos.

Jesús enseña en Jerusalén

14 Había pasado la mitad de la fiesta cuando Jesús fue al área del templo y comenzó a enseñar. 15 Los líderes judíos estaban sorprendidos y decían: «Este hombre nunca ha estudiado, ¿cómo es que sabe tanto?»

16 Jesús les respondió:

—Lo que yo enseño no es mío, sino de Dios que me envió. 17 Si alguien quiere hacer lo que Dios quiere, sabrá que mi enseñanza viene de Dios. Sabrá que esa enseñanza no es mía. 18 El que enseña sus propias ideas está buscando honor para sí mismo. En cambio, el que busca honrar al que lo envió es honesto. No hay nada deshonesto en él. 19 Moisés les dio la ley, ¿no es cierto? Pero ninguno de ustedes la obedece. Si así fuera, ¿por qué están tratando de matarme?

20 La gente respondió:

—¡Un demonio te está volviendo loco! ¿Quién está tratando de matarte?

21 Jesús contestó:

—Hice tan sólo un milagro y todos ustedes se sorprendieron. 22 Moisés les dio la ley sobre la circuncisión. (Aunque realmente la circuncisión no viene de Moisés, sino de sus antepasados). Así que a veces tienen que circuncidar a un niño en día de descanso. 23 Esto prueba que para obedecer la ley de Moisés un niño puede ser circuncidado en día de descanso. Entonces, ¿por qué se enojan conmigo por sanarle a alguien todo el cuerpo en día de descanso? 24 Dejen de juzgar por las apariencias, más bien juzguen de una manera correcta.

¿Es Jesús el Mesías?

25 Entonces algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron a decir: «¿Acaso no es este el hombre que quieren matar? 26 Pero miren, está hablando en público y no le dicen nada. ¿Será posible que los líderes hayan decidido que él es realmente el Mesías? 27 Nosotros sabemos de dónde viene ese hombre, pero cuando venga el verdadero Mesías, nadie sabrá de dónde viene».

28 Por eso Jesús, que estaba enseñando en el área del templo, dijo con voz fuerte:

—Ustedes me conocen y saben de dónde vengo. No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió el que es verdadero, a quien ustedes no conocen. 29 Yo sí lo conozco porque vengo de él, quien me envió.

30 Entonces trataron de arrestarlo, pero nadie pudo echarle mano porque todavía no había llegado su hora.

Salmos 108

Con Dios conseguiremos la victoria

(Sal 57:7-11; 60:5-12)

Canto. Canción de David.

Dios mío, mi corazón está firme.
    Te cantaré y te alabaré de todo corazón.
Arpa y lira, ¡despierten!
    Despertaré el nuevo día.
Te alabaré entre las naciones, oh SEÑOR,
    te cantaré alabanzas entre los pueblos.
Pues tu fiel amor es más inmenso que el cielo;
    tu fidelidad llega más alto que las nubes.
Dios mío, tú estás por encima de los cielos;
    tu gloria cubre toda la tierra.
Contéstame, usa tu poder
    para salvar a los que amas.

Dios ha dicho en su santuario:
«Triunfaré y repartiré entre mi pueblo
    las tierras de Siquén y las del valle de Sucot.
Galaad y Manasés son míos;
    Efraín es un casco para mi cabeza.
    Judá es mi cetro real.
Moab es el recipiente en que me lavo los pies;
    mi sandalia tiraré sobre Edom;
    cantaré victoria sobre Filistea».

10 Pero yo dije: «¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
    ¿Quién me guiará hasta Edom?
11 Es que tú nos abandonaste.
    Dios mío, ¿saldrás tú con nuestro ejército?
12 Ayúdanos a derrotar al enemigo,
    pues la ayuda del ser humano es inútil.
13 Con Dios conseguiremos la victoria;
    ¡él pisoteará a nuestros enemigos!»

Proverbios 15:4

La palabra amable es árbol de vida;
    la palabra perversa destruye el espíritu.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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