Print Page Options Listen to Reading
Previous Prev Day Next DayNext

The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

Today's audio is from the CSB. Switch to the CSB to read along with the audio.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Jueces 15-16

15 Aconteció después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, que Sansón visitó a su mujer con un cabrito. Al llegar dijo:

—Entraré para ver a mi mujer en la alcoba.

Pero el padre de ella no lo dejó entrar, sino que le dijo:

—Pensé que la aborrecías, y la di a tu compañero. Pero su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en lugar de la mayor.

Entonces le dijo Sansón:

—Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si les hago mal.

Fue Sansón y cazó trescientas zorras, tomó antorchas, juntó cola con cola y puso una antorcha entre cada dos colas. Después, encendiendo las antorchas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos y quemó las mieses amontonadas y en pie, y las viñas y olivares.

Los filisteos preguntaron:

—¿Quién hizo esto?

Les contestaron:

—Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero.

Vinieron luego los filisteos y los quemaron a ella y a su padre.

Entonces Sansón les dijo:

—Ya que esto habéis hecho, juro que no descansaré hasta que me haya vengado de vosotros.

Y los hirió de tal manera que hizo estragos entre ellos. Después se fue a vivir a la cueva de la peña de Etam.

Sansón derrota a los filisteos en Lehi

Los filisteos subieron, acamparon en Judá y se extendieron por Lehi. 10 Los de Judá les preguntaron:

—¿Por qué habéis subido contra nosotros?

Ellos respondieron:

—A apresar a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho.

11 Al oír esto, vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam y dijeron a Sansón:

—¿No sabes que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto?

Él les respondió:

—Yo les he hecho como ellos me hicieron.

12 Entonces los de Judá le dijeron:

—Nosotros hemos venido a prenderte y entregarte en manos de los filisteos.

Sansón les respondió:

—Juradme que vosotros no me mataréis.

13 Ellos le respondieron:

—No; solamente te prenderemos y te entregaremos en sus manos, pero no te mataremos.

Lo ataron luego con dos cuerdas nuevas y lo hicieron salir de la peña.

14 Cuando llegaron a Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el espíritu de Jehová vino sobre él y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego y las ataduras se cayeron de sus manos. 15 Al ver una quijada de asno, fresca aún, extendió la mano, la tomó y mató con ella a mil hombres. 16 Entonces Sansón dijo:

«Con la quijada de un asno,
un montón, dos montones;
con la quijada de un asno
maté a mil hombres.»

17 Al terminar de decir esto, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.

18 Como tenía mucha sed, clamó a Jehová:

«Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo, ¿cómo dejarás que muera yo ahora de sed y caiga en manos de estos incircuncisos?»

19 Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi, y salió de allí agua. Sansón bebió, recobró su espíritu y se reanimó. Por esto llamó a aquel lugar (que está en Lehi hasta el día de hoy) En-hacore.

20 Y juzgó Sansón a Israel veinte años, en los días en que dominaban los filisteos.

Sansón en Gaza

16 Fue Sansón a Gaza y vio allí a una prostituta y se llegó a ella. Cuando les dijeron a los de Gaza: «Sansón ha venido acá», lo rodearon y acecharon durante toda la noche a la puerta de la ciudad. Se mantuvieron callados toda aquella noche, diciéndose: «Cuando aclare el día, entonces lo mataremos.»

Pero Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó y, tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.

Sansón y Dalila

Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec.

Fueron a visitarla los príncipes de los filisteos y le dijeron:

—Engáñalo y descubre en qué consiste su gran fuerza y cómo podríamos vencerlo. Así podremos atarlo y dominarlo, y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.

Entonces Dalila dijo a Sansón:

—Yo te ruego que me digas en qué consiste tu gran fuerza y cómo hay que atarte para que seas dominado.

Sansón le respondió:

—Si me atan con siete mimbres verdes que aún no estén secos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.

Los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban secos, y ella lo ató con ellos. Como ya había situado hombres al acecho en el aposento, Dalila le gritó:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Él rompió los mimbres como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.

10 Entonces Dalila dijo a Sansón:

—Tú me has engañado, me has dicho mentiras. Descúbreme, ahora, te ruego, cómo hay que atarte.

11 Él le respondió:

—Si me atan fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.

12 Dalila tomó cuerdas nuevas, lo ató con ellas y gritó:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Otra vez los espías estaban en el aposento, pero él las rompió con sus brazos como un hilo.

13 Dalila dijo a Sansón:

—Hasta ahora me has engañado, y me has mentido. Descúbreme, pues, ahora, cómo hay que atarte.

Él entonces le indicó:

—Entretejiendo siete guedejas de mi cabeza con hilo de tejer y asegurándolas con la estaca.

14 Ella las aseguró con la estaca, y luego gritó:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar junto con la tela.

15 Dalila se lamentó:

—¿Cómo dices: “Yo te amo”, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza.

16 Y aconteció que, presionándolo ella cada día con sus palabras e importunándolo, el alma de Sansón fue reducida a mortal angustia. 17 Le descubrió, pues, todo su corazón y le dijo:

—Nunca a mi cabeza llegó navaja, porque soy nazareo para Dios desde el vientre de mi madre. Si soy rapado, mi fuerza se apartará de mí, me debilitaré y seré como todos los hombres.

18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo:

«Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón.»

Los principales de los filisteos vinieron a ella trayendo en sus manos el dinero.

19 Hizo ella que Sansón se durmiera sobre sus rodillas y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza. Entonces comenzó ella a afligirlo, pues su fuerza se había apartado de él.

20 Y gritó de nuevo:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Sansón despertó de su sueño y pensó:

«Esta vez me escaparé como las otras.»

Pero no sabía que Jehová ya se había apartado de él. 21 Enseguida los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos, lo llevaron a Gaza y lo ataron con cadenas para que trabajara en el molino de la cárcel. 22 Pero el cabello de su cabeza comenzó a crecer después que fue rapado.

Muerte de Sansón

23 Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón, su dios, y para alegrarse. Y decían:

«Nuestro dios entregó en nuestras manos
a Sansón, nuestro enemigo.»

24 Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo:

«Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo,
al destructor de nuestra tierra,
el cual ha dado muerte a muchos de entre nosotros.»

25 Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron:

«Traed a Sansón para que nos divierta.»

Trajeron de la cárcel a Sansón y les sirvió de juguete. Luego lo pusieron entre las columnas.

26 Entonces Sansón dijo al joven que lo guiaba de la mano:

«Acércame y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas.»

27 La casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí. En el piso alto había como tres mil hombres y mujeres que estaban mirando el escarnio de Sansón.

28 Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo:

«Señor Jehová, acuérdate ahora de mí y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.»

29 Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. 30 Y gritó Sansón:

«¡Muera yo con los filisteos!»

Después se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida.

31 Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, lo tomaron, se lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.

Juan 2

Las bodas en Caná de Galilea

Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. También fueron invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltó vino. Entonces la madre de Jesús le dijo:

—No tienen vino.

Jesús le dijo:

—¿Qué tiene que ver esto con nosotros, mujer? Aún no ha llegado mi hora.

Su madre dijo a los que servían:

—Haced todo lo que él os diga.

Había allí seis tinajas de piedra para agua, dispuestas para el rito de purificación de los judíos; en cada una de ellas cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo:

—Llenad de agua estas tinajas.

Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo:

—Sacad ahora un poco y presentadlo al encargado del banquete.

Y se lo presentaron. Cuando el encargado del banquete probó el agua hecha vino, sin saber de dónde era (aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al esposo 10 y le dijo:

—Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando han bebido mucho, el inferior; sin embargo, tú has reservado el buen vino hasta ahora.

11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

12 Después de esto descendieron a Capernaúm él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y se quedaron allí no muchos días.

Jesús purifica el Templo(A)

13 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. 14 Encontró en el Templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas que estaban allí sentados 15 e hizo un azote de cuerdas y echó fuera del Templo a todos, con las ovejas y los bueyes; también desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas:

—Quitad esto de aquí, y no convirtáis la casa de mi Padre en casa de mercado.

17 Entonces recordaron sus discípulos que está escrito: «El celo de tu casa me consumirá.» 18 Los judíos respondieron y le dijeron:

—Ya que haces esto, ¿qué señal nos muestras?

19 Respondió Jesús y les dijo:

—Destruid este templo y en tres días lo levantaré.

20 Entonces los judíos dijeron:

—En cuarenta y seis años fue edificado este Templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?

21 Pero él hablaba del templo de su cuerpo. 22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho.

Jesús conoce a todos los hombres

23 Mientras estaba en Jerusalén, en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía. 24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos; 25 y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues él sabía lo que hay en el hombre.

Salmos 103

Alabanza por las bendiciones de Dios

Salmo de David

103 Bendice, alma mía, a Jehová,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias,
el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias,
el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.

Jehová es el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia.
Sus caminos notificó a Moisés,
y a los hijos de Israel sus obras.
Misericordioso y clemente es Jehová;
lento para la ira y grande en misericordia.
No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados,
11 porque, como la altura de los cielos sobre la tierra,
engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.
12 Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
13 Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece Jehová de los que lo temen,
14 porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.

15 El hombre, como la hierba son sus días;
florece como la flor del campo,
16 que pasó el viento por ella, y pereció,
y su lugar ya no la conocerá más.
17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que lo temen,
y su justicia sobre los hijos de los hijos,
18 sobre los que guardan su pacto
y los que se acuerdan de sus mandamientos
para ponerlos por obra.

19 Jehová estableció en los cielos su trono
y su reino domina sobre todos.
20 ¡Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra
obedeciendo a la voz de su precepto!
21 ¡Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
ministros suyos que hacéis su voluntad!
22 ¡Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
en todos los lugares de su señorío!

¡Bendice, alma mía, a Jehová!

Proverbios 14:17-19

17 El que fácilmente se enoja comete locuras;
y el hombre perverso es aborrecido.
18 Los ingenuos heredarán necedad,
mas los prudentes se coronarán de sabiduría.
19 Los malos se inclinarán delante de los buenos,
y los malvados, ante las puertas del justo.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies