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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Jueces 15-16

15 ¶ Y aconteció después de algunos días, que en el tiempo de la siega del trigo, Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer a la cámara. Mas el padre de ella no lo dejó entrar.

Y dijo el padre de ella: Me persuadí que la aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar.

Y Sansón les respondió: Yo seré sin culpa esta vez para con los filisteos, si mal les hiciere.

Y fue Sansón y cogió trescientas zorras, y tomando teas, y trabando aquellas por la cola, puso entre cada dos colas una tea.

Después, encendiendo las teas, echó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares.

Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les fue dicho: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos, y los quemaron a fuego a ella y a su padre.

Entonces Sansón les dijo: ¿Así lo habíais de hacer? Mas yo no descansaré hasta que me haya vengado de vosotros.

Y los hirió pierna y muslo con gran mortandad; y descendió, y asentó en la cueva de la peña de Etam.

¶ Y los filisteos subieron y pusieron campamento en Judá, y se tendieron por Lehi.

10 Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho.

11 Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron.

12 Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte, y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis.

13 Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña.

14 Y cuando vino hasta Lehi, {Heb. quijada} los filisteos le salieron a recibir con alarido; y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.

15 Y hallando a mano una quijada de asno aún fresca, extendió la mano y la tomó, e hirió con ella a mil hombres.

16 Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; con la quijada de un asno herí mil varones.

17 Y acabando de hablar, echó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi. {Heb. levantar la quijada}

18 ¶ Y teniendo gran sed, clamó luego al SEÑOR, y dijo: Tú has dado esta gran salvación por mano de tu esclavo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?

19 Entonces quebró Dios una muela que estaba en la quijada, y salieron de allí aguas, y bebió, y recobró su espíritu, y vivió. Por tanto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore (fuente del que llama), el cual está en Lehi, hasta hoy.

20 Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.

16 ¶ Y fue Sansón a Gaza, y vio allí una mujer ramera, y entró a ella.

Y fue dicho a los de Gaza: Sansón es venido acá. Y lo cercaron, y le pusieron espías toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces le mataremos.

Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue, y subió con ellas a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.

¶ Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.

Y vinieron a ella los cardinales de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y sabe en qué consiste su fuerza tan grande, y cómo lo podríamos vencer, para que le atemos y le atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.

Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu fuerza tan grande, y cómo podrás ser atado para ser atormentado.

Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré, y seré como cualquiera de los demás hombres.

Y los cardinales de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos.

Y los espías estaban escondidos en casa de ella en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando siente el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.

10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras: descúbreme, pues, ahora, yo te ruego, cómo podrás ser atado.

11 Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas, con las cuales ninguna cosa se haya hecho, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los demás hombres.

12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en una cámara. Mas él rompió las cuerdas de sus brazos como un hilo.

13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela.

14 Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela.

15 Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, pues que tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué está tu gran fuerza.

16 Y aconteció que, apretándole ella cada día con sus palabras y moliéndolo, su alma fue reducida a mortal angustia.

17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y seré debilitado, y como todos los demás hombres.

18 ¶ Y viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los cardinales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los príncipes de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero.

19 Y ella hizo que él se durmiera sobre sus rodillas; y llamado un hombre, le rapó las siete guedejas de su cabeza, y comenzó a afligirlo, y su fuerza se apartó de él.

20 Y ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él, cuando se despertó de su sueño, dijo entre sí: Esta vez saldré como las otras, y me escaparé; no sabiendo que el SEÑOR ya se había apartado de él.

21 Mas los filisteos echaron mano de él, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas de hierro, para que moliera en la cárcel.

22 ¶ Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado.

23 Entonces los cardinales de los filisteos se juntaron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios, y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo.

24 Y viéndolo el pueblo, loaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros.

25 Y aconteció que, cuando el corazón de ellos estuvo alegre, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos haga reír. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de diversión delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.

26 Y Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme tentar las columnas sobre las cuales se sustenta la casa, para que me apoye sobre ellas.

27 Y la casa estaba llena de hombres y mujeres; y todos los cardinales de los filisteos estaban allí; y sobre el techo había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón.

28 Entonces clamó Sansón al SEÑOR, y dijo: Señor DIOS, acuérdate ahora de mí, y esfuérzame ahora solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos, por mis dos ojos.

29 Asió luego Sansón las dos columnas del medio sobre las cuales se sustentaba la casa, y estribó en ellas, la una con la mano derecha, y la otra con la izquierda;

30 y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Y estribando con esfuerzo, cayó la casa sobre los cardinales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y fueron muchos más los que de ellos mató en su muerte, que los que había muerto en su vida.

31 Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.

Juan 2

¶ Y al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.

Y fue también llamado Jesús y sus discípulos a las bodas.

Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: Vino no tienen.

Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.

Su madre dice a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

Y estaban allí seis tinajuelas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, que cabían en cada una dos o tres cántaros.

Les dice Jesús: Llenad estas tinajuelas de agua. Y las llenaron hasta arriba.

Y les dice: Sacad ahora, y presentad al maestresala. Y le presentaron.

Y cuando el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabía de dónde era; (mas los que servían, lo sabían, quienes habían sacado el agua), el maestresala llama al esposo,

10 Y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.

11 Este principio de los señales hizo el Señor en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

12 ¶ Después de esto descendió a Capernaum, él, su madre, y sus hermanos, y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

13 Y estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén.

14 Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambiadores de dinero sentados.

15 Y hecho un azote de cuerdas, los echó a todos del Templo, y las ovejas, y los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas;

16 y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado.

17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu Casa me consumió.

18 Y los judíos respondieron, y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras de que haces esto?

19 Respondió Jesús, y les dijo: Desatad este templo, y en tres días yo lo levantaré.

20 Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?

21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.

22 Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura, y a la palabra que Jesús había dicho.

23 ¶ Y estando en Jerusalén en la Pascua, en el día de la Fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.

24 Mas el mismo Jesús no se confiaba a sí mismo de ellos, porque él conocía a todos,

25 y no tenía necesidad que alguien le diera testimonio del hombre; porque él sabía lo que había en el hombre.

Salmos 103

De David.

Bendice, alma mía al SEÑOR; y todas mis entrañas al Nombre de su santidad.

Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios:

el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades,

el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordia;

el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.

¶ El SEÑOR es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.

Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras.

Misericordioso y clemente es el SEÑOR; lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo.

10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.

11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

12 Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

13 Como el padre tiene misericordia de los hijos, tiene misericordia el SEÑOR de los que le temen.

14 Porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo.

15 El varón, como la hierba son sus días, florece como la flor del campo,

16 que pasó el viento por ella, y pereció; y su lugar no la conoce más.

17 Mas la misericordia del SEÑOR desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos;

18 sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

19 ¶ El SEÑOR afirmó en los cielos su trono; y su reino domina sobre todos.

20 Bendecid al SEÑOR sus ángeles valientes de fuerza, que efectúan su palabra escuchando la voz de su palabra.

21 Bendecid al SEÑOR todos sus ejércitos, sus ministros, que hacen su voluntad.

22 Bendecid al SEÑOR todas sus obras en todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía al SEÑOR.

Proverbios 14:17-19

17 ¶ El que presto se enoja, hará locura; y el hombre malicioso será aborrecido.

18 ¶ Los simples heredarán la locura; mas los cuerdos se coronarán de sabiduría.

19 ¶ Los malos se inclinarán delante de los buenos, y los impíos a las puertas del justo.

Biblia del Jubileo (JBS)

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