The Daily Audio Bible
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18 Luego dijo a Zeba y a Zalmuná: ¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey.
19 Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os mataría!
20 Y dijo a Jéter su primogénito: Levántate, y mátalos. Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues era aún muchacho.
21 Entonces dijeron Zeba y Zalmuná: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuná; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
Gedeón. Fin de su vida
22 Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián.
23 Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros.
24 Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).
25 Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín.
26 Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos ciclos de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus camellos al cuello.
27 Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofrá; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa.
28 Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa.
30 Y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres.
31 También su concubina que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec.
32 Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofrá de los abiezeritas.
33 Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit.
34 Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor;
35 ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel.
Reinado de Abimelec
9 Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo:
2 Yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.
3 Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano es.
4 Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.
5 Y viniendo a la casa de su padre en Ofrá, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondió.
6 Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Miló, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.
Parábola de Jotam
7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios.
8 Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros.
9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
10 Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.
11 Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?
12 Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros.
13 Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros.
15 Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid y cobijaos a mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.
16 Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus manos
17 (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madián,
18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano);
19 si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que lo disfrutéis con Abimelec, y él lo disfrute con vosotros.
20 Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Miló, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Miló, que consuma a Abimelec.
21 Y escapó Jotam y huyó, y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.
44 Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
45 Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.
46 Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
47 Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Realmente, este hombre era justo.
48 Y toda la multitud de los que habían acudido a este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
49 Pero estaban de pie a distancia todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, mirando estas cosas.
Jesús es sepultado
50 Había un hombre llamado José, el cual era miembro del consejo, varón bueno y justo,
51 (el cual no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de los judíos, el cual también estaba esperando el reino de Dios.
52 Éste fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
53 Y descolgándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro excavado en roca, en el cual aún no se había puesto a nadie.
54 Era el día de la Preparación, y estaba para comenzar el sábado.
55 Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
56 Y regresando, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento.
La resurrección del Señor
24 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado; y algunas otras mujeres con ellas.
2 Y hallaron que había sido retirada la piedra del sepulcro;
3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí que se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
5 y al llenarse ellas de miedo, y bajar el rostro a tierra, les dijeron ellos: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
6 No está aquí, sino que ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando aún estaba en Galilea,
7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
9 y volviendo del sepulcro, refirieron todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
12 Pero Pedro se levantó, y corrió al sepulcro; y asomándose adentro, vio las vendas de amortajar puestas allí solas, y se fue a casa asombrado de lo que había sucedido.
Fidelidad de Jehová para con Israel
99 Jehová reina; tiemblen los pueblos.
Él está sentado sobre los querubines, estremézcase la tierra.
2 Jehová es grande en Sión,
Y encumbrado sobre todos los pueblos.
3 Alaben tu nombre grande y temible;
Él es santo.
4 Es el Rey poderoso que ama la justicia.
Tú estableces la rectitud;
Tú has hecho en Jacob justicia y derecho.
5 Exaltad a Jehová nuestro Dios,
Y postraos ante el estrado de sus pies;
Él es santo.
6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,
Y Samuel entre los que invocaron su nombre;
Invocaban a Jehová, y él les respondía.
7 En columna de nube hablaba con ellos;
Guardaban sus testimonios, y el estatuto que les había dado.
8 Jehová Dios nuestro, tú les respondías;
Fuiste para ellos un Dios perdonador,
Y vengador de sus maldades.
9 Exaltad a Jehová nuestro Dios,
Y postraos ante su sano monte,
Porque Jehová nuestro Dios es santo.
9 Los necios se mofan del pecado;
Mas los rectos disfrutan del favor de Dios.
10 El corazón conoce la amargura de su propia alma;
Y ningún extraño se entremeterá en su alegría.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.