The Daily Audio Bible
Today's audio is from the NIV. Switch to the NIV to read along with the audio.
3 Pero cuando los habitantes de Gabaón oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, 4 usaron de astucia. Fueron y se proveyeron[a] tomando sobre sus asnos costales viejos, odres de vino viejos, rotos y remendados, 5 sandalias viejas y remendadas en sus pies, y ropa vieja sobre sí. Y todo el pan de que se habían provisto para el camino estaba seco y mohoso. 6 Así fueron a Josué, al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel:
—Nosotros venimos de una tierra lejana. Hagan, pues, alianza con nosotros.
7 Los hombres de Israel respondieron a los heveos:
—Quizás ustedes habitan en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con ustedes?
8 Ellos respondieron a Josué:
—Nosotros somos tus siervos.
Y Josué les preguntó:
—¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?
9 Ellos le respondieron:
—Tus siervos hemos venido de tierras muy lejanas, a causa del renombre del SEÑOR tu Dios. Porque hemos oído de su fama y de todas las cosas que hizo en Egipto[b], 10 y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sejón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot[c]. 11 Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos hablaron diciendo: “Tomen en sus manos provisión para el camino, vayan al encuentro de ellos y díganles: ‘Nosotros somos sus siervos; por tanto, hagan alianza con nosotros’. 12 Este pan nuestro estaba caliente cuando tomamos provisiones de nuestras casas para el camino, el día que salimos para venir a ustedes. He aquí que ahora ya está seco y mohoso. 13 También estos odres estaban nuevos cuando los llenamos. He aquí que ahora ya están rotos. Y esta ropa nuestra y nuestras sandalias están ya viejas a causa del camino tan largo.
14 Los hombres de Israel[d] tomaron de sus provisiones, pero no consultaron al SEÑOR. 15 Entonces Josué hizo paz con ellos, e hizo una alianza con ellos de conservarles la vida. Los jefes de la congregación también se lo juraron.
16 Y sucedió que tres días después de haber hecho alianza con ellos, se enteraron de que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos. 17 Entonces los hijos de Israel partieron, y al tercer día llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. 18 Pero los hijos de Israel no los mataron, porque los jefes de la congregación les habían jurado por el SEÑOR Dios de Israel. Por eso toda la congregación murmuraba contra los jefes. 19 Y todos los jefes respondieron a toda la congregación:
—Nosotros les hemos jurado por el SEÑOR Dios de Israel. Por eso ahora no los podemos tocar. 20 Esto es lo que haremos con ellos: Los dejaremos que vivan, para que no venga sobre nosotros la ira a causa del juramento que les hemos hecho. 21 —Además, los jefes les dijeron—: Déjenlos vivir.
Así llegaron a ser cortadores de leña y portadores de agua para toda la congregación, como les habían dicho los jefes.
22 Entonces, llamándolos Josué, les habló diciendo:
—¿Por qué nos han engañado diciendo: “Habitamos muy lejos de ustedes”, siendo así que habitan en medio de nosotros? 23 Ahora pues, ustedes son malditos, y no faltarán de entre ustedes siervos ni cortadores de leña ni portadores de agua para la casa de mi Dios.
24 Ellos respondieron a Josué y dijeron:
—Porque tus siervos fueron bien informados de que el SEÑOR tu Dios había mandado a Moisés su siervo que les había de dar toda la tierra, y que habían de destruir delante de ustedes a todos los habitantes del país. Por eso temimos mucho por nuestra vida a causa de ustedes e hicimos esto. 25 Ahora pues, he aquí estamos en tu mano. Haz con nosotros lo que te parezca bueno y recto.
26 Así hizo con ellos Josué: Los libró de la mano de los hijos de Israel, y no los mataron. 27 Pero aquel día los destinó para ser cortadores de leña y portadores de agua para la congregación y para el altar del SEÑOR, en el lugar que el SEÑOR eligiera, como lo son hasta el día de hoy.
Los amorreos suben contra Gabaón
10 Sucedió que cuando Adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado Hai y la había destruido, haciendo con Hai y su rey lo que había hecho con Jericó y su rey, y que los habitantes de Gabaón habían hecho la paz con los israelitas y estaban entre ellos, 2 tuvo[e] gran temor porque Gabaón era una ciudad grande, como una de las ciudades reales, mayor que Hai, y porque todos sus hombres eran valientes. 3 Entonces Adonisedec rey de Jerusalén mandó a decir a Hojam rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón: 4 “Suban y ayúdenme a combatir a Gabaón, porque ha hecho la paz con Josué y con los hijos de Israel”.
5 Entonces los cinco reyes de los amorreos (el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón) se reunieron y subieron con todos sus ejércitos. Acamparon frente a Gabaón y combatieron contra ella. 6 Entonces los habitantes de Gabaón mandaron a decir a Josué, al campamento en Gilgal: “No abandones a tus siervos. Sube rápidamente a nosotros para protegernos y ayudarnos, porque todos los reyes de los amorreos que habitan en la región montañosa se han agrupado contra nosotros”.
La derrota de los amorreos
7 Josué subió de Gilgal con toda la gente de guerra y todos los hombres valientes, 8 y el SEÑOR dijo a Josué:
—No tengas temor de ellos, porque yo los he entregado en tu mano. Ninguno de ellos podrá resistir delante de ti.
9 Después de subir toda la noche desde Gilgal, Josué cayó sobre ellos de repente. 10 El SEÑOR los turbó delante de Israel y los hirió con gran mortandad en Gabaón. Los persiguió por el camino que sube a Bet-jorón y los hirió hasta Azeca y Maqueda. 11 Y sucedió que cuando iban huyendo de los israelitas por la bajada de Bet-jorón, el SEÑOR arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos, hasta Azeca; y murieron. Fueron muchos más los que murieron a causa de las piedras del granizo, que aquellos a quienes los hijos de Israel mataron a espada.
12 Entonces Josué habló al SEÑOR el día en que el SEÑOR entregó a los amorreos ante los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas:
“¡Sol, detente sobre Gabaón;
y tú, luna, sobre el valle de Ajalón!”.
13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que el pueblo se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? El sol se detuvo en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. 14 Nunca hubo un día semejante ni antes ni después de aquel día, cuando el SEÑOR escuchó la voz de un hombre; porque el SEÑOR combatía por Israel. 15 Luego Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal.
16 Los cinco reyes huyeron y se escondieron en la cueva de Maqueda. 17 Y le fue dicho a Josué que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en la cueva de Maqueda. 18 Entonces Josué dijo:
—Hagan rodar grandes piedras a la entrada de la cueva y pongan hombres junto a ella, para que los guarden. 19 Pero ustedes, no se detengan, sino persigan a sus enemigos y hiéranles la retaguardia. No los dejen entrar en sus ciudades, porque el SEÑOR su Dios los ha entregado en su mano.
20 Aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel habían acabado de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos entraron en las ciudades fortificadas. 21 Después, todo el pueblo regresó ileso al campamento de Josué en Maqueda. No hubo quien dijera algo en contra de los hijos de Israel. 22 Entonces dijo Josué:
—Abran la entrada de la cueva y sáquenme de ella a esos cinco reyes.
23 Así lo hicieron y sacaron de la cueva a estos cinco reyes: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón. 24 Y sucedió que cuando sacaron a estos reyes ante Josué, este llamó a todos los hombres de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que habían ido con él:
—Acérquense y pongan sus pies sobre los cuellos de estos reyes.
Ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. 25 Y Josué les dijo:
—No teman ni se atemoricen; esfuércense y sean valientes, porque así hará el SEÑOR a todos sus enemigos contra los cuales combaten.
26 Después de esto, Josué los hirió, los mató y los hizo colgar de cinco árboles; y estuvieron colgados de los árboles hasta el atardecer. 27 Y sucedió que cuando el sol se ponía, Josué mandó que los quitaran de los árboles y los echaran en la cueva donde se habían escondido. Después pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales están hasta este mismo día.
28 En aquel día Josué tomó Maqueda y la hirió a filo de espada juntamente con su rey. La[f] destruyó por completo con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobrevivientes. E hizo con el rey de Maqueda como había hecho con el rey de Jericó.
Conquista del sur de Canaán
29 Josué, y todo Israel con él, pasó de Maqueda a Libna y combatió contra Libna. 30 El SEÑOR también entregó la ciudad y a su rey en mano de Israel, e hirieron a filo de espada a todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobrevivientes en ella. E hizo a su rey como había hecho con el rey de Jericó.
31 Josué, y todo Israel con él, pasó de Libna a Laquis. Acamparon contra ella y la combatieron. 32 El SEÑOR también entregó Laquis en mano de Israel, y la tomó al segundo día. Mató a espada todo lo que en ella tenía vida, como había hecho con Libna.
33 Entonces Horam, rey de Gezer, fue en ayuda de Laquis, pero Josué los mató a él y a su gente, hasta no dejarle ningún sobreviviente.
34 Josué, y todo Israel con él, pasó de Laquis a Eglón. Acamparon contra ella y la combatieron. 35 El mismo día la tomaron y la hirieron a filo de espada. Aquel día él destruyó a todo lo que en ella tenía vida, como había hecho con Laquis.
36 Luego Josué, y todo Israel con él, subió de Eglón a Hebrón, y la combatieron. 37 La tomó y mató a espada a su rey y a la gente de todas sus aldeas con todo lo que en ellas tenía vida, sin dejar sobrevivientes. Como había hecho con Eglón, así la destruyó con todo lo que en ella tenía vida.
38 Después Josué, y todo Israel con él, se volvió contra Debir y la combatió. 39 La tomó, y mataron a espada a su rey y a la gente de todas sus aldeas. Destruyeron todo lo que allí tenía vida, sin dejar sobrevivientes. Como había hecho con Hebrón y con Libna y con su rey, así hizo con Debir y con su rey.
40 Conquistó, pues, Josué toda la tierra: la región montañosa, el Néguev, la Sefela y las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar sobrevivientes. Mató todo lo que tenía vida, como el SEÑOR Dios de Israel había mandado. 41 Josué los derrotó desde Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón. 42 Josué tomó a todos estos reyes y sus tierras, de una vez, porque el SEÑOR Dios de Israel combatía por Israel.
43 Después Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento de Gilgal.
El rico y Lázaro
19 “Cierto hombre era rico, se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Y cierto pobre, llamado Lázaro, estaba echado a su puerta, lleno de llagas, 21 y deseaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico. Aun los perros venían y le lamían las llagas.
22 “Aconteció que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. 23 Y en el Hades, estando en tormentos, alzó sus ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua porque estoy atormentado en esta llama’.
25 “Y Abraham dijo: ‘Hijo, acuérdate que durante tu vida recibiste tus bienes y, de igual manera Lázaro, males. Pero ahora él es consolado aquí, y tú eres atormentado. 26 Además de todo esto, un gran abismo existe entre nosotros y ustedes para que los que quieran pasar de aquí a ustedes no puedan, ni de allá puedan cruzar para acá’.
27 “Y él dijo: ‘Entonces te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre 28 (pues tengo cinco hermanos), de manera que les advierta a ellos para que no vengan también a este lugar de tormento’. 29 Pero Abraham dijo: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas. Que les escuchen a ellos’. 30 Entonces él dijo: ‘No, padre Abraham. Más bien, si alguno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán’. 31 Pero Abraham le dijo: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levanta de entre los muertos’”.
Acerca de las ofensas y del perdón
17 Dijo a sus discípulos:
—Es imposible que no vengan tropiezos; pero, ¡ay de aquel que los ocasione! 2 Mejor le fuera que se le atara una piedra de molino al cuello y que fuera lanzado al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.
3 »Miren por ustedes mismos: Si tu hermano peca[a], repréndele; y si se arrepiente, perdónale. 4 Si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo: “Me arrepiento”, perdónale.
El poder de la fe
5 Los apóstoles dijeron al Señor:
—Auméntanos la fe.
6 Entonces el Señor dijo:
—Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este sicómoro: “¡Desarráigate y plántate en el mar!” y el árbol les obedecería.
El deber del siervo
7 »¿Y quién de ustedes, teniendo un siervo que ara o apacienta, al volver este del campo le dirá: “Pasa, siéntate a la mesa”? 8 Más bien, le dirá: “Prepara para que yo cene. Cíñete y sírveme hasta que yo haya comido y bebido. Después de eso, come y bebe tú”. 9 ¿Da gracias al siervo porque hizo lo que le había sido mandado? 10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, digan: “Siervos inútiles somos porque solo hicimos lo que debíamos hacer”.
Súplica contra las naciones hostiles
83 Cántico. Salmo de Asaf.
Oh Dios, no guardes silencio.
No calles, oh Dios,
ni permanezcas inmóvil.
2 Porque he aquí que rugen
tus enemigos,
y los que te aborrecen han levantado
la cabeza.
3 Contra tu pueblo han consultado astutamente;
han entrado en consejo contra tus protegidos.
4 Han dicho: “Vengan y destruyámoslos
de modo que dejen de ser una nación
y no haya más memoria del nombre de Israel”.
5 Han conspirado juntos, de común acuerdo;
han hecho pacto contra ti.
6 Las tiendas de Edom, los ismaelitas, Moab, los hagrienos,
7 Biblos, Amón, Amalec,
los filisteos con los habitantes de Tiro.
8 También los asirios se han juntado con ellos
y sirven de brazo a los hijos de Lot.
Selah[a]
9 Hazlos como a Madián[b]; como a Sísara[c] y a Jabín
en el arroyo de Quisón.
10 Perecieron en Endor
y fueron hechos abono para el suelo.
11 Pon a sus nobles como a Oreb
y a Zeeb[d];
a todos sus príncipes, como a Zébaj y a Zalmuna[e].
12 Porque han dicho:
“Heredemos nosotros los prados
de Dios”.
13 Oh Dios mío, hazlos como remolino de hojas,
como paja ante el viento,
14 como fuego que quema el bosque, como llama que abrasa las montañas.
15 Persíguelos con tu tempestad; aterrorízalos con tu huracán.
16 Llena su cara de vergüenza;
y que busquen tu nombre,
oh SEÑOR.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean afrentados y perezcan.
18 Conozcan que tu nombre es SEÑOR. ¡Tú solo eres Altísimo sobre toda
la tierra!
4 El alma del perezoso desea
y nada alcanza,
pero el alma de los diligentes será prosperada.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano