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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
Version
Josué 3-4

El paso del Jordán

Josué se levantó muy de mañana; y él y todos los israelitas salieron de Sitim(A) y llegaron al Jordán. Allí acamparon antes de cruzar. Después de tres días los oficiales pasaron por medio del campamento(B) y dieron órdenes al pueblo: «Cuando ustedes vean el arca del pacto del Señor su Dios y a los sacerdotes levitas llevándola(C), entonces saldrán de su lugar y la seguirán. Sin embargo, dejarán entre ustedes y ella una distancia de unos 2,000 codos (900 metros). No se acerquen a ella para saber el camino por donde deben ir, porque no han pasado antes por este camino».

Entonces Josué dijo al pueblo: «Conságrense(D), porque mañana el Señor hará maravillas entre ustedes». Y Josué dijo a los sacerdotes: «Tomen el arca del pacto y pasen delante del pueblo». Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.

El Señor dijo a Josué: «Hoy comenzaré a exaltarte a los ojos de todo Israel, para que sepan que tal como estuve con Moisés, estaré contigo(E). Además, darás órdenes a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciéndoles: “Cuando lleguen a la orilla de las aguas del Jordán, se detendrán en el Jordán”».

Entonces Josué dijo a los israelitas: «Acérquense y oigan las palabras del Señor su Dios». 10 Josué añadió: «En esto conocerán que el Dios vivo(F) está entre ustedes, y que ciertamente expulsará[a] de delante de ustedes a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos(G). 11 Miren, el arca del pacto del Señor de toda la tierra(H) va a pasar el Jordán delante de ustedes.

12 »Ahora pues, tomen doce hombres de las tribus de Israel, un hombre de cada tribu(I). 13 Y sucederá que cuando los sacerdotes que llevan el arca del Señor, el Señor de toda la tierra, pongan las plantas de los pies en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán quedarán cortadas, y las aguas que fluyen[b] de arriba se detendrán en un montón(J)».

14 Así que cuando el pueblo salió de sus tiendas para pasar el Jordán con los sacerdotes llevando el arca del pacto(K) delante del pueblo, 15 y cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orilla del agua (porque el Jordán se desborda por todas sus riberas todos los días de la cosecha(L)), 16 las aguas que venían[c] de arriba se detuvieron y se elevaron(M) en un montón(N), a una gran distancia en Adam, la ciudad que está al lado de Saretán. Las aguas que descendían hacia el mar de Arabá(O), el Mar Salado, fueron cortadas completamente. Así el pueblo pasó hasta estar frente a Jericó. 17 Los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor estuvieron en tierra seca en medio del Jordán mientras que todo Israel cruzaba sobre tierra seca(P), hasta que todo el pueblo acabó de pasar el Jordán.

Doce piedras conmemorativas

Cuando todo el pueblo acabó de pasar el Jordán(Q), el Señor le dijo a Josué: «Escojan doce hombres del pueblo, uno de cada tribu(R), y ordénenles: “Tomen doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llévenlas con ustedes y colóquenlas en el lugar donde han de pasar la noche(S)”».

Josué llamó a los doce hombres que había señalado de entre los israelitas, uno de cada tribu; y Josué les dijo: «Pasen delante del arca[d] del Señor su Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los israelitas. Sea esto[e] una señal entre ustedes, y más tarde[f] cuando sus hijos pregunten: “¿Qué significan estas piedras para ustedes(T)?”, entonces les responderán: “Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas delante del arca del pacto del Señor. Cuando esta pasó el Jordán, las aguas del Jordán quedaron cortadas(U)”. Así que estas piedras servirán como recuerdo a los israelitas para siempre(V)».

Así lo hicieron los israelitas, tal como Josué ordenó, y alzaron doce piedras de en medio del Jordán, como el Señor dijo a Josué, según el número de las tribus de los israelitas. Las llevaron consigo al lugar donde acamparon y allí las depositaron(W). Entonces Josué colocó doce piedras(X) en medio del Jordán, en el lugar donde habían estado los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto, y allí permanecen hasta hoy.

10 Porque los sacerdotes que llevaban el arca estuvieron parados en medio del Jordán hasta que se cumpliera todo lo que el Señor había mandado a Josué que dijera al pueblo, de acuerdo con todo lo que Moisés había mandado a Josué. Y el pueblo se apresuró y pasó. 11 Cuando todo el pueblo había acabado de pasar, el arca del Señor y los sacerdotes pasaron delante del pueblo.

12 Los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron en orden de batalla delante de los israelitas(Y), tal como Moisés les había dicho. 13 Como 40,000 equipados para la guerra, pasaron delante del Señor hacia los llanos de Jericó, listos para la batalla. 14 Aquel día el Señor engrandeció a Josué ante los ojos de todo Israel; y le temieron[g], tal como habían temido[h] a Moisés todos los días de su vida(Z).

15 Entonces el Señor habló a Josué: 16 «Ordena a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio(AA) que suban del Jordán». 17 Josué dio órdenes a los sacerdotes y les dijo: «Suban del Jordán». 18 Y cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes salieron[i] a tierra seca, las aguas del Jordán volvieron a su lugar y corrieron sobre todas sus riberas como antes.

Las piedras erigidas en Gilgal

19 El pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero(AB) y acamparon en Gilgal al lado oriental de Jericó. 20 Y aquellas[j] doce piedras que habían sacado del Jordán(AC), Josué las erigió en Gilgal(AD).

21 Entonces habló a los israelitas: «Cuando sus hijos pregunten a sus padres el día de mañana: “¿Qué significan estas piedras?”, 22 ustedes se lo explicarán a sus hijos y les dirán: “Israel cruzó este Jordán en tierra seca(AE)”. 23 Porque el Señor su Dios secó las aguas del Jordán delante de ustedes hasta que pasaron, tal como el Señor su Dios había hecho al Mar Rojo[k], el cual Él secó delante de nosotros hasta que pasamos(AF), 24 para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano del Señor es poderosa(AG), a fin de que ustedes teman[l] al Señor su Dios para siempre[m](AH)».

Lucas 14:7-35

Lección sobre la humildad

Jesús comenzó a referir una parábola a los invitados, cuando advirtió cómo escogían los lugares de honor en la mesa(A): «Cuando seas invitado por alguien a un banquete de bodas, no tomes[a] el lugar de honor(B), no sea que él haya invitado a otro más distinguido que tú, y viniendo el que te invitó a ti y a él, te diga: “Dale el lugar a este”; y entonces, avergonzado(C), tengas que irte al[b] último lugar. 10 Sino que cuando seas invitado, ve y siéntate[c] en el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, ven más adelante[d](D)”; entonces serás honrado delante de todos los que se sientan[e] a la mesa contigo. 11 Porque todo el que se engrandece, será humillado; y el que se humille será engrandecido(E)».

12 Jesús dijo también al que lo había convidado: «Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu[f] recompensa. 13 Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos[g], cojos, ciegos, 14 y serás bienaventurado[h], ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos(F)».

Parábola de la gran cena

15 Cuando uno de los que estaban sentados[i] con Él a la mesa oyó esto, le dijo: «¡Bienaventurado[j] todo el que coma pan en el reino de Dios(G)!». 16 (H)Pero Jesús le dijo: «Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos. 17 A la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: “Vengan, porque ya todo está preparado”. 18 Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un terreno[k] y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses”. 19 Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses”. 20 También otro dijo: “Me he casado, y por eso no puedo ir(I)”.

21 »Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: “Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos[l], los ciegos y los cojos”. 22 Y el siervo dijo: “Señor, se ha hecho lo que usted ordenó, y todavía hay lugar”. 23 Entonces el señor dijo al siervo: “Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. 24 Porque les digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena”».

El costo del discipulado

25 Grandes multitudes acompañaban a Jesús; y Él, volviéndose, les dijo: 26 «Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo(J). 27 El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser Mi discípulo(K).

28 »Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? 29 No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar”.

31 »¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con 10,000 hombres es bastante fuerte para enfrentarse al que viene contra él con 20,000(L)? 32 Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación[m] y pide condiciones de paz. 33 Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo(M).

34 »Por tanto, buena es la sal, pero si aún la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será sazonada(N)? 35 No es útil ni para la tierra ni para el montón de abono; la arrojan fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga(O)».

Salmos 80

Súplica por la restauración del pueblo

Para el director del coro; según la tonada «A los lirios»; Testimonio. Salmo de Asaf.

80 Presta oído, oh Pastor de Israel(A);
Tú que guías a José(B) como un rebaño;
Tú que estás sentado más alto que los querubines(C); ¡resplandece!
Delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés(D), despierta Tu poder(E)
Y ven a salvarnos.
Restáuranos, oh Dios(F),
Y haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros(G), y seremos salvos.

Oh Señor, Dios de los ejércitos(H),
¿Hasta cuándo estarás enojado(I) contra la oración de Tu pueblo?
Les has dado a comer pan de lágrimas,
Y les has hecho beber lágrimas(J) en gran abundancia.
Nos haces objeto de burla para nuestros vecinos(K),
Y nuestros enemigos se ríen entre sí.
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos.

Tú removiste una vid(L) de Egipto;
Expulsaste las naciones(M) y plantaste la vid(N).
Limpiaste el terreno delante de ella(O);
Echó profundas raíces(P) y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos con su sombra,
Y los cedros de Dios con sus ramas(Q).
11 Extendía sus ramas hasta el mar
Y sus renuevos hasta el río(R).
12 ¿Por qué has derribado sus vallados(S),
De modo que la vendimian todos los que pasan de camino?
13 El puerco montés la devora,
Y de ella se alimenta todo lo que se mueve en el campo(T).

14 Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora(U), te rogamos;
Mira y ve desde el cielo(V), y cuida esta vid,
15 La cepa que Tu diestra ha plantado(W)
Y el hijo que para Ti has fortalecido.
16 Está quemada con fuego(X), y cortada;
Ante el reproche de Tu rostro(Y) perecen.
17 Sea Tu mano(Z) sobre el hombre de Tu diestra,
Sobre el hijo de hombre que para Ti fortaleciste(AA).
18 Entonces no nos apartaremos de Ti(AB);
Avívanos(AC), e invocaremos Tu nombre.
19 Oh Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros y seremos salvos(AD).

Proverbios 12:27-28

27 El indolente[a] no asa[b] su presa,
Pero la posesión más preciosa del hombre es la diligencia(A).
28 En la senda de la justicia está la vida(B),
Y en su camino no hay muerte.

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