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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Deuteronomio 18-20

Las porciones de los levitas

18 Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel; de los manjares ofrecidos a Jehová y de la heredad de él comerán.

No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos; Jehová es su herencia, como él les ha dicho.

Y éste será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo: los que ofrezcan en sacrificio buey o cordero darán al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar.

Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás;

porque le ha escogido Jehová tu Dios de entre todas tus tribus, para que esté para administrar en el nombre de Jehová, él y sus hijos para siempre.

Y cuando salga un levita de alguna de tus ciudades de entre todo Israel, donde haya vivido, porque tuviera un gran deseo en su alma de ministrar en el lugar escogido por Jehová,

ministrará en el nombre de Jehová su Dios, como todos sus hermanos los levitas que estén establecidos allí delante de Jehová.

Igual ración a la de los otros comerá, además de lo que obtenga de sus propios bienes.

Contra costumbres paganas

Cuando entres en la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.

10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,

11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.

12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.

14 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.

15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.

16 Esto es exactamente lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mande.

19 Mas a cualquiera que no oiga mis palabras que él hable en mi nombre, yo le pediré cuenta.

20 El profeta que tenga la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hable en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.

21 Y si dices en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?;

22 si el profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple lo que dijo, ni acontece, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.

Las ciudades de refugio

19 Cuando Jehová tu Dios destruya a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredes, y habites en sus ciudades, y en sus casas;

te apartarás tres ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas.

Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida huya allí.

Y éste es el caso del homicida que podrá salvar su vida huyendo allí: aquél que hiera a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente;

como el que vaya con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, salte el hierro del mango, y dé contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá;

no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente.

Por tanto yo te mando, diciendo: Separarás tres ciudades.

Y si Jehová tu Dios ensancha tu territorio, como lo juró a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres,

siempre y cuando guardes todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás tres ciudades más a estas tres,

10 para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.

11 Pero si algún hombre aborrece a su prójimo y lo acecha, y se levanta contra él y lo hiere de muerte, y muere; si huye a alguna de estas ciudades,

12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera.

13 No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.

14 En la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos.

Leyes sobre el testimonio

15 No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquier ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.

16 Cuando se levante testigo falso contra alguno, para testificar contra él,

17 entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de los jueces que estén en funciones entonces.

18 Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resulta falso, y ha acusado falsamente a su hermano,

19 entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.

20 Y los que queden oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti.

21 Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

Leyes sobre la guerra

20 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si ves caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque está contigo Jehová tu Dios, el cual te sacó de tierra de Egipto.

Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo,

y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;

porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.

Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y otro hombre la estrene.

¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y otro la disfrute.

¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y otro hombre la tome.

Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo.

Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.

La conquista de las ciudades

10 Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le propondrás la paz.

11 Y si responde: Paz, y te abre, todo el pueblo que en ella sea hallado te será tributario, y te servirá.

12 Mas si no hace paz contigo, y emprende guerra contigo, entonces la sitiarás.

13 Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada.

14 Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó.

15 Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones.

16 Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida,

17 sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado;

18 para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios.

19 Cuando sities alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, sino que te alimentarás de ellos sin talarlos, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio.

20 Mas el árbol que sepas que no es frutal, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.

Lucas 9:28-50

La transfiguración

28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.

29 Y entretanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.

30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;

31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.

32 Y Pedro y los que estaban con él habían estado rendidos de sueño; mas cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.

33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es que nos estemos aquí; y hagamos tres tiendas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía.

34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.

35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado; a él oíd.

36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

Jesucristo sana a un muchacho endemoniado

37 Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro.

38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo;

39 y sucede que un espíritu le toma, y de repente da gritos, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y quebrantándole, a duras penas se aparta de él.

40 Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.

41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo.

42 Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre.

43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.

Jesucristo anuncia otra vez su muerte

Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:

44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de hombres.

45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las percibiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras.

¿Quién es el mayor?

46 Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién de ellos sería el mayor.

47 Y Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí,

48 y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me reciba a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es grande.

El que no está contra nosotros, por nosotros está

49 Entonces, tomando la palabra Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.

50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no está contra vosotros, está de vuestra parte.

Salmos 73

Libro III

La justicia futura

Salmo de Asaf.

73 Ciertamente es bueno Dios para con Israel,
Para con los limpios de corazón.
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis pasos.
Porque tuve envidia de los arrogantes,
Viendo la prosperidad de los impíos.

Porque no hay congojas para ellos,
Pues su vigor está entero.
No pasan trabajos como los otros mortales,
Ni son azotados como los demás hombres.
Por tanto, la soberbia los rodea como un collar;
Se cubren de vestido de violencia.
Los ojos se les saltan de gordura;
Logran con creces los antojos del corazón.
Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;
Hablan con altanería.
Ponen su boca contra el cielo,
Y su lengua recorre la tierra.

10 Por eso, mi pueblo se vuelve hacia ellos,
Y bebe a grandes sorbos de sus aguas.
11 Y dicen: ¿Cómo sabe Dios?
¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
12 He aquí estos impíos,
Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
13 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,
Y lavado mis manos en inocencia;
14 Pues he sido azotado todo el día,
Y castigado todas las mañanas.

15 Si dijera yo: Hablaré como ellos,
He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.
16 Cuando medité para entender esto,
Fue un duro trabajo para mí,
17 Hasta que, entrando en el santuario de Dios,
Comprendí el fin de ellos.
18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos;
Los precipitas en una completa ruina.
19 ¡Cómo han sido asolados de repente!
Perecieron, se consumieron de terrores.
20 Como sueño del que despierta,
Así, Señor, cuando te levantes, los menospreciarás como a fantasmas.

21 Se llenó de amargura mi alma,
Y en mi corazón sentía punzadas.
22 Tan torpe era yo, que no entendía;
Era como una bestia delante de ti.
23 Con todo, yo siempre estoy contigo;
Me tomaste de la mano derecha.
24 Me has guiado según tu consejo,
Y después me recibirás en gloria.
25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Estando contigo, nada me deleita ya en la tierra.
26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.
28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
Para contar todas tus obras.

Proverbios 12:10

10 El justo cuida del sustento de sus bestias;
Mas el corazón de los impíos es cruel.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.