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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Números 33:40-35:34

40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Néguev, se enteró de que venían los israelitas, 41 quienes dejaron el monte Hor y acamparon en Zalmona.

42 Dejaron Zalmona y acamparon en Punón.

43 Dejaron Punón y acamparon en Obot.

44 Dejaron Obot y acamparon en Iyé Abarín en el límite de Moab.

45 Dejaron Iyé Abarín y acamparon en Dibón Gad.

46 Dejaron Dibón Gad y acamparon en Almón Diblatayin.

47 Dejaron Almón Diblatayin y acamparon en las montañas de Abarín, cerca de Nebo.

48 Dejaron las montañas de Abarín y acamparon en las llanuras de Moab junto al Jordán cerca de Jericó. 49 El campamento se extendía a lo largo del río Jordán en las llanuras de Moab desde Bet Yesimot hasta Abel Acacias[a].

50 El SEÑOR le habló a Moisés en ese lugar y le dijo: 51 «Diles a los israelitas que cuando crucen el río Jordán hacia la tierra de Canaán, 52 deben expulsar a todos sus habitantes, destruir todas sus estatuas, sus ídolos de metal y demoler todos sus lugares de culto. 53 Luego ustedes tomarán posesión del territorio y habitarán allí porque yo les he dado esa tierra para que ustedes la posean. 54 Se repartirán la tierra entre ustedes por sorteo, de acuerdo a sus grupos familiares. Se les dará más tierra a los grupos familiares grandes y menos a los pequeños. El territorio de cada grupo familiar, será el que le corresponda de acuerdo al sorteo. El reparto se hará conforme a los grupos familiares de sus antepasados.

55 »Deben expulsar a todos los habitantes de esa tierra, pues si no lo hacen, los que queden les harán la vida imposible como las astillas en los ojos o como las espinas en el cuerpo; les causarán problemas en la tierra donde habiten. 56 Si no los echan de ahí, yo les haré a ustedes lo que tenía planeado hacerle a ellos».

Límites de Canaán

34 El SEÑOR le dijo a Moisés: «Dales esta orden a los israelitas: Cuando entren a la tierra de Canaán, esta será la tierra que será de ustedes como herencia y estos serán sus límites: la frontera sur limitará con el desierto de Sin a lo largo del límite de Edom. La frontera más al sur comenzará en el oriente desde el final del mar Muerto, seguirá luego para cruzar el paso de los Alacranes, continuará a través del desierto de Sin y su límite en el sur será Cades Barnea. Luego seguirá hasta Jazar Adar y después pasará a través de Asmón. Desde Asmón, la frontera volteará hacia el arroyo de Egipto y terminará en el mar[b]. La frontera occidental limitará con las costas del mar Grande. La frontera norte será esta: Desde el mar Grande tracen una línea hasta el monte Hor, y desde el monte Hor sigan una línea hasta Lebó Jamat. Luego la línea fronteriza llegará hasta Zedad, para continuar hasta Zifrón, y terminar en Jazar Enán. Esa será la frontera norte. 10 En cuanto a la frontera oriental, tracen una línea desde Jazar Enán hasta Sefán, 11 de Sefán bajará a Riblá al oriente de Ayin, de donde descenderá hasta encontrarse con las colinas al oriente del lago de Galilea[c]. 12 La frontera continuará hasta el río Jordán y terminará en el mar Muerto. Ese será su país y sus fronteras alrededor».

13 Moisés les dio esta orden a los israelitas: «Esta es la tierra que heredarán y dividirán por sorteo entre ustedes. El SEÑOR ha mandado que esta tierra sea entregada a las nueve tribus y media. 14 Las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés ya recibieron su parte de acuerdo a sus familias. 15 Las dos tribus y media ya recibieron su parte al oriente, cerca al río Jordán, desde Jericó, al lado oriental».

16 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: 17 «Estos son los nombres de los hombres que repartirán la tierra entre ustedes: el sacerdote Eleazar y Josué hijo de Nun, 18 pero que un jefe de cada tribu ayude también en la repartición de la tierra».

19 Estos eran los nombres de los jefes de las tribus:

Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá;

20 Samuel hijo de Amiud, de la tribu de Simeón;

21 Elidad hijo de Quislón, de la tribu de Benjamín;

22 el jefe Buquí hijo de Joglí, de la tribu de Dan;

23 de los descendientes de José;

el jefe Janiel hijo de Efod, de la tribu de Manasés;

24 el jefe Quemuel hijo de Siftán, de la tribu de Efraín;

25 el jefe Elizafán hijo de Parnac, de la tribu de Zabulón;

26 el jefe Paltiel hijo de Azán, de la tribu de Isacar;

27 el jefe Ajiud hijo de Selomí, de la tribu de Aser;

28 el jefe Pedael hijo de Amiud, de la tribu de Neftalí.

29 El SEÑOR ordenó a estos hombres repartir la tierra de Canaán entre los israelitas.

Ciudades de los levitas

35 El SEÑOR le habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó y le dijo: «Ordénales a los israelitas que del territorio que reciban les den a los levitas ciudades donde vivir, y también los campos de pastoreo alrededor de esas ciudades. En esas ciudades habitarán los levitas y los campos de pastoreo serán para su ganado y todos sus animales. Los campos de pastoreo de esas ciudades que deben darles a los levitas se extenderán alrededor de la ciudad, 450 metros[d] hacia afuera de la muralla. Midan a partir de los límites de la ciudad 900 metros hacia el oriente, 900 metros hacia el sur, 900 metros hacia el occidente y 900 metros hacia el norte, con la ciudad en el centro. Esas serán las tierras de pastoreo para sus ciudades.

»De las ciudades que ustedes les den a los levitas, habrá seis ciudades de refugio, que servirán para que huya allí el que por accidente haya matado a alguien. Además de estas se les darán otras 42 ciudades, o sea que en total les darán a los levitas 48 ciudades con sus campos de pastoreo. La mayoría de ciudades serán cedidas por las tribus grandes; las tribus pequeñas cederán pocas ciudades. Cada tribu les dará algunas de sus ciudades a los levitas de acuerdo a la cantidad de territorio que hayan recibido».

Ciudades de refugio

(Dt 19:1-13; Jos 20:1-9)

El SEÑOR le dijo a Moisés: 10 «Diles a los israelitas que cuando crucen el río Jordán para llegar a Canaán, 11 designen ciudades de refugio para ustedes a donde pueda huir el que mate a alguien por accidente. 12 En esas ciudades se refugiarán para protegerse del pariente del muerto que tenga el deber de castigar al asesino. Así no se le dará muerte al asesino sin que primero se haya hecho un juicio ante la comunidad. 13 De las ciudades que se hayan entregado, seis serán ciudades de refugio. 14 Tres de esas ciudades estarán ubicadas al oriente del río Jordán y las otras tres en la tierra de Canaán. 15 Esas seis ciudades serán para el refugio de los israelitas y de los inmigrantes que vivan entre ustedes. Todo el que por accidente mate a alguien, debe ir allá.

16 »Si alguien golpea a otro con un objeto de hierro y el que recibe el golpe muere, eso es un asesinato, y el asesino debe ser condenado a muerte. 17 Si alguien golpea a otro con una piedra que pueda causar la muerte y el que recibe el golpe muere, se trata de un asesinato, y el asesino debe ser condenado a muerte. 18 Si alguien golpea a otro con un objeto de madera que pueda causar la muerte y el que recibe el golpe muere, se trata de un asesinato, y el asesino debe ser condenado a muerte. 19 Un pariente del muerto[e] debe matar al asesino cuando lo encuentre.

20 »Puede darse el caso de alguien que empuja a otro en un acto de odio, o le lanza algo a propósito para que muera, 21 o lo golpea con sus manos en un acto de odio con intención de matarlo. Si la persona muere, el responsable debe morir porque es un asesino. Un pariente del muerto debe matar al asesino cuando lo encuentre.

22 »Pero puede darse el caso de que el responsable lo hizo sin saberlo y sin odio, o lo empujó o le lanzó un objeto sin mala intención, 23 o sin fijarse dejó caer una piedra que podía causar la muerte. Si la persona muere y el responsable no era su enemigo, ni tenía la intención de hacerle daño, 24 entonces al que ocasionó la muerte la comunidad lo protegerá de la venganza del pariente del muerto. 25 Será enviado de regreso a la ciudad de refugio a donde él escapó y vivirá allí hasta que muera el sumo sacerdote que fue ungido con el aceite de consagrar.

26 »Si el asesino deja los límites de la ciudad de refugio 27 y el pariente del muerto lo encuentra fuera de esos límites, entonces podrá matar al asesino y no será culpable de asesinato. 28 El asesino tendrá que permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote, después de lo cual podrá regresar a su tierra. 29 Ese será el procedimiento legal que ustedes seguirán de ahora en adelante, de generación en generación, dondequiera que vivan.

30 »Un asesino sólo podrá ser condenado a muerte con base en el testimonio de varios testigos. Nadie podrá ser ejecutado por el testimonio de un solo testigo.

31 »Ustedes no deben aceptar ningún pago a cambio de la vida de un asesino que sea condenado a muerte. Debe ser ejecutado.

32 »Cuando alguien huya a una ciudad de refugio tendrá que vivir allí hasta la muerte del sumo sacerdote. No se aceptará ningún pago para que pueda volver a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.

33 »No corrompan con asesinatos la tierra donde viven porque el asesinato contamina el territorio que habitan. La única forma de purificar la tierra de un asesinato es la muerte del asesino. 34 No contaminarán el territorio que habitan porque es la tierra donde vivo, porque yo, el SEÑOR, habito entre los israelitas».

Lucas 5:12-28

Jesús sana a un leproso

(Mt 8:1-4; Mr 1:40-45)

12 Un día, Jesús estaba en un pueblo donde había un hombre con lepra en todo el cuerpo. Cuando vio a Jesús, se postró rostro en tierra delante de él y le rogó:

—Señor, si quieres, puedes quitarme esta enfermedad.

13 Entonces Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo:

—Sí quiero. ¡Sana ya!

En ese mismo instante la lepra desapareció. 14 Jesús le ordenó:

—No se lo cuentes a nadie. Ve y preséntate ante el sacerdote y da la ofrenda por haber sido sanado, como lo ordenó Moisés. Esto servirá para que la gente compruebe que has sido sanado.[a]

15 Sin embargo, estas noticias se extendían cada vez más. Se le acercaban multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. 16 A menudo Jesús se retiraba a lugares donde podía estar solo para orar.

Jesús sana a un paralítico

(Mt 9:1-8; Mr 2:1-12)

17 Un día Jesús estaba enseñando, y unos fariseos y maestros de la ley estaban sentados allí. Habían venido de todos los pueblos de Galilea, Judea y de Jerusalén. El Señor le daba poder a Jesús para sanar a la gente. 18 Entonces llegaron unos hombres que cargaban a un paralítico en una camilla. Querían entrar para ponerlo delante de Jesús, 19 pero había tanta gente que no pudieron llegar hasta él. Así que subieron al techo, quitaron unas tejas y lo bajaron en la camilla hasta que quedó en medio de la gente, ante Jesús. 20 Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo:

—Amigo, tus pecados quedan perdonados.

21 Entonces los maestros de la ley y los fariseos se dijeron: «¿Quién es este hombre? Lo que dice es una ofensa a Dios. El único que puede perdonar pecados es Dios». 22 Pero Jesús sabía lo que estaban pensando, y les dijo:

—¿Qué están pensando? 23 Tal vez piensen que es más fácil que yo le diga: “Tus pecados quedan perdonados”, porque eso no se puede comprobar. Pero si le digo: “¡Levántate y anda!” 24 y así sucede, entonces quedará comprobado que el Hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar pecados.

Así que Jesús le dijo al paralítico:

—A ti te digo: ¡levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa!

25 De inmediato el hombre se levantó delante de todos, recogió su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. 26 Todos estaban asombrados y alababan a Dios. Estaban llenos de miedo y dijeron:

—¡Hoy hemos visto cosas increíbles!

Leví sigue a Jesús

(Mt 9:9-13; Mr 2:13-17)

27 Después de esto, Jesús salió y vio a un cobrador de impuestos llamado Leví, sentado en el lugar donde se pagaban los impuestos. Jesús le dijo:

—Sígueme.

28 Dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

Salmos 65

Dios es digno de alabanza

Al director. Canción de David. Canto.

Dios de Sion, tú mereces que te rindamos alabanza
    y que cumplamos lo que te prometimos.
Tú escuchas las oraciones;
    todo el mundo acude a ti.
Cuando ya no soportamos nuestra culpa,
    tú perdonas nuestros pecados.
Afortunado los que tú elegiste
    para acercarse a ti y vivir a tu lado.
En tu templo santo tenemos
    todo el bien que necesitamos.

Dios mío, porque eres justo,
    contestas nuestras oraciones
    con hechos asombrosos mostrando tu justicia.
Gente que vive lejos,
    aun al otro lado del mar,
    confía en ti.
Tú sostienes las montañas;
    vemos tu poder y fortaleza.
Calmas la turbulencia de los mares
    y los disturbios de las naciones.
La gente de todo el mundo,
    de norte a sur y de oriente a occidente,
    se maravilla con tus obras.

Has visitado la tierra y la has regado
    con abundancia la enriqueces.
El río de Dios en el cielo
    que nos da la lluvia está lleno de agua.
Preparas la cosecha,
    para esa bendices la tierra.
10 Empapas los surcos, nivelas los terrones,
    reblandeces la tierra con lluvias abundantes
    y bendices lo que produce.
11 Tú inicias el año nuevo con una cosecha fabulosa;
    tus nubes[a] derraman abundancia.
12 La pradera del desierto grita de alegría,
    las colinas se visten para la celebración.
13 Multitudes de ovejas son su vestido
    y se cubren los valles de trigo,
    todos ellos cantan y gritan de alegría.

Proverbios 11:23

23 Lo que quieren los justos trae bienestar;
    el capricho de los perversos produce enojo.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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