The Daily Audio Bible
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Leyes sobre animales puros e impuros
(Dt 14:3-21)
11 El SEÑOR les mandó a Moisés y a Aarón 2 que les dijeran a los israelitas: «Estos son los animales que pueden comer de entre todos los que hay en tierra firme: 3 Todo animal rumiante[a] que tenga la pezuña dividida en dos.
4 »Sin embargo, no comerán de los siguientes animales, aunque sean rumiantes o tengan la pezuña dividida en dos: el camello, porque a pesar de ser rumiante, no tiene pezuñas y es impuro[b] para ustedes. 5 El damán, porque a pesar de ser rumiante, no tiene pezuñas y es impuro para ustedes. 6 La liebre, porque a pesar de ser rumiante, no tiene pezuñas y es impuro para ustedes. 7 Tampoco deben comer cerdo, porque aunque tiene las pezuñas divididas, no es rumiante y es impuro para ustedes. 8 No deben comer la carne de esos animales ni tocar su cuerpo muerto porque son impuros para ustedes.
9 »De los animales que viven en el agua, ya sea en el mar o en los ríos, pueden comer los que tengan aletas y escamas. 10 Pero se les prohíbe comer cualquier animal, ya sea del mar o de los ríos, que no tenga aletas ni escamas, sea reptil o cualquier otro animal. 11 Siempre considerarán impuros a esos animales; no los comerán ni tocarán su cuerpo muerto. 12 Todo animal que viva en el agua y no tenga aletas ni escamas se considerará impuro.
13 »Se prohíbe comer de las siguientes aves: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, 14 el milano negro, todo tipo de halcón, 15 todo tipo de ave negra como el cuervo, 16 el avestruz, el chotacabras, la gaviota, toda clase de gavilanes, 17 la lechuza, el avetoro, el cisne, 18 la lechuza nocturna, el pelícano, el buitre, 19 la cigüeña, la garza, la abubilla y el murciélago.
20 »Todo insecto que tenga alas y que camine debe ser considerado impuro. 21 Pueden comer los siguientes insectos entre todos los que vuelan y se arrastran: Aquellos que tengan patas con zancas que les permitan saltar sobre el suelo. 22 De estos pueden comer los siguientes: todo tipo de langostas, langostones, grillos y saltamontes.
23 »Pero cualquier otro insecto que vuele o camine debe ser considerado impuro. 24 Ustedes quedarán impuros por tocar el cuerpo muerto de esos animales, el que los toque quedará impuro hasta el atardecer 25 y el que cargue el cuerpo muerto de esos animales lavará su ropa y quedará impuro hasta el atardecer.
26 »Todo animal que no tenga pezuñas divididas, o que no sea rumiante, es impuro para ustedes. El que los toque quedará impuro. 27 Además todo animal que ande en cuatro patas pero se apoye sobre sus plantas será impuro para ustedes. El que los toque quedará impuro hasta el atardecer 28 y el que cargue su cuerpo muerto lavará su ropa y quedará impuro hasta la tarde. Esos animales son impuros para ustedes.
29 »Estos animales que se arrastran por el suelo son impuros para ustedes: comadrejas, ratones, todo tipo de lagartos grandes, 30 la salamanquesa, la iguana, el camaleón y la salamandra. 31 Estos animales que se arrastran son impuros para ustedes y el que toque sus cuerpos muertos quedará impuro hasta el atardecer.
32 »Si el cuerpo muerto de cualquiera de estos animales impuros cae sobre algo, eso quedará impuro. Eso incluye cualquier artículo de madera, tela, cuero, lana o alguna herramienta. Se lavará el objeto con agua y quedará impuro hasta la tarde, pero luego quedará puro otra vez. 33 Si alguno de esos animales impuros cae sobre cualquier plato o vasija de barro, lo que había en él quedará impuro y se tendrá que romper el plato o la vasija. 34 Si se llega a regar el agua que estuviera en uno de esos platos o vasijas sobre cualquier tipo de comida, esta quedará impura y todo el líquido que haya en una vasija impura, quedará impuro también. 35 Si el cuerpo muerto de esos animales toca un horno, el horno deberá romperse. Todo eso es impuro para ustedes y así será siempre.
36 »Pero el manantial o el pozo del que recogen agua permanecerá puro[c]. Pero el que toque el cuerpo muerto de los animales impuros quedará impuro. 37 Si alguna parte del cuerpo muerto de los animales impuros cae sobre cualquier semilla que vaya a ser plantada, esta permanecerá pura. 38 Pero si la semilla se remoja en agua, y algún cuerpo muerto de esos animales cae sobre ella, la semilla quedará impura para ustedes.
39 »Si algún animal que ustedes usen como comida muere de muerte natural, el que toque su cuerpo muerto quedará impuro hasta el atardecer. 40 El que coma cualquiera de sus partes lavará su ropa y quedará impuro hasta el atardecer. El que cargue el cuerpo muerto del animal o cualquier pedazo de él, lavará su ropa y quedará impuro hasta el atardecer.
41 »Se prohíbe comer cualquier animal que se arrastre por el suelo porque esos animales son impuros. 42 Todo lo que se arrastre por el suelo, incluyendo aquellos que se arrastran sobre su estómago, que caminan en cuatro patas o que tienen muchos pies, no se comerán porque están prohibidos para ustedes. 43 No permitan que ninguno de esos animales los contamine a ustedes; no se vuelvan impuros por causa de ellos. 44 Porque yo soy el SEÑOR su Dios. Purifíquense y manténgase santos porque yo soy santo. Así que ustedes no deben contaminarse por causa de algún insecto que se arrastre por el suelo. 45 Porque lo mando yo, el SEÑOR, que los saqué de Egipto para que ustedes pudieran ser mi pueblo querido y yo fuera su Dios. Así que ustedes deben ser santos como yo soy santo.
46 »Esas son las leyes sobre los animales, las aves y todo ser que se mueve en el agua y que se arrastra por el suelo, 47 para que conozcan la diferencia entre los animales puros[d] y los animales impuros, y entre los animales que se deben comer y los que no se deben comer».
Purificación de las mujeres que dan a luz
12 El SEÑOR le mandó a Moisés 2 que les dijera a los israelitas: «Si una mujer da a luz a un varón, ella quedará impura por siete días, como cuando tiene su menstruación. 3 Al octavo día se le hará al niño la circuncisión, 4 y después la mujer debe permanecer 33 días purificándose de su flujo de sangre. Ella no debe tocar nada consagrado ni entrar en el santuario hasta que se haya completado su período de purificación. 5 Si da a luz a una niña, quedará impura durante 14 días, como cuando tiene su menstruación, y luego deberá permanecer por 66 días más purificándose de su flujo de sangre.
6 »Cuando se complete el período de purificación, una vez que haya dado a luz a un niño o a una niña, llevará un cordero de un año de edad como sacrificio que debe quemarse completamente, y una paloma joven o una tórtola como sacrificio por el pecado. Los llevará al sacerdote a la entrada de la carpa del encuentro. 7 Luego el sacerdote la presentará ante el SEÑOR y la purificará completamente. Así quedará purificada de su flujo de sangre. Esta es la ley para la mujer que dé a luz. 8 Si no puede pagar el precio del cordero, entonces llevará dos pichones o dos tórtolas; una como sacrificio que debe quemarse completamente y otra como sacrificio por el pecado, y así el sacerdote la purificará».
La hija de Jairo y la mujer enferma
(Mt 9:18-26; Lc 8:40-56)
21 Cuando Jesús volvió a la otra orilla del lago en la barca, mucha gente se reunió junto a él a la orilla del lago. 22 Llegó uno de los dirigentes de la sinagoga que se llamaba Jairo. Cuando vio a Jesús, se arrodilló ante él y 23 le rogaba mucho:
—Mi hijita está a punto de morir. Te pido que vengas y coloques tu mano sobre ella para que se mejore y siga con vida.
24 Jesús se fue con él y mucha gente lo siguió. La gente apretujaba a Jesús por todos lados.
25 Había allí una mujer que llevaba doce años sufriendo de flujos de sangre. 26 Había sufrido mucho bajo el cuidado de varios médicos y había gastado todo lo que tenía sin ninguna mejoría. De hecho, cada vez se ponía peor. 27 La mujer oyó hablar de Jesús. Pasó en medio de la gente hasta llegar a Jesús por detrás y le tocó su manto. 28 Ella pensaba: «Si sólo puedo tocar su manto, quedaré sana». 29 Apenas lo tocó, la mujer dejó de sangrar. Sintió que su cuerpo había quedado sanado de la enfermedad. 30 En ese momento Jesús se dio cuenta de que había salido poder de él. Se detuvo, dio vuelta y preguntó:
—¿Quién me tocó el manto?
31 Los seguidores le dijeron:
—Hay tanta gente empujando y tú preguntas: “¿Quién me tocó?”
32 Pero Jesús siguió mirando para saber quién había sido. 33 La mujer sabía que había sanado. Así que se acercó y se arrodilló a sus pies. Ella estaba temblando de miedo y le contó toda la verdad. 34 Luego, Jesús le dijo:
—Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz y sin ninguna enfermedad.
35 Cuando Jesús estaba todavía hablando, llegaron mensajeros desde la casa del dirigente de la sinagoga y le dijeron:
—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al maestro?
36 Pero Jesús no les hizo caso y le dijo al dirigente de la sinagoga:
—No tengas miedo; sólo cree.
37 Jesús permitió que sólo Pedro, Santiago y su hermano Juan lo acompañaran. 38 Cuando llegaron a la casa del dirigente de la sinagoga, Jesús vio el alboroto de la gente que estaba llorando y lamentándose mucho. 39 Jesús entró y les dijo:
—¿Por qué tanta confusión y llanto? La niña no está muerta, está dormida.
40 La gente se burlaba de él, pero Jesús los hizo salir a todos y entró sólo con los padres de la niña y con los que lo acompañaban. 41 Jesús tomó la mano de la niña y le dijo:
—Talitá, cum (que significa “óyeme pequeña, ¡levántate!”).
42 Al instante, la niña que tenía doce años, se levantó y empezó a caminar. Todos quedaron completamente atónitos. 43 Jesús dio órdenes estrictas de que no le contaran a nadie lo que había ocurrido. Luego les ordenó que le dieran de comer a la niña.
No me castigues, Señor
Canción de David para el día de la conmemoración.
1 SEÑOR, no me reprendas con enojo.
No me corrijas cuando estés muy molesto.
2 Me lanzas tus flechas
y con tu mano me aplastas.
3 Debido a tu enojo obrando en mi cuerpo,
no me siento bien.
Por causa de mi pecado,
mis huesos ya no están sanos.
4 Mi culpa pesa sobre mi cabeza como una enorme carga.
Me estoy hundiendo.
5 A causa de estupidez, mis heridas van de mal en peor.
Se pudren y dan mal olor.
6 Me la paso retorciéndome de dolor
y vivo lamentándome.
7 Siento por dentro la fiebre ocasionada por una pena terrible;
estoy completamente descompuesto.
8 Estoy tan adolorido que ya no doy más
y mi corazón abatido me hace gritar.
9 SEÑOR, tú sabes lo que deseo.
Has escuchado mis lamentos.
10 Mi corazón late exageradamente.
Se me ha acabado la fuerza
y mis ojos han perdido su brillo.[a]
11 Mis amigos y quienes me querían no se acercan a mí por causa de mi enfermedad.
Hasta mis familiares se han alejado de mí.
12 Mis enemigos me tienden trampas
y amenazan con destruirme.
Dicen mentiras de mí todo el tiempo.
13 Pero yo me hago el sordo y los ignoro.
Me hago el mudo y no digo nada.
14 Soy como el que no oye;
no puedo quejarme ni defenderme.
15 SEÑOR, yo espero en ti;
tú, Señor y Dios mío, serás quien responda.
16 No permitas que mis enemigos se alegren con mi caída;
no permitas que canten victoria.
17 Estoy a punto de rendirme;
el dolor no me abandona.
18 Confieso mis culpas,
me duele mi pecado.
19 Mis enemigos son fuertes;
son muchos los que me odian sin causa.
20 Y esos que devuelven mal a cambio del bien siguen atacándome
porque me esfuerzo en hacer el bien.
21 SEÑOR, no me abandones.
Dios mío, no te quedes lejos de mí.
22 Apresúrate a ayudarme.
¡Señor mío, sálvame!
8 El sabio obedece lo que se le manda;
el necio no para de hablar y se mete en problemas.
9 Anda seguro el hombre honesto,
pero el estafador es descubierto.
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