The Daily Audio Bible
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28 Habló más Jehová a Moisés, diciendo:
29 Habla a los hijos de Israel y diles: El que ofrezca sacrificio de paz a Jehová, traerá ante Jehová una porción de su sacrificio.
30 Con sus propias manos llevará los manjares que se han de quemar ante Jehová; traerá la gordura con el pecho; el pecho para que sea mecido como sacrificio mecido delante de Jehová.
31 Y la gordura la hará arder el sacerdote en el altar, mas el pecho será de Aarón y de sus hijos.
32 Y daréis al sacerdote, para ser elevada en ofrenda, la espaldilla derecha de vuestros sacrificios de paz.
33 El que de los hijos de Aarón ofrezca la sangre de los sacrificios de paz, y la gordura, recibirá la espaldilla derecha como porción suya.
34 Porque he tomado de los sacrificios de paz de los hijos de Israel el pecho que se mece y la espaldilla elevada en ofrenda, y lo he dado a Aarón el sacerdote y a sus hijos, como estatuto perpetuo para los hijos de Israel.
35 Esta es la porción de Aarón y la porción de sus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová, desde el día que él los consagró para ser sacerdotes de Jehová,
36 la cual mandó Jehová que se les diese, desde el día que él los ungió de entre los hijos de Israel, como estatuto perpetuo en sus generaciones.
37 Esta es la ley del holocausto, de la ofrenda, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por la culpa, de las consagraciones y del sacrificio de paz,
38 la cual mandó Jehová a Moisés en el monte de Sinay, el día que mandó a los hijos de Israel que ofreciesen sus ofrendas a Jehová, en el desierto de Sinay.
Consagración de Aarón y de sus hijos
8 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Toma a Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro de la expiación, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin levadura;
3 y reúne toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión.
4 Hizo, pues, Moisés como Jehová le mandó, y se reunió la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión.
5 Y dijo Moisés a la congregación: Esto es lo que Jehová ha mandado hacer.
6 Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua.
7 Y puso sobre él la túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después el manto, y puso sobre él el efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él.
8 Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo el Urim y Tumim.
9 Después puso la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra, enfrente, puso la lámina de oro, la diadema santa, como Jehová había mandado a Moisés.
10 Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó.
11 Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la pila y su base, y así los consagró.
12 Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para consagrarlo.
13 Después Moisés hizo acercarse a los hijos de Aarón, y les vistió las túnicas, les ciñó con cintos, y les ajustó las tiaras, como Jehová lo había mandado a Moisés.
14 Luego hizo traer el becerro de la expiación, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro de la expiación,
15 y lo degolló; y Moisés tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y consagró el altar; y echó la demás sangre al pie del altar, y lo consagró para hacer sobre él el sacrificio expiatorio.
16 Después tomó toda la gordura que estaba sobre los intestinos, y la gordura del hígado, y los dos riñones, y la gordura de ellos, y lo hizo arder Moisés sobre el altar.
17 Mas el becerro, su piel, su carne y su estiércol, lo quemó al fuego fuera del campamento, como Jehová lo había mandado a Moisés.
18 Después hizo que trajeran el carnero del holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero;
19 y lo degolló; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor,
20 y cortó el carnero en trozos; y Moisés hizo arder la cabeza, y los trozos, y la gordura.
21 Lavó luego con agua los intestinos y las piernas, y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar; holocausto de olor grato, ofrenda encendida para Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
22 Después hizo que trajeran el otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero.
23 Y lo degolló; y tomó Moisés de la sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho.
24 Hizo acercarse luego a los hijos de Aarón, y puso Moisés de la sangre sobre el lóbulo de sus orejas derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los pulgares de sus pies derechos; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor.
25 Después tomó la gordura, la cola, toda la gordura que estaba sobre los intestinos, la gordura del hígado, los dos riñones y la gordura de ellos, y la espaldilla derecha.
26 Y del canastillo de los panes sin levadura, que estaba delante de Jehová, tomó una torta sin levadura, y una torta de pan de aceite, y un hojaldre, y lo puso con la gordura y con la espaldilla derecha.
27 Y lo puso todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos, e hizo mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehová.
28 Después tomó aquellas cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar sobre el holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
29 Y tomó Moisés el pecho, y lo meció, ofrenda mecida delante de Jehová; del carnero de las consagraciones aquella fue la parte de Moisés, como Jehová lo había mandado a Moisés.
30 Luego tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de sus hijos con él; y consagró a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y sus vestiduras.
31 Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos: Comed la carne a la puerta del tabernáculo de reunión; y comedla allí con el pan que está en el canastillo de las consagraciones, según yo he mandado, diciendo: Aarón y sus hijos la comerán.
32 Y lo que sobre de la carne y del pan, lo quemaréis al fuego.
33 De la puerta del tabernáculo de reunión no saldréis en siete días, hasta el día que se cumplan los días de vuestra consagración; porque por siete días seréis consagrados.
34 De la manera que hoy se ha hecho, mandó hacer Jehová para expiaros.
35 A la puerta, pues, del tabernáculo de reunión estaréis día y noche por siete días, y guardaréis la ordenanza delante de Jehová, para que no muráis; porque así me ha sido mandado.
36 Y Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas que mandó Jehová por medio de Moisés.
Los sacrificios de Aarón
9 En el día octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel;
2 y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos delante de Jehová.
3 Y a los hijos de Israel hablarás diciendo: Tomad un macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para holocausto.
4 Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros.
5 Y llevaron lo que mandó Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso delante de Jehová.
6 Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá.
La madre y los hermanos de Jesús
31 En esto, llegaron su madre y sus hermanos, y quedándose afuera, enviaron a llamarle.
32 Había una multitud sentada alrededor de él, y le dijeron: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.
33 Él les respondió diciendo: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro a su alrededor, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos.
35 Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana, y mi madre.
Parábola del sembrador
4 Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió ante él una multitud tan grande, que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; y toda la multitud estaba en tierra, frente al mar.
2 Y les enseñaba muchas cosas en parábolas, y les decía en su enseñanza:
3 Oíd: Salió el sembrador a sembrar;
4 y aconteció que, al sembrar, una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron.
5 Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó en seguida, porque no tenía profundidad de tierra.
6 Pero cuando salió el sol, se agostó, y por no tener raíz, se marchitó.
7 Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.
8 Y otra parte cayó en tierra buena, y daba fruto que brotaba y crecía, y producía treinta, sesenta y hasta ciento por uno.
9 Y les decía: El que tiene oídos para oír, que oiga.
10 Cuando se quedó solo, los que le rodeaban con los doce, le preguntaron sobre las parábolas.
11 Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios; pero a los que están fuera, todo se les presenta en parábolas;
12 para que, por mucho que sigan mirando, vean, pero no perciban; y por mucho que sigan escuchando, oigan, pero no entiendan; no sea que se conviertan, y se les perdone.
13 Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las demás?
14 El sembrador siembra la palabra.
15 Algunos son como los de junto al camino, donde se siembra la palabra, que, en cuanto la oyen, en seguida viene Satanás, y se lleva la palabra que ha sido sembrada en ellos.
16 Otros son como los que fueron sembrados en pedregales, que cuando oyen la palabra, al momento la reciben con gozo;
17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y luego, cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, en seguida sufren tropiezo.
18 Otros son los que fueron sembrados entre espinos; éstos son los que oyen la palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, el engaño de las riquezas, y los deseos de las restantes cosas, entran y ahogan la palabra, y se vuelve infructuosa.
20 Otros, en fin, son los que fueron sembrados en tierra buena; los cuales oyen la palabra y la reciben, y dan fruto al treinta, al sesenta, y al ciento por uno.
Nada oculto que no haya de ser manifestado
21 También les decía: ¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ser puesta sobre el candelero?
22 Porque no hay nada oculto sino para ser manifestado; ni ha sucedido en secreto, sino para salir a la luz.
23 El que tiene oídos para oír, que oiga.
24 Les decía también: Atended a lo que oís; con la medida con que midáis, os será medido, y aun se os añadirá.
25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
12 Maquina el impío contra el justo,
Y rechina contra él sus dientes;
13 El Señor se reirá de él;
Porque ve que le llega su día.
14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.
15 Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.
16 Más vale lo poco del justo,
Que las muchas riquezas del impío.
17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.
18 Conoce Jehová los días de los íntegros,
Y la heredad de ellos será para siempre.
19 No serán avergonzados en tiempo de escasez,
Y en los días de hambre serán saciados.
20 Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la lozanía de los prados
Serán consumidos; se disiparán como el humo.
21 El impío toma prestado, y no devuelve;
Mas el justo tiene misericordia, y da.
22 Los que Dios bendice heredarán la tierra;
Y los que él maldice serán destruidos.
23 Por Jehová son afianzados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
24 Cuando cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.
25 Joven fui, y ya he envejecido,
Y no he visto al justo desamparado,
Ni a su descendencia mendigando el pan.
26 En todo tiempo tiene misericordia y presta;
Y su descendencia es una bendición.
27 Apártate del mal, y haz el bien,
Y tendrás para siempre una morada.
28 Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.
29 Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.
5 El que recoge en el verano es hombre sensato;
El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.