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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Abdías

Mensaje de Dios contra Edom

1-2 Dios le comunicó al profeta Abdías lo que pensaba hacer con el país de Edom. Le dijo:

«Yo soy el Dios de Israel,
y ya envié un mensajero
por todas las naciones.
Escuchen bien su mensaje:
“¡Tomen sus armas, naciones todas!
¡Vamos a la guerra contra Edom!”

»Y tú, Edom, escúchame bien:
Yo voy a hacer de ti
la más pequeña de las naciones.
¡Todo el mundo te despreciará!

»Tú te crees muy importante
porque vives entre las rocas;
piensas que estás muy seguro
por vivir en las altas montañas;
crees que nadie podrá derribarte,
¡pero estás muy equivocado!

»Yo soy el Dios todopoderoso,
y juro que te derribaré
aunque vueles como las águilas
y pongas tu nido entre las estrellas.

»Cuando un ladrón te asalta de noche,
no te quita todo lo que tienes,
sino lo que tengas de más valor;
y cuando los que cosechan uvas
entran a tus viñedos,
no se llevan todos los racimos.
¡Pero a ti te han quitado todo!
¡Se han llevado todos tus tesoros!
Los que estaban de tu parte
y decían que eran tus amigos
te pusieron trampas y te engañaron;
los que compartían tu mesa
se volvieron tus enemigos,
te echaron de tu propia tierra
¡y tú ni cuenta te diste!

»Pero escúchame, Edom:
yo soy el Dios todopoderoso,
y te juro que viene el día
en que no quedará en tus montañas
ni uno solo de tus sabios.
¡Yo acabaré con todos ellos!
En la ciudad de Temán
tus valientes temblarán de miedo,
y en las montañas de Edom
todos morirán en la batalla.

El pecado de Edom

10 »Tú, Edom, quedarás en vergüenza
y serás destruido por completo
por haber tratado con violencia
a tus parientes, los israelitas.
11 Cuando un ejército enemigo
atacó la ciudad de Jerusalén
y derribó sus portones,
tú te portaste igual que ellos;
viste cómo se repartían
las riquezas de la ciudad,
¡y no hiciste nada para impedirlo!

12 »No debiste haberte alegrado
cuando tus hermanos sufrían;
no debiste haberte reído
cuando Judá estaba en ruinas;
no debiste burlarte de ellos
cuando estaban angustiados;
13 no debiste entrar en Jerusalén
ni alegrarte de su desgracia
cuando mi ciudad era destruida;
no debiste robarle sus riquezas
cuando ya no podía defenderse.
14 No debiste quedarte
donde se cruzan los caminos
para matar allí a los que huían,
ni debiste haberlos entregado
en manos de sus enemigos
cuando ya no sabían qué hacer.

15 »¡Pero ya está cerca el día
en que juzgaré a todas las naciones!
¡Ese día te daré tu merecido!
¡Ese día te voy a dar
el mismo trato que diste a otros!

Dios juzgará a todas las naciones

16 »Mi pueblo sufrió mucho
en el monte donde está mi templo;
¡pero así sufrirán también
todas las naciones extranjeras,
y al fin desaparecerán!
¡Será como si no hubieran existido!

17 »Pero algunos de mi pueblo
buscarán refugio en mi templo
y allí se pondrán a salvo,
pues Sión es mi monte preferido.
Allí los descendientes de Jacob
recobrarán lo que les pertenece.

18 »Así como el fuego quema la estopa,
la gente de Edom será destruida
por las doce tribus de Israel.
¡Nadie en Edom quedará con vida!
Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así será.

19 »Los israelitas del sur
recibirán las montañas de Edom;
los israelitas de la llanura
recibirán el territorio filisteo,
el territorio de Efraín
y el territorio de Samaria;
los de la tribu de Benjamín
recibirán el territorio de Galaad;
20 la gran multitud de israelitas
que fueron llevados a otros países
recibirá el territorio de los cananeos,
hasta la ciudad de Sarepta;
y los habitantes de Jerusalén
que fueron llevados a Sefarad,
recibirán las ciudades del sur.
21 Todos ellos vendrán a mi templo
como un pueblo victorioso;
gobernarán al orgulloso país de Edom,
¡y yo seré su rey!»

Apocalipsis 4

La alabanza en el cielo

Después de esto, vi una puerta abierta en el cielo. Entonces la voz que había escuchado al principio, y que resonaba tan fuerte como una trompeta, me dijo: «¡Acércate!, voy a enseñarte lo que está por suceder.»

En ese mismo instante quedé bajo el poder del Espíritu Santo, y vi un trono en el cielo. Sobre el trono estaba sentado alguien que brillaba como un diamante o como un rubí. Alrededor del trono, un arco iris brillaba como una esmeralda. Había también otros veinticuatro tronos, los cuales formaban un círculo, y en ellos estaban sentados veinticuatro ancianos.[a] Esos ancianos estaban vestidos con ropas blancas, y tenían una corona de oro en la cabeza. Del trono salían ruidos, truenos y relámpagos, y delante del trono ardían siete antorchas, que son los siete espíritus de Dios.[b] Delante del trono había también algo que era transparente como el cristal, y que parecía un mar.

En el centro del círculo, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes que tenían ojos en todo el cuerpo, por delante y por detrás. El primero de ellos parecía un león; el segundo parecía un toro; el tercero parecía un ser humano, y el cuarto parecía un águila en pleno vuelo. Cada uno de estos seres vivientes tenía seis alas, y ojos por todos lados, y no dejaban de cantar de día y de noche:

«¡Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios todopoderoso,
que siempre ha vivido,
que vive, y pronto vendrá!»

9-10 Estos cuatro seres vivientes cantan y dan gracias al que está sentado en el trono y vive para siempre. En sus cantos dicen lo maravilloso, poderoso y digno que es él de recibir honores. Cada vez que hacen esto, los veinticuatro ancianos se arrodillan delante de él, lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, cantan:

11 «Señor y Dios nuestro;
tú mereces que te alaben,
que te llamen maravilloso,
y que admiren tu poder.

»Porque tú creaste todo lo que existe;
gracias a ti, todo fue creado.»

Salmos 132

Las promesas de Dios a David

SALMO 132 (131)

Cántico para las peregrinaciones.

132 1-2 Dios poderoso de Israel
acuérdate de David y de sus sufrimientos;
recuerda lo que él te prometió:

3-5 «Dios poderoso de Israel,
No pondré un pie en mi casa,
ni me daré un momento de descanso;
no dormiré un solo instante,
y ni siquiera cerraré los ojos,
mientras no encuentre un lugar
donde construir tu templo».

Cuando estábamos en Efrata
oímos hablar del cofre del pacto,
y finalmente lo hallamos
en la ciudad de Quiriat-jearim.
Entonces dijimos:
«¡Vayamos al templo de Dios!
¡Arrodillémonos ante su presencia!»

Dios mío,
¡ven con el cofre de tu pacto,
que es símbolo de tu poder,
al templo donde vivirás para siempre!
Tus sacerdotes se vestirán
con propiedad,
y tu pueblo cantará con alegría.

10-11 Dios mío,
tú elegiste a David
para que fuera nuestro rey;
¡no le niegues tu apoyo!
También le hiciste este juramento,
y no dejarás de cumplirlo:

«Tus descendientes serán reyes;
¡yo los haré reinar!
12 Si ellos cumplen
con mi pacto y con mis leyes,
también serán reyes sus hijos
y reinarán en tu lugar para siempre».

13 Tú elegiste a Jerusalén
para vivir siempre allí.
Dijiste:
14 «Aquí pondré mi templo.
Aquí reinaré siempre,
porque así lo he decidido.
15 Bendeciré ricamente
los alimentos de esta ciudad,
y con abundante pan
calmaré el hambre de sus pobres.
16 Vestiré a sus sacerdotes
con ropas de triunfo,
y el pueblo cantará con alegría.
17 Aquí haré que renazca
el poder de David,
el rey que yo elegí;
aquí reinarán para siempre
sus descendientes.
18 Sobre la cabeza de David
brillará siempre la corona;
sobre la cabeza de sus enemigos
brillará la vergüenza».

Proverbios 29:24-25

24 Si te juntas con ladrones
no aprecias en nada tu vida;
pues cuando ellos sean acusados,
no podrás negar que eres culpable.

25 Si tienes miedo de la gente,
tú mismo te tiendes una trampa;
pero si confías en Dios
estarás fuera de peligro.